quarantine Gguk seven

Taehyung tiene un motivo bastante personal del porque odia los funerales o cualquier evento que requiera de toda la presencia familiar. Y es que si odia el aroma a muerte rondar a su alrededor, detesta más el saber que lo volverá a ver. - ✧KookTae - ✧Romance/+18/Boypussy - ✧Historia Original - ✧OS (7k palabras) Səv


Fanfiction Interdit aux moins de 18 ans.

#Kooktae #inkspiredstory #kookv #Boypussy
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Capítulo Único

まKim Taehyung
ま20 años
まCastaño



まJeon Jungkook
ま30 años
まPelinegro



[...]

Odiaba los funerales.

Estar inmerso en un ambiente lánguido e hipócrita donde las personas se dividen en los que disfrutan del espectáculo y falso llanto, como si en verdad les doliera la perdida, y por otro lado, yacen los que solo aprovechan el momento en que el cuerpo carente de vida en el féretro ya no puede defenderse de sus malas palabras para escupir el veneno que llevan dentro. Nefasto. Eso más la mezcla babélica entre risas y sollozos, el olor de café y muerte rondando en la misma sala.

Inhala profundamente antes de liberar el aire con un ruido llamativa, abre los ojos y se topa con la imagen que le hace comprobar sus palabras; a solo unos metros de distancia están sus dos hermanos menores, Misuk y YeonJun, quienes continúan con su llanto incesante mientras la tía Eunyeoong da caricias a las mejillas húmedas y abultadas, con tanta amabilidad que le revuelve hasta el alma, es así porque sabe perfectamente que la actitud de la mujer es falsa.

Esa dama de metro sesenta con cabello rubio mal tintado y vestido negro demasiado ajustado a su silueta que le hace parecer una uva pasa, es la misma que solo meses atrás tuvo la osadía de gritar a su hermanita de tan solo diez años que ardería en el infierno por tener parentesco con un pecador.

Empuña las manos, está molesto por el recuerdo. Entonces considera que tal vez no odia los funerales como tal, más bien su aberración va totalmente dirigida a que no le gusta estar en esos eventos donde toda su familia se reúne para escrutarlo, para analizarlo, para juzgarlo, para ... Contiene el aliento, le duele la cabeza, y su mal humor aumenta a tal grado que le fastidia incluso el no estar llorando por la muerte de su padrastro.

Taehyung se recarga contra la pared y niega con la cabeza, aprieta con tanta fuerza el vaso de unicel que minúsculas gotas de café salen y queman la palma de su mano. Aun así, su enojo no menguo. Sus ojos castaños delatan la molestia de estar de vuelta en su hogar. No quiere estar ahí. Menos cuando solo es cuestión de tiempo para que él aparezca. Cierra la vista y traga el nudo de incomodidad, intenta mantenerse al margen de la situación, está ahí por sus hermanos, solo por ellos. Hace un conteo mental en busca de controlar la tensión, pero de la nada una explosión de olor le hace sentir que pierde el aire.

Esta por todos lados.

Ese aroma que activa los recuerdos de una noche entre cuatro paredes donde la oscuridad cubrió la forma en que su cuerpo cedió al pecado y que su pecho se tatuó de sentimientos inadecuados.

Estaba ahí.

Lo sabía.

Quiere huir, no necesita verle, no quiere verle.

En un segundo un mal sabor de boca se instala en su paladar, se le resecan los labios y siente un sudor frío resbalar por su espina dorsal. Sus tripas rugen en algo más que incomodidad o hambre, cierra los ojos, se niega a ceder. No quiere volver a repetir lo de la última vez, ya no quería pecar.

Inicia un conteo mental, puede ser fuerte.

Uno... no mires...

Dos... no hables...

Tres... no caigas...

—¿Amor? ¿Todo en orden? —Pregunta un chico alto de mechones rubios que siempre se mantuvo a un lado de Taehyung. El hombre pasa una mano por los mechones castaños sudados del afectado, acerca al mismo y deja un beso sobre la mejilla caliente para demostrar su apoyo. Ha creído que está afectado por la situación poco agradable.

Y aunque Taehyung sigue inmerso en su lucha personal, quiere gritar que nada está en orden.

Para su desgracia, debe mantener su papel, así que se limita a simplemente mirar a su novio HyunJin y asentir. Su relación con el rubio no es tan reciente, pero aunque Taehyung la ha denominado algo serie y con la promesa de un futuro agradable, lo cierto es que el rubio no sabe nada de quien es en verdad.

No sabe que odia estar en casa. No sabe que detesta estar inmerso en esa situación y rodeado de sus familiares. No sabe que puede ser un buen actor. Y no sabe que oculta algo que le ha hecho sentirse parte del pecado.

HyunJin no sabe nada de quien es Taehyung.

Aun así, el castaño se obliga a creer que todo está bien. Debe ser así. HyunJin es todo un caballero, amable, educado, inteligente, alguien que merecía toda su confianza, todo su amor, toda su verdad. No como él.

Y con la mínima comparación que hizo en su cabeza, basta para que Taehyung piense en él, una vez más. Resopla, le enfurece saborear su propio plan de mantenerse acorde a la situación. Ya tenía que olvidar el pasado. Ya era momento de olvidarse de él.

—Si, estoy bien. —Responde al fin. —Solo estoy algo cansado, el viaje fue pesado. —Dice sin sentir que es una mentira del todo. El haber viajado con urgencia de Seúl a Busan drenó sus energías y entumió su cuerpo por la forma imprevista en que se le anuncio que WonHo, el padre de sus hermanitos, y quien fue esposo por varios años de su difunta madre, había fallecido en un accidente en el trabajo.

