Sesenta y nueve [YoonSeok] Suivre l’histoire

Única parte | YoonSeok (YoonGi Top - HoSeok Bottom) | Lenguaje vulgar ocasional | Contenido sexual explícito | Humor | Rimming

Yoongi tiene 20 años y Hoseok 19.

Hoseok es alto y Yoongi es bajito.

Yoongi es pálido y Hoseok algo bronceado.

Hoseok es miedoso y a Yoongi le encanta probar cosas nuevas.

Min Yoongi y Jung Hoseok son novios desde los 14 y 15 años, respectivamente… Bueno, tal vez novios no sea la palabra correcta; a pesar de que el mayor de los dos chicos siempre había sabido que le gustaban los chicos, nunca se había sentido atraído por uno, Hoseok dejaba que su hyung lo enseñara a besar en el clóset del conserje cuando se escapaban de clases. Algo así fue el inicio de su relación.

Habían comenzado a besarse y a tocarse por mera curiosidad, pero bien dicen que la curiosidad mató al gato, y después de muchos silencios incómodos y batallas internas, se dijeron que se gustaban. Los padres de los chicos aprobaron la ‘relación’ cuando los niños los reunieron para decírselos, probablemente lo aceptaron por el simple hecho de que sólo tenían 15 y 16 años cuando lo hicieron y era lo que la gente llama el primer amor. Un amor inocente.

O por lo menos así fue hasta que Hoseok y Yoongi descubrieron las maravillas del sexo.

Hoseok y Yoongi adquirieron el hábito de ver pornografía juntos desde mucho antes de que se besaran por primera vez; para los dos era incómodo y raro, puesto que a ninguno de los dos les excitaba la pornografía heterosexual, pero eran demasiado tímidos en ese entonces como para decirlo.

Un día como cualquier otro, Yoongi hizo clic “accidentalmente” sobre un vídeo pornográfico homosexual y sin necesidad de intercambiar palabras, los dos se dieron cuenta de que tal vez, sólo tal vez, eso les gustaba un poquito más que el sexo heterosexual.

El resto es historia.

Yoongi y Hoseok tuvieron sexo por primera vez cuando el mayor recién había cumplido los 19 años y, joder, en serio había costado muchísimo trabajo convencer al menor.

“Hyung, me va a doler”, “hyung, no va a entrar”, “hyung, ya no voy a poder caminar”, hyung, ¿y si no me gusta?”, “hyung, ¿y si nos contagiamos de algo”. Hyung, hyung, hyung…

Cuando por fin lo hicieron, a Jung Hoseok parecía… ¿Cómo decirlo? Gustarle demasiado.

En resumidas cuentas, se la habían pasado follando como conejos desde entonces.

En la habitación de Yoongi, en la habitación de Hoseok, en los baños de la escuela, en casa de la abuelita de Hoseok en la cena de navidad, en la cama de los padres de Yoongi… En fin, en todos lados.

Habían llegado a un punto en el que el mayor tenía que pedirle a Hoseok un tiempo antes de ir por la tercera ronda, diciendo que sentía como si lo hubieran metido a una lavadora. Cuando el inocente Hoseok comenzó a moverse sobre su ya flácido miembro con un puchero en los labios y rogando por más, Yoongi pensó “He creado un monstruo…”.

El par de chicos continuaba en la actualidad con su sesión de pornografía compartida los viernes por la noche a las 10:00 PM, Yoongi decía que era patético ver pornografía juntos cuando podían hacer todas esas cosas en la vida real, pero Hoseok decía que quería continuar haciéndolo “por los viejos tiempos”.

El chico pálido supo que había tomado una buena decisión al aceptar ver pornografía con su novio esa noche, cuando el hombre más delgado del vídeo se recostaba sobre el otro, poniéndole el culo en la cara y engullendo el miembro del otro en un instante.

—Hyung, ¿Cómo dijiste que se le llamaba a eso? —preguntó Hoseok sin ninguna clase de pudor, hablaba con la misma naturalidad con la que le preguntaba a su mamá: “¿Qué vamos a comer hoy?”.

—Sesenta y nueve… —respondió Yoongi después de un suspiro. Se sentía extrañamente extasiado, lo había visto en el porno heterosexual, pero jamás con dos hombres, y mucho menos al lado de su novio.

