Cuando Taehyung le grito a su padre que cuidará de sus amistades o iba a demostrarle que hasta por un buen culo joven, aquellos empresarios adinerados eran capaz de traicionarlo… No lo había dicho de forma tan literal, solo fue el calor por un arranque de molestia.
Nunca se pesó en medio de una situación que hiciera favor a sus palabras.
Pero la vida es tan irónica e impredecible como una Birkin en un Target.
Por eso, aunque parecía imposible, ahí estaba Taehyung con la cara del elegante señor Jeon (mejor amigo y socio de su padre) justo debajo de sus nalgas, mientras el rebotaba como si estuviera en un trampolín, las manos grandes y venosas del hombre mayor le estrujaban el culo con tanto vigor que su piel acaramelada se tornaba de un tono rojizo casi al instante del contacto.
—Usa la lengua… ¡Aghh! ¡Papi, sí, sí, sí!
El rubio caprichoso y mimado blanqueó los ojos al sentir la saliva de Jeon mojar su tanga favorito mientras la lengua de este se hundía a su cavidad, haciendo movimientos circulares, estaba corriendo un maratón de sensaciones en su interior, las lamidas del mayor eran tan letales que Taehyung sentía iba a desmayarse, más cuando palpó la forma en que ese amigo de su padre olfateaba su rico olor cálido.
Fue demasiado.
Jodido y perfecto Jeon Jeongguk, quien con más de cuarenta años sabía complacer los caprichos de un chico de solo veinte años.
—¡Shh! Guarda silencio bebé, o papi no te dará un regalo.
La voz gruesa y firme cargada de excitación, domó por completo a Taehyung, quien mordió sus labios pese a que Jeongguk seguía estimulando su culo con fervor. El mayor de cabello con ligeras canas separó más las nalgas del menor y con la punta de la lengua contorneó la rosa cavidad y luego succionó el interior sin pudor, mientras que el "Oops!... I did it again" de Britney desplazó el gemido alto del rubio.
—Papi…¡Ah! —Gimió fuerte, estaba por llegar a su clímax, el pecho le latía muy rápido y sentía caliente por todas partes, las tetas se las estrujaba con sus propias manos, y su glande baboso en la punta manchaba su tanguita ante el estimulo por todas partes —. Por favor…
El ruido abrupto de una nalgada silencio al rubio, Jeongguk sacó la cara de entre las nalgas de Taehyung, tenía la nariz cubierta del fluido del menor, lamió los restos de su cara y luego la piel rojiza, para sonreír presumido al ver como el menor se deshacía ante su toque. Aquello le llenó de poder, era un viejo cuarentón que ponía a un universitario a ver estrellas con tan solo la punta de su lengua.
No podían culparlo por tener el ego elevado, pues el hijo menor de su socio, Kim, era el más precioso, un trofeo andante para cualquier hombre, un joven extravagante por el que cualquiera pagaría un precio de más de siete ceros. Jeongguk sabía que el culo de Taehyung valía más que la misma paz mundial.
No había nadie que no lo deseará. Él mismo sabía que colegas suyos darían hasta la herencia familiar por una noche con Taehyung.
Aquel recordatorio le llenó de rabia y celos a Jeongguk. Odiaba no poder gritar que Taehyung solo era suyo. Así que, con la emoción primitiva corriendo por su cuerpo como sangre, el castaño canoso impulsó al rubio a brincar un poco más en su cara, iba a chupar tan bien ese culito que su saliva sería el tatuaje que el joven jamás se podría quitar.
—Bebé, quiero que entiendas que aquí —dijo para luego jalar el hilo de la tanga y romperlo con sus propias manos, aventó el trocito mojado de tela a un lado y sonrió de lado al ver el culo del menor punzando por él, no pudo evitar estrujar la piel suave antes de continuar—, solo yo mando. Eres mío y harás lo que yo diga.