No era la primera perdida significativa para Taehyung, primero fue su padre, o como solía llamarle, Max, un hombre americano que mantuvo un amorío con su madre, del cual él fue resultado; el tipo era perfecto para el sinónimo de imbécil, pero cuando no estaba ahogado en mierda de problemas por apuestas, era agradable, lastimosamente murió solo en un remolque. Se suponía que el castaño tendría que sentirse mal por ello, solo que más que dolor, sintió una liberación. Eventualmente su madre conoció a Jeon WonHo, con quien paso largos años de matrimonio, hasta que el cáncer resultante de una mala juventud le absorbió.

El padre de sus hermanos le acogió aun después de que su madre se fue, WonHo era un gran tipo, incluso le llamaba hijo, o bichito dorado, por el color mieloso de su cabello contra los rayos del sol. Pero, aunque lo sencillo era quedarse con él y sus hermanos para reconfortarse, Taehyung no pudo hacerlo. Prefirió escapar de Busan con el pretexto de independizarse, y todo porque necesitaba alejarse de aquello que sintió.

A sus diecinueve años, tan solo a unos meses después de la muerte de su madre, tomó sus pertenencias, dolor, ilusiones, decepciones y pecados para empacarlos en una sola valija. Se fue sin mirar atrás, con la promesa de que visitaría a sus hermanos de forma constante, lo intentó, luego de seis meses, cuando creyó que su error había sido superado, volvió para pasar navidad, se ilusiono al creer que las cosas podían cambiar, pero la época le regalo una bofetada que le volvió a la realidad.

Seguía siendo igual al tonto de dieciocho años que cedió a Jeon.

Porque la distancia y tiempo no sirvieron para hacerle olvidar a ese sucio hombre que se escondía detrás de una sonrisa encantadora, ese salvaje que le había descubierto en su forma más vulnerable, él cabrón apuesto y manipulador que le probó por primera vez y le hizo sentir que no había nada malo con él.

Fue ese Jeon quien le hizo pecar.

Los recuerdos llegan a Taehyung casi como olas salvajes en su mente turbada. Quiere no caer en ello, pero es inevitable no ceder y comenzar a recordar las noches en que se entregó, no puede silenciar los gemidos altos, ni borrar la forma en que su cuerpo se amoldó para recibir las mentiras de Jeon.

Taehyung se aleja de su novio cuando siente aquello que bien podría confundirse con terror y enojo, suspira pesado, no quiere perder la cabeza, no quiere volver a ser ese chico ingenuo que se entrega en esa misma maldita casa.

Camina hasta llegar a la cocina, esta mareado por el revoltijo de emociones, se sostiene del mesón, sus palmas sudan y le hacen resbalar contra la firmeza, inhala profundamente, necesita calmarse, suelta el aire, cierra los ojos, los aprieta con tanta fuerza que en su oscuridad vislumbra puntos blancos. Taehyung tiene miedo de abrir la mirada y ver a ese demonio de más de metro ochenta, cuerpo fornido, dermis lechosa donde en cada rincón adecuado su nombre resalta con tinta de colores y miles de significados resultantes de una noche salvaje.

Tiene miedo.

No quiere volver a caer, se rehúsa a ser débil otra vez.

El ruido de menguadas charlas se desplaza de los oídos de Taehyung, por un instante parece que las cosas pueden mejorar, así que abre los ojos solo para atinar a ver a la lejanía a HyunJin acompañado a sus dos hermanos. Sonríe, lo hace porque reconsidera que su elección de hombre al fin es la adecuada, su novio es dulce y agradable con Misuk y YeonJun de una forma que no esperaba. Entonces aquella idea que no había considerado dado la rapidez del evento, surge para hacerle considerar convencer a sus hermanitos de ir con él a la capital. Aún desconoce cuál ha sido el veredicto que WonHo dejó establecido por si faltaba, pero está casi seguro que el futuro de sus hermanos es a su lado, su padrastro seguro le cedió la custodia total de ellos.

Eso sería perfecto. Por fin podría dejar Busan atrás con totalidad.

Pero, entonces, todas las ideas de felicidad y paz de Taehyung se rompen ante la aparición de ese Jeon. Él castaño abre los ojos en exceso, como si necesitará de todo lo amplio de visión y comprobar que es real, que él está ahí. Lo es, por eso se tensa cuando ver al hombre caminar con galantería hacia dónde están sus dos hermanos y novio. Pasa saliva con tanta fuerza que le duele la garganta, y aunque no quiere, suspira al ver aquella melena negra semi larga perfectamente despeinada, esa que tiempo atrás jalo para rogar por más, la mandíbula marcada le hace rememorar los besos cálidos que dejó en esa zona; y aunque el hombre viste de negro como todos los demás invitados, Taehyung no puede evitar creer que esa chaqueta oscura junto a los jeans podría ser apropiados para un funeral, pero qué más da, a pesar de sus vagos intentos, el castaño termina su escrutinio con un calor que solo ese hombre le ha provocado.

Las flamas de placer conocidas escalan hasta su centro de placer, se pone húmedo con tan solo la imagen del jodido Jeon Jungkook flexionando los brazos para cargar a su hermanita, y pese a que Taehyung siente que va a explotar ahí mismo, se paraliza y apacigua su fuego al ver como el hombre se acerca a HyunJin para saludarle con demasiada familiaridad. Todo lo placentero que el castaño sintió murió al ver como su novio intercambiaba palabras con quien le llevó al pecado. Comenzó a sudar en exceso, tanto que afluentes de terror descendieron por su cara y espalda, la tela de su traje se pegó a su piel tibia, su respiración se estancó, palideció y quiso huir con prisa, pero moverse resulto imposible, más cuando de repente la mirada de los dos hombres se fijó en él.

