quarantine Gguk seven

"¿Quieres una vida en calma dentro de la mafia? Domina el tornado, enamora el diablo... Porque el amor es la única arma que necesitas aprender a manejar para estar a salvo. No hay hombre más débil que uno enamorado". La mafia del norte y sur han sido autores de un vasto río de sangre a lo largo de los años, enemigos por naturaleza, pero con la súbita muerte del esposo de Kim Taehyung, un doncel joven con dos hijos pequeños; ambas mafias verán oportuna situación para converger entre ellas de la forma más tradicional. Un matrimonio. Jeon Jeongguk, capo del norte, solo tiene una condición para pactar alianza con la mafia del sur, quiere a Taehyung como futuro esposo. Es la oportunidad perfecta para que Taehyung deje su pasado tormentoso con el sur atrás y comience una vida nueva, pero Jeongguk es un tornado listo para arrasar todo a su paso, contenerlo no será fácil, menos cuando el hombre amenaza con exponer los secretos que les unen. Mentiras, odio, dolor y muerte tejen entre ellas un romance inesperado, inadecuado. Jeongguk y Taehyung florecen y desafían una relación atípica a lo deliberado en su mundo, crean un amor con olor a sangre. ✧KookTae ✧Mpreg/Mafia/Romance ✧Contenido para adultos ✧Capítulos largos/Actualizaciones lentas ✧Historia original DI NO AL PLAGIO DE HISTORIAS DE FORMA PARCIAL O TOTAL, PDF'S O ADAPTACIONES NO AUTORIZADAS. Registrada en SaFeCreative bajo el número: 2207161593503


#57 Dan Fanfiction Interdit aux moins de 18 ans.

#doncel #mpreg #kooktae #vottom #inkspiredstory #taehyung #jungkook #fanfic #mafia #romance
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00│Una bienvenida diferente

N/A: Solo quería hacer esto, porque tenía un deseo de que el doncel sea quien ya haya tenido la familia y los hijos, que no sea el tipo de esposo puro que un capo espera, pero que aun así puedan complementarse y enamorarse. Un matrimonio de la mafia lejos de ser lo ideal.

No prometo mucho, últimamente solo escribo de forma desordenada, y cuando en realidad me nace. Aun así gracias por leer este intento de historia.

[...]

"La vida está llena de malos presentimientos que se supone debemos sentir poco antes de que el caos impacte, casi como un susurro que nos advierte, que nos prepara antes de la gran sacudida; pero pese a la regla impuesta, hay veces que no se tiene la intención de ver las señales claras, aunque el tornado avance sin parar. Porque en ocasiones, es mejor cerrar los ojos e inmutar el alma hasta que el desastre arrase, solo entonces se abre el corazón precavido para darse cuenta de que ya es demasiado tarde. Todo ha terminado".

[...]

Daegu, 2022

Sabía que no tenía ningún derecho a sentirse ofendido, era ridículo de su parte el mofarse por aquel comentario injurioso de su capo, debía estar acostumbrado a ello; toda una vida en la mafia tenía que haberle enseñado que nacer como un doncel, era el sinónimo genuino de callar, soportar y aceptar cualquier cosa por parte de un varón.

Estaba en su naturaleza. Tenía que.

"Se forja oro con fuego y donceles con dolor..." Es lo que escuchó a lo largo de su vida, una y otra vez como una tediosa melodía famosa que hace eco por todos lados. Lo odiaba. Ese puto recordatorio que le había quebrado los sueños hasta las venas era una poción toxica administrada por los hombres en la mafia, una letal manera de matar cualquier atisbo de esperanza en quienes eran como él.

Ser doncel no era algo hermoso, ni una bendición de la naturaleza como muchos querían hacerle creer, más bien, esa realidad que nadie quiere mencionar es que ser un doncel es visto como un castigo, peor que ello, reducidos a un simple objeto más para que los hombres les luzcan como si de un reloj de oro y diamantes se tratase o incluso un florero de decoración, en su caso, sería uno que dejan arrumbado en una esquina elegante y polvosa, exclusivamente para ser admirado y envidiado, pero jamás tocado, pues su poseedor prefería las flores sin jarrón.

Ese era el tipo de dueño que la mafia del sur le había otorgado. Un amante de flores de papel y verdugo de rosas brillantes. Pero como todo doncel, debía soportar lo que fuera que su propietario quisiera darle. Así eran las reglas de la vida. De su vida. Tenía que soportarlo.

En la mafia del sur, o quizás en todas las mafias e incluso fuera de ellas, un doncel obtiene su valor dependiendo de con qué tanta euforia su varón alardea acerca de su destreza en la cama o su habilidad culinaria. No hay más opciones, no existen donceles reconocidos por su inteligencia o ingenio. Pero a pesar de que sabe de memoria que el respeto a su persona es inexistente gracias al sexo entre sus piernas, Taehyung no puede evitar no menguar la rabia ante la ofensa del hombre grande, así que, aunque tiene miradas lábiles rodeándole como espinas al rosal, aprieta los puños vigorosamente ante el eco de las palabras del dueño de todos los presentes. Kim Namjoon, el capo del sur.

"—De vuelta al mercado, más te vale mantenerte a raya. Ellos quieren tú máscara, no tu cara. Esfuérzate en seguir siendo dócil o de lo contrario no conseguirás un nuevo marido que te acepte con esos defectos que tienes..."

Y si bien Taehyung estaba en el funeral de su difunto esposo, no era por amor, cariño o respeto al muerto que deseaba brincar sobre la cara de Namjoon y borrarle esa sonrisa burlesca de una cachetada. No. Más bien, estaba siendo impulsado por la rabia que surgía como lava al comprobar que su honor y orgullo eran nada en un mundo de hombres que nunca le considerarían un igual, para ellos, era un simple frasco para contener y desechar, ni siquiera su mínima opinión acerca de sí mismo tenía valor si un varón decía lo contrario. Lo sabía. Veces pasadas actuaría igual a los demás, bajaría la cabeza y aceptaría sin rechistar: "Es lo que me ha tocado por ser doncel". Después de todo, fue criado arduamente para servir a un esposo, para satisfacer y abrirse de piernas hasta llenarse de niños que, a pesar de salir de él, nunca serían de su propiedad. Toda su educación se basó en complacer a alguien más. Y pudo seguir al pie de la letra su deber, hasta que sus hijos llegaron.

Justo por ello, por sus dos hijos, YeonJun y Yeji, es que Taehyung pensó en matar con la mirada a su capo, no era justo, ni divertido hacer chistes e insinuaciones lascivas frente a niños menores de seis años. Ya había soportado bastante, no podía aceptar más de las bromas que el mafioso hacía acerca de su futuro, peor, no podía permitir que el líder continuará rememorando sin escrúpulos la forma brutal e inesperada en que HyunJin había sido asesinado.

Taehyung suelta el aire pesadamente una vez que el propósito de Namjoon ha llegado a sus sienes, traga duro antes de recordar en su cabeza la última imagen de HyunJin: Una cama ajena, sábanas manchadas, pistas de una noche apasionada, una mujer preciosa, un disparo que le ensordece, dos, luego tres, un grito que le enchina la piel seguido de una lluvia de lágrimas, y luego esa mirada.

Sacude la cabeza, como si los pensamientos dentro de ella fueran nubes que se desplazan ante el simple movimiento. Lo intenta con fuerza. No quiere que esa noche espantosa escape del pasado para atormentarle. No quiere que sus hijos vivan el recuerdo de la forma inédita y salvaje en que murió su padre. Porque si bien HyunJin no fue el tipo de hombre adecuado o por lo menos decente para él, no pretende manchar los momentos normales que sus niños compartieron con su exesposo. Así que, aunque odia soportar, lo intenta una vez más, solo que ahora es diferente, ya no está esa sumisión que le hacía quebrarse y aceptar sin oponerse, hay una emoción nueva que mengua el dolor y rabia de una forma que le hace sentir enérgico, mantener la farsa de matrimonio feliz, ya no se trata de la reputación de su difunto esposo. No.

Hará todo porque su hogar se mantenga a salvo, no piensa desafiar al capo del sur, aunque por dentro la molestia queme sus entrañas y le provoque náuseas. Él doncel no piensa tirar al caño su esfuerzo por mantener a sus hijos y su hogar como un espacio intocable ante la mafia. Todo ha cambiado.