Dicho eso, Jeongguk hundió su lengua hasta el fondo del menor, sus pulgares se encargaron de separar los globos de carne y grasa, lamió desde las bolitas rosáceas de Taehyung hasta volver su acto al interior, no frenó ni siquiera al ver la ligera convulsión de placer en el más joven, al contrario, continuó hasta que su propia verga gorda apresada disparo esperma a su ropa interior.
Taehyung se puso tieso y luego suave cuando su orgasmo le golpeó, se dejó caer de lleno contra donde el pantalón de su papi yacía manchado por la lechita espesa, su culo aun con la lengua de Jeon en su interior, aun acelerado por su liberación, abrió la boquita y chupo por encima de la tela esa gruesa verga que tanto adoraba, succionó hasta palpar el sabor salino de la virilidad, coqueto y decidido miró a Jeongguk, quien ya tenía la boca entreabierta y con un hilo de baba que le seguía uniendo a su trasero. Era majestuoso ver al Ceo de la empresa de biotecnología más grande de Asia entera chupando las babitas de sus nalguitas.
El menor abrió el zipper del pantalón de Jeongguk sacó la gorda verga, la carne tibia del mayor se sentía pegajosa entre sus manos, era por la venida de este mismo, pero sin repudio o asco, Taehyung se tragó la polla de Jeon, hundió el falo hasta que los vellos púbicos del Ceo se toparon en sus pestañas y fosas nasales. La punta rosácea de Jeon tocó su campanilla, pero no le importo, quería que su hombre se desfogará en su boca, necesitaba tanto tragar el semen, que omitió su reflejo nauseoso y continuó.
Poco a poco Jeongguk se perdía en los estragos previos de un orgasmo, apretó las nalgas, puso los ojos en blanco, engullo los pies y gimió como perra en celo, sin poder menguar el volumen de estos, creando un coro en el estribillo “I played with your heart, got lost in the game”, las manos del hombre jugaban a tirar de las hebras rubias y perderlas entre los dedos, estaba tan jodidamente cerca de llegar a la colisión total, vibrando tan alto que abrió la boca a la par que Taehyung ahueca las mejillas, las primeras perlas aparecen, va a correrse, hasta que golpes secos corta el momento.
Jodido infierno, y Kim Eunwoo el diablo.
—¡¡Kim Taehyung!! —grita el padre de Taehyung detrás de la puerta de madera con adornos de coronas de diamantes reales—. ¡¡Baja el volumen de esa maldita cosa!! —insiste Eunwoo, harto del bullicio en la recamara de su tesoro, su Taehyungie, su pequeñito.
Cualquiera que pueda colarse al circulo social de los magnates en Seúl, saben que Kim Eunwoo, aunque tiene dos hijos, SeokJin y Taehyung, ha caído en el favoritismo inevitable por el menor de ellos. Incluso un ciego puedo percibir que el dueño de las farmacéuticas más prestigiosas de Corea del sur se vuelve un tonto ante el rubiecillo de metro setenta, pero pese a que Eunwoo adora con su vida a su pequeño hijo, hay momentos donde el mismo hombre podría estrangularlo con sus manos, como en ese instante que el ruido alto de la música le impedía continuar en una llamada.
—Es que eres un desconsiderado. Mira que no se puede charlar con tranquilidad porque tú música se escucha por toda la casa ¡Toda! —exasperado, da un toque más a la puerta, suelta el aire e intenta girar la manilla, pero esta tiene candado, así que se resigna—. Por favor, hijito, se más moderado ¿De acuerdo? Ahora quiero que te arregles, Jeongguk va a llegar en un rato para nuestra junta y me gustaría poder conversar con él sin tu escandalo musical.
Pobre y despistado señor Kim, quien no ha notado el convertible oscuro estacionado en su garaje desde hace más de una hora. Mucho menos se ha dado cuenta que e hombre al que llama socio tiene en ese instante la boquita de su tesoro chupándole la verga como si esta fuera un caramelo.
