axel-melgarejo1625109491 Axel Melgarejo

Bonestar, un pequeño pueblo de Texas con no menos de docientos habitantes, un ambiente tranquilo donde nunca pasa nada y varias minas abandonadas de épocas en donde se explotaba todo el oro que se pudiese encontrar en el oeste y un pequeño secreto. Un secreto que se mueve en los oscuros pasillos de esas minas abandonadas, un secreto del que nadie quiere hablar y que todos lo toman como una leyenda urbana, un secreto que tiene hambre, un secreto que se esconde en las gruesas telarañas esperando a que esos niños tontos que han montado la fiesta en sus dominios vengan a donde él se encuentra porque en Bonestar nada es lo que parece y todo esta entrelazado por una: TELARAÑA


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PROLOGO: LOS TÚNELES ABANDONADOS

La música que la radio de su Fury de 1960 emitía comenzaba a tener las típicas interferencias cuando el coche se alejaba de la ciudad y se adentraba en plena carretera. Aunque ellos no se encontraban en la carretera en aquel momento sino en las afueras del pequeño pueblo de Bonestar, en el extenso estado de Texas. Cuando llegaron a su destino la música se convirtió en una estática demasiado potente que se interrumpió cuando ella apagó la radio. La noche era hermosa, un cielo estrellado junto a una romántica luna llena que era la única iluminación que tenían durante aquella velada primaveral. Apagando el motor del enorme coche de color rojo, cuyo baúl tenía dos aladas decoraciones a los costados en donde se encontraban las luces traseras, Jeremy Falonso de diecisiete años de edad se acomodó al lado de su novia Katie Duglans quien era un año menor que él.

- ¿Pues?- le preguntó Falonso viendo a la lejanía las luces nocturnas de la ciudad de Bonestar- ¿Qué te parece? Te dije que era un espectáculo único pero, como siempre, la señorita perfecta no me cree ni una sola palabra que le digo

- ¡Eso no es cierto!- rió Katie desviando su mirada a donde se encontraba su rubio acompañante cuyo flequillo peinado al costado la hacia sonreír- cuando me contaste de tu anotación de quinientas yardas, yo te creí

- Sí, porque tenía a medio colegio viéndome en ese momento- sonrió Falonso colocando de forma simulada su mano en el bolsillo de su negro pantalón de vestir- de lo contrario no me habrías creído ni una sola palabra tampoco

- ¡No estás siendo justo!- volvió a reír Katie, mirando de nuevo las hermosas luces de la ciudad en donde vivía. Disminuyendo un poco su risa, al punto de calmarse, Katie le preguntó- ¿Es verdad que piensas alistarte en el ejercito?

Dejando de sonreír, Falonso le respondió:

- Si, sé que hay muchos muchachos que no desean hablar del tema y que hay un gran temor por la posibilidad de que haya una guerra en ese sitio ¿Cuál era su nombre?... No importa, lo que importa es que no soy de los que se acobardan y huyen de sus responsabilidades- tomando con fuerzas aquel objeto que llevaba en su bolsillo, añadió- mi padre combatió en la segunda guerra y salvó al mundo de la amenaza Nazi ¿Por qué no puedo hacer mi parte combatiendo a los Rusos o cualquier amigo suyo comunista? Ya viste lo que ocurrió en Cuba

- A nadie le pareció importar- sonrió Katie acariciando la mejilla de su novio- y no creo que tu padre haya vencido él solo a toda la Alemania Nazi

- Eso no es lo que él dice- rió nuevamente Falonso- sin embargo, siento que debo de hacer mi parte, si no combatiendo a los Rusos, entonces haciendo algo útil en lugar de trabajar en un taller de automóviles junto a mi padre cuando llegue a los dieciocho

- ¿Acaso nuestra relación no es algo útil para ti?- le preguntó Katie acercando sus labios a los de Falonso quien le respondió

- Por supuesto que si, por eso…- sacando la mano de su bolsillo, le mostró un hermoso anillo de compromiso que detuvo el avance de Katie, quien puso sus manos sobre su boca que se había abierto debido a la sorpresa- sea en el ejercito, en la universidad o en donde sea, quiero tener un motivo para seguir adelante y tú eres ese motivo. Katie ¿Te casarías conmigo?

