A pesar de haber perdido la vista hace años, eso no fue complicación para Jeon JungKook, en cuanto su vida social o en la escuela.
Estudió y aprendió rápidamente el sistema de lectura y escritura táctil braille cuando era pequeño gracias a que tenía una tía ciega desde nacimiento. Al ver lo inusual y diferente que se comunicaba su tía le agarró interés al lenguaje de señas y a braille, así que no fue algo difícil, pero fue algo complicado para él tener que continuar su vida de esa manera, sin ver.
El lenguaje de señas lo había dominado a la perfección antes de perder la vista, desgraciadamente... ya no sabría como usarlo con un mudo cuando él ni siquiera puede ver.
Lo que si fue difícil, fue socializar y conseguir amigos. Sabía que lo miraban extraño y en ocasiones al decir que era ciego, las personas dejaban de hablarle.
Pero todo fue diferente cuando Kim Taehyung, uno de los chicos populares de su preparatoria, se había acercado a él sólo para pedirle un libro, pero quedó maravillado al ver lo diferente y hermoso que era JungKook. Siendo amable a pesar de que lo excluían, el número 1 en la clase a pesar de su discapacidad... estaba seguro de que Jeon JungKook era un orgullo.
Fue así como comenzaron a hablar y Taehyung no podía estar más que encantado, defendiendo al castaño, cuidándolo, llevándolo a comer. Y gracias a todo eso y más, fue aceptado por la familia de Jeon. El menor también fue aceptado por la familia Kim.
Actualmente ya teniendo trabajo y viviendo juntos, eran felices. Los abrazos, caricias, palabras, risas, confianza, madurez, besitos y más que nada el amor que sentían por el otro, era lo que mantenía en pie esa relación maravillosa y estable.
[ 💜 ]
En estos momentos, JungKook y Taehyung se encontraban caminando en el parque como todos los días después de la universidad. Tomados de la mano pasaban por los arbustos, JungKook acariciaba con parsimonia estos que tenían pequeñas flores con los pétalos suaves.
—Taehyungie, siéntelas. Son hermosas.
Taehyung sonrió al poder notar a su novio feliz. No era algo de extrañarse. JungKook siempre estaba feliz cuando estaban juntos. Lo veía de lejos en el colegio y siempre tenía su cara de fuchi y él mismo le dijo que era para que nadie se acercara.
—¿Ya las sentiste? —escuchó a su lado derecho.
Taehyung se agachó un poco e hizo lo que el menor le había pedido. Sus dedos acariciaba los pétalos pequeños de las florecitas e inconscientemente sonrió.
—Son suaves...
Taehyung volvió a su postura y volvió a tomar de la mano al menor. Comenzaron a caminar despacio, los ojos grises del pelinegro se dirigían hacia el frente mientras que el rubio lo miraba a él. De un momento a otro bajó su cubre bocas y el de su novio para darle un pico rápido y volver a acomodar ambos objetos.
—¿D-de qué color eran? —preguntó JungKook.
—Moradas y blancas, pero había más moradas.
—El morado es un hermoso color, recuerdo que era mi color favorito —sonreía melancólico debajo del barbijo.
—Kook, no te pongas así... ven. Dale a tu TaeTae un abrazo de oso.
Tan rápido como le dijo eso, el sentimiento triste se había esfumado y una feliz apareció. Se abrazaron, pero gracias a la fuerza del menor, Taehyung se encontraba flotando y dando vueltas aún siendo abrazado.
—¡Ya! ¡Bájame, Jeon JungKook!
Las risas resonaban para ambos como música para sus oídos. Cada día, cada hora, minuto, segundo, lo disfrutaban ambos como si fuera el último y la única razón era porque se amaban. Aun viviendo juntos ellos no se cansaban de darse amor, era una relación empalagosa, pero ellos eran así naturalmente, sólo que en la escuela tenían que disimular eso un poco.
Las vueltas pararon y JungKook inhalaba y exhalaba por en cansancio, su mirada se encontraba en el suelo.