Taehyung suelta la punta gorda y babosa de Jeongguk, el sonido chicloso resuena justo cuando Britney termina de cantar, hay un silencio leve que se corta por una nueva canción, tiempo justo para que él rubio se levante de la cama, dejando ver como de su culo brota como ríos la saliva del mayor, luego se acomoda los pezones mordisqueados previamente por el socio de su padre dentro de su negligé y toma una tanguita extra que siempre deja en su sillón, sabe que su hombre adora comprar y romper su lencería cara.
—¿Taehyung? —Insiste Eunwoo.
El mencionado toma el mando y baja el volumen, se pone sus pantuflas favoritas y camina de puntitas hasta llegar a la puerta, sacude un poco su mano que aun conserva el aroma a la carne de Jeongguk, se gira al mismo hombre que yace recostado en su colchón y le lanza un beso antes de abrir la puerta solo un poco, lo necesario para que el opuesto detrás de esta pueda verle.
—¿Sí, papi? —Dice con un tono que a distancia le levanta la verga a Jeon.
Jeongguk se revuelca en el colchón, adora con su vida entera esa coquetería que Taehyung usa, más cuando habla de esa forma aniñada, tan diversa a la intensidad con la que le lame la verga cada mañana desde hace un año. Porque sí, desde hace más de diez meses que el enigmático e inalcanzable Jeon había caído por el menor de los Kim, después de que el rubio le pidiera ser su primer beso.
Claro que al inicio se negó, pero cuando Taehyung puso esa mirada de cachorro abandonado más el sensual conjunto navideño con el que se lo pidió, Jeongguk cedió como un imbécil. Ahora, era el Ceo quien suplicaba por un beso más.
Apenas Taehyung abrió la puerta, Eunwoo sintió un aroma bastante peculiar, algo que le recordaba su época de universitario, y raramente la colonia favorita de su mejor amigo, Jeongguk, pero todo pensamiento se marchitó al ver que una teta de su hijo se salía de la lencería que este usaba.
—¡Dios! Taehyung, por favor usa una bata encima o algo. —se cubrió los ojos con una mano, negando y distrayendo su mirada con sus zapatos. Quizás para muchos, ver al rubio en lencería semi transparente era toda una ensoñación, pero para Eunwoo era impuro ver a su hijito creciendo tan rápido—. Hijo, dijimos que nada de exhibicionismos antes de las seis de la tarde, y apenas es mediodía. —Sin poder contenerlo, olfateo, ese aroma le golpeaba directo en la cara, parecía provenir desde el interior de la habitación y la misma boca del menor. —¿Por qué tu habitación huele raro? ¿Comiste atún? Sabes que odio esas dietas que haces…
—No, papito. —Irrumpe Taehyung, conteniendo la carcajada, el sabe la razón real del olor—. Ahora llevo una nueva dieta, en la que solo consumo leche fresca, recién ordeñada.
El padre del rubio no comprende, pero ese aroma le hace insistir en que el olor no es por la leche que su hijo bebe.
—Kim Taehyung ¿Metiste a alguien a la casa? —Cuestiona firme, mientras que Taehyung niega con el cuerpo entero, puchereando y con una mano en la espalda estirando el hilo que separa sus nalgas para que Jeongguk admire como aun hay saliva brotando de su culo apretado—. Hijito, sabes que apoyo tu sexualidad, que te gusten los hombres, y todo eso, pero aquí huele a revolcón. Por favor dime que no hay alguien en tu habitación. No voy a tolerar que seas un hombreriego.
Jeongguk a distancia aprieta su verga, comienza un vaivén con sus manos sobre el tronco de carne, aumenta el ritmo cuando ve que Taehyung se acomoda detrás de la puerta para así separar las piernas un poco y meterse dos dedos, el chico se esta masturbando aun cuando el padre de este, mismo que es su mejor amigo yace a solo una madera de distancia. Aún así, le importa n demonio, pues sigue el curso del rubio para jalarse la polla hasta sentir que va a despegársela.
