·dos años atrás·
Beverly miraba a todos lados, no podía moverse, estaba completamente paralizada, asustada. Sus manos estaban llenas de sangre y ni siquiera sabía el por qué. Escuchaba las sirenas a lo lejos, debía correr, ahora. Podía permanecer oculta unos minutos en el bosque, para distraer a la policía. Pero no lo hizo, siguió ahí, quieta, mirando el cuerpo en el suelo y todo su alrededor manchado de aquel líquido rojo viscoso. Había tomado bastante esa noche, y el alcohol todavía estaba haciendo efecto en su cabeza. No recordaba lo que había pasado, no recordaba si ella había llevado a cabo el asesinato. Iba a explotar en cualquier momento.
Una mano agarró la suya y tiró con fuerza. Pronto se encontraron corriendo por el bosque, a toda velocidad, evitando así los años de condena.
Se detuvieron en un tráiler, perfecto lugar para esconderse. Entraron.
— Lava tus manos —le ordenó— ¡Ya!
Beverly abrió el grifo y comenzó a frotarse las manos rápidamente, eliminando todo rastro de sangre. Pero sus ropas y cabello aún tenían.
— Escucha —hizo una pausa— Entra al baño, y lávate la cabeza, también necesito que me des tu ropa.
— No... no te daré mis ropas —dijo ella arrastrando un poco las palabras.
— Solo las voy a poner en la lavadora, te daré algo para que te pongas, pero tienes que ser muy rápida, pueden llegar en cualquier momento, Beverly.
— ¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó confusa.
— No hay tiempo para eso, quítate la ropa, y entra al baño, ya comienzo a escuchar las sirenas.
Finalmente obedeció. Desabrochó los botones de su vestido, se lo quitó y se lo lanzó. Mientras se duchaba escuchó que tocaban a la puerta del tráiler. Ya estaban aquí.
— No, solo estamos mi novia y yo —decía— Ah, amor, ya te has bañado —Beverly acababa de unirse a ellos.
— Buenas... —dijo en susurros— Buenas noches —repitió un poco más alto, para que no se notara su nerviosismo.
— ¿Todo bien por aquí? ¿No han visto a nadie sospechoso por la zona? Estamos investigando un posible homicidio —habló el oficial.
— Sentimos no ser de mucha ayuda, no hemos salido de aquí.
— Gracias de todas formas y disculpen la molestia —dio las buenas noches y se retiró.
— ¿Quién eres? —le preguntó Beberly al chico que la había sacado de la escena del crimen.
— Allen, Cyrus Allen, estudiante a detective. Mucho gusto, Beverly Bloom.

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