Si bien ha decidió seguir la orden de Namjoon, no la tomará como el capo espera. No más. Se lo debe a sus hijos. Se lo debe a sí mismo. No permitirá que su casa, ese lugar donde encontró la valentía y el amor, se vuelva una silenciosa y luminosa casa de citas, no dejará que su hogar y familia sean perturbadas por la exigencia cruel de la mafia, no accederá fácilmente a la imposición del mafioso para buscar un marido nuevo. Va a luchar, aunque sea una vez.

A la mierda las reglas. A la mierda lo que esperan de él.

"—Tienes que dejar el luto cuanto antes, Taehyung. Aún eres joven y precioso... Sí bien no cualquiera querrá un doncel con dos niños, tu cuerpo y rostro serán de beneficio, pero si le agregas una actitud el doble de dócil y frágil, esa que a HyunJin atrapó, créeme, no faltará el hombre que te encuentre deseable, depende de ti el conseguir rápidamente un nuevo marido que salvaguarde tu futuro y el de tus hijos".

Taehyung exhala pesadamente una vez más, pasa una mano por su cabello castaño, exasperado por las palabras que cada persona en el funeral le ha dado. Si bien, tenía claro que no iba a obtener un ramo de consuelo y aprecio, dado a que no es un secreto que nunca amo a HyunJin, ni esté a él, su matrimonio fue meramente con la intención de fortalecer los mandatos de sus respectivos padres, después de todo así eran todos los casamientos en la mafia, pero hubo momentos en los que llegó a tener la mínima esperanza de obtener un poco de armonía y respeto en su unión, de encontrar el amor en ese hombre que le tocó. Nunca pasó.

A veces Taehyung culpa con totalidad a la mafia -sabe que es la culpable con totalidad-, piensa que, si tan solo las cosas hubieran sido diferentes, si quizás hubiera conocido a HyunJin fuera de ese mundo oscuro y sanguinario, podría haber tenido un mejor final para ambos. Pero los hubiera nunca son reales. Así que solo le queda vivir con el recuerdo de un hombre que nadie ahí presente conoció en su totalidad, ni siquiera él.

Como un océano, los rumores de quién era HyunJin se parten en dos, la marea salvaje y predominante que lo pinta como un hombre honorable, agradable y divertido, un amante ideal, y aunque Taehyung se opone a ello por su vivencia a lado del varón, debe admitir que parcialmente, es real, claro, siempre y cuando el rubio no estuviera alcoholizado hasta los talones, eufórico por la sangre y animado a presumir en su cara aquella lista interminable de amantes dispuestos a lamerle las bolas y no ser un estirado, como solía llamarle. Pero, estaba la contraparte, esa leve marea salvaje que sólo él había presenciado, aquella donde solía sonreír a YeonJun mientras le medía en el marco de la cocina, o incluso las esporádicas ocasiones que tomó a Yeji en brazos para arrullarla.

Fue en esos momentos donde Taehyung llegó a pensar que podría tener una familia en paz, que HyunJin podría ser un gran padre y hombre, pero como todo varón inmerso en la mafia, HyunJin no fue la excepción.

Aún con eso, Taehyung esperaba que el funeral de HyunJin fuera diferente, necesitaba un consuelo, quizás un vaivén de palabras falsas con la intención de servir como ungüento, o siquiera de darle falsa calma, quería los fingidos: "Siento mucho tu pérdida". "Estoy aquí para lo que necesites". "Todo va a mejorar". Lo que fuera, menos un frío, seco y realista: "Date prisa a conseguir un nuevo marido".

A lo largo del día había escuchado esa oración tan seguido como el crujir de las hojas en otoño, que para ese punto, Taehyung ya sentía a los oídos pegadas aquellas palabras. Era tan jodidamente fácil para esos hombres, e incluso mujeres y donceles aconsejarle reemplazar a su difunto esposo, que parecía ni siquiera estuvieran en medio de lápidas y cadáveres. Como si fuera tan sencillo encontrar a un hombre decente que le aceptará con sus dos preciosos hijos justo ahí en el cementerio. Debía ser un puto chiste, pero para su desgracia, era la realidad. Su realidad.

Taehyung desvía su mirada de la tumba al sentir un aura distinta, sabe que es el centro de atención, pero lo que percibe es totalmente ajeno a lo esperado para el viudo de un capitán, así que, por inercia e instinto de protección, desvía sus ojos a sus hijos, esos pequeños que parecen perdidos en aquel evento, no tendría por qué haber niños en un lugar como ese, suspira pesado y luego mira a la multitud de hombres en trajes negro rodeándole, cada vez más cerca y más cerca. Entonces, le es imposible no sentir como un hueco se hace profundo en su pecho ante la cercanía peligrosa de los ajenos. Acaba de darse cuenta de que la atención no solo está en él, sino también en sus hijos.

No es lo que quiere, no es lo que necesita, jamás ha sido partidario de recibir excesiva atención, es más de esconderse detrás de las sombras, se siente a gusto de esa forma, pero ¿Desde cuándo la mafia le otorgaba a un simple doncel la ventaja de elegir su destino o lo que este quiere?

Jamás.

Él doncel sabe el porqué de las miradas, sin HyunJin a su lado vuelve a ser un trozo de carne en medio de una jauría famélica y salvaje. Lo peor de volver a la soltería, no es la prontitud con la que se le exige volver a casarse, con la burda excusa de fortalecer nexos o simplemente continuar con apariencias en la mafia. No. Lo peor es que ahora tendrá que toparse con un desfile extenso de esos mafiosos despreciables que le ven como tentempié, tendrá que soportar lo que sea, sin tener certeza o esperanza de que uno de esos hombres será medio decente en lo que cabe de su mundo, y le aceptará para acoger sin trampas a él y sus preciosos hijos.

Le aterra tanto el futuro que le depara, es incierto lo que va a pasar con él y sus hijos, aunque ya está escrito que debe regresar al matrimonio cuanto antes, ahora que ha probado el valor, su valor, no está tan seguro de poder seguir al margen las reglas de la mafia.

Una vez el molde ha sido afectado, es imposible que vuelva a su forma natural. El cambio es transformación sin vuelta atrás.

Ya no era aquel doncel temeroso que se casó entre tropezones y lágrimas, ahora Taehyung era papá de dos niños que le habían dado la fortaleza de querer luchar, de romper las reglas, lo que fuera por mantenerlos a sus hijos a salvo de la mafia.

—Te prometo que vamos a encontrar al culpable... —Dice uno de los tantos hombres, pero Taehyung se obliga a no prestarle atención. No quiere ser parte de esa conversación, cada segundo que pasa siente que está a nada de explotar. Es una bomba de tiempo a nada de llegar al límite, su límite.

El sollozo falso le está provocando un hueco en las sienes, perfora su intento de calma y deja que este escape sin dirección, el descontrol fluye por sus poros como un sudor denso, hace que la ropa se sienta apretada y que le hace falta aire. Está hastiado de la jodida falsedad en aquel lugar, le remueve las tripas el escuchar la facilidad con la que todos mienten, lo fácil que es para ellos pretender que sufren por alguien que realmente nunca apreciaron. Todo es una mentira, nadie va a extrañar a alguien como HyunJin, quizás, solo quizás, lo haga la madre de éste, y aunque por ley de sangre debe ser así, la posibilidad se presenta casi escasa.

HyunJin no merece que alguien lo mantenga vivo entre recuerdos. HyunJin no merece ser recordado, sería mejor pretender que nunca existió. Es lo que piensa y repite a sus adentros Taehyung. El doncel no reza el padre nuestro como lo hacen las damas y donceles a su lado, él suplica al Diablo que el hombre que están enterrando jamás salga de ese espacio.

Taehyung permanece de pie frente a la lápida, sin rastros de tristeza, sin atisbo de dolor, sin lágrimas, no lloraría la muerte de HyunJin, no iba a actuar de forma desconsolada, pese a que era un buen actor, no sería un hipócrita, no ese día. No quería seguir manteniendo las apariencias, no ansiaba ser ese doncel necesitado y voluble que todos esperaban. Claro que no. Si bien Namjoon le había exigido un esposo más, lo haría, aceptaría lo que la mafia le exigía de vuelta, pero lo haría a su manera. Era la primera vez que el doncel quería tomar su propia decisión.

Estaba tan harto de las reglas. Tan harto de los hombres. Tan harto del placer ajeno. Tan harto del temor. Tan harto del juego sucio que lo arrasa por ser doncel. Tan harto de la mafia.