—¡Ay, papito! —Suelta en un gemido al hundir su dedo muy profundo, con su mano libre aprieta la puerta, y continúa asomando la cabeza—. No seas exagerado, huele a sexo porque me estaba masturbando...
—¡¡Kim Taehyung!! Ten un poco de pudor —se queja Eunwoo, totalmente rojo de la cara por aquella confesión de su hijo menor—. Soy tu padre y no necesito saber tu vida sexual ¿de acuerdo?
—¡Ah! —gimió cuando toco un punto que le hizo sentir cosquillas por el cuerpo entero—, creo que me pico una hormiga en… en el pie. Pero si, papá. Descuida no seré un chico sucio. —No mientras tu estes presente, piensa Taehyung.
Sobre la cama, Jeongguk se muerde los labios para no gemir ante el golpe de calor que le hace soltar chorros de semen a gran anchura, tanto que una gota blanca alcanza la fuerza suficiente y rebotar en el hombro desnudo de Taehyung, cosa que no pasa desapercibida por el mayor de todos, Eunwoo.
—¿Qué es esto? —Pregunta Kim recogiendo con el pulgar lo que cayó sobre el hombro de su hijo. Taehyung abre los ojos de sobremanera y antes que su padre olfatee el semen, chupa el dedo de este.
—Mmm ¿Te dije que compré una máquina de aderezos? Es super potente y dispara aderezo ranch así de la nada. —Miente, mientras saborea en su paladar el sabor salino de Jeongguk, quien permanece exhausto en el colchón.
—Bien, hijo. —Eunwoo se acerca a Taehyung, deja un beso sobre la cabeza del más bajo de tamaño y sonríe enternecido por las ocurrencias de su hijo, hace un mes compro un dispensador de leche que tristemente le explotó en la cara al rubio y por eso cuando le visitó de sorpresa en su habitación lo encontró con el rostro embarrado en blanco, ahora una máquina de aderezos. Era tan tierno. —Anda, date un baño, Jeongguk no debe tardar en llegar —verifica la hora en su reloj de mano—, de hecho, ya debe estar cerca, ya sabes que le gusta ser puntual. Como sea, checaremos unas cosas en mi oficina y luego comeremos en la terraza ¿quieres unirte? Hace un tiempo que no ves a Jeongguk.
¿Hace un tiempo? Quizás hace unos segundos, y aun así era exagerado cuando Jeongguk estaba tendido en su cama.
—Solías ser muy unido a él…
¿Unido? Más que eso. Taehyung ha estado enamorado de Jeongguk desde los doce años, y si antes era unido de la forma en que se desvivía haciéndole limonadas al mayor, ahora lo era de una forma en que la verga de Jeon lo mantenía prensado noche y mañana.
Pero, Taehyung no debía decir aquello, así que esbozó una sonrisa antes de hablar.
—Claro, papá. Ggukie y yo seguimos siendo unidos, y por supuesto que quiero comérmelo, que diga, si acepto comer con ustedes.
Taehyung sacó los dedos de su culo con un sonido de blop, mismo que sabía Jeongguk amaba. “Nada más rico que escuchar tu culo placentero” es lo que siempre decía el mayor. Lo amaba, y no era secreto que Jeon a él, eran perfectos juntos.
El mayor de los Kim se aleja de la puerta y su hijo, da unos cuantos pasos para ver en el pasillo aquel amplio ventanal que le da vista a parte del garaje, entonces, se confunde al ver un elegante y nuevo BMW convertible color negro, él no ha comprado un auto nuevo, menos uno tan extravagante. Sin poder evitarlo, le hace pensar en su mejor amigo, pues en la última charla que tuvieron, Jeongguk le comentó de su deseó de un coche similar, y es que no sabe que mosco le pico a Jeon, que tan de repente le han entrado unas ganas de “rejuvenecer” hasta en sus gustos. Niega con la cabeza y se gira de vuelta a Taehyung.