No pudo más. Se desmayó ante la sobredosis de emociones.

—¡¡Taehyung!!

Fue lo último que escuchó antes de que todo se oscureciera.

[...]

Parpadeó lento, le dolía la cabeza en exceso, incluso mover los parpados asemejaba a golpeteos contra sus sienes y frente, tenía la visión nublada y la boca demasiado seca, casi al grado de jurar que sus labios se habían sellado, inhaló y exhaló por la nariz para así hacer el amago de sentarse sobre lo que reconoció como una cama por la superficie acolchada, pero antes de lograr su propósito, una mano se ajusto justo a la mitad de su pecho para frenar su acto con una caricia suave.

—No te levantes, cosita...

A pesar de que aún no se sentía estable, Taehyung abrió los ojos de golpe solo para comprobar que él estaba ahí.

A escasos centímetros yacía el hombre que le hizo pecar, el rostro agraciado de Jeon Jungkook se mantenía con esa jodida sonrisa de lado que aun le provocaba temblor en las rodillas, el hermano de su difunto padrastro le miraba con algo que ya reconocía como pecado, ese hombre de melena larga y aroma embriagante era el causante de sus desgracias, quien le engaño para hacerle el amor, y él único después de su madre que sabía de su secreto, de su maldición.

Se sentó de golpe sin importar el mareo, su respiración se agitó y despego sus labios resecos para poder hablar: —¿Qué haces aquí? ¡Aléjate de mí! ¡Voy a gritar! —amenazo y se alejó lo más posible del tacto del mayor, pegó la espalda contra el cabezal de la cama y se encogió en su lugar, sus rodillas pegadas a su pecho de una forma que creyó le ayudarían a contener el revoloteo en su interior. No volvería a caer. No esa vez.

El acto medroso del menor hizo a Jungkook sonreír a sus anchas, porque sin palabras, sabía que aquel recelo por marcar distancia solo era el detonante de su presencia, la forma inútil en que Taehyung pugnaba contra su verdad. Conocía tan bien al chico que con la simple mirada brillosa pudo deducir que enserio se estaba conteniendo a ceder a lo que para él ya era inevitable. Negó con la cabeza y soltó el aire para así acercarse al opuesto, no hubo respuesta y se aventuró a coger las mejillas ajenas para deleitarse con esa suavidad que aun recordaba. Era tan terso como la última vez que lo tocó.

—Grita todo lo que quieras, yo vivo aquí, así que no creo que quieras hacer el ridículo... una vez más. —El resoplido del menor hizo que el pecho de Jungkook se llenará de orgullo, con confianza que solo él tenía, tomó la mano del menor y la puso sobre donde una dura erección nacía. Y aunque Taehyung debía quitar su palma, no hizo nada. Lo sabía. —Aparte, dudo que quieras hacer un escandalo cuando tu noviecito esta allá abajo ¿o es que acaso serás igual de descarado que hace un año?

Ahí estaba una vez más.

Todo por lo que decidió huir reluce con solo unas palabras de Jungkook. Eso basta para que Taehyung saque a flote el recuerdo de esa navidad donde se entregó sin pensar más.

El menor se remueve y aleja del mayor, retira su mano de la verga hinchada, no importa si su palma se sienta fría por la lejanía de donde un trozo de carne hierve en deseo, debe mantenerse al margen. Pero su intento falla cuando sus propios sentidos se vuelcan en su contra y termina rememorando en sus oídos los altos gemidos que dio esa noche, misma donde el ruido de su placer provoco que su tía Eunyeong les descubriera, recuerda la forma en que su cuerpo se libero y como su secreto se deshacía en chorros de libidinosidad entre la boca de Jungkook.

Las mejillas de Taehyung dejaron el tono lívido para teñir en un rojo intenso, se tuvo que pegar de vuelta al respaldo para así usar la misma mano con la que tocó la verga del mayor y soplarse. No podía menguar que su fuente de pasión ardió con ese pensar, sus ojos brillantes y pupilas dilatadas demostraron lo mucho que la amatividad iba ganando en su batalla. El menor contuvo el aliento y se obligo a morder su labio con tal fuerza que el sabor de la sangre empapo su paladar. Tenía que solo pensar en el bienestar de sus hermanos, había vuelto a Busan por ellos y solo por ellos. Jungkook ya no era, ni sería parte de su vida. Nunca más.

—Tú no vives aquí. —Dijo con falsa firmeza, por dentro sentía que su estomago se revolvía y podría vomitar las palabras reales en cualquier instante. —Por favor, le pido que se aleje de mí. —Se resguardo en la formalidad, paso saliva con fuerza y cuando sintió que sus piernas tomaron solidez, se hizo a un lado para poder salir de la cama.

Taehyung tenía frío en los pies, a pesar de usar calcetas, la ansiedad que le provocó la situación le hacía ser una mezcla de sudor y frialdad, respiro profundamente para al fin percibir que yacía en su antigua habitación, caminó por el lugar hasta llegar al ropero, aunque mantenía todas sus prendas a excepción de los zapatos, se sentía desnudo ante la mirada de Jungkook. Abrió para rebuscar entre las viejas camisas, el olor a desusó quiso colarse a sus fosas nasales sin éxito, pues el aroma del hombre sentado en su cama era más poderoso. Sus dedos temblaron y tuvo que apretar un gancho para no delatarse.

Pero Jungkook era más astuto, por eso percibió todo a detalle.