—JungKookie, dame un–
—¡Buenas tardes!
—Puta madre —susurraron los 2 al saber de quien se trataba.
Siempre que iban a ese parque, aparecía un hombre vendiendo algodones de azúcar. Eso no era el problema, era su trabajo después de todo; el problema era que el hombre llevaba 4 años pasando y diciendo lo mismo.
—Una disculpa por interrumpirlos, pero verán estoy vendiendo algodones de azúcar por la razón de que tengo en casa a un niño enfermo, no sé si pudieran ayudarme.
Taehyung quería reír, enserio que quería, pero no lo hará.
—Lo siento, señor, acabamos de comer y no tenemos ni un sólo won.
El hombre asintió sufrido, empezó a caminar a su lado y ambos escucharon como se quejaba con un 'ahora resulta que nadie tiene dinero'.
—¿Ese hombre no se sentirá mal por mentir? Lleva años diciendo que tiene un niño hospitalizado o enfermo, cuando eso llegue a pasar de verdad nadie le dará dinero —habló JungKook, comenzó a caminar despacio y Taehyung se empezó a adelantar un poco para que Jeon lo sintiera.
—Así es la gente, pétalo. Vamos por unos cheetos.
[ 💜 ]
—¿Hiciste tu tarea?
—Mh... JungKookie, es viernes. Puedo hacerla mañana.
—Amor, tú siempre dices eso y dejas la tarea hasta el domingo en la madrugada.
—¡Pero esta vez lo haré mañana temprano! Lo prometooo —berrincheaba el mayor.
JungKook al saber que su novio lo estaba viendo, cruzó los brazos y alzó su ceja, dandole a entender que debería hacer su deber.
—Nada más porque la última vez no me fue bien, lo haré —hace una pausa breve para mirar atentamente a su novio, el cual ahora tenía una sonrisa preciosa—. Duerme, Kookie, mañana será un gran día. Nuestro aniversario número 8 debe ser especial, ¿de acuerdo?
—Okey —sonríe más el pelinegro y se acomoda en la cama, preparándose para dormir.
Justo a las 11:30 p.m. Taehyung había terminado sus tareas. Se levantó de la silla y estiró su cuerpo y tronó su cuello. Fue al baño a lavarse los dientes y a ponerse su pijama para finalmente, colocarse en la cama al lado de su amado y acurrucarse los 2 al sentir el cuerpo cálido del otro.
A la mañana siguiente, JungKook sentía un pequeño peso en su espalda, después en su cara y finalmente una lengua le estaba acariciando la cara.
—¡Yeontan! —reía— ¡Basta! ¡Taehyuuung! Tú perro no me deja en paz.
El segundo mencionado quien se encontraba haciendo un rico desayuno, al escuchar las risas y pequeños gritos de su novio comenzó a sonreír y fue rápido a la habitación.
—Tan, deja a Kookie en paz —pidió suave el castaño.
El canino le hizo caso de inmediato.
Tae giró su rostro para ver a su novio, estaba sentado con los labios y cara hinchada y el cabello revuelto.
—Buenos días, pétalo. Feliz aniversario. Hoy tendremos un largo y lindo día, levántate. El desayuno está listo.
JungKook aún con los ojos cerrados sonrió y asintió, sacó los pies de la cama y se puso las sandalias. Al levantarse y tronarse la espalda, con sus manos estiradas comenzó a buscar a Tae y al tocarlo se acercó a él.
—Feliz aniversario, amor.
Ambos se abrazaron fuerte, Tae ocultó su rostro en el cuello del menor y después se separó para besarle la mejilla.
Fueron a la cocina, y lo primero que notó JungKook fue el aroma suave de velas aromatizantes y el de la rica comida.
—Huele delicioso, Tae.
—Te dije que había estado practicando —lo mira tomar asiento.
Tae había servido con delicadeza el desayuno, al licuado de plátano le había puesto un popote y una sombrilla morada.
Se sentó y comenzaron a comer.
