Había un puente frente a mí,
no recuerdo el caudal bajo él
ni si está en el campo o en la ciudad.
Había un puente frente a mí
y lo único que quería era saltar por él.
Quizá el suceso comenzó a repetirse,
incesante, luego de aquella reveladora historia;
mi antepasado, aquel hombre que ni siquiera
estuve cerca de conocer, tenía su propia historia
con él, un puente en una ciudad creciente,
en una metrópolis lejos de su hogar.
Se dice que un día salió de casa sin avisar,
sin hablar, con un pensamiento ardiente
ocupando por completo su mente.
Salió de casa para jamás regresar.
Cuentan que un invierno se plantó sobre el puente
como todo un valiente,
dicen que lo vieron saltar,
debe ser muy parecido a volar.
No pregunté si apareció su cuerpo ahogado,
o si logró descansar.
No supe sus razones,
tampoco sus sentimientos;
pero luego de que escuché sobre ese suceso,
comenzó mi propio proceso,
mi propio viaje en busca de un vuelo.
Cuando me sentaba en el borde de mi
pequeño puente, pensaba en él,
en que a veces, dejarse arrastrar por la corriente
cobra otro significado…
cuando estoy en mi propio puente
me pregunto si nos llegaremos a ver del otro lado,
donde las corrientes mueren.
Merci pour la lecture!
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