Trantrís oía cómo le llamaba su mamá.
-Trantrís, Trantrís... No tengas miedo, sal del cascarón. Tus hermanitos y yo, te esperamos impacientes. Tenemos muchas ganas, de ver tu piquito asomar.-
¡PÍO!, ¡PÍO!, ¡PÍO!, se oía canturrear alegremente.
Eran sus hermanos. Ellos ya llevaban dos días fuera.
Pero, Trantrís, tenía mucho miedo de salir. ¡Estaba tan agustito dentro de su huevo! ¡Estaba tan calentito!. Además, su mamá, todas las noches, le cantaba una canción a través del cascarón. Mientras, él se quedaba dormido, un día más, dentro de su huevo.
La verdad, es que tenía muchas ganas de salir y jugar con sus hermanitos. Y, picotear el plumaje de su mamá.
Pero, ¡Tenía tanto miedo!. No sabía lo que iba a encontrar fuera del cascarón.
¿Y si no le gustaba a los demás?. ¿Y si mamá dejaba de cantarle por las noches?...
-¡Trantrís!, ¡Trantrís!, volvió a llamarle su mamá.
Sólo tienes que picar un poquito el cascarón, y yo, te ayudaré con lo demás.-
Trantrís seguía dudando... ¡Ay!. Quería salir, pero... ¡Qué miedo! Notaba, cómo su pequeño corazón hacía PUM, PUM, PUM, muy rápido.
Volvió a escuchar a su mamá, ésta vez, le susurraba a través del cascarón...
-Psss... Trantrís... Escucha, sé que tienes miedo. Pero, te prometo, que voy a cuidarte siempre.
Siempre tendré mis alas dispuestas para abrazarte, suavemente cuando te estés quedando dormido, mientras miramos juntos las estrellas. Y, fuerte, cuando sientas miedo, no te soltaré hasta que pase el PUM, PUM, PUM, de tu corazón.
Confía en mí, Trantrís.-
"La verdad, es que el huevo se me está quedando pequeño", pensaba mientras tantoTantrís. Tenía que haber salido hacía un par de días, y él, crecía muy rápido.
Su mamá seguía hablándole...
No sabía qué pasaba cuando hablaba mamá, pero, con su voz, conseguía que su corazón dejase de hacer PUM, PUM, PUM...
- Trantrís, tranquilo pollito mío.
Sé que eres un pollito especial, así que, sal cuando estés preparado, que yo, voy a estar aquí esperando.-
Trantrís, cerró muy fuerte los ojos, y comenzó a picar el cascarón.
Al principio, muy flojito, pero, cuando se dio cuenta que el miedo empezaba a desaparecer, lo hizo con más fuerza. Hasta hacer un agujerito por donde podía mirar lo que había fuera, como una ventana al mundo.
Lo primero que vio fue a su mamá. ¡Qué guapa era! ¡Qué plumas tan bonitas! ¡Qué ganas de estar entre sus alas!
Su mamá, le ayudó a terminar de romper el cascarón. Tranquila y emocionada... ¡No quería asustarle!
¡TRANTRÍS!. En cuanto estuvo fuera, ahuecó sus alas y le rodeó con ellas fuerte al principio, para que no tuviese miedo. Poco a poco fue aflojando, para convertir ése abrazo, en el abrazo más calentito, suave y esponjoso del mundo mundial.
Ahora, de donde no quería salir Tantrís, era de las alas de su mamá.
FIN.
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