El alto pelinegro soltó una risa nasal ante el evidente nerviosismo de su pequeño Taehyung, adoraba ver como el menor perdía el control ante su cercanía. Se levantó de la cama creando un ruido que alertó al opuesto, así que aprovecho que el chico se quedó inmóvil para hacer un escrutinio lascivo sobre las nalgas gordas que resaltaban por ese pantalón sastre apretado, relamió sus labios al poder identificar la marca de la ropa interior e imaginar lo cálido que debía estar justo en esa partecita del cuerpo del castaño.

El hombre no se consideraba un adicto, le gustaba el alcohol con cierta medida, especialmente la cerveza, era adorador del tabaco, pero no más de una cajetilla por semana, todo lo considerado un vicio lo mantenía a raya, exceptuando cuando del cuerpo de Taehyung se hablaba, pues ahí perdía el control, tanto que sin ver ni probar, ya sentía en ese instante el sabor saldito de la piel caliente en su paladar, anhelaba el líquido sagrado que emanaba de esa hendidura, quería tanto volver a meter su lengua y ser apresado por la suavidad de músculos hirviendo, quería volver a lamer aquella bendición que descubrió.

Por eso caminó hasta Taehyung y se colocó detrás del cuerpo delgado, la dura cabeza rosácea de su verga apuntando a las nalgas del más bajo, su punta liberando lagrimas previas al placer, su trozo grueso de carne hirviendo en llamas, rogando por clavarse en esa zona que solo el castaño podía tener. Dejó su palma sobre el abdomen del opuesto y encajo su rostro entre el cuello y hombro del ajeno, mientras su pene punzo entre los glúteos suaves.

Simplemente parecían piezas que encajaban.

—Te equivocas, cosita deliciosa. —Susurro contra el oído del menor, uso la mano libre para cerrar el ropero, y con la otra apretó la cintura delicada, inhaló de lleno el aroma sudoroso del cuerpo tembloroso, vio como una gota descendió por el largo del cuello y con su lengua probó. —WonHo me dejó como el tutor legal de los niños, así que este es mi nuevo hogar, nuestro hogar...

El piso se movió bajo los pies de Taehyung, abrió la boca sin emitir ruido alguno, aunque su garganta quemó por ser liberada, su cuerpo dócil y traicionero se pegó más a la cercanía de ese Jeon, sintió la punta del opuesto entre sus nalgas, estaba tan necesitado de llenarle, quería volver a ceder que incluso omitió las palabras dichas por Jungkook, su mente solo estaba centrada en tener más del hombre. Iba a pecar una vez más.

Un camino de besos fue lo que Jungkook dejó en el cuello delgado, lamió con lasciva el sudor del ajeno, se restregó sin pudor contra el cuerpo cálido y delgado, demasiado ansioso por sentirse una vez más en el paraíso entre las piernas de Taehyung, necesitado porque su lengua probará la dermis entera de caramelo. El pelinegro bajó la mano del abdomen del ajeno para así llegar hasta el inicio de la pelvis, sonrió lujurioso al sentir el calor desbordar de esa zona exquisita.

—¿Me extrañaste, cosita? —Preguntó mientras abría el botón del pantalón de Taehyung, abrió para sentir la ola cálida pegar en sus yemas agiles. —Yo no dejo de recordar nuestra última noche —dijo mientras descendió en el interior para palpar por encima de la tela el sexo del menor, la perfección entre las piernas del opuesto, esa bendición detrás de unas simples bragas de encaje—, todavía recuerdo como brincabas sobre mi verga, tus gemidos altos, la humedad de tu co...

—¡No lo digas, Gguk! —Suplicó justo a tiempo para irrumpir esas cuatro letras que le pesaban. Pero, aunque eso debía servir como freno, el culo de Taehyung apretó hacía la verga del mayor. No lo diría a voz alta, estaba tan necesitado que su lubricante natural escurrió de aquel lugar del que muchos hombres antes escaparon. El líquido descendió sin vergüenza por sus muslos, muy diverso a lo que sintió en el pasado y que aún le atormentaba.

A la fecha, aun después de todo lo que había pasado, para Taehyung era vergonzosos saber su naturaleza, peor aún, aceptarse tal cual. Tenía miedo y pena de exponer su verdad, de ser señalado como una atrocidad, no quería ser juzgado por no ser igual, odiaba la idea de ser alejado por no ser ese hombre que todos imaginaban.

—Por favor, no lo digas... cállate ¡Shh!

Muy diverso a Taehyung y su complejidad para aceptarse, a Jungkook le encantaba todo el que conjunto que el chico significaba. Adoraba cada milímetro del cuerpo del menor, no veía al castaño como un desperfecto de la naturaleza, al contrario, era su divinidad entera, una bendición, exquisitez humana, para Jeon el opuesto era hermosura y perfección, lo mejor que sus ojos habían admirado, tenía todo lo que le gustaba.

Podía empezar a describir la silueta de Taehyung con adoración, desde los hombros anchos, esa cinturita estrecha, el pecho plano y poseedor de pezones marrones, piernas largas y delgadas, la voz gruesa pese a la tierna cara, pero entre los muslos se escondía algo que nadie imaginaba, un coño jugoso que solo lubricaba por su tacto, gordos labios vaginales que el delineaba con la punta de su lengua, la vagina ajustada que él había profanado con su verga hinchada, lo adoraba.

El mayor coló uno de sus dedos dentro de la braga para así sentir el caliente coño, la mata de vello púbico pica contra su tacto, Jungkook sonríe mientras con la yema de su dedo índice juega por encima del sensible clítoris, su falange recibe la humedad, llovizna en su palma, le excita tener el agua del menor a su alcance, escucha el gemido del ajeno cuando su dedo hace fricción por la piel rugosa, su verga endurece ante los sonidos del placer, sus testículos pesan, quiere regar con su semen el calor interno de aquella bendición.