—Tae... —llama desde su lugar, sin pasar por alto todo lo que no quiso admirar en su hijo, el cabello rubio revuelto, un chupetón en el cuello, los labios hinchados y ese jodido brillo que perfectamente sabe solo puede significar algo. Su niño se ha metido a clases de pilates. Si, debe ser eso. —Hijito ¿Has retomado el ejercicio? ¿Has traído a un instructor a casa? Es decir, hay un auto que no conozco en nuestro garaje, y por la forma en que se estaciono sin maltratar los rosales, intuyo que lleva tiempo usando el mismo lugar, así que… ¿Esta aquí?
Taehyung había asistido por más de diez años a un colegio católico que le inculco a no mentir, o se iría a comer panqueques con el diablo, por años tuvo miedo, más que por el ser de cuernos negro y piel roja, ha consumir grasas saturadas y harina de mala gana, así que fue un chico bueno, hasta que Jeon le puso en cuatro patas y le enseño que el calor del pecado no es tan malo. Por ello, mintió.
—¡Ah, sí! Retome los pilates, papito, pero no, no he traído a mi instructor aquí. Seguro el auto es de Jinnie, ya sabes le gusta coleccionar autos y mujeres.
—Lo dudo, tú hermano no me comentó nada de tener un nuevo convertible, aparte que sigue en Busan con su nueva novia. —responde al instante, Eunwoo quiere decir más, indagar y deshacerse de ese malestar que le punza en las sienes y entrañas, pero ver a Taehyung con un puchero pronunciado, le hace desplazar todo, aparte, su hijito jamás le mentiría u ocultaría algo—. Sabes, olvídalo —mueve las manos para restar importancia y comienza a andar hacía las escaleras—, iré a esperar a Jeongguk en mi oficina.
Dicho eso, Kim Eunwoo se pierde en los pasillos justo a tiempo para no escuchar la voz ronca de Jeongguk llamar a Taehyung y hundirlo de vuelta a la habitación.
—Eso estuvo muy cerca, bebé. —Dice Jeongguk y besa suavemente el cuello del menor, quien pega lascivamente su trasero a su verga dura como piedra, solo Taehyung puede ponerle tan cachondo en segundos, y sin poder contenerse, Jeon lleva ambas manos a los aros que el rubio mantiene en los pezones, juega con ellos hasta que siente el movimiento de caderas de su chico exigirle más que simple caricias—. Mi amor —gime en el oído de este—, muero de ganas por hacer oficial lo nuestro —restriega su pelvis contra ese culo gordo, y aunque sus deseos son netamente románticos, su cuerpo caliente arde por pasión, necesita enterrar todo su amor en el trasero del menor— ¿No te gustaría dejar nuestros encuentros a escondidas?
—La verdad es que no, me encanta ponerte en aprietos, aparte me follas más rico cuando sientes que van a descubrirnos, te gusta el peligro. —Dice en burla, ama molestar a Jeongguk— ¿O ya olvidaste la última vez que follamos en tú oficina? ¡Jesús! Fue sensacional, casi me ahogas con tu verga, fue muy rico verte sudar mientras hablabas con papá y yo estaba escondido bajo tu escritorio. Deberíamos repetirlo,
El rubio se da la vuelta y se pone en puntas con la intención de besar a Jeongguk, pero este es más rápido y sigue hablando: —Sí, claro que recuerdo que apenas tu padre salió, te folle ese rico culito hasta dejarte los muslos rebosantes de mi esperma, pero mi amor —sostiene la quijada del rubio y pega su boca sin besar al menor—, muero de ganas por presentarte como mío, mi chico, mi esposo. —Susurra y pega el cuerpo esbelto, estruja una de las nalgas y sin meditarlo, hunde un dedo a la hendidura cálida. —Quiero que todos sepan que te amo, quiero salir a citas contigo sin tener que escondernos, quiero llevarte a recorrer todo el mundo entero y hacerte el amor en nuestra cama. Te amo, Taehyung.