No piensa caer de vuelta en la cacería injusta e inhumana que conllevaba volver a casarse, no será el débil doncel. Taehyung va a tomar su futuro y el de sus hijos en sus manos, así que, por ello, todo debe ser diferente, incluso él. Se endereza en su lugar, con la cabeza en alto, se mantiene firme a pesar de que los tacones cuadrados parecen querer hundirse en el lodo inestable creado por las lluvias otoñales, inhala el aire fresco cargado de virutas de muerte y dolor, frunce los labios y sin titubeos aprieta la rosa que ha permanecido entre su mano, no le importa que las espinas de esta se claven en su palma.

Si ya dolió ¿Por qué no lo sueltas?

Acata las palabras y las toma como un credo, Taehyung aprieta con más fuerza la rosa, se clava las espinas porque es su recordatorio de que el dolor por fin ha terminado, se irá con la muerte de HyunJin. Es la última vez que permite la mafia le haga daño. Minúsculos ríos carmesíes escurren de su palma hasta empapar los pétalos rojizos, caen gota a gota sobre la tierra negra.

Es un augurio de todo lo que viene.

Firme y decidido, Taehyung no mira hacia abajo ni siquiera para ver como la rosa cae de lleno al hueco hondo, no escatima en presenciar la muerte marchitar la naturaleza, ni menos ve contrastar la flor con el cedro donde su pasado al fin ha sido sellado.

«¡Adiós, HyunJin! Por fin puedo despedirme de ti... Todo ha terminado».

Gemidos y murmullos no tardan en aparecer ante la repentina y nueva actitud de Taehyung, él doncel deja ver entre líneas que no está dispuesto a seguir con el papel que la mafia le ha dado, no piensa volver a ser el doncel vulnerable y sensible que cualquier hombre puede romper a su antojo.

La mafia le ha dado un puñado de espinas y dolor, y el doncel por fin las ha tomado para crear sus propios muros altos e impenetrables. Cualquier hombre que quiera acercarse, tendrá que lastimarse antes de alcanzarlo.

—¡Dios santo! Deberías mostrarte más afectado. —Dice la madre de Taehyung, quien se mantiene a un costado del recién viudo. La mujer muy diversa al doncel, sí que acata su papel, se limpia con un pañuelo de seda las falsas lágrimas, se acomoda los lentes de sol, aunque el sol está a nada de ocultarse, parece que es tradición o regla que todos ahí lleven una película parecida de Chanel o Dior sobre la mirada. Quizás así puedan ocultar lo mínimo que pueda delatar su fachada. Así que, Kim Yerim, no quiere que nadie perciba su llanto es de lo más falso, parpadea cuando la salinidad provoca más agua, y se pega de vuelta al castaño para susurrar: —Compórtate como lo que eres. ¡Aish, Taehyung! Ni siquiera pudiste ponerte unas jodidas gafas (como todos), y pretender algo de dolor, la gente está hablando de tu comportamiento. —Regaña, convencida de que está actuando de forma adecuada, es una madre ejemplar, o por lo menos, ella lo cree—. Los hombres no toleran esa actitud, y si quieres casarte pronto, debes lucir como ellos quieren

Taehyung suelta una risa nasal ante el nada discreto "Como ellos quieren" proveniente de su propia madre. Claro. De eso se trata todo, de ser lo que idiotas mafiosos desean. A la mierda los sueños de mujeres y donceles ¿Qué sentido tiene siquiera pensarlos cuando el destino de estos ya está marcado desde el momento en que su sexo los señala como perdedor? Porque para Taehyung, o cualquiera que no naciera como varón, solo queda una opción viable, ser la puta que se abre de piernas para complacer al varón. Sumisión total con la espera de complacer, no saber nada de sexo y pretender satisfacer deseos de alguien más, pero a su vez, candidez y sazón para encarcelarse en una cocina mediana, perder el reflejo nauseoso hasta que el esposo alcance el placer, ingenuidad y silencio ante las infidelidades frente su cara, en pocas palabras, solo se le permitía abrir la boca para gratificar a un hombre y nada más.

Taehyung ni siquiera tenía voz o voto para opinar de la educación de sus propios hijos, y es que, en su mundo, él doncel debía mantenerse al margen de lo que los varones creyeran mejor para el futuro heredero, así era en la mafia. YeonJun estaba siendo criado para mandar, para ser un tirano sin emociones, con tan solo cinco años, al niño se le prohibía algo tan natural como llorar, mientras que a Yeji, amoldaban su camino para ser el perfecto trozo de carne que los hombres necesitaban.

Odiaba eso, Taehyung siempre odio el molde que la mafia le dio, lo odió con mayor razón desde que tuvo su primer ciclo de calor y lubricó solo para escuchar a su madre advertirle con simpleza: "De ahora en adelante, tú mayor tarea es mantener tu virginidad y cuerpo intactos, incluso tus labios, de eso depende tú futuro ¡Hazlo bien!". Lo hizo, tan bien que a con tan solo dieciocho años cumplidos, le casaron con el hijo de un influyente capitán. A corta edad, el doncel castaño dejó de ser un Kim para volverse un Hwang.

Nació sin vida, pero la mafia le hizo mantenerse como un fantasma a merced de quien le atrapa. Ese era su destino.

Solo que ahora, con veinticuatro años, un matrimonio fallido y dos hermosos hijos como prioridad, Taehyung tenía claro que no sucumbiría nunca más a las reglas idiotas de hombres de la mafia. Iba a vivir.

Su vida comenzó cuando HyunJin murió.

—¿Por qué debería preocuparme por lo que otros quieren? —Gruño con decisión, sin importarle no sonar tan bajo, ni calmado. Aunque para fortuna o infortuna, su voz no fue tan grave, apenas suficientemente audible para llegar a los oídos de su madre y quizás uno que otro despistado, la mayoría de los presentes yacían absortos en la imagen lúgubre y usual que se presentaba en aquel lugar. Cada uno cumplía con el papel que le tocaba, cada uno menos Taehyung.

La mujer abrió los ojos de sobremanera antes de dar un pellizco leve al brazo del castaño. No quería llamar la atención, no de esa forma, Yerim disfrutaba de las miradas sobre ella, excepto cuando estas se debían a algo malo; y que su único hijo no quisiera acatar lo que debía, no era bueno para nadie, para ella. Por eso, se pegó al cuerpo esbelto del doncel y susurro con fastidio: —Déjate de tonterías, si esto es una etapa de rebeldía ¡Termínala ya! No tienes quince años, no eres más un niño...

El doncel quiso decir que lo sabía, era el más consciente que no era un chiquillo, pero su actitud no era ningún acto de rebeldía adolescente tardía como pensaba su madre. Su actitud era el grito para iniciar su revolución. Desde la cripta donde la mafia le encerró, se levantaba para su liberación.

«No soy un niño, madre. Soy un doncel que va a ser feliz justamente por ese niño que no pudo, me lo debo a mí, a mis hijos...»

La mujer se aclara la garganta para emitir un falso sollozo, y cuando las escuetas miradas dejan de apuntarle, se seca las lágrimas con el paño para continuar: —Taehyung, déjate de bobadas. Sí es cierto que acabas de perder a tu esposo, un muy buen partido, sí, pero...

Y ese pero es lo que más hastía a Taehyung. Parece que en la mafia nunca se es suficiente, ni siquiera HyunJin quedó exento de ello. Siempre está esa jodida necesidad de ir por más; como con sus padres, en específico con su madre, Yerim, quien no dudó en lanzarlo en los brazos del heredero de los Hwang aun cuando era menor de edad. El doncel recuerda con dolor como su padre y madre le trataron como si fuera un simple trozo de jamón sobre una charola de plata que cualquier varón adinerado y bien posicionado podía degustar. Fue así.

En su momento, HyunJin fue la mejor opción, incluso el mismo Taehyung lo llegó a pensar, le sirvió de consuelo decir que después de todo, el hijo de los Hwang era joven, tal vez estar casi en edad les haría ser compatibles, tener algo en común que los uniera para mantenerse juntos y a salvo. No fue así. Ambos eran demasiado jóvenes para soportar lo que la mafia les había dado.