Gemidos retumban y crean ecos por los muros de la habitación, el espacio cerrado de inunda de un olor que ambos participantes reconocen al instante, los dos están inmersos en aquella realidad que les ha golpeado de vuelta, están a nada de repetir los errores o virtudes del pasado. Nadie puede frenarlos.

—¿Lo sabe? —Pregunta, dos de sus dedos siguen recorriendo el coño del menor, Jungkook es un Dj que orquesta los jadeos del castaño. —Ese imbécil que trajiste

¿Tiene idea del rico coño que tienes? ¿Ya te lo besó, te lo chupa como yo? —Dice mientras que sus falanges siguen crean un ritmo por encima del clítoris, la vagina de Taehyung cede ante el tacto del mayor.

Era como si el cuerpo de Taehyung reconociera las manos de Jeon, por eso se deja hacer, siente el toque sobre sus labios vaginales, palpa como aquella zona se calienta tanto que jura de ahí salen llamas, siente que su coño se hace grande, se dilata por el agarre, su punto más sensible chorrea directo a la mano de Jungkook y el castaño solo puede gemir más alto.

—Dímelo, cosita ¿Él te hace gemir tan alto como yo?

Taehyung no puede responder, su lengua es torpe cuando el placer le pega, pero la verdad, la respuesta es obvia y clara.

No, no lo hacía. Nadie hacía a Taehyung gemir como Jungkook, HyunJin ni siquiera sabía lo que escondía, el dulce rubio carecía de información vital, era un simple novio por mención, pero su relación jamás había avanzado a ese nivel de confianza que competía exponer su naturalidad. La razón por la que incluso su novio le acompaño al funeral fue meramente porque el hombre insistió en ir para darle apoyo en ese momento delicado. Así que el castaño cedió, creyendo que quizás era momento de dejar el miedo atrás y por fin mostrarle quien era.

El menor tomó aquel evento desafortunado para pasar su primera noche con HyunJin y así el rubio comprobara que bajo su pijama no había un miembro similar, más bien unos labios regordetes que se marcaban en exceso en aquel short pijama. Tal vez si las cosas salían bien, al fin Taehyung estaría con un buen hombre.

Ese era su plan inicial, pero ahora, Taehyung solo rogaba porque HyunJin se fuera de su hogar, que todos en la casa se eliminaran para así poder ser follado sobre su antigua cama, quería gritar con libertad el nombre de Jungkook tal cual lo hizo tiempo atrás, ansiaba rememorar la primera vez que la verga de Jeon le probó, necesitaba que los chorros de esperma caliente llenaran su interior hasta hacer sentir las puntas de sus pies cosquillear por el duro orgasmo que solo el hermano de su padrastro podía alcanzar a darle.

El ruido en el exterior no basta para que Taehyung ponga freno al ritmo que los dedos de Jungkook ejercen sobre su coño, su caliente vagina palpita necesitada por sentir más que dedos anchos, quiere la verga de Jeon entre sus músculos internos, quiere que su hendidura sea dilatada por la gran virilidad del pelinegro hasta sentir los chorros calientes apaciguando las llamas en su interior, desea volver a sentir los mordisqueo del hombre sobre sus tetas planas, quiere que su abdomen sea besado hasta bajar a su monte de venus y sus vellos rizados sean salpicados por fluidos blanquecinos, en resumidas palabras quiere que Jeon Jungkook lo folle rico y duro una vez más.

Liberar las palabras provoca que Taehyung enrosque sus pies por el cosquilleo que se junta en sus labios vaginales, siente que su parte íntima se hace más grande de lo normal, un chorrito de lubricante cae de lleno en el dedo del mayor, echa su cabeza atrás y deja que los agiles falanges de Jungkook sigan en la labor de hacer perder la razón, aprieta los labios, no quiere gritar tan alto, pero con cada jugueteo en su coño siente más difícil el mantenerse callado.

—Dímelo, cosita ¿Ese imbécil ya probo tu rico coñito? —Pregunta una vez más, saca el dedo del culo mojado, ve las perlas de la esencia del menor brillar sobre su piel y lame el fluido que resbala desde su falange hasta su muñeca, inhala ese aroma a sexo provenir de la hendidura de Taehyung, sonríe de lado al ver las mejillas sonrojadas del moreno, los belfos hinchados por la intención de callarse, el cuerpo tenso ante la ausencia del orgasmo, y los labios palpitando por recibir su grosor.

Jungkook se restriega sin pudor contra las nalgas del menor, se separa decidido a obtener lo que quiere, el espacio que dejó entre él y Taehyung culmina en queja por parte del último mencionado, ya que el chico espera no hacer nada para tener la follada, pero Jeon quiere jugar un poco, quiere que el más bajo le asegure que solo es él, que siempre será él.

—No te voy a tocar si no me respondes, cosita.

Taehyung estaba tan desesperado por sentir todo de Jungkook, si, era cierto que su mayor pecado, pues al cumplir los dieciocho años, la verga de quien debía ver como un tío fue la primera en probarle, ese pelinegro amable y sonriente que jugaba a las escondidillas con sus hermanitos, fue el mismo que le sujetó contra su cama para ensartarle la verga hasta perder la razón. Fue ese hombre familiar quien aceptó e idolatro su verdad, el mayor fue quien le enseñó a masturbarse con locura, a no avergonzarse de su vagina bien lubricada, también fue el mismo que le hizo sentir el primer golpe desbocado del amor, de noches donde ambos follaban mientras la familia descansaba. Entonces fue inevitable que el sentimiento romántico diera paso, más cuando al culminar la acción ambos se acurrucaban para seguir besándose, el deseo de follar hasta empapar las sábanas se dio con la finalidad del al final quedarse abrazados.