JungKook sintió la pequeña sombrilla y sonrió.
—Recordé que de pequeño te gustaba ponerle sombrillas a las limonadas... —susurró Taehyung sonrojándose un poco.
—Es un bello detalle, Tae.
Taehyung acercó más su silla para estar al lado de JungKook y le besó los labios.
—Tus labios saben más deliciosos con el sabor del licuado —dijo JungKook.
Taehyung río y volvieron a comer.
El día estaba yendo de maravilla para la pareja. Taehyung había llevado a un parque de juegos a JungKook, estaban más que felices.
Como a eso de las 6:40 p.m., Taehyung llevó a un parque a JungKook.
—JungKookie, este parque es diferente al que solemos ir. Así que, necesitamos que te quites los tenis.
JungKook asintió y se quitó lo pedido, Taehyung los tomó y se los dio al hombre que estaba de vigilancia, el castaño ya estaba descalzo.
—Quítate los calcetines.
JungKook abrió más los ojos, pero despacio se los quitó y los guardó en el bolsillo de su pantalón.
—¡Bien! Ahora caminemos.
Taehyung abrazaba a JungKook por la cintura mientras que caminaban, poco a poco, JungKook va sintiendo cosas sus pies.
—¿Sientes algo?
—¿Estamos en una alfombra?
—Mmh... no exactamente.
—¿Puedo acacharme y tocarlo con las manos! —pregunta Kook, quien tenía la cabeza baja.
—Claro —sonríe Kim.
JungKook se agachó y sus manos rozaban el piso...
—Flores... ¡Son flores! ¿Estamos pisando flores? —pregunta asombrado el pelinegro.
—Son flores especiales, no habrá ningún problema, tranquilo. Son color morado también.
—Se siente... divino.
Volvió a su postura y caminaron más, Taehyung se detuvo debajo del árbol que colgaba tiras de flores lavanda moradas.
—El lugar huele hermoso.
Taehyung sonrió y respiro profundo, se paró delante de JungKook y tomó sus manos.
—Jeon JungKook, ¿sabes que estoy enamorado de ti?
—Me lo has dicho en ocasiones, TaeTae, y créeme que me siento el hombre más afortunado. Yo... yo también estoy enamorado de ti.
—Eres... e-eres el hombre que ilumina mis días, y aunque tú no lo veas... eres el chico más bello que podría existir. Hoy cumplimos 8 años de estar juntos. Recuerdo cuando llorabas cuando recién entramos a la universidad porque temías a que conociera a alguien más —se detuvo al ver que JungKook hacía un puchero—. Pero estabas más que equivocado, porque desde el momento que comencé a hablarte me encantaste con esos ojos grises brillantes.
—Tae...
—Estaba esperando el momento, quería que tuviéramos un trabajo estable y los recursos necesarios... nadie más que tú y Yeontan me hacen felices, y quiero preguntarte una cosa.
Kim sacó de su saco beige una pequeña caja, donde ahí contenía un anillo. Acercó su frente con la del menor más no las juntó, la misma estatura que tenían ambos hacía que fuera cómodo.
—Sería intensamente feliz, si aceptas que yo me case contigo. Quiero ese privilegio, Jeon JungKook... ¿puedo casarme contigo? —susurró Taehyung, mirando hacia los ojos grises, los cuales ahora estaban brillando a causa de las lágrimas.
—J-júrame que esto es re-real, Kim Taehyung —tartamudeaba a causa de que quería romper en llanto.
—No llores, príncipe, no llores...
—Si... si quiero casarme contigo, TaeTae.
La sonrisa geométrica salió a flote y colocó el anillo en el dedo de JungKook, ambos sonrieron y JungKook tomó del cuello a Taehyung y comenzaron con una danza de labios que al poco tiempo, sus lenguas se juntaban.
—Te haré el más feliz del mundo. No te faltara nada, JungKookie. Te lo prometo —juró Taehyung.