Aun así, a nadie le importo, ni a los Hwang, que su hijo de veintidós se rehusará a casarse, mucho menos a los Kim, para ofrecer a su hijo antes de la mayoría de edad legal. Los años no eran relevantes cuando el dinero punzaba. En la mafia, en la vida, el dinero es el verdadero Diablo. Y por eso la unión entre las familias era lo mejor, ambas se beneficiaban de la desgracia de los menores. Mientras los padres de Taehyung veían en ese matrimonio un destello de oportunidad al saber que su hijo doncel sería el esposo del futuro capitán de la zona centro en Daegu, los padres de HyunJin veían en aquel casamiento la posibilidad de engendrar al perfecto heredero.

Porque en la mafia del Sur, y quizás en cualquiera, la descendencia es algo sumamente importante.

La zona dominada por la mafia del sur a cargo de Kim Namjoon en Corea del Sur se rige bajo rangos específicos. Ser capo es la posición más alta, de ahí la mano derecha del líder mafioso, el consigliere, quien puede tomar el mandato de forma parcial en ausencia del principal, sucesivamente entran los capitanes, quienes se dividen de forma silenciosa en dos tipos: Los de distrito, que son mayormente influyente y con más contacto con el capo; y los del centro, quienes tienen mayor número de presencia, pero menor poder en la línea sucesiva. Le siguen los sicarios, encargados del trabajo sucio, y transportes, son vitales al igual que peligrosos si no se controlan de forma correcta, por debajo de estos siguen soldados, aquí entra la gran cantidad de la mafia, año a año crece de forma monumental, conocidos como la carroña en la mafia, el pus que infecta todo a su paso, lo peor de la mafia; y por último, los asociados, principalmente poseedores de terrenos expropiados para la mafia y su uso, vitales, pero a su vez, lo más fácil de exterminar.

Kim Minho, el padre de Taehyung solo es un asociado que vio la oportunidad al emparejar a su hijo doncel con el hijo de un capitán del centro, los Hwang son simples dueños de laboratorios clandestinos, pero eso ya era demasiada ganancia para el hombre, más cuando la línea ancestral de Minho dentro de la mafia apenas y había comenzado con el padre de éste, Kim Junghwaa y todo gracias a la extensa posesión de terrenos perfectos para el sembrado. Muy diversos a otros, el padre de Minho, hizo un buen trato para no ceder sus tierras y en su lugar dar el costo de piso, hasta que el hombre aprendió de las mañas y comenzó su legado tomando por la fuerza lo que hoy en día los Kim y el Sur entero conocen como uno de los campos más grandes.

La ambición al poder y dinero crece más rápido que cualquier hierba, más aún cuando se cosecha en la sombra de una mente completamente vacía.

Que los Hwang se hayan fijado en Taehyung, fue la perfecta oportunidad para los Kim. Y ahora que el doncel vuelve al mercado como carne añejada, Minho y Yerim están a la expectativa por ofertar al doncel como platillo exótico ante hombres de paladares más exigentes y recatados.

—...De vuelta estás en libertad —siguió hablando Yerim, era insistente cuando se lo proponía, cuando le convenía—, tienes la oportunidad de escalar a un hombre mejor, nadie te juzgará, eres joven, hermoso y quizás esta vez puedas atrapar a un capitán de un distrito, o uno del centro pero que ya esté en turno, o si lo piensas, tienes todo para estar con un consigliere. —La simple idea embriagaba la ilusión de la dama—. Escuche que Jung tiene problemas con su mujer, si se divorcia, seguramente te considerará, tu belleza se acentuado con los años. Eres precioso.

Era cierto, Yerim no mentía al decir que la hermosura de Taehyung se había afinado, ya no tenía rasgos aniñados, nada que ver con la criatura en blanco que camino asustado al altar, ahora, el doncel era considerado de los más hermosos dentro de la mafia, con un cuerpo que no delataba ya era papá de dos hijos, YeonJun de cinco años y Yeji de apenas un año y seis meses. Mantiene una figura envidiable, busto firme, pese a que seguía amamantando, con curvas presentes en los lugares indicados, glúteos parados y en forma de corazón, cintura estrecha, hombros ligeramente anchos, cuello delgado y alto, su cabello como una marea castaña oscura, perfecta para enmarcar una cara demasiado agraciada, con un rostro limpio de imperfecciones o estragos, piel de un tono parecido al del azúcar sometido a fuego bajo, tiene los labios rosados y carnosos con una ligera caída hacía abajo, igual a pétalos de tulipanes, nariz perfilada, de buen tamaño y refinada, cejas pobladas que atraen la mirada principal a esos ojos almendrados que contenían los matices de la furia de la tempestad, pozos grises con esmeraldas delgadas en el fondo, un color único y enigmático, tan salvaje y a su vez puritano.

Taehyung es la perfecta representación del canon de belleza dentro de la mafia, ingenuidad y sensualidad mezclada.

El doncel resopla y blanquea los ojos sin importar verse mal ante los demás, no está de humor para esa charla, de hecho, no está de ánimos para ninguna charla. Su cabeza sigue enredada en recuerdos y planes para el futuro que le depara. Así que reúne paciencia (mucha, la necesita cuando se trata de su mamá) para responder: —Este no es el lugar para buscar marido, madre —Escupe la última palabra con amargura. Solo a Yerim se le ocurre hacer del funeral de HyunJin el espacio indicado para buscar el reemplazo de este mismo.

—¡Lo es! —Declara firme la mujer, Yerim nota que dice demasiado alto aquello, por eso desvía la atención con una falsa tos seguida de un llanto discreto, aprieta su bolso Hermés en vez de estrujar la piel dorada de su hijo, se ajusta el sombrero negro y se pega lo más que puede al menor, ignorando rotundamente la orden silenciosa que su esposo, Minho le ha dado con un movimiento de cabeza y labios. Aunque el hombre es quien se beneficia de la rapidez con que el doncel consiga pareja, considera que el funeral no es un lugar adecuado, él puede sentir la tensión en el aire, pero la señora Kim no ha notado nada más que la necesidad de conseguir un valor más alto—. Mira que hoy y aquí están reunidos los más importantes de todo el sur. —No puede evitar esbozar una sonrisa al escanear la extensa hilera de mafiosos.

Yerim evalúa el panorama, quiere dar con el prospecto perfecto. Así que recorre con la mirada por los hombres que permanecen de pie en señal de honor, hay todo un festín extenso y diverso para seleccionar, sonríe a labios sellados cuando los prospectos comienzan a brillar ante ella.

—Min Yoongi está soltero. No es muy agraciado que digamos, menos con ese ojo tuerto, pero es un capitán de centro influyente. —Dice con una extraña diversión. Yerim señala nada discretamente hacía el mencionado y continúa parlando sin pena alguna: —Aunque escuche que está en negociaciones para un matrimonio con la hija de los Park, igual podemos intentarlo, tú eres más hermoso que esa chiquilla, uvita. —Aquel mote cariñoso más la insinuación disfrazada de halago, no hacen más que revolverle el estómago al doncel. Hace tanto que Taehyung no recibe un cumplido, menos uno sincero. —Igual nadie querrá tener de cuñado a Jimin, pero por otra parte si no funciona con Yoongi, siempre está la opción de Kim SeokJin, es capitán de distrito, ni idea de cómo lo logró, es soso y raro —ladea la cabeza mientras barre con los ojos al varón del que habla—, nada que no podamos arreglar, y es un plus que sea viudo, sigue portando el negro, no sé porque, ni siquiera se ve triste...

Fácil, la difunta mujer de SeokJin apenas y tenía unos meses de haber sido enterrada en ese mismo cementerio. Pero para la mafia, ya era demasiado tiempo que él hombre siguiera soltero, más cuando el reloj corría y el varón no cumplía con dejar un legado.

—Que mal que tuvo un hijo doncel, muy feito y enfermizo, por cierto —recalca la mujer, sin percibir lo que ha dicho, ni cómo sus palabras hacen que Taehyung sienta una ola más de decepción hacia ella—, nadie querrá casarse con ese chico, es un saco de problemas y malestares. Sabes, escuche en el club de golf, que SeokJin añoraba tanto tener un hijo más, un varón fuerte y sano, así que piénsalo, es el mejor partido, es más, puede que se encariñe con YeonJun y hasta lo haga su heredero...

—¡Basta, madre! —Sisea con fuerza, Taehyung gira la cabeza solo para toparse con la mirada recriminatoria de su mayor—. Te he dicho que no es el momento, ni lugar ¿Qué no ves que mis hijos están aquí?

