Memorias del Eterno Prisionero
"Dedicado al alma prisionera que llevamos dentro.
Y de manera aún más especial a aquellos que cargamos con un Dictador Supremo."
Maldición. Hacer esto va a ser muy difícil.
En fin. Puedo corregir después.
Mi nombre es Adam Keanffendoom. Eso ustedes ya lo sabrán cuando lean esto. Me siento estúpido por el solo hecho de presentarme cuando todos me conocen, cuando soy la persona más famosa de la historia de la humanidad. Es como una de esas reuniones para adictos o algo así, en las cuales uno se presenta cuando ya todos saben quién eres y qué es lo que vas a decir.
No me siento muy distinto a eso y es patético, humillante.
Sentirse humillado es una de las mejores cosas que me ha pasado. No por cómo se siente, sino por lo que produce en mí. Pero ya hablaremos de eso.
Comencemos de nuevo. Debo decir la verdad.
Mi nombre es Adam Keanffendoom, tengo más años de los que puedo admitir, menos cabello del que me gustaría y más dudas de las que debería tener. Nací en un lugar a una distancia tan grande de donde estoy ahora; que ha dejado de existir hace tanto, que ni siquiera importa cómo fue, dónde estaba, ni cómo se llamaba. A nadie le interesa. A mí no me interesa. Todos saben quién he sido y que he logrado; el mundo entero conoce mi voz, mi rostro, y mi historia.
Es suficiente presentación. Soy Adam Keanffendoom. Y hoy, me propongo a escribir mi autobiografía. La única con mi autorización.
Sin embargo, para escribir la historia de un hombre, se debe conocer la historia de aquellos que lo rodearon e influyeron en él, tal como si se tratara de un país. Es imperativo, por tanto, que en estas memorias no haga un alarde de cosas que son de conocimiento público, no puedo gastar tiempo en lo que ya está en textos escolares o lo que ya se discute en toda universidad.
Debo escribir sobre lo que permanece oculto, aquello que solo yo puedo decir sobre mí mismo y mis circunstancias.
Debo escribir la verdad.
Alguien tiene que enseñarle a la humanidad lo que nadie quiere aprender. Debo explicar lo que nadie explica, aquello que no viene junto con el gran paquete de sobreinformación de la época en que yo viví. Las masas de personas engañadas deben ser liberadas de sus ataduras. Esas mismas masas que, cual inservibles insectos, se lanzan hasta la muerte por cualquier rayo de luz, que siguen a la vaca más gorda como los nimios mamíferos que son. Solo yo puedo hacerlo. Una vez más es mi responsabilidad.
Curiosamente, es solo mi increíble mala fama y mi influencia global la que me permite emprender tan grandiosa campaña: no es que yo tenga las respuestas a todo lo anterior, me gustaría, pero carezco de todas ellas. Lo que me hace distinto es que yo conozco la fuente.
Yo conozco a esa insignificante y maldita persona. Estas no pueden ser solo las memorias de mi vida. Esta también debe ser la historia de ese miserable mocoso, de aquel que ha despojado la Grandeza de mi Magna Persona y me ha reducido a la humillación misma.
Pienso en todas las veces que me dijeron que escribiera una biografía. Pero no tenía tiempo. Y cuando lo tuve no quise sentarme por horas para contar mi historia y que otro pelmazo la escribiera. El hecho que hoy esté en una situación que me permita hacer esto es una especie de milagro.
Milagros.
Yo no creo en milagros, me gusta la acción, los resultados y las estadísticas. Pero hoy por hoy debo admitir que, a veces, suceden cosas poco probables. Estoy aquí por causa de una de ellas.
Emprendo esta causa sin saber hasta el día de hoy lo que sucedió con mi vida los últimos años, lo cual es como ponerle un guante a un manco... tendré que escribir sin haber resuelto los problemas aún.
Tal vez esa es una buena forma de comenzar, explicando el problema inicial de mi vida: El problema que me llevó a la gloria.
Lo sé. Deben pensar, después de la primera página, que soy un enfermizo egomaniaco. Que todo lo que ya les han enseñado de mí es cierto. Y tienen algo de razón. Al menos hoy estoy al tanto de mis flaquezas. Antes era ciego a ellas, ahora las veo.
¿Qué tal ustedes? ¿Están al tanto de las suyas? ¿Ven o solo distinguen matices? ¿Con cuál farol se están estrellando últimamente? ¿A qué mamífero dominante han estado siguiendo? ¿Se hace tan larga la manada detrás de otros compañeros gregarios, que ni siquiera pueden olerle el culo a los que marcan la ruta de sus vidas?
Solo son preguntas. Preguntas que nos involucran a todos, que pocos se hacen a sí mismos y que nadie responde.
Todos tenemos problemas internos que debemos resolver. Espero que me juzguen en relación a mi humanidad, no en cuanto a mi grandeza.
¿Listos para la Verdad?
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