Un abrazo de oso de parte de JungKoon comenzó. De nueva cuenta, Taehyung estaba flotando y girando. Ambos cayeron al suelo de flores, Taehyung encima de JungKook, se acercaron y sus labios volvieron a juntarse.
[ 💜 ]
Eran las 09:00 p.m cuando llegaron a su casa. JungKook estaba ya con sólo un bóxer en su cama, no paraba de acariciar el anillo en su dedo. Siempre con una sonrisa.
—¿Te gusta, Kookie? —cuestionó Tae.
—Me encanta, TaeTae.
Taehyung había puesto velas aromatizantes en la habitación, también música tranquila con un el volumen moderado, ni tan fuerte ni tan bajo.
Ahora que ambos estaban en la cama, en el medio de esta sentados, comenzaron a besarse. Era algo normal, seguido se relajaban y se acostaban o se sentaban en la cama para comenzar a besarse y darse amor... pero esta noche iba a ser diferente.
—Kookie, quiero hacer algo.
—¿Qué quieres hacer? —pregunta con su voz profunda y tranquila JungKook.
Taehyung hizo que JungKook se recargara en la cabecera de la cama y después se colocó encima suyo, montándolo.
—T-Tae...
—Quiero hacer el amor contigo.
Lo dicho por el mayor, dejó estático al menor, él siempre quiso experimentar tener relaciones con su novio... pero ahora no sabía cómo hacerlo.
—Yo también quiero... pero... no sé cómo hacerlo.
—Yo tampoco, pero aprenderemos los 2.
Ambos sonrieron, JungKook se acercó a Tae y volvieron a besarse.
Las caricias comenzaron a salir a flote, JungKook cambio de posición, haciendo que Taehyung esté ahora acostado de espaldas en la cama y él encima suyo sin aplastarlo, sus piernas al lado del cuerpo delgado del mayor.
La espalda trabajada del de ojos grises estaba siendo acariciada suave pero con desesperación, tal parece que ambos querían hacerlo ya.
Pero JungKook se separó y se sentó en sus pies.
—No... no puedo hacer esto —su voz se corta al hablar.
—¿Por qué dices eso, florecita?
—¿Cómo que por qué? S-soy ciego, Tae, no puedo ver... perdóname, Taehyung, perdón. No podría complacerte sin saber dónde toco —los ojos de JungKook comenzaron a brillar por las pequeñas lágrimas.
—No llores, amor. Yo te guiaré.
JungKook inhaló y exhaló para después tranquilizarse.
Taehyung agarró las manos de su prometido y los colocó en su abdomen.
—Me has tocado en mi pancita siempre, la conoces bien, ¿si? —recibió un asentimiento— Mis piernas–
—Tócame también... por favor —interrumpió susurrante el menor. Taehyung sonrió.
—Tus cuadritos me gustan —comenzó a tocar con sus dedos índices— tus brazos trabajados... con los cuales me encanta que me abraces fuerte. Esas manos... ¿puedes ahorcarme con ellas?
El cuerpo de JungKook tembló ligeramente.
—Mgh... —jadeó el menor al sentir la mano de Taehyung ir hacia su pene.
—¿Puedo tocar ahí?
—Mjm... —asintió JungKook. Sus ojos se cerraron por la sensación diferente que sentía en ese momento.
—Dame besitos, Kookie.
JungKook se acercó y lo primero que tocaron no fueron labios, fue la lengua. JungKook chupaba y succionaba la lengua húmeda de Taehyung al ritmo de la canción de fondo: lento.
JungKook se acostó y Taehyung ahora estaba sentado encima del menor. Se agachó un poco y abrió el cajón de la mesita de noche y sacó un bote de lubricante.
No era de sorprenderse, ambos se masturbaban y no era un secreto, pero jamás en frente del otro.
Tomó la mano de JungKook e introdujo 2 dedos, el anular y el del medio, JungKook comenzó a humedecerlos completos.
Taehyung llevó lentamente la mano del menor a su trasero, la otra mano se encontraba acariciando su cintura.