A solo un costado, haciendo de su elegante saco oscuro un puñado de tela arrugada, YeonJun yace con la mirada totalmente dirigida al pozo profundo donde su padre descansa, demasiado inmerso en ver la caja de caoba desaparecer en una lluvia de tierra y lágrimas, que no ha notado cómo su cabello casi blanco se ondea por su cara. El niño da un paso atrás, justo al momento que siente esa sensación extraña regresa para atraparlo. Tiene miedo. Una vez más, pero como siempre, no puede expresarlo con totalidad. Así que usa esa máscara que le toca, para apretar su malestar y pretender ser un hombre más.

Taehyung no quiere repelar contra la actitud reciente de su hijo, después de todo el niño ha perdido a su padre, es normal que algo haya cambiado.

—¡Ay, por favor! Te aseguro que YeonJun ni recordará esto, es más, cuando un nuevo esposo llegue a tu vida, esto solo será algo mundano, es un hombre debe tener claro cómo son las cosas...

Él doncel castaño mira a su hijo, y no puede evitar preguntarse si es cierto lo que su madre dice, si tal vez YeonJun logre olvidar a HyunJin, más que eso ¿Será posible que el niño borre el pasado con su padre? ¿Podrá su pequeño omitir el día antes de que el rubio apareciera muerto? Taehyung suspira profundo, necesita llenar sus pulmones de aire esperanzador. Necesita que lo que dice su madre sea cierto. No quiere que su pequeño niño frágil tenga huellas que delaten todo el daño. De solo pensarlo se le hace un nudo en la garganta, le tiemblan las piernas ligeramente antes de ver hacía donde dos chonguitos castaños se mueven desacorde al evento donde están estancados.

Ella. La razón de todo.

Ve a Yeji totalmente ajena a la situación, la niña se menea entre las piernas de la niñera, jugando con los hilos del abrigo de esta, mientras hace burbujitas de baba, inmersa en su mundo de diversión, indiferente a la realidad. Entonces, un pequeño alivio se cierne en el pecho de Taehyung, seguro de que por lo menos su hija no tendrá el más mínimo recuerdo de su padre. Ha logrado de forma parcial lo que quería, salvar a sus hijos de la mafia.

Taehyung se repite (como ha venido haciendo desde la muerte de HyunJin, e incluso un poco antes) que no pueden culparlo por sus acciones, solo es un padre buscando lo mejor para sus hijos, merece la felicidad más que cualquiera de las personas a su lado. Por ello, se reconforta al ver a su pequeña ajena al ambiente tenso y lúgubre que lo bordea. Está bien, dice una vez más a sus adentros, es lo mejor para Yeji.

Después de todo, Taehyung sabe que su hija nunca extrañara a HyunJin, no hay forma de que eso pase, no cuando la infanta jamás obtuvo una caricia o muestra abierta de amor por parte de su padre. Porque para el hombre rubio, lo único importante fue dejar su legado bien preparado, y eso no incluía a una niña de apenas un año.

Era normal que los hombres solo vieran por los hombres.

Y los Hwang, no eran la excepción. Preocupados solo porque YeonJun cargará su apellido como un tatuaje, por encima de su nombre e incluso identidad. Toda la esencia de ellos debía correr por las venas del niño tal como su propia sangre. Cada gramo del infante debía exponer lo que ser un Hwang significaba, delatar la crianza perfecta en un varón. La mafia quería a un futuro capitán imparable, a un mafioso, no a un niño de cinco años.

Pero, pese a que la educación de YeonJun se basaba en reglas obsoletas y tradiciones ortodoxas desde que el pequeño solo tenía tres años, Taehyung se las ingenió para sembrar en su hijo lo que alguien de su edad debía obtener. Oculto entre cuatro paredes se encargó de que el niño fuera eso, solo un niño, uno que jugaba y reía, una criaturita inocente que desconocía la maldad latente mientras coloreaba arcoíris en muros que el doncel pintaba cada mañana para no ser descubiertos, castigados.

El doncel creía estar haciéndolo bien, siendo un buen papá para su niño, pero la burbuja de ilusión se pinchó para devolverle a la realidad; ahí parado entre los mafiosos, inmutable como uno más de ellos, estaba YeonJun asegurando su futuro como hombre de la mafia.

Todo el esfuerzo de Taehyung por mantener a YeonJun intacto, se derrumba tal cual castillos de naipes, bastó un soplido de la mafia para que pieza a pieza cayera de forma rápida.

Quería contener lo poco que quedaba con sus propias manos, pero el destino del niño se le escurría entre las manos conforme los días avanzaban.

Asustado por eso, Taehyung se acerca más a sus hijos, necesita tenerlos cerca; hace el amago por coger la manita del niño, quiere retenerlo a su lado, pero el menor se aleja (como ha venido haciendo con constancia), antes de que pueda lograrlo. Aquel habitual rechazo le escuece hasta las entrañas, más cuando la mirada grisácea y sombría de YeonJun le dispara directo al alma, es una amenaza silenciosa de que el infante no quiere su tacto. Entonces, le es inevitable pensar que su hijo un día terminará dándole el mismo desprecio que HyunJin. Al final, parece que los Hwang y la mafia han ganado.

El ahogo de pensamientos lo sobrepasa tanto, que Taehyung debe soltar un poco de ellos mediante un cansado resoplido, la cara se le pone roja y caliente por el cúmulo de estrés, le punza la nuca y una descarga eléctrica le templa la espina dorsal. Inhala pesado, siente como algo quema su interior, penetra su carne como un aguijón, es intangible, pero se clava en su pecho con pudor. Quiere gritar, hasta que aquello que la aqueja se transforma en dos bolas de fuego mirándole, acusándole. Lo ve. Ahí está.

Frente suyo, entre la gente, acechando como un leopardo esperando ver caer a la débil gacela para devorarlo, Hwang ChangBin. El hombre no necesita mover los labios para que Taehyung sepa que su exsuegro está aguardando a que falle, a que cometa el mínimo error que lo delate y así arrebatarles a sus hijos, especialmente a YeonJun.

Y es que, el hecho de que Namjoon haya cedido la custodia de los menores a Taehyung, es algo que no solo al padre de HyunJin ha dejado inconforme. Los rumores son como cenizas que levanta el viento y desplaza con la intención de hacerlas arder en el momento menos pensado. La mafia del sur no está conforme, hay revuelos en pausa, murmullos cargados de gasolina esperando estallar, miradas silenciosas y filosas listas para atacar. Nadie quiere que un doncel gane. No es lo normal. No es natural.

Así que, pese a que Taehyung no quiere volver a su molde, tampoco quiere exponer su nueva realidad y hacer algo indebido que termine por arrebatarle a sus hijos. Va a acatar las órdenes del capo. Acepta la petición de un nuevo esposo. Hará lo que sea por mantener a Yeji y YeonJun a bajo su cuidado.

Aún no puede mostrar sus intenciones verdaderas, aunque estás sean como una granada temporizada que avanza muy rápido. Un tic tac veloz hacia la realidad.

—De acuerdo, tal vez no sea el mejor lugar. —Termina por ceder—. Pero hijo, considera mis palabras. Es vital que te cases con un hombre mejor que HyunJin. —Dice Yerim, logrando con ello sacar al menor de sus pensamientos.

Taehyung quiere decir algo, pero está tan cansado, el estrés que ha vivido los últimos días es demasiado. Tanto, que poco a poco su quietud se ve fragmentada, va a romperse inevitablemente, lo sabe, así que, en busca de desfogar un poco de la presión, pretende retar a su madre, solo que esta le irrumpe con el ruido de un grito sofocado: —¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! ¡Él está aquí! ¡Realmente está aquí! ¡Míralo! —La madre del doncel zangolotea el brazo de este con demasiada emoción, una que al parecer se contagia con velocidad abrumante, pues no tarda mucho para que la actitud de la señora Kim sea imitada.

Un bullicio súbito se expande por el lugar, arrasa con el silencio en segundos, hay murmullos, miradas y una emoción nada acorde con un funeral.

—Mamá ¿Ahora qué te pasa? —Brama molesto. Taehyung está harto de la actitud de su madre, necesita desfogar un poco de su tensión, por ello, deja de ver a sus hijos y se gira a la mayor, totalmente enojado. —¡¿Quién está aquí?! —Es una pregunta que carece de curiosidad, es más bien el anzuelo para tirar de una avalancha emocional, pero aunque al doncel no le interesa la respuesta de su madre, esta llega de forma precipitada, con la velocidad de una bala transformada en una mirada dura y penetrante justo sobre él.