—Ah… —los dedos del menor tamborilearon la superficie de su cama con nerviosismo; Hoseok quería tocarse, en serio quería hacerlo, pero la respuesta de Yoongi le había hecho subir la guardia.

Yoongi guardó silencio. No pudo evitar pensar en su novio cuando la cámara hizo un acercamiento al rostro del hombre recostado en la cama, que le comía la polla, los testículos y el culo al otro chico como si su vida dependiera de eso. Yoongi quiso actuar con naturalidad, pero su pene no tenía la misma idea.

—Hobi… —comenzó el mayor. Tal vez esta era una buenísima idea, o tal vez era una pésima, pero no perdía nada con preguntar, mucho menos con una erección en los pantalones—. ¿Te gustaría intentarlo? —Hoseok se puso rojo como un tomate.

—No, no, no, no, no… bueno, sí.

Yoongi sintió el calor subir a sus mejillas y se levantó de la cama a toda velocidad para quitarse los pantalones. Odiaba esta parte del proceso, con frecuencia pensaba que le gustaría llegar a casa de su novio sin ropa y con el lubricante en la mano, pero entonces recordaba que tenía que pasar a saludar a los señores Jung para seguir siendo el novio ejemplar que los esposos querían para su hijo. Llegar desnudo a la casa de los Jung no era una opción.

El menor se levantó igual de apurado y pateó sus pantalones hasta deshacerse de ellos, tirando un par de cosas en el proceso. “¿Todo bien arriba, niños?”, preguntó la mamá de Hoseok, “Sí, mamá, todo bien”, contestó su hijo.

Quedaron completamente desnudos en medio de la habitación, mirándose. Lo único que los separaba era la cama de Hoseok.

“¡Yo quiero ser el que esté acostado!”, exclamaron los dos al mismo tiempo.

—A mí se me ocurrió la idea, así que yo quiero ser el que esté acostado —inquirió Yoongi con suficiencia mientras cruzaba sus pálidos brazos sobre el pecho.

—Pero esa idea no se te hubiera ocurrido sin ver ese vídeo y yo fui el que lo puso. Merezco ser el de abajo —no estaba en los planes de Hoseok ceder.

—Pero, pero… —Yoongi estaba demasiado caliente en esos momentos como para pensar en un mejor argumento—. ¡Mi verga es más grande!

— ¡No es justo! ¡Son sólo dos centímetros! —el chico más alto hizo un puchero, mientras pateaba una piedra invisible y refunfuñaba por lo bajo—. ¿De cuándo acá esos dos centímetros de diferencia son tan importantes?

—Anoche esos dos centímetros de diferencia te estaban haciendo gritar… —canturreó el mayor. Hoseok sentía que todo era demasiado injusto—. De todas formas, ¿por qué no quieres ser el de arriba? Siempre has dicho que soy excelente con la lengua…

—Es que me da pena ponerte el culo en la cara… —Hoseok miró al suelo y jugó con sus delgadas manos con nerviosismo.

— ¿Y tú crees que a mí no? —No hubo respuesta—. Está bien, tendremos que disponer de métodos más serios para arreglar este problema…

“¡Piedra, papel o tijeras!”, exclamaron los dos al mismo tiempo.

El juego maduro, serio y democrático se realizó según las leyes que habían establecido cuando eran niños, pero los resultados no habían hecho felices a todos.

Yoongi se acostó en la cama con la sonrisa más grande del mundo y palmeó sus piernas con suficiencia, se sentía como el macho alfa más imponente que alguna vez ha nacido. “Piedra, papel, o tijeras” nunca se equivoca. Hoseok se mordió el labio y rascó la parte superior de su nuca, tomó una respiración profunda y se acercó a la cama.

Hoseok terminó sobre Yoongi como el chico del vídeo: con el trasero en su cara y el miembro erecto entre sus manos. Ninguno hizo nada. Hoseok se sentía avergonzado y expuesto a pesar de que conocía a Yoongi de toda la vida, y que Yoongi no se estuviera moviendo no ayudaba en nada a la situación. —Hyung, tal vez deberíamos… ¡Ah! Ah… sí, joder.