—JungKookie... ¿quieres meter tus dedos y joderme con ellos? —la voz de Taehyung resonaba en la cabeza del pelinegro.
No tuvo que preguntarlo 2 veces. Jeon metió primero su dedo índice y a paso de los segundos el del medio.
—Oh... Kookie...
La mano que estaba desocupaba acariciaba el redondo y firme trasero de Kim.
—Príncipe... estás apretado, puedo sentirlo muy bien —susurró JungKook, metía y sacaba sus dedos del agujero de Taehyung.
—K-Kookie, duele... duele mucho.
—Iré más lento —volvió a susurrar.
Pasando varios y largos minutos, a Taehyung seguía doliéndole, pero ahora era soportable.
—¿Quieres que entre, pequeño?
—Si, si —gimió.
JungKook sacó los dedos y después con ambas manos dio nalgadas al trasero de su pareja.
Ambos penes estaban erectos, el de JungKook pedía a gritos el culo de Taehyung mientras que el de él quería ser masturbado.
Taehyung volvió a tomar el bote y se puso en la mano para después acariciar el pene de JungKook con ella, JungKook reía bajito por el líquido frío en su parte.
El castaño acomodó el pene de 24 centímetros lentamente en su entrada, los gemidos salieron de su boca al sentir el falo resbalarse por dentro de su cuerpo.
—Oh, Tae... —jadeó el activo, su cabeza de acostada de un lado era la imagen perfecta para Taehyung.
JungKook tenía un perfil de ensueño.
—¿Te está gustando? ¿Te gusta, Kookie? —preguntaba Taehyung gimiendo y moviéndose en círculos.
—Cielos... si, me encanta. Me encantas... —gemía.
Ambos sonrieron, Taehyung se acercó y volvió a besarlo.
El tiempo pasaba, la mayoría de las velas se habían apagado y la música de fondo de había terminado y ellos ni en cuenta. Ambos gemían descontrolados y Taehyung sentía que iba a desmayarse. Se encontraba debajo del cuerpo del menor arañando la espalda trabajada, ambos sudando y besándose y mordiendo sus labios. El sabor a sangre que salía accidentalmente no era impedimento para dejar de morderse y besarse.
El pene de Taehyung estaba siendo brutalmente masturbado por la mano de JungKook, sus movimientos de arriba hacia abajo eran rápidos, haciendo que Tae se corriera por tercera vez en la noche.
—¡Kookie! Por fa–
La boca de Taehyung fue oculta por la mano de JungKook.
—No hagas mucho ruido, osito, sabes que los vecinos son muy chismosos.
—Mgh...
JungKook sonrió y sin despegar su mano de la boca de Taehyung comenzó a penetrarlo más rápido y más fuerte. El cuerpo de Taehyung se estaba casi cayendo de la cama. Lo bueno era que Tae tenía buenos reflejos y la fuerza necesaria para que con sus manos se sostuvieran en el piso.
La última penetración hizo que JungKook se corriera. Al sentir que casi la mitad del cuerpo de Tae se encontraba fuera de la cama lo tomó fuertemente de los brazos y lo atrajo a su cuerpo.
Ambos mojados por el sudor y sus esencias, se encontraban abrazándose y hechos bolita en la cama, estaban acurrucados y cómodos.
Taehyung tuvo que moverse para tomar una húmeda que estaba en la mesa de noche y comenzó a limpiar a su novio y después a él mismo.
Cuando terminó, volvieron abrazarse.
—Príncipe... —llamó JungKook.
—¿Si?
—Te amo como no tienes idea, estoy feliz de tenerte en mi vida.
—Yo igual te amo... gracias por aceptarme.
—¿Cómo no hacerlo? —sonrió JungKook.
Taehyung también lo hizo y después se acercó y se dieron el último beso de la noche.
Durmieron abrazados, desnudos.
Después de por fin entregarse el uno al otro en cuerpo y alma.
El "no puedo ver" no es excusa para no demostrar el amor que sientes por alguien, eso lo aprendió muy bien Jeon JungKook gracias a su pareja.
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