Los extremos de un zafiro Suivre l’histoire

El sol matutino siempre fue un tesoro a sus ojos,se levantaba muy temprano para hacer estiramientos de yoga bajo los rayos que se colaban por el ventanal evitando los chillidos de la madera pulida para no despertar a nadie en casa.Su pequeña planta de incienso llamada “Pom" en honor a los tomates es su compañía al leer sobre los infinitos secretos de la botánica o algunas novelas que seguramente devolvería a la biblioteca al día siguiente de retirarlos.Stell siempre fue amante de los acentos e idiomas,aprendiendo del vecino del frente algunas palabras del Italiano.

Su vida giraba como las ruletas,ir al colegio,regresar a casa a leer y limpiar el departamento,ser echado de su “hogar" por algúna amante de su padre y buscar compañía de los gatos de la casera en la terraza junto a las veraneras color maravilla.

Su rutina se vio cortada por la repentina llegada de un joven con aspecto de ave negra,una mirada calculadora y una funda de teclado.

[...]

—Tu nombre Stell ¿Es como estrella?

—Mi madre esperaba una hija para llamarla Stella.

—Af,fue como me bautizo mi padre cuando llegue a la familia corsica.

—Af,hermano del cuervo que bota las plumas de desgracia por la ventana.