Yoongi esbozó una media sonrisa cuando separó su rostro del trasero del menor. — ¿Qué tal se sintió eso, Hobi? —Hoseok se sintió traicionado y contraatacó.

El chico de arriba engulló el miembro de su novio de una sola vez y se aseguró de hacer movimientos lentos y circulares sobre la pequeña abertura del grande, para después ladear su cabeza y pasar sus labios por toda la extensión, remarcando una vena con su lengua. Yoongi gruñó de placer y echó su cabeza hacia atrás, olvidando momentáneamente que esto se trataba de que ambos se dieran placer al mismo tiempo.

Yoongi se dedicó a tomar el desatendido pene de Hoseok en su boca mientras acariciaba los testículos con su mano; cuando Yoongi supo qué era una mamada, jamás se imaginó que le gustaría tanto el sabor del líquido pre seminal en su boca. Mientras Yoongi se alejaba del miembro erecto de su novio para esta vez pasar su lengua por uno de los testículos, haciendo lo mismo con el otro, Hoseok trataba de tomar todo lo que le fuera posible en su boca: realmente le gustaba esa sensación ardiente y dolorosa en su garganta cuando se forzaba a sí mismo a tomar más, y le gustaba mucho más sabiendo que a Yoongi le volvía loco.

—Hoseokkie… —bufó el chico mientras se relamía los labios, paseando despreocupadamente uno de sus dedos sobre la rosada entrada de Hoseok—. No entiendo por qué te apenaba la idea de sentarte en mi cara… Si yo tuviera el culo que tú tienes, me aprovecharía de todo el mundo —Yoongi sabía que sus palabras avergonzarían terriblemente a su novio, pero ese era su principal objetivo. Hoseok no pudo decir nada, ya que cualquier sonido que estuviera a punto de salir era acallado por gemidos ahogados y ruidos húmedos y obscenos. Al no recibir respuesta, Yoongi acercó su lengua a la piel sensible de la entrada del menor, haciendo que el otro dejara de hacer su trabajo para dedicarse a gritar.

Yoongi no se separó de Hoseok, en cambio, comenzó a propiciar nalgadas sobre la carne expuesta mientras continuaba las pequeñas penetraciones con su lengua. Hoseok sabía perfectamente lo mucho que a Yoongi le gustaba cuando aumentaba el ritmo repentinamente, así que dejó que sus mejillas se ahuecaran para después subir y bajar su cabeza con intensidad, succionando el pene del mayor con premura.

—Yoon…gi… Dios, Yoongi, me voy a correr —en cuanto escuchó esas palabras, el chico se apresuró a tomar el engrosado pene de Hoseok para introducirlo nuevamente en su boca, se moría por sentir ese sabor amargo y esa sensación de calidez pasando por su garganta. Hoseok llegó a su orgasmo con un sonido que provenía desde lo más profundo de su pecho, resultado del grito que no pudo salir porque su boca estaba llena de Yoongi.

El mayor pudo tragarlo casi todo, a excepción de unas pequeñas gotas que se escurrieron por la comisura de sus labios, no pudo evitar llevarse los dedos que había introducido en su novio a la boca, chupándolos sonoramente. Yoongi también estaba cerca y sólo fueron necesarios algunos movimientos erráticos de la mano de Hoseok sobre su entrepierna para que se corriera en la hermosa cara angelical del menor.

—Mierda, sí… —Yoongi cerró ese par de ojos felinos mientras echaba su cabeza hacia atrás, con la sonrisa más satisfecha del mundo. Cuando abrió los ojos, se mordió el labio inferior y apretó los glúteos del otro chico con las dos manos.

Hoseok bajó de encima de Yoongi después de un rato y se secó la cara con la sábana, subió sobre su novio y lo besó en la punta de la nariz. —Agradezco mucho haber perdido el ‘piedra, papel o tijeras’… eso fue lo mejor de todo el mundo.

—Siempre es un placer, Hoseokkie… —los dos rieron.

—Tengamos sexo, Yoongi —inquirió el menor con impaciencia mientras se levantaba de la cama en busca del lubricante.

“He creado un monstruo”, pensó Yoongi.