No necesita palabras para entender porque la atención de todos se ha desviado del ataúd a la entrada.

Taehyung traga duro al instante que siente perder el color del rostro, lívido y con la boca seca, sudando y con el ritmo cardíaco disparado, comprueba que su madre no miente. Él realmente está ahí. Acercándose cada vez más y más como un tornado que acapara todas las miradas. La multitud se hace un lado conforme el imponente hombre avanza con una hilera de guardias siguiendo de cerca su paso, el espectáculo le hace parecer nieve en verano, tan inalcanzable, tan inusual que nadie puede creer de verdad este pasando.

—Jeon Jeongguk está aquí.

Quiere creer que es una mala broma, una alucinación por el estrés o una pesadilla, pero no lo es. Taehyung boquea sin poder decir algo, siente las piernas temblar, hay un terremoto en su cuerpo, va a perder la estabilidad. Va a desmayarse. Va a perder lo poco que ha logrado.

Porque Jeon Jeongguk está ahí, pisoteando las hojas secas al igual que sus ilusiones de libertad, porque el hombre venerable y temible le grita sin hablarle que los donceles jamás pueden ganar. Taehyung está jodido. Lo sabe.

—¡Ay, Dios mío! Es tan grande, impetuoso, y sus ojos son tan penetrantes...

Porque Jeongguk, al igual que Taehyung visten sin obstáculos en la mirada, no portan el cristal oscuro para cubrir las ventanas a sus almas, no son iguales a los demás, ambos sin temor a ser expuestos, pueden intentar despojarlos, no van a encontrar nada. Un hombre incapaz de sentir y un doncel rebelde. No tienen nada en común, y aun así están retando en silencio a la mafia.

—¡Madre mía! No puedo dejar de mirarlo ¡Jesús! Creo que voy a orinarme, es tan... Joder, viene para acá ¡Viene para acá!

Si bien Taehyung está acostumbrado a mostrar respeto y temor por hombres influyentes y poderosos como Namjoon, jamás se le había entrenado para disimular el terror inmenso a personas como Jeon. En su educación y destino no estaba previsto que en algún momento un hombre como lo era Jeongguk estaría tan cerca de él, no era normal.

Ni en mil años Taehyung se hubiera esperado que la mafia del norte y el sur estuvieran juntas en el mismo lugar, menos en el funeral de su exesposo, HyunJin. Todo era demasiado precipitado y raro.

La mafia del norte y el sur tenían una disputa de años, aunque en un pasado fueron una misma, la sed de poder quebró la unión y surgieron ambas mafias, siendo enemigas al instante por el deseo de dominar la contraria. Fueron tiempos de guerra y sangre que siguieron hasta abarcar el presente. Tanto así, que la simple mención del capo del norte era considerada traición en el sur.

Pero, era casi imposible que alguien no hablará de Jeon Jeongguk, no cuando el hombre era de los capos más poderosos y respetados no solo en toda Corea del Sur, sino en toda Asia, incluso en otros continentes no tan aledaños. Era una leyenda andante, con un historial envidiable, una suma neta de millones que le respalda como el rey de los bancos, un sinfín de sangre en sus manos, la reputación del mismo diablo sobre su espalda, y para algunos más recatados, un tornado. Así le conocían, pues siempre arrasaba con todo a su paso. Jeongguk quien es más considerado un monstruo que humano por la infinidad de atrocidades que le respaldan. Se ha ganado el título. Y es por eso mismo, que si se compara con Namjoon, este queda como un simple niño jugando en la mafia.

Jeon Jeongguk es la advertencia andante de peligro. No lo mires, puede matarte. No respires, o va a encontrarte. No te acerques, hace daño.

Por eso mismo, todos en el lugar bajaron la cabeza en señal de respeto, sin querer retar al capo del norte, y ahora (evidentemente) el nuevo dueño del sur. Está confirmado.

Tan solo seis meses atrás los rumores de alianza surgieron como chispas que flotan en el aire, sin saber que estas crecerían hasta hacer altas llamaradas imposibles de ser frenadas. Todo empezó como un susurro débil: "Namjoon cedió todo al norte, lo hizo porque al fin Jeon alcanzó la cuota del sur". Y como cualquier chisme pasado, todos prefirieron no tomarle importancia. Hasta que fue demasiado tarde para negarlo. El peso del murmullo cobró sentido cuando el evidente problema del líder sureño explotó, un adicto a las apuestas que no sabe parar, perdió el control, perdió su mafia.

La presencia de Jeongguk en el funeral del hijo único de Hwang ChangBin, el capitán del centro en Daegu, sólo termina por confirmar lo indudable, hay una alianza entre las mafias. Y aunque eso debe brindar calma entre los presentes, causa el efecto contrario, especialmente en Taehyung, quien siente el miedo ir en aumento. El tornado que significa Jeon, no es bueno para sus planes.

—Jeon. Bienvenido a Daegu. —La voz firme de Namjoon declara lo que muchos ahí esperan. El líder del sur ha materializado el pacto con una simple bienvenida y un saludo de manos.

Todos miran expectantes como la mano de Jeongguk cubre la de Namjoon, el hombre que intimida en el sur se ve pequeño entre la grandeza del capo del norte.

Cualquiera en el sur reconoce que Namjoon es un hombre impetuoso, con una musculatura y altura pronunciada que deja al promedio ver como un chiste ralo, cómicamente, parece que aquellas características son requisito necesario para ser capo, pues la gente no oculta su sorpresa al percibir que Jeon es casi una bestia de dos metros y con un cuerpo que parece blindado por una gruesa capa de músculos. El hombre del norte es impenetrable, no sólo en físico, hay algo en esa oscura mirada que hace a los presentes sentir escalofríos.

Jeongguk no necesita un letrero de peligro para que los demás sepan que no deben acercarse demasiado, no solo es el cuello blanquecino cubierto por tatuajes, ni las perforaciones en las orejas, labios y cejas lo que hacen a muchos dar pasos alejados, tampoco se debe al señuelo de una barba no rasurada, ni el cabello largo cayendo como cascada a lado de la cara lo que provoca que más de una persona prefiera correr en sentido contrario.

La razón del terror que Jeon provoca en los demás, no necesita ser explicada, solo basta con sentirla para entenderla.

Jeon Jeongguk, un hombre de treinta y siete años del que todos hablan, un misterio andante, un acaparador de miradas, alguien que todos anhelan mantener alejado. Lastimosamente para el sur, la tormenta del norte les ha alcanzado. Nadie está a salvo.

Taehyung traga pesado, la canica de saliva que se forma en su garganta casi le ahoga, no parpadea, no puede, como cualquiera en ese momento, espera impaciente a escuchar la respuesta del capo ajeno, su corazón late desenfrenado ante la necesidad de oír la voz del hombre extraño. Todos en el sur saben que ignorar a Namjoon es razón suficiente para ser aniquilado, pero parece que Jeongguk no está al tanto de esas reglas, o quizás el hombre simplemente ha decidido ignorarlas.

La tensión se palpa en el aire como un hilo que corta todo a su paso, el susurro de peligro abraza a todos y los enjaula en una bola de cristal a nada de reventar. El ambiente fúnebre de la muerte y el adiós escandaloso es bifurcado por un éxtasis pulsante, un grito de guerra y sangre.

Lo sabe. Taehyung sabe que los funerales y bodas son los eventos más sagrados dentro de la mafia, se les debe respeto y honor, aunque hubo excepciones donde balas perturbaron la emoción predominante de cada ocasión para tintarla en pura sangre. No era usual, pero tampoco ajeno el hecho de bodas rojas y entierros con más muertes de la esperada pasaban cada cierto tiempo.

Aquella podía ser la ocasión perfecta para demostrarlo.

Era por eso que, Taehyung siente la adrenalina desentumecer su cuerpo y ponerlo en marcha, su cabeza retumba con el grito de su subconsciente: "Sálvalos". Dispuesto a ello, el doncel se aleja en silencio de su despistada madre, debe salir de ahí cuanto antes. Toma con prisa la manita de Yeji, quien como era de esperarse se funde al instante en el agarre, la pequeña adora el calor de su papá, mientras que YeonJun se aleja sin meditarlo apenas y siente las yemas del castaño, el niño rechaza lo que sea que venga de su padre.