Katie vio el anillo y las palabras de su novio apenas si le fueron entendibles pero antes de poder siquiera tratar de traducirlas en su cabeza, la respuesta vino de forma automática a sus labios:

- ¡Si, si y mil veces sí!- abrazándolo con todas sus fuerzas añadió- ¡Te amo Jerry!

- Sabía que te gustaría- sonrió Falonso devolviéndole el abrazo- y yo también te amo Katie

Sin pensárselo dos veces le puso el anillo de compromiso en el dedo y procedió a darle un tierno beso en la boca. Ambos sabían que deberían de esperar un poco a que cumplieran los dieciocho pero por fortuna algo que ambos daban por hecho era aquella boda porque ninguno de sus padres los veía con malos ojos o desaprobaban aquel noviazgo, siendo la misma madre de Katie quien le preguntaba constantemente si Falonso le había hecho ya la pregunta.

Todos en la preparatoria ya habían notado que la relación de Falonso con aquella hermosa muchacha de cabello negro, ojos castaños, piel blanca y que siempre llevaba una falda amarilla junto a una blusa rosa con una vicha que adornaba su cabello, iba muy en serio.

Ese hermoso momento fue tristemente interrumpido por un sonido de pasos en aquel desértico lugar, por un momento ambos creyeron haberlo imaginado pero, a los pocos minutos, se repitió. Era como si tres personas caminaran en fila a la vez, siendo muy rápidos durante el proceso. Falonso y Katie se miraron en silencio por un minuto, preguntando al unísono

- ¿Oíste eso?

El sonido de escuchó de nuevo, solo que mas lejos de donde se encontraban.

- ¿Acaso nos están espiando?- preguntó Falonso sacando de la guantera de su auto una pistola Smith y Wesson de seis tiros

- No veo a nadie- le respondió Katie tratando de divisar alguna silueta en aquel desértico lugar que tenía unos pequeños montículos de arena a su alrededor

- Sin embargo hay alguien más aquí- afirmó Falonso encendiendo su fury. Apretando un botón de su coche, el blanco techo corredizo se puso sobre ellos como si fuese un escudo protector. Poniendo la primera en su palanca de cambios, añadió- y no creo que sea más rápido que mi coche

- ¡Jerry, espera!- le pidió Katie tratando de calmarlo- a lo mejor es alguien que puede estar paseando a su perro o algo por el estilo

- Puede ser- asintió Falonso apretando el acelerador- pero creo que es mejor asegurarse… odio a los voyeristas ¿Tú no?

El Fury llegó a donde se encontraba una pequeña caverna abandonada de lo que alguna vez pudo haber sido una mina de oro. Deteniendo el coche, Falonsó se bajó del auto diciendo:

- Un curioso lugar para pasear al perro ¿No crees?- acercándose a donde estaba la entrada del túnel le dijo a Katie- quédate aquí y si no salgo en veinte minutos ve con el sheriff ¿De acuerdo?

Al ver que Katie no le respondía, aseveró:

- ¡¿De acuerdo?!

- S… si- asintió Katie asustada y casi al borde de las lagrimas

Sin añadir nada más, Falonso se adentró al túnel con su arma en la mano. Katie se quedó viendo aquel oscuro túnel por unos minutos y tras observar su anillo de compromiso, se bajó del coche dirigiéndose a donde pudiese estar su prometido. Antes de adentrarse en el túnel, observó un largo y enorme pedazo de telaraña que colgaba en una de las vigas de entrada. La tocó con su mano temblorosa por unos minutos: era pegajosa como también muy viscosa aunque poseía una inquietante fortaleza similar a unos cables de acero. Volviendo en sí, Katie se adentró en el túnel abandonado.

La oscura entrada se mantuvo en su imperturbable silencio hasta que el sonido de los gritos de Katie seguido de los disparos del arma de Falonso lo interrumpieron de forma brusca y abrupta. Sin embargo, tras haberse iluminado la entrada una última vez debido a los disparos de aquella pistola, el silencio volvió a penetrar en el oscuro ambiente una vez más.

22 Avril 2022 02:04 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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