1566617928 Francisco Rivera

Pregunta capital que todo escritor suele hacerse, en primer acercamiento de quien escribe, por ese hecho y su significado...


Inspirant Déconseillé aux moins de 13 ans.

#reflexiones #escritura #-Historias
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¿Por qué escribir?

Antes de emprender un serial de respuestas para esta interrogante, me permito establecer lo siguiente:


Sobreviviendo a una muerte, si se deja hecho lo que a la letra establece:


"Despunta el día y recompongo el cuerpo, ayer, yerto; hoy, en recuperación, tras regresar de una lenta agonía.

"In contado poeta, me han declarado muerto en la morgue.

"Debo esta resurrección a una anomalía de vida, donde la locura y la escritura me alucinan con ejemplos, como lo que hasta aquí escribo.

"¿Te ocurre a ti, amigo lector, declararte un zombie letrado y a la vez, un empecinado muerto en vida en lo que resta de escribir, respecto de la siguiente muerte que estás a punto de leer?"


¿Por qué escribir: lectoras y lectores?


1. Por ninguna malicia; antes bien, por todas estas.

2. Para ampliar mis líneas de expresión textual.

3. Para describir mis horrores más erráticos.

4. Para ampliar temas que preocupen la inteligencia de cada lector.

5. Para inventar "cosas" que siempre aparecen en la vida.

6, Para hacer indispensable pensar lo escrito a fondo, de manera inevitable.

7. Para orientarme hacía sí mismo

8. Para dirigirme a la sociedad mientras ambos somos perfectamente desconocidos.

9. Para exigir una brevedad de lectura y una inaudita comprensión de escritura.

10. Para intentar colmar en un párrafo lo que pueda decir en cien libros.

11. Para establecer la gramática del escribir ante otras expensas del contar la narración sin fin.

12. Para no exponer al lector una arpillera de soluciones.

13. Para invitar al lector a responderse a sí mismo, si acaso le suscito dudas por cómo escribo.

14. Para estructurar los más caros riesgos de creación escrita.

15. Para Ganar o perder lucidez escrita.

16. Para salvar cada situación de vida y arriesgar narrando ese imperativo categórico de exponer la cómoda seguridad de la conveniencia propia, que vuela en su alfombra de zona de confort existencial.

17. Para asumir el propio riesgo responsable cuando no queda más alternativa que mostrar, narrar, escribir, crear, describir.

18. Por misión corporal y cerebral sin omisión del contenido y de su continente concebidos.

19. Para el sueño, la ensoñación y el amor conocidos y experimentados desde antiguo.

20. Para eliminar la tentativa de lo inconsciente.

21. Para tasajear las nociones del sí mismo y recurrir de manera conveniente a ese empleo afiebrado del lenguaje del propio inconsciente, que siempre está a salto de mata.

22. Para ventilar la plena responsabilidad de mis actos inconscientes y responder por ellos, anticipándome a la sociedad lectora que me lea en mejor oportunidad y voluntad propia.

23. Por mera praxis ante todo uso de lenguaje que me sea capaz de desarrollar.

24. Para volver atrás en lo escrito y hacer presente en adelante lo mostrado.

25. Para interpretarme en relación del modo de ser propio y desdoblar mi persona en voz y en pensamiento.

26. Para responder ante ese nudo de preguntas que se conectan con esta primordial necesidad humana y contar en palabras, líneas y párrafos un propio testimonio de escritura y de creación propia.

27. Para explorarme en lo interior y en lo exterior.

28. Para "textear" en intención poética y presentar a su vez en prosa, un sentir y concebir el Ser, el Mundo, el Universo y el Existir Humano en cada apartado nombrado.

29. Para hacer inmersión en tal o cual punto de aquello que pueda resultar de interés en esa ecuación: escritura-lectura.

30. Para construir y destruir; para reconstruir y deconstruir; para obturar y liberar todo lenguaje vuelto contra sí mismo.

31. Para intentar comunicar y hacer comunión en lo comunicado.

32. Para no acudir con mal ejemplo a pretender enseñar, no sin antes aprender a aprender a escribir.

33. Para contribuir al combate de ese imperialismo globalizado que pretende homogeneizar la escritura diversa y heterogénea, humanamente planetaria.

34. Para dar rienda suelta a ser más allá de sólo ser un ser humano con nombre propio; intentando no detenerme en ser un sólo ser que escribe para un ser de mucos lectores recíprocos.

35. Para ser un observador observado, atenido en reciprocidad de lo que escribe y lee; siendo también observado y leído por otros que ingresan o permanecen en esta Grey de Escritores y Lectores.

36. Para extraer de lo mundano su desorden y orden homogeneizado; vivificando ese absurdo para desmadejarlo y extraer la luz de su molicie, haciendo cuentas finales y luego, depositarlo en el basurero de la Historia.

37. Para describir nuevos días en líneas frescas y con palabras de alcances mayores.

38. Para que los lectores lean con mejores ánimos de escribir ante las mayores horas que les resulten necesarias a sus sueños, propósitos y preferencias.

39. Para quien decida leer, des leer o no leer, abandonando la dictadura cultural de sólo asumirse "lector" ante mi sólo asumirme "escritor" y en modo combinado alcanzar a madurar nuestro propio escuchar del mensaje transmitido -mío- en su mensaje recibido -suyo-.

40. Para escribir y tratar de configurar un modo de escuchar al lector a través de narrar lo intencionado de mi escritura misma.

Para todo esto...


Ahora bien, es necesario plantearse otras