Aquello venía pasando con una frecuencia que lastima y alarma a Taehyung, en veces pasadas, cedería al rechazo, no iba a obligar a su hijo a volver a amarlo, pero en esa ocasión, la suerte no corría de su lado. Tenía que mantener a los niños a salvo, lejos de ese lugar. Así que, el doncel toma de vuelta la manita del niño rubio, esta vez con mayor fuerza, no demasiada como para lastimar al infante, pero si para mantenerlo a raya. Siente al instante esa dura mirada incriminatoria de YeonJun, esos orbes grisáceos (como los suyos) le penetran cualquier capa de firmeza, se tambalea, va a ceder una vez más, pero al escuchar el sonido de guardias acercándose, se permite ser firme de vuelta, lanza a través de sus ojos una orden firme y clara: "¡Basta, YeonJun! Me harás caso por una vez, quédate a mi lado. Voy a cuidarte, mi amor".

Parece que YeonJun lo entiende, el niño cede, se queda quieto ante el agarre de Taehyung, la ligera reta de miradas entre ellos muere, y al final se quedan absortos en los ojos del contrario, se comunican sin hablarse, y para el doncel aquello le inmuta de su alrededor, ver los ojitos brillantes de su pequeño le ciega de todo, incluso de ver como Yeji se suelta de su agarre para caminar en silencio y tambaleante lejos de ellos. La pequeñita infanta aprovecha la distracción de todos para seguir practicando su reciente andar, extiende las manitas mientras balbucea en su paso, y como una inocente criatura curiosa, hace los más suicida que se pueda imaginar, se acerca al peor de los monstruos en aquel lugar.

La vida pasa es un segundo, un parpadeo y todo se ha acabado. Yeji no podía saber que su tiempo se hacía corto conforme avanzaba rumbo al norte.

Todo pasa en cámara lenta para Taehyung, él doncel siente sus pulmones vaciarse al ver el cuerpecito tambaleante de Yeji andar con prisa hacia los capos. Ni Namjoon o Jeongguk pueden anticipar que están en la mira de una niña de un año. Por eso, el castaño abre la boca sin poder decir algo, suelta la mano de YeonJun, da un paso en falso hacia delante, pierde la fuerza para respirar, se ahoga, sus piernas frenan y se desgonzan, es como si la rigidez de su carne se transformara en gelatina con cada milisegundo que pasa. Todo le da vueltas, intenta gritar, pero la lengua se le entume, se le cierra la garganta, escucha el eco de su conciencia, las palabras retumban por su cabeza: "¡Sálvala ya!"

Solo que cuando el cuerpo de Taehyung cede a las órdenes en su cabeza, es demasiado tarde, la tormenta ha aterrizado sobre ella.

Yeji choca contra firmes pantorrillas detrás de un traje ausente de color, la infanta se tambalea hacía delante y coge resistencia al sujetar las extremidades firmes, sus deditos húmedos por babita se limpian en la tela italiana, luego balbucea algo incomprensible y sonríe sin poder evitarlo. Es parte de su naturaleza no entender el peligro con el que se ha topado. La niña deja ver entre risitas sus diminutos molares delanteros, esos que le hacen parecer un ratoncito despistado, se balancea como si estuviera columpiándose en un parque cualquiera, y sin poder contenerse, empeora la situación tensa al parar la trompita y besar con demasiada familiaridad aquello que le da soporte. El cuerpo de Jeongguk.

El chasquido del beso rompe el silencio gélido para activar murmullos de lamento, lamentos dirigidos a una niña de tan solo un año, una bebita que todos esperan pagué caro el haberse tropezado con el capo.

—¡Yeji! —El grito desesperado de Taehyung le escuece en la garganta, tan letal que puede romperle las cuerdas vocales, su eco rompe la quietud y con ello pone en alerta a la hilera de guardias que bordea al capo del norte. La alianza se vulnera por ese simple acto, todos giran su mirada de lado a lado esperando el resultado—. ¡Yeji! Por favor...

Entonces, Taehyung por fin llora en aquel funeral. No lo hace por la muerte de su joven y apuesto exesposo, ni tampoco lo hace por cumplir su papel. Él doncel castaño comienza a derramar vastas lágrimas porque el futuro de su niña depende de la orden de un cruel capo. Todo lo que ha hecho por mantener a su hija a salvo, parece no significar nada ahora que ella está a merced de Jeon.

La gente contiene el aliento, el historial de Jeongguk lo mantiene como una bestia insensible, incapaz de sentir piedad siquiera por criaturas como Yeji, así que es normal todos sientan pena por la infanta. Algunas mujeres y donceles desvían la mirada, sin querer ver el baño diminuto de sangre, no son amantes de aquellos espectáculos inhumanos, mientras que más de un varón aguarda expectante, tratando de descifrar el siguiente movimiento de Jeon detrás de aquel semblante duro e indescriptible. No encuentran nada, los orbes oscuros juzgan sin dejar rastro.

Taehyung intenta soltarse del agarre de aquellos hombres del norte, pero ni siquiera Namjoon intercede a favor del doncel, hasta el mismo capo del sur sabe que no debe inmiscuirse en las órdenes de Jeon.

El crujido de las hojas secas bajo las rodillas de Taehyung aumentan con el movimiento impaciente de este, lucha porque su cuerpo se libere del duro agarre, pero las manos ajenas contienen con rudeza sus acciones. Tiembla, toda la anatomía del doncel cae ante terremotos llenos de pura desesperación, abre los ojos como si de esa forma pudiera ver más de la escena, entierra las uñas en la carne blanda de sus palmas y se muerde los labios hasta sangrarlos, cada segundo en blanco por parte del capo le está matando, castigando.

«¡Lo merezco! ¡Lo merezco! Merezco sufrir por mis actos, pero no ella... es inocente. Por favor... Te lo ruego, Jeon. Tómame a mí». Dice Taehyung a sus adentros, sin saber porque el eco de su ruego no se amplifica en sus labios. Ha perdido la voz ante el terror de lo que pueda pasar.

Entonces el doncel siente que todo su cuerpo se vuelve tan rígido como el concreto, se le cierran los pulmones después de soltar un sollozo alto al ver a Jeongguk agacharse y coger a su hija en brazos. Todo ha terminado.

—¡Yeji!

Todo le da vueltas, su cuerpo se balancea hacia atrás, puntos blancos destellan como estrellas en su visión oscura, Taehyung adquiere la temperatura alta de un horno, el corazón comienza un ritmo lento, un sudor frío le cobija, la piel lívida se tinta de zonas rojizas por la presión y cuando siente que va a desplomarse sobre el lodo fresco. Lo escucha.

La quietud del cementerio se corta por una sonora carcajada proveniente del cuerpecito debajo de un vestidito negro de olanes, Yeji alza las manitas mientras se mueve en el aire, como una pluma blanca ante el agarre del capo. Hay una complicidad inusual entre la niña del sur y el líder del norte. Jeongguk cierne ambas manos sobre la cinturita gordita de la bebita, la analiza desde lo alto y luego rompe por segundos su reputación de hombre apático para esbozar una sonrisa ladina al enganchar a la niña en su cadera.

A veces, lo más puro y frágil tiene la bondad de romper durezas consideradas impenetrables. Porque hay ocasiones que solo se necesita un rayo de luz para deshacer la firmeza del hielo.

Yeji es quien reta en silencio al líder del norte, la pequeña de tan solo un año es quien burla la seguridad del capo y se cuela sin ser notada directo al hombre impetuoso, es ella la única en lograr lo que nadie antes ha podido en Jeongguk.

—Te has perdido, pequeña. —La voz ronca del capo del norte termina por desgonzar a distancia el cuerpo de Taehyung, quien de no ser por los guardias ya estaría contra el suelo. El doncel mantiene la mirada confusa sobre la escena donde su hija sonriente yace con las piernitas regordetas bordeando las caderas de ese hombre peligroso y las manitas acariciando aquel rostro apático.

—¡Yeji! —Llama Taehyung una vez más, lo hace desesperado por obtener la atención de su hija, pero no recibe ni siquiera la mirada de la niña. En su lugar, obtiene algo mejor.

Los ojos oscuros de Jeongguk le miran, le penetran y le hacen doblar de vuelta las rodillas, le golpean sin tocarlo, pero a su vez, activan lo que quiso mantener al margen, aquella emoción que recorre su piel como una capa y le incita a querer luchar. Entonces, Taehyung desafía las tradiciones de una mafia, para sostenerle la mirada al mismísimo capo del norte. El doncel aguanta el furor de los orbes en llamas, se traga el terror, lo hace por Yeji. Lo haría las veces necesarias con tal de que cualquiera de sus dos hijos esté a salvo. Va a romper las reglas, una vez más.