El menor quería eso de nuevo.

No podía negarlo más.

—¡No! Nunca me ha tocado, no lo sabe, me avergüenza. —Soltó casi en un grito, sin poder ocultar su deseo de estar de nuevo con la verga de Jeon en su interior, por eso el mismo temeroso Taehyung tomó la mano de Jungkook para así volver el tacto hasta sus bragas ya mojadas. —Por favor, Gguk, te necesito tanto...

El mayor sonrió de lado, victorioso de saber que seguía dominando en el cuerpo, mente y corazón del menor, tomó a Taehyung entre sus brazos para así arrojarlo con cuidado a la cama, misma donde años atrás le robó la virginidad, bajó con prisa el pantalón oscuro, viendo como la braga de encaje color rosa con decoración de ositos a los lados, estaba completamente mojada de donde sobresalían los gordos labios vaginales. Jungkook babeo de solo imaginar meter su lengua en esa cavidad ajustada, palpar el sabor del rico coñito del castaño, abrió el zipper de su jean oscuro, pataleo hasta deshacerse de la prenda, y sujetó por encima del bóxer su verga hinchada, la tela negra se humedecía sobre la punta de su falo, era el llanto de su pene por estar pronto en donde el calor del ajeno le llamaba. Jeon pudo palpar aquella vena que atravesaba su virilidad, tan latente, tan caliente, su carne ardía en puro deseo, sus pupilas dilatadas totalmente enfocadas en la forma en que el menor se restregaba con dos dedos por encima de sus calzones.

—Follame, Gguk... —suplicó, sus piernas abiertas de par en par, la punta de sus pies ejerciendo presión contra el colchón, apretó las nalgas mientras empujaba la cadera hacía adelante, ansioso por cambiar sus dedos flacos por el pene ancho, con una mano abrió los botones de su camisa de vestir, dejó sus pezones oscuritos ante la mirada brillosa del mayor, apretó la punta, a la vez que su braga se mojaba por el agua de su coño necesitado.

Era un hijo de puta astuto e insensible, la tristeza que debía sentir por la pronta muerte de su hermano mayor se había esfumado apenas vio las nalgas regordetas de Taehyung menearse por la cocina, ignoró todo, se le olvidó que un día antes lloró hasta casi deshidratarse, pues en su mente solo había espacio para pensar en cómo convencer al castaño de que lo amaba, que no quería seguir distanciado, que le importaba pura mierda que la chismosa de Eunyeong los hubiera amenazado con decir la verdad, él estaba dispuesto a dar la cara, pero no soportaba tener una distancia abrumante con quien que amaba, ¿Qué más daba si todos los veían mal? Era el quien disfrutaba tragarse los jugos vaginales del castaño, era el quien llevaba él nombre de su adoración tatuado, era el quien merecía ser el único en hacer el amor a Taehyung, no ese chiste de noviecito que esperaba en la planta baja.

La rabia y desesperación hicieron que Jungkook caminará con prisa hasta la cama donde el cuerpo sublime esperaba por él, se inclinó después de aventar su camisa a un rincón de la habitación, subió al colchón, para como un imán pegarse a la vagina velluda, inhaló el aroma característico de esa zona, tomó los muslos canelas del menor y los subió a sus hombros, besó las pantorrillas para regresar a su objetivo principal, mamar ese coño mojado.

—¡Hazlo! Ggukie, te lo ruego, chúpame... —dijo sin vergüenza, pues era Jungkook quien siempre le incitaba a decir sin pena lo que tenía entre las piernas, sus talones estaban sobre la espalda ancha, sus preciosas calcetas blancas se restregaban por el movimiento de sus pies enroscándose, sentía su sexo grande, un calor sofocante que subía hasta sus nalgas, no podía más—, Ggukie, por favor, cómeme el coño, hazlo, te lo ruego.

Eso era lo que Jungkook quería, la suplica de Taehyung para al fin empezar.

El mayor hundió su cara entre las piernas delgadas, lamió por encima de la tela de encaje, sintió la mata de vellos púbicos restregarse contra su lengua, palpo la humedad del coño, su saliva mezclándose con el lubricante natural del menor, apretó los muslos mientras con sus dientes jaló la prenda hasta bajarla, se separó del cuerpo, solo para tirar el calzón lejos de su mirada, Jungkook regresó a la vagina dilatada, mordió sus belfos antes de chupar la salinidad del lubricante de los labios hinchados, escuchó el gemido emanar de la boca de Taehyung, era música para sus oídos ansiosos por tener la melodía de gemidos una vez más, clavó su lengua dentro del coñito, la movió con velocidad, pasando entre lapsos cortos con lentitud por la bolita de nervios, jaló con suavidad aquella piel rugosita, lamió desde el centro hasta la pelvis peluda, sintió las pompas del moreno contraerse antes de tragarse él jugó del menor.

—Qué lástima que tu novio no sepa la verdad —dijo y relamió sus labios mojados, su mirada sobre la forma en que el coño de Taehyung palpitaba, rojizo y necesitado por su verga, bajó su bóxer, dejó a la vista la punta brillante y pegajosa por el pre-semen, su grosor cálido, ansioso por hundirse en la entrada mojada, sus testículos colgando con una fuerza que sentía todo le pesaba, apretó el falo, su palma se movió, masturbaba ante los ojitos del menor, la llovizna de placer cubriendo lo rosáceo del miembro en solo un instante—, una pena que él ame a alguien ocupado, porque Taehyung, mi cosita linda, tú eres mío.

