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En una era olvidada, en un mundo olvidado, donde distintas razas se juntaban entre si, en donde la espada era la única norma de los hombres y grandes reinos se alzaban a través de las montañas. La Infección consumiría a la humanidad, causando la caída del Edén y la asunción del nuevo Dios de los Hombres. Los mares ya se han teñido de rojo y las tinieblas ya han cubierto a los continentes, solo el, "El Cuarto Jinete del Apocalipsis" Maldito por la ira de Dios y condenado a cumplir con su santa misión, puede salvar a la humanidad y destruir de raíz a la infección.


Fantaisie Fantaisie sombre Interdit aux moins de 18 ans.

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Relinquitur Deus

"Hombre, recuerda que del polvo vienes y al polvo volverás" - Genesis 3:13


"Mas antiguo que cualquier árbol, mas peligroso que cualquier arma y mas olvidado que cualquier hombre, es aquel quien camina por la eternidad atado a su pasado, mas una vez fue un rey, una vez fue un esposo y una vez fue un padre. El, y quien solo el conoce el verdadero poder de Dios padre todo poderoso, pues fue desterrado del reino de los cielos y condenado a caminar entre mortales, olvidándose de su don, de su castidad, de su perfección. Pues el solo conserva su halo de luz sobre su cabeza, retorcido y con forma de espinas, ya que sus alas se rompieron en el momento que cayo a la tierra. Es el, el Ángel que con su poder condeno a la humanidad a caminar entre oscuridad y penumbra, pues el es el enviado de Dios quien viene a castigarnos, recen si lo encuentras en un campo de batalla y pobres de aquellos que sean atravesados por su espada. El Ángel caído del cielo, esta maldito por Dios"


Las palabras de aquel cura resonaron en la cabeza de aquel chico, mientras caminaba junto a el Ángel, en aquellos claustrofóbicos pasillos de aquella olvidada mazmorra. Solo se escuchaba el sonido de sus pisadas y el caer de las gotas sobre pequeños charcos de agua, alumbrados solo por la débil luz de una antorcha a la cual ya no le quedaba mucho tiempo de vida, la atmosfera era sofocante ¿Cómo es que había llegado a esa situación? Hace un par de horas se encontraba tranquilo junto al abrazador fuego de una taberna junto a sus compañeros y ahora, perdido entre escombros y en la mas absoluta oscuridad, junto a la peor compañía que le podría haber tocado. De repente el silencio es roto por un grito desgarrador; como si alguien estuviera dando todos sus esfuerzos en dejar salir aquel dolor por su boca, a modo de un alarido atroz, es casi impensable que fuera provocado por un humano, pero así es. Ambos se detuvieron ante tal suceso.

- ¿Qué ah sido eso?... ¿Ah sido uno de los nuestros? - pregunto el joven con la voz temblorosa y llena de miedo.

- Silencio - respondió en seco su acompañante.

El Ángel se había quedado quieto, movía la cabeza tratando de escuchar de donde provenía aquel grito, se quedo así por un par de segundos hasta que volvió a caminar, esta vez, sus pasos eran mas pausados, sigilosos, como si supiera que un mínimo ruido podría hacer que algo malo ocurriera, con la luz que le brindaba la antorcha iluminaba hacia cada parte en el que movía la cabeza, de derecha a izquierda y hacia el frente. Su acompañante trataba de seguirle el paso, imitar lo que hacia, de manera algo torpe, iba un poco agachado, con la mano derecha sobre el mango de la espada, listo para desenfundarla en cualquier momento, el casco que portaba le impedía respirar correctamente y su propio sudor le nublaba la vista. Lentamente en el suelo, comenzó verse un rastro de sangre a la par que se oía un peculiar sonido, un sonido que no muchos están acostumbrados, pero que aquel joven interpreto inmediatamente.


Era el sonido de la carne abriéndose, desgarrándose, junto con el crujir de huesos, un sonido que se repetía constantemente y cada vez se escuchaba mas y mas cerca. El Ángel tomo la antorcha y la apago, ahora si, la oscuridad lo había cubierto todo, y junto al sonido horrorizarte de la carne se le sumo al del metal afilado, como si alguien hubiera desenfundado una espada. El pasillo era interminable, de milagro el joven podía ver la silueta del Ángel adelante suyo, lleno de miedo, desenfundo su espada y comenzó a rezar.