Y Taehyung también ama a Jeongguk, lo hace, al igual que también desea dejar de ser el secreto del mayor y formalizar en una relación, pero hay una parte suya que siente miedo por la reacción de su padre, hay una notoria diferencia de veinte años, mismos que sabe Eunwoo no va a dejar pasar tan fácil. Pese que el rubio se muestra firme y desvergonzado, en realidad es una pequeña bolita sensible que llora cuando está asustado. No quiere que al sacar a flote su noviazgo, todo se vaya al caño.
—También te amo, Ggukie. Sabes que deseo hacer de todo contigo, principalmente porque me da miedo que te mueras pronto, ya sabes, eres viejito y dudo que soportes más maratones de sexo a mi lado —vuelve a bromear, es su forma de quitarle peso a sus miedos. Así que sonríe cuando Jeongguk le devuelve una sonrisa para darle calma, sabe lo que necesita, por eso los mimos que Jeon le da en la espalda, le hacen sincerarse: —Tengo miedo, amor. Papá enloquecerá, soy su hijo favorito, no quiero que se sienta decepcionado…
Jeongguk sabe que Eunwoo no aceptará su amor al instante, pero piensa demostrarle a su mejor amigo que sus intenciones con su hijo, son reales. Ama a Taehyung, lo ama tanto como arriesgar su prestigio y reputación al casarse con un chico al que le lleva veinte años.
—Mi amor, tranquilo. Se que estás aterrado, ambos sabemos que tú padre no se tomará las cosas bien en un principio, pero lo entenderá, te adora y Eunwoo solo quiere que seas feliz, jamás se sentiría decepcionado de ti por amar, y cuando le demuestre lo mucho que yo te amo y tú a mí, cederá.
Y si Jeongguk lo decía, Taehyung lo creía.
—Te amo, lo intentemos, solo promete que lucharás, se que papá hará cosas malas para separarnos, soy su bebito… ¡Auch! —Se quejó cuando Jeon le dio una fuerte nalgada.
—Eres mi bebito, solo mío. Lucharé por nuestro amor, es una promesa.
Así sería. Taehyung y Jeongguk se dejaron llevar por el romance, hicieron el amor de esa forma tan suya, dulce y salvaje.
Harían funcionar su relación.
—Ggukie, creo que deberías comenzar a estacionar tú auto en otra parte, papá tiene sospechas y aunque dijimos que hablaremos con él dentro de un mes, en la fiesta de tú cumpleaños. Prefiero mantener las aguas en calma ¿Sí?
—Sí, bebé. Haré todo lo que me pidas.
Siempre sería de esa forma, Jeongguk derrochando su poder para complacer a Taehyung.
Después de besos prolongados y mimos calurosos, Jeongguk se las ingenió para encontrarse con Eunwoo, ambos adultos trataron los temas que les competían en su asociación; y tal como estaba acordado, comieron en la terraza con la compañía de Taehyung. Los tres mantenían una charla amena, el señor Kim recordando viejos tiempos, mientras que el rubio mantenía su pie jugueteando sobre la verga de Jeon, quien tosía para disimular la excitación.
—Eres el mejor amigo y socio, Gguk. —Dice Eunwoo, un poco alegre por las repetidas copas de vino blanco—. De verdad, te agradezco por todo lo que haces por mí. —Sonríe ante el recuerdo de algo que Taehyung le dijo tan solo un año atrás—. Sabes, hace un tiempo Tae me hizo un comentario, que sin duda ahora puedo jurar que no aplica en nosotros.
—¿Sí? ¿Qué te dijo? —Pregunta mientras mete una mano bajo la mesa para masajear el pie de Taehyung, mira con firmeza y espera al rubio, ansioso por la respuesta de este.
Taehyung resopla, muerde su labio con coquetería y recuerda esa estúpida discusión que le hizo decir aquello que su padre menciona, jamás podría olvidarlo. No cuando ese pleito paso justo después de la primera vez que se acostó con Jeongguk. Cuando empezó su historia de amor.
—Cuidado con tus amigos, papá.
Merci pour la lecture!
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.