No lo negó, Taehyung no lo hizo no solo porque no pudiera hablar por la excitación, se calló porque era verdad. No importaba cuantos novios tuviera, ninguno había probado su secreto, nadie sabía que bajo sus pantalones escondía una vagina necesitada, un clítoris que solo era palpado por la verga ancha de Jeon, su útero soñaba con ser llenado de los chorros de esperma que Jungkook liberaba.

Así que por fin mandó al diablo el pasado donde tuvo que alejarse por las amenazas y el miedo, quería ser tomado por el hombre que aun amaba.

—Soy tuyo, Gguk —dijo con la boquita hinchada, se abrió de piernas, dejando ver sus labios y hasta color de su consciencia—, solo tuyo, solo tú puedes hacerme gemir sin control, solo quiero tu verga en mi coño, mi coñito te necesita, lléname con tu esencia, préñame...

Sí, eso era lo que deseaba, clavarse hasta sentir cómo los labios vaginales le apretaban, marcar con su espera el coño cálido de Taehyung como su propiedad, llenarlo de esperma, preñarlo, impedir que se alejará de su tacto.

Jungkook no dudo ni un maldito segundo en tomar la palabra del menor tan necesitado, llevo su verga brillante de pre-semen y se clavó de una sola estocada, sintió como el coño húmedo le apreso, y palpo el calor envolver su trozo de carne, los músculos internos de Taehyung le apresaron tan fuerte que juró sentir su pene engullirse y soltar su esencia sin dificultad. El mayor meneó las caderas, sus bolas rebotaban contra los globos de grasa y carne del más bajo, mojó su pulgar y jugo por encima de esa raya, masturbando a la vez que se adentraba más y más, sentía como su sangre bombeaba directo a su polla y palpó la fluidez de los ríos del menor inundar la hendidura en una mezcla de eyaculación con lubricante natural.

Ambos se olvidaron del funeral a las afueras, del llanto de los familiares, para sumergirse en el deseo de sus cuerpos y almas reclamándose.

Taehyung sintió las duras estocadas de la verga dura, se abrazó con fuerza a la espalda ancha, movía sus caderas con necesidad, el sudor en su cuerpo creaba un sonido chicloso contra la piel ardiente de Jungkook, los musculosos brazos le apretaban con moderación, su visión se cegó para solo entregarse al beso apasionado, su lengua batallando contra la del mayor, sus ombligos tan cercanos y a la vez tan lejanos, su coñito dilatado se abrió un poco más para recibir hasta los duros golpes de los testículos llenos de placer, el castaño no se despegó del beso ni siquiera cuando su orgasmo le hizo tensarse por segundos para luego desvanecerse entre el cuerpo de quien adoraba.

Jungkook no pudo parar, sintió la humedad palpar directo contra su verga en el interior del coño apretado, aun así, siguió empujando, apretó el cuerpo de Taehyung al sentir un frenesí, dio una estocada más, apretó las nalgas con fuerza para vaciar su esperma en gran cantidad, gruño alto al separarse de los labios del menor, sacó su pene rojizo y bañó los vellos púbicos de su castaño con gotas aperladas, amaba mojar y marcar con su esencia al menor.

Amaba que su semen escurriera por el coño de Taehyung.

Los dos se quedaron recostados, apenas percibiendo el ruido al exterior, sus pechos subían y bajaban, el sudor en sus cuerpos y el aroma en el aire delataba sus actos, Taehyung estaba con la vista en el techo, sus pezones y pelvis al aire, justo bajó sus nalgas, un charco de fluidos corporales, tenía el coño húmedo de su lubricante y el semen espeso del más grande, una de sus manos estaba sobre el marcado abdomen de Jungkook, quien le besaba el cuello sin poder frenarse.

—Esto está mal. —Dijo al fin, con la mente libre del deseo y la culpa golpeando una vez más, sus dedos seguían sobre la piel caliente de ese pecador, llevó una mano libre a su cara y restregó con fuerza—. No debería estar aquí contigo, es el funeral de mi padre —por años se dirigió a WonHo como su figura paterna, después de todo, el hombre difunto no dudo en acogerlo desde temprana edad—, es tu hermano a quien están velando allá abajo ¡Dios! —quitó su mano del abdomen para llevar ambas palmas a sus ojos, estaba avergonzado y aunque lo negará, al final no había tanto arrepentimiento, era simplemente el miedo. —La tía Eunyeong tiene razón, somos unos descarados, arderemos en el infierno, se supone que eres mi tío...

—Sí, pero no de sangre, cosita —Jungkook rio, se giró para quitar las manos del bello rostro, ansiaba ver las mejillas sonrojadas después del sexo, adoraba ese color vivaz en quien amaba y todo a su causa, aun sentía en su paladar el sabor potente del coño, el residuo del jugo yacía en sus labios como un perfume que ambientaba su boca. Le encantaba mamar el coñito de Taehyung, disfrutaba empaparse con las aguas finas del menor y saciar esa sed que le surgía al ver los labios vaginales de su adoración. —Tae, mírame —pidió al ver que el menor se resistía a enfrentar su mirada, logró ver aquellos luceros hermosos, entonces supo que esa vez haría de todo, hasta lo inmoral para tener al chico a su lado. No iba a dejar que huyera otra vez. —No hicimos nada malo, te amo, y aunque no me lo digas, sé que lo haces, huyes de mis sentimientos y los tuyos porque creaste un vinculo con mi hermano, lo entiendo, pero no compartimos sangre, no estamos pecando.

Aunque Jungkook formó parte de la juventud de Taehyung, nunca creó un nexo más allá de encuentros meramente casuales por eventos familiares. Cuando el moreno llegó a la pubertad, fue cuando Jeon sintió algo despertar en él, pero se mantuvo al margen, incluso marcó distancia para mantener su rectitud, hasta que el menor llego a la mayoría de edad y después de una mágica navidad, no pudo más.