"Padre nuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad asía en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal Amen"

Y para cuando termino de rezar, ya no se sentía asfixiado por aquellos muros, su espada ya no pesaba mas, pero algo no estaba bien, ¿En donde estaba? Miro al suelo y vio como lentamente aquel camino de sangre, tomaba la forma de un hombre, o lo que quedaba de este, sin brazos y sin una pierna , con la armadura arrancada y con el vientre abierto, las costillas expuestas y la cara a medio comer, las tripas y órganos esparcidos por todo el lugar. El joven levanto la vista y pudo ver a los causantes de esta tétrica obra de arte. Remanentes de lo que alguna vez en vida fueron, soldados, campesinos, padres y esposos, ahora solo eran muertos que vivían gracias a la posesión de algún espíritu maligno, ansiosos de carne. Uno de ellos grito y se abalanzo hacia el joven, este no reacciono y aunque hubiese querido, no tuvo tiempo, aquella bestia estaba a solo centímetro de el.


¿Cómo había llegado aquí? Se volvió a preguntar, o al menos eso fue lo único que pudo hacer, ya que el dolor que sentía era inimaginable. Tantos años soñado con vivir aventuras, quien diría que terminaría muriendo en una mazmorra abandona, con el cuello comido por un poseído, que triste. Como pudo giro los ojos y lo volvió a ver, por un momento dejo de sentir como su cuello era devorado y hasta aquella criatura lo observo, todos lo hicieron. Lo vio acercándose lentamente, con aquella armadura gris y desgastada, esa capa de color rojo sangre, ese halo con forma de espinas que le iluminaba y esa gran espada, la cual tenia dos empuñaduras, la primera era larga y parecía estar tallada de una madera muy fina, luego una guarda en forma de u y que en sus dos puntas dejaba caer unas delicadas telas, la segunda empuñadura llevaba directo hacia el filo de la espada, la cual se encontraba llena de inscripciones, palabras y letras de un lenguaje antiguo.

¿Por que acepte venir con el? En mis últimos momentos de vida eso es lo único que ronda en mi cabeza, pero no hay nada mas que pensar o hacer, solo esperar y ver, como lentamente viene hacia mi, como algo inevitable, una fuerza de la naturaleza que camina entre nosotros y nos ve morir, a nosotros y a nuestros hijos. Sucumbiremos ante el mal que esta profetizado suceda, a aquellos quienes se rodeen de el.

Da un salto, con una agilidad y rapidez que mis agotados y moribundos ojos apenas pueden ver, y de un solo movimiento corta la cabeza de la criatura que comió mi cuello, dejando su putrefacto y cercenado cerebro expuesto. La criatura cae sobre mi cuerpo, y ante mi ultimo aliento de vida, lo ultimo que saldrá de mi boca es:


"El... Los matara"


Ante las ultimas palabras de aquel joven mercenario, El Ángel, El Rey con Corona de Espinas, El Trotamundos, El Sin Nombre, El Jinete del Apocalipsis, aquel cuyo nombre es desconocido por los hombres mortales, se abalanzo con ira ante aquellas bestias. Un solo hombre contra todo un ejercito de muertos vivientes, los despedazaba uno por uno, cortándolos por la mitad, rebanándole sus extremidades, daba igual cuantos el podía con todos. Movía su espada de un lado hacia otro, tomándola con la dos manos por la empuñadura, corría hacia sus enemigos y dado al tamaño del arma esta chocaba contra el suelo sacando chispas, para luego acabar manchada con la sangre de aquellos muertos.


Solo se escuchaban los sonidos de los gritos de las bestias sedientas de carne, la piel y los huesos rompiéndose y la respiración agitada del Ángel, tanta masacre, hacia que el demonio que allí se encontraba liberado, poco a poco retomase su conciencia al sentir, el inconfundible olor metálico de la sangre, el suelo y las paredes comenzaban a temblar. Mientras El Ángel seguía en su misión de acabar con cada uno de los poseídos que se encontrase en su camino, debido a su cantidad estos comenzaban a acercarse mas, y debido a la velocidad que estos tenían, cada vez mas era difícil contenerlos. Finalmente uno logro acercarse lo suficiente para asestar un golpe sobre el casco del Ángel.


Tanta fue la fuerza del ataque, que hizo retroceder unos pasos Al Ángel, dejándolo algo aturdido, incluso logro arrancarle parte del casco, dejando su ojo izquierdo expuesto. Aquellos poseídos que aun quedaban de pie, se abalanzaron con rapidez hacia El Ángel, mas este puedo repeler el ataque, se movía de un lugar hacia otro, incansable e imparable, ahora lanzaba ataques cargados con mucha mas ira, lentamente hizo que aquellas almas en pena que aun rondaban en nuestro mundo, desaparecieran por completo.


Y así, el silencio se hizo protagonista de aquella mazmorra, los cuerpos descuartizados y irreconocibles cubrían el suelo, las paredes partidas llenas de sangre y las tripas desparramadas sobre todo los lugares le daban un aura tétrica y asquerosa a aquella abandonada mazmorra, una obra de arte echa por el mejor creador de masacres, un campo de guerra. De repente los temblores y sacudidas se hicieron mas continuos, piedras, pilares y piedras comenzaban a derribarse y a caer, hasta que un rugir monstruoso proveniente de las profundidades de la mazmorra, lleno todos los rincones del lugar.


