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Capítulo Dos. Un cobarde y su noche más larga.

9:56 pm. 3 de Diciembre del 2020. Hospital Central.Ciudad de México.


Estoy cansado, más allá de lo imaginable. Nunca, nunca en la vida me hubiera imaginado tanto tormento. Me duele cada rincón del cuerpo, por dentro y por fuera. Duele tanto que no hay deseo diferente que el de morir: me rindo! He perdido la noción del tiempo, en ese hilo de conciencia que de repente se asoma, solo me gustaría aullar de dolor, pero ni fuerzas quedan para lograr ese cometido. Escucho voces, las reconozco: "echale ganas... tu puedes... no te rindas". Pendejadas por el estilo. Me siento tan vulnerable, acostado boca abajo, no dejo de temer que me violen, así las cosas y mi tormenta. Ese silbido del respirador artificial me tiene hasta la madre, quiero morir, quiero morir...


Me gustaría tener la fuerza suficiente para arrancarme tanto tubo, o al menos la fuerza para articular las palabras, y pedirles humildemente, que me desconecten. Sé que decepcionaría grandemente a los doctores, pero ya no importa. Sé que han estado aquí, a mi lado, al pendiente, lo sé, y repito, ya no importa. Duele todo el tiempo, cuesta respirar, cuesta pensar positivo, cuesta vivir. Y de hecho, siendo honestos, nunca aprendí a hacerlo. Siempre he sido un cobarde, y más desde que te perdí. Que mérito podría encontrar a modo de consuelo, si no supe luchar por ti. Qué fuerzas busco, si cuando las tuve se me cayeron al piso, quemando mis manos cobardes. Al carajo con todo, mátame Dios, te lo suplico...


9:57 pm. Un silencio.


Ya he atravesado por esto, más aquí sigo, deseo con tanta fuerza morir, y nada, un día más, entubado. Entubado a este maldito dolor, que no me abandona, que no se cansa de mi, que no se va. Al principio era un alivio cuando me cambiaban de posición, tan amablemente, los doctores. Descansaba, soportaba,porque valía la pena: ahora boca abajo, ahora boca arriba, un ratito de lado, un ratito del otro. Un intercambio de palabras, una esperanza que parecía brillar al final del túnel. Y esas voces, las reconozco a través del teléfono: "echale ganas... tu puedes... no te rindas". Si siii, claro que si, voy a salir de esta. Todavía no eran pendejadas por el estilo... Ojalá estos sean mis últimos pensamientos, me urge morir, dejar de atormentarme por el pasado, que nunca tuve el valor de hacer diferente, dejar de reprocharme en todo momento, no luchar por ti... señora Car...


9:58pm. Un silencio., y ese maldito subir y bajar del respirador.


Me gustaría tanto volver a verte, tan solo por un momento, no tengo problema con eso, ya me encargaría yo de guardarlo en el cajón del infinito. Porque en verdad, que después de tantos años, te has ido opacando en mi memoria. Cuantas noches te miré: tú, ahí, aquí, allá, en el más allá de la realidad: los sueños. Y sonreías al verme, me abrazabas, me abrasabas, también. Nuestros cuerpos, juntos, reconociéndose viejas cicatrices, y las nuevas, también. Tus manos perfectas, tus dedos largos, finos, tus pies, perfectos: tú, la mujer de los pies bonitos, recuerdas?. Mi mujer, también. Señora Car... déjame despedirme, déjame volar a tu encuentro ... y amarte una última vez... también... tan bien.


9:59 pm. Un silencio, y un perdón.


Es este el final perfecto para un cobarde como yo. En medio de una soledad que purga, de un dolor que no acaba de morir, ni de aniquilar. En medio de unas fuerzas alejadas, indignadas de tanto estar y no ser usadas, cuando te perdí. Juez y parte, absolución y castigo, la guerra y la paz.. Ana Karenina... Tú! Y Tolstói... Señora Car...

Deseo morir, y encontrar ese remanso de calma que en vida nunca hallé. Te pido perdón, por no atreverme, le quise dejar al tiempo lo que me correspondía, tiempo que tanto tuve y ahora solo sobrevive silbando, subiendo y bajando. Yo cobarde: de ser, y no ser. De estar, y no estar. De amar, sin tener a quién. Y después de tantos y tantos años, sigues primero en mis pensamientos, en mis sentimientos. La rabia me devora, muerde: despacio, mastica mi carne, se afila los colmillos, en mis huesos, y arremete otra vez. Estoy cansado, tan arrepentido. Ahora sé, que solo se vive una vez, que yo nací para vivir en ti, "para ti y tus vestidos y a tus pensamientos mantenlos atentos...". Recuerdas?, señora Car... Hoy ten miedo de mi. Mil veces perdón, mil y un veces perdón.

No existe disculpa, pero nadie me enseñó de valentía, siempre miré a los míos aceptar sin más lo que el destino les ponía enfrente, la cabeza baja, los pies arrastrando sus pasos, la mirada perdida, en un horizonte lleno de suspiros, de sueños rotos, y el corazón endeudado, buscando lo que algún día lo enloqueció de pasión... "ya no queda casi nadie aquí, a veces ya no quiero estar aquí, me siento solo aquí...". Residente. René. Señora Car...


10:00pm. Un silencio, y una despedida.


Es hora, lo sé. Gracias por estos cuatro minutos de lucidez, espero volver a verte, alguna vez. Prometo, en este lecho de muerte, ser más valiente, la próxima vez. Luchar por ti, una y otra y otra vez, hasta ver llagas en mis manos, y sangre salpicando el campo de batalla. Sacar de mi al cobarde que toda esta vida fui, desde que te perdí. Quemar al conforme, con el fuego que nace del que se atreve. Blandir mi espada, para amarte digna y honradamente, hasta el final de mi próxima vida. Así sea. Pues.

Lo prometo, tan solo espero una oportunidad., señora Car...


FIN. 18 de septiembre 2021. Alex Vázquez Rivera.


Epílogo.


10:01pm.

La enfermera se acerca, hay que aplicar medicamento al suero. Su actitud es de desanimo, sería mejor verlo morir, lastima su sufrimiento.

Se frota los ojos, no da crédito.

En la pantalla los signos vitales mejoran, se fortalecen. Pega un respingo.

El cuerpo del paciente se mueve, un poco, un quejido se deja escuchar.


-Querías una oportunidad? Va!- Le susurra la vida, con esa voz tibia y serena, tan característica de ella.


-"Hold up... hold on... don't be scared... you´ll never change what´s been and gone..."- Canta él en un susurro.


Stop crying your heart out. Oasis. Te acuerdas?, señora Car...




26 Septembre 2021 16:04 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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À suivre…

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