Son solo segundos donde Taehyung y Jeongguk se miran intensamente. Él doncel de rodillas y el capo en lo alto, tan acorde a la realidad, y aun así hay una sensación impropia que genera ansiedad. Cincuenta y tres segundos bastan para hundirlos en un campo de batalla que extermina lo que les rodea y provoca algo más extienda el tiempo entre los dos. La furia de un tornado y el despertar de un volcán se encuentran en el mismo espacio. Hay un choque taciturno entre ambos, un destello de emociones que se les escapan sin poder ser ocultas a velocidad, no lo controlan, fluyen a la par como si lo hubieran hecho antes y se exponen en el aire, corren como lava, están al alcance para que ser interpretadas, pero para fortuna de ellos, estas se mezclan tan genuinamente, que se confunden en el ambiente, solo se percibe la estela de que una vez la euforia conoció a la melancolía.

La batalla acaba sin un campo de sangre, en su lugar, mueren emociones y sobre ellas nacen otras que jamás deberían haber llegado. No estaban invitadas a participar en la guerra emocional, pero una lucha en la mafia jamás ha sido justa.

—Suéltenlo.

Esa exigencia y firmeza del capo al hablar, coordina al cuerpo de Taehyung sin tocarlo. Él doncel endereza sus endebles piernas al instante que los guardias le liberan del duro agarre. Abre la boca, siente el aire entrar a sus pulmones mientras la brisa de octubre la enfría el cuerpo, trémulo y lívido se pone en pie, no escatima en sacudir la tierra fresca en sus rodillas, ni piensa en deshacer las arrugas en su pantalón acampanado, menos medita el limpiar el ancho rastro de lágrimas. Solo atina a vislumbrar lo que es suyo para correr frenéticamente hacia ello. Ignora los murmullos y miradas directo a sus espaldas, solo puede palpar sus latidos en la lengua y medir la distancia que le separa del hombre grande, aquel que le espera sin gesticular o mover musculo alguno en la cara.

Antes de que Jeongguk pueda poner a Yeji en el suelo, Taehyung lo alcanza para arrebatar a la bebita y pegarla a su pecho, aunque esta se rehúsa al nuevo agarre.

—¡Dios mío! Yeji, mi amor. —Suelta Taehyung en medio de un sollozo, inhala con fuerza el olor nuevo que su niña carga, la colonia fresca y atalcada de nerolí, manzanilla y melocotones pasa a segundo plano, pues en la dermis blanquecina de la bebita ahora predomina un aroma varonil y potente que se hunde en las fosas nasales del doncel castaño. Cierra los ojos y exhala una vez su cuerpo se adormece por la mezcla primorosa, aprieta a su hija, desesperado, confuso por lo que ha pasado, no quiere que le arrebaten nada más.

Solo que Yeji no puede entender el desespero de su padre por tenerla a salvo, menos que este está a nada de un colapso, la niña solo quiere volver a aquel cuerpo cálido que le hizo sentir como en casa. Por ello, usa sus manitas para distanciarse del doncel y gira la cabecita, ansiosa por volver a los gruesos brazos que le tomaron, balbucea y mira con súplica al capo.

—No, mi amor... —Taehyung sujeta delicadamente la cabecita de Yeji y la obliga a esconderse en su pecho. No puede más. Por fin se rompe en un llanto que libera lo mucho que ha contenido en los últimos días. Está tan cansado, que solo puede atinar a bajar la mirada en señal de disculpa, lo hace meramente porque su cuerpo aún sigue automatizado para rendir cuentas a hombres de la mafia.

Taehyung vislumbra entre sus pestañas mojadas la silueta de YeonJun, a tientas coge la manito del niño y se apresura a huir a grandes y torpes zancadas de aquel lugar, no soporta esa mirada que le confirma sus planes se han arruinado.

La tormenta de Jeongguk se acomoda sobre la vida de Taehyung, y aunque se sabe que estás solo tiene la intención de crear desorden a su paso, hay algunas que solo destruyen con la finalidad de limpiar el paso. Pero el doncel, no puede anticipar cuál de las dos opciones, es la que él capo del norte va a darle.

Él doncel se va sin poder escuchar el susurro que anticipa su nuevo destino.

—Lamento mucho que hayas sido parte de este ridículo drama. —Se disculpa Namjoon—. Taehyung está más emocional de lo normal por la muerte de su esposo, pero puedo asegurarte de que nadie del sur volverá a incomodarte o faltarte. Haré que tú bienvenida a mi zona sur y Daegu sea memorable...

—Me ha gustado esta bienvenida. Fue diferente a lo que esperaba del sur... Estimulante.

—¿Lo crees?

—Totalmente.

Dicho eso, Jeongguk mira apenas a Namjoon, para así salir por el mismo camino que Taehyung y sus hijos tomaron, casi parece como si el capo del norte tuviera la necesidad de seguir las huellas que el doncel le ha dejado.

—Jung. —Llama Namjoon a su mano derecha, el consigliere en turno, Hoseok—. ¿Ya tenemos la nueva información de Jeon? Necesito que extiendas el apartado de preferencias sexuales y me la hagas llegar a más tardar mañana temprano. Quiero todo. —Comienza a andar en sentido contrario de donde Jeon se ha evaporado, sonríe y frena antes de alejarse por completo, suspira y dice: —Y Hoseok, consigue el expediente médico de Taehyung.

La lápida de Hwang HyunJin queda desértica en solo un instante, los hombres de mafia bajan la guardia, se alejan en sus autos blindados de la muerte, lo hacen sin mirar atrás, arrastrando con ellos a las mujeres y donceles. Todos vuelven a su lugar, sin saber que el tornado que Jeongguk significa es capaz de abrir las puertas del mismo infierno con su letalidad, y aunque aún no lo sienten, el calor del averno comienza a escaparse. Es cuestión de tiempo para que todo comience a quemarse.

29 Mars 2022 19:55:43 16 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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MONTAE GR MONTAE GR
Oh por Dios bebé me encanta❤️ esto fué todo un poema😍 lo tuyo es arte puro😘🥰 y de que hay tensión sexual la hay😏🔥😈🥵 UwU
January 05, 2023, 22:23
Cass <3 Cass <3
Sentí la tensión me gusta
January 05, 2023, 00:24
SY Sisa Yamberla
Me gusta, se lee muy interesante.
December 28, 2022, 01:53
V9 Val3 95
Esto de no poder escribir en el párrafo es nuevo para mí estoy acostumbrada a Wattpad pero está historia uffff
December 27, 2022, 22:37
Kim Ami89 Kim Ami89
Vamos en el prólogo y me va gustando
December 27, 2022, 20:06
Key Jey Key Jey
Antes leía esta historia en Wattpad y cuando vi que la eliminaron me puse bien triste, pero al fin la encontré. Ya puedo vivir en paz de nuevo.
December 10, 2022, 15:02
Joey J Joey J
Vengo de facebook 🫶🏼
November 26, 2022, 14:55
Pau Pau
Vengo por una recomendación en Twitter 😋
November 14, 2022, 22:47
Daniela Alejandra Daniela Alejandra
omgggggg
November 10, 2022, 02:30
muy buena 👍 a
November 08, 2022, 22:07
Uvita Taekook Uvita Taekook
Vengo de TikTok y no entiendo la aplicación pero me va gustando la historia JAJAJAJAJA Hiciste que le sacara el polvo a esta cuenta que nunca había usado
August 12, 2022, 22:40
Vann Is Vann Is
Wow, me encantó y apenas voy en el Prólogo 💞
August 09, 2022, 19:53
ivy ivy
oh wow, que emocionante, amo la manera q escribes
July 28, 2022, 02:35

࿔᭬ৡ⃪꫶⃗၇͜ᩘ🦋͜ᩘ၇⃪⃖ৡ࿔ ࿔᭬ৡ⃪꫶⃗၇͜ᩘ🦋͜ᩘ၇⃪⃖ৡ࿔
Me gustó, y espero q el nene deje de ser así
April 08, 2022, 19:58
OT Otra Taehyungnista
Me está encantando la historia, vengo de otras historias tuyas, todas 10/10, escribes excelente
April 01, 2022, 16:49
s saudade💐
Me enamoré ya de la historia💕👏
March 29, 2022, 20:06
~

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