Madrid, 18 de Mayo del 2020.
— ¡No puede ser! —grité mirando la hora en el teléfono móvil—, ¡otra vez no, coño! —salí de la cama lo más rápido que pude.
Siempre suelo llegar tarde a los sitios, que le vamos a hacer, la puntualidad no es lo mío. Me vestí y preparé todo lo que me hacía falta para hoy en un tiempo record. Mientras caminaba hacía el instituto leía los mensajes de WhatsApp desde notificaciones hasta que leí uno que me hizo pararme en seco.
[17/05/21 00:40:05] J.
¡Oh venga Dana, te conozco desde hace más de 10 años! Esa chica o te llama la atención o te gusta, pero algo hay...
Arqueé una de mis cejas pensando, tal vez Jess tuviera razón. Tengo claro que desde los catorce años me gustan ambos géneros, pero con ella todo era distinto, con sólo mirarme pone mi mundo patas arriba. Pero hay un problema, bueno no es problema, pero si es problema para mí o no, no lo sé, sólo sé que me gusta que esa sensación sólo me ocurra con ella. Volví a caminar de nuevo mientras le respondía al mensaje.
[18/05/21 08:25:00] D.
Por favor Jess, desde hace cinco años nadie me llama la atención y mucho menos me gusta... ¿por qué has deducido tal barbaridad?
Guarde el teléfono móvil en el bolsillo delantero del pantalón vaquero mientras dejaba producirse una canción aleatoria que tenía guardada en mi playlist favorita. No dejaba de pensar en el mensaje de Jess y que razones tenía para haber llegado a esa conclusión. Al llegar al instituto, antes de acercarme a mis compañeros de clase que siempre suelen estar fuera fumándose algún que otro cigarrillo miré hacía los lados disimuladamente para ver si la veía, y así fue, la vi.
—Es preciosa —susurré.
Agité la cabeza negando varías veces. No quería darle la razón a Jess, ni dársela a alguien o más bien a algo que ya no me pertenecía, mi corazón. La vibración de mi teléfono móvil hizo que aquellos pensamientos se desvanecieran. Al mirarlo vi varios Whatsapp y todos eran de Jess. Rodeé los ojos y volví a guardarlo sin prestarle mucha importancia. Miré la hora y me acerqué a mis compañeros.
—¡Hola preciosos!—sonreí.
Todos me devolvieron el saludo y miré hacía la puerta del instituto sin darle importancia a la conversación.
—¿Qué toca a primera?—pregunté, aún sin apartar mi mirada de la puerta.
—Creo que toca con Nora, pero no sé que asignatura sea—contestó Damian, tirando el cigarro al suelo—, ¿no? —piso el cigarro para asegurarse de que estaba apagado.
—Creo que sí. —respondió Tomas.
Después de dos años sin hacer nada. Ni estudiando, ni trabajando. Decidí apuntarme a bachillerato, una locura más que añadir a una infinita lista que he llevado a cabo durante mi vida. Y ahí fue donde la conocí a ella, a Abby. No duré mucho en bachillerato, ¿qué por qué? Fácil, sabía que estar ahí no era mi lugar, y aparte una profesora me abrió los ojos y me ayudó a cambiarme a algo que sí podía serlo. El grado medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia. Desde pequeña siempre me ha gustado ayudar a los demás, más que a mi misma. Y pensar que hay gente que es ignorada por la sociedad, que recuerdan a sus abuelos cuando ya no están, me hacía tener un sueño por el cuál luchar mediante el grado. Cuando llegué a la clase, me desplome sobre la silla soltando un leve suspiro y volví a mirar mi teléfono móvil.
[18/05/21 08:30:00] J.
¡Buenos días a ti también!
[18/05/21 08:30:02] J.
¿Cómo que barbaridad? No me hagas reír y menos a estas horas que aún no sé ni quién soy, gracias. No es una barbaridad, te recuerdo que no soy yo a la que le tienen que llamar la atención cuando esta hablando conmigo por FaceTime, porque se ha quedado literalmente ¡EMBOBADA Y SONRIENDO PORQUÉ SALIÓ SU NOMBRE EN LA CONVERSACIÓN!
[18/05/21 08:30:10] J.
Así que... Querida Dana, o reconoces que te gusta o me tendrás dándote la tabarra hasta que consiga leer o escuchar salir de esa boquita que te gusta Abby. ¡Y sabes que todo lo que me propongo lo acabo consiguiendo!
Como no, Jess volvía a tener razón. Me quedo mirando a la nada, pensando en ella. En su risa, en su sonrisa, en aquellos momentos dónde con sólo mirarnos entendemos lo que queremos decirnos, en como se aparta el pelo que le molesta de la cara. Vale, espera... Sí, me gusta. Pero, ¿y ahora qué?
Merci pour la lecture!
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