—Me gustaría que te dieras la oportunidad de ver las cosas sin esa connotación que Eunyeong cree es la real. Sabes mis sentimientos, y la clase de hombre que soy, te he dejado huir por todo este tiempo con la intención de que no te sientas presionado, pero no puedo más. Deja de huir de quién eres... —dio un apretón sobre el coño del menor, aun seguía tibio y mojado, hinchado por su intromisión. Recibió una dura mirada del castaño, seguido de un manotazo. —Bien, bien, pero hablo enserio, deja de sentir que hacemos algo más y solo entrégate a lo que quieres. Eres perfecto y no necesitas estancarte en idioteces de una mujer que cree tocarse el culo es pecado.

Taehyung sonrió ante lo dicho por Jungkook, sabía que el hombre tenía razón, pero no era fácil admitirlo, por mucho tiempo sintió que había nacido con pecado en él, luego comenzó a aceptarse hasta que de nuevo cayó en las reprimendas de la sociedad, se llenó de terror a ser él, que prefirió desplacer su placer para ser alguien normal. Suspiró pesado, las cosas seguían siendo complicadas, quería ser feliz, pero había muchos asuntos por resolver, empezando porque el hombre con quien acababa de follar, el tío de sus hermanitos se había vuelto el tutor legal. Ahora no tenía escapatoria, Jeon estaría en su vida por siempre.

El menor se giró en la cama para darle la espalda a Jungkook, dejo su culo expuesto y dispuesto a la verga que aun seguía hinchada y ansiosa por más tacto.

Claro que Jungkook disfrutaba de la vista que Taehyung y su enorme culo le dio, pero si quería tener al chico en su vida, tenía que dejar muchas cosas en claro, iba enserio, amaba a Taehyung y quería una familia a su lado.

—Tae, cosita hermosa —Llamo de forma dulce y se acercó al menor para darle un abrazo por la espalda, dejó un beso en el cuello, se llenó del aroma del castaño que ahora cargaba con la escueta estela de su olor. —Te amo, por favor, deja de huir de mí, quédate en Busan, intentemos hacer esto de forma correcta. Ahora que soy el tutor de los chicos, podrías mudarte una vez más a la casa, seamos una familia, déjame demostrarte que mis sentimientos por ti son reales, piénsalo, quédate a mi lado.

La idea hizo eco en la cabeza del menor, para Taehyung la respuesta rápida era un no, pero en su corazón todo gritaba que sí. El castaño se giró para enfrentar al mayor, y antes de decir algo más, la puerta fue tocada para romper su tranquilidad. Era momento de enfrentar la realidad.

—Tae, amor ¿Estas bien? —Habló HyunJin detrás de la puerta. El rubio llevaba un tiempo en espera del castaño, pero al no ver noticias de este, prefirió subir y averiguar. —¿Tae?

No podía seguir huyendo.

Taehyung sabía que no amaba a HyunJin, no importaba si el rubio era el hombre ideal, nunca lo amaría porque no era Jungkook.

Así que tomo su decisión. Mientras HyunJin seguía tocando la puerta, Taehyung tomó las mejillas de Jungkook para besarlo una vez más. Se iba a quedar a intentar ser él con quien amaba y le amaba. Por primera vez en un tiempo se sintió apropiado, y en paz de estar en medio de una reunión familiar, en un funeral.

Səv


30 Juin 2022 02:55:22 20 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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Diana Velasco Diana Velasco
Cuando leo algo así veo que no he vivido nada nada 😢😭 buenísimo 👏😅
Ciana Mejia Ciana Mejia
Estuvo muy bueno, muchas gracias autora! 🤍
December 06, 2022, 01:29
Jessi Bennett Jessi Bennett
Estaba bien entretenida por la historia y la bonita forma de escribir 🥺 Amamos 💕
August 16, 2022, 02:21
Lina Marcela Giraldo Lina Marcela Giraldo
Amo este osea
July 30, 2022, 12:39
taetsi :33 taetsi :33
Sentí que lo estaba viviendo alaberga JDKANBFWVNFAK
July 28, 2022, 07:47
taetsi :33 taetsi :33
Nomames que perrón escribes
July 28, 2022, 07:47
TAEKOOK🥺🥰 TAEKOOK🥺🥰
yo quiero extra! :) plisss :')
July 25, 2022, 21:31

Tete kim Tete kim
Amo este OS <3 porfavor necesito un extra de como son felices los dos 😭😭😭
July 20, 2022, 14:04

karen kv karen kv
AAAA no sabes cuánto amo este OS<33
July 18, 2022, 02:32
PR Perla Rubí
Ame todo aunque pobre Hyunjin
July 15, 2022, 22:33
KB Kooktae Bebés
Necesito un extra 😭🥺
July 13, 2022, 15:27
SI Shary Isabel Peñaloza
No me enojaría si subes un extra, ¿Okay?🥺🥺
July 01, 2022, 21:07
SI Shary Isabel Peñaloza
Me encantó 😍😍🥺
July 01, 2022, 21:06
KIM Luna KIM Luna
Quedé encantada
June 30, 2022, 22:01
Thythy Thythy
QUE JOYA POR DIOS
June 30, 2022, 16:41
Roci Tae Roci Tae
Necesito un extra de esa navidad, de su primera vez ♡
June 30, 2022, 06:21
Dana Contreras Dana Contreras
Me encantó!!! Ayuda necesito otro OS sobre lo que ocurrió en navidad
June 30, 2022, 05:30
~