Una especie de serpiente pálida se arrastro sobre el suelo aplastando los cadáveres y chillando de una manera aguda, se detuvo ante El Ángel y se alzo hacia arriba, era enorme, tenia ojos en todas las partes de su cuerpo y en algunos lados le nacían una especies de tentáculos, su cuerpo parecían estar pegados al suelo y se adhería a este gracias a los tentáculos, su rostro cargaba una sonrisa maquiavélica que dejaba expuesto sus millones de dientes los cuales le cubrían toda la boca y algunos incluso se encontraban afuera de esta. Miro detenidamente Al Ángel y cargo contra este.


Pero ante todo pronostico, con una gran rapidez El Ángel corrió de frente hacia ella y dando un salto, logro enterrar su espada en uno de los cientos de ojos que tenia el demonio, haciendo que chille del dolor, la bestia se retorcía del dolor con tanta fuerza que logro quitare de enzima Al Ángel, pero este arremetió enseguida, aprovechando un descuido logro llegar a cortar con dos tajos parte del cuello del demonio, pero uno de los tentáculos lo empujo contra una de las paredes, aturdiéndolo. Ante esto, aquella serpiente se abalanzo sobre el con su cola, mas El Ángel logro ensartar su espada en la cola de la bestia, bloqueando el golpe, y gracias a esto, con la espada en su manos, comenzó a correr hacia la cabeza de la bestia, cortando a lo largo del monstruo.


El demonio se retorcía del dolor, pero con suma rapidez embestido con su cabeza Al Ángel, dejándolo tirado en el suelo, uno de los tentáculos de la bestia lo envolvió, dejándolo inmovilizado, incapaz de volver a tomar su espada. El demonio se complacía viendo Ángel se retorcía buscando una manera de poder escapar, mostrando esa sonrisa. Finalmente El Ángel pudo liberar su brazo derecho del agarre, mas su espada estaba muy lejos, se estiro para intentar tomarla, el demonio se percato de esto y sin perder un solo segundo mas, abrió su enorme boca y se decidió a comerse Al Ángel.


En una fracción de mili-segundos, El Ángel fue capas de tomar su espada a la vez que el demonio se lanzo a comerlo, y de esta manera ensarto su espada en el paladar de aquel demonio. El ser se retorcía del dolor mientras intentaba devorar Al Ángel, pero este logro liberarse del tentáculo y de esta manera, con sus piernas evitaba que la parte inferior de la mandíbula del demonio lo devorara, y con sus dos manos en la empuñadura de su espada atravesó el paladar del demonio hasta que este simplemente dejo de moverse. La sangre caía sobre el casco del Ángel mientras este respiraba agitado, hasta que lentamente fue recuperando su postura, para luego dar paso a la calma.


Horas mas tarde, en la ciudad cercana a la mazmorra, un hombre se dedica a bajar distintos productos de su carreta, en la parte trasera de una taberna. Preocupado, va mirando la poca cantidad de cajas que ah podido traer.


- ¿Eso es todo? - le pregunta el tabernero, quien aparece de sorpresa.


- Si... eso es todo - el hombre suspira y continua su tarea.


- Sabes que no puedes seguir así Marcos - dice preocupado el tabernero.


- No puedo hacer nada mas - responde Marcos, quien abre las cajas y las revisa una vez más.


- ¿Qué es esta vez? - pregunta el tabernero.


- Todo... Lo que sea que haya por esos bosques se come a mi ganado, los cultivos no florecen... Y la protección que manda el reino no es suficiente - responde desesperado Marcos.


- Marcos no eres el único, creo que no hay granjero al que no le maten el ganado... Y menos en estos tiempos - dice el tabernero, tratando de quitarle un peso de enzima a su amigo.


- Pero estoy seguro de que hay granjeros con mas dinero... Esos si deben poder pagarle a cazarrecompensas que aguanten vivos una noche mas - dijo con indignación Marcos, mientras apretaba sus puños.


- El reino manda un préstamo en caso que no tengas mas dinero... Vamos estoy seguro que existen mas opciones - El tabernero coloca una mano sobre el hombro de Marcos.


- Mira Esteban... Yo ya no puedo mas, siento que por mas que le rece a Dios todas las noches, la vida mía y la de mi familia esta condenada.


De repente, otro hombre interrumpe la conversación, a la par que se escuchan gritos desde el interior de la taberna.


- Es el señor... Ah vuelto - dice el hombre agitado.


Esteban se da la vuelta y se dirige al interior de la taberna, Marcos va detrás de este. Cuando termina de cerrar la puerta se percata que quedo solo, apenas puede ver como Estaban gira hacia la izquierda en el final de un pasillo, Marcos va tras este y lentamente empieza a escuchar los murmullos de las personas.


Tras girar por ese pasillo se encontró a un tumulto de personas que le impedían ver que es lo que ocurría, trataba de pasar entre estos pero le era muy difícil, continuaba escuchando las voces, algunos maldecían, otros miraban con horror, incluso veía como otros salían por la puerta tapándose la boca. Cuando finalmente puedo pasar aquel laberinto de personas lo vio, un camino de sangre que iba desde la entrada hasta unas pesadas bolsas que reposaban en el mostrador de la taberna.


Cuando por fin dejo de mirar las bolas y corrió un poco la vista lo vio, estaba de perfil pero aun así era inconfundible, porque ese halo brillante sobre su cabeza lo delataba, esa armadura vieja y desgastada bajo la luz amarillas de las velas lo hacían resaltar, esa enorme espada que llevaba pegada a su espalda, lo confirmaba todo.


- ¿Qué es esta cosa? - pregunto con asco Esteban mirando a las bolsas.


- La mas grande es la cabeza del demonio y la otra, la de un no muerto - respondió El Ángel señalando primero a una y luego a la otra.


- ¿Y que hay del grupo de cazarrecompensas que te acompaño? - pregunto nuevamente Esteban, con asco en la mirada mientras seguía mirando las bolsas.


- Muertos - respondió en seco El Ángel.


- ¿¡Todos ellos!? - pregunto aterrado el tabernero.


- Así es, solo encontré dos cadáveres, están en la carreta de afuera por cierto... Los otros tres, desaparecidos - respondió El Ángel con un tono calmado y algo opacado.


El tabernero se quedo mirando Al Ángel con una mirada de asco, y a quien miraba, no mostraba ninguna pisca de emoción, en aquel ojo verde esmeralda que se podía observar, parecía una parte mas de la armadura, sin vida, sin emoción.


- Quiten estas... Cosas de mi mostrador - dijo Esteban con asco mientras se alejaba lentamente hacia la salida.


El Ángel se quedo por un par de segundos mirando su mano, mientras oía como la puerta de la taberna se abría, miraba la sangre que caía de su armadura, las marcas y cicatrices que esta tenia con el pasar del tiempo, pensaba y recordaba, hasta que el cerrar de la puerta hizo que volviera en si. Levanto la cabeza y miro hacia en todas las direcciones, todos observándolo, juzgándolo, con odio y miedo en sus miradas.


- Quiero mi dinero para mañana - dijo al unísono, mientras subía unas escaleras y se dirigía hacia una habitación.


Tras esto, el tabernero se dirigió lentamente hacia la salida, atreves del tumulto de personas, Marcos fue tras el y al salir por la puerta lo encontró ahí, de pie frente a aquella carreta. Las personas que pasaban a su alrededor solo le daban su pésame y continuaban su camino, algunos incluso se tapaban las bocas y seguían caminando, aceptado lo que cada día ya desde algún tiempo se volvió una costumbre.


Marcos se acerco al lado de su amigo y miro lo que había en esa carreta, eran dos cuerpos, el primero estaba tapado desde los pies hasta la cabeza con una delicada tela manchada de sangre, y el segundo, se encontraba de igual manera tapado pero solo hasta la cabeza, casi como si alguien hubiera corrido aquella tela. Marcos volteo para mirar a Esteban, tenia una expresión apagada con los ojos entrecerrados para que no se les escapen las lagrimas.


- No tuve el valor de preguntarle a quienes eran los que murieron, porque... Tenia la esperanza de verlo sentado en esta carreta - dijo Esteban que a cada palabra que decía, mas cerca se encontraba del llanto.


Marcos volteo para mirar el cadáver de aquel joven, le faltaba una gran parte de cuello, como si se lo hubieran arrancado de un mordisco.


- Esteban... Lo siento - fue lo único que Marcos pudo gesticular antes de que Esteban rompiera en llanto.


- Yo creí, yo tenia fe de que el volvería... Me aferre tanto a esa idea, pero creo que uno no ve el peligro, sino cuando este ya esta delante suyo... No creí que esa estúpida leyenda fuera cierta - dijo Esteban mientras acariciaba la frente de su hijo.


- Estoy seguro que tu hijo esta en paz, junto a Dios.


- Marcos... Prefiero creer que Dios me abandono... Porque estoy seguro que el jamás hubiera permitido que mi hijo muriera - dijo entre lagrimas Esteban.


- Dios nos ah abandonado a todos amigo mío - dijo Marcos para consolar a su amigo.


5 Janvier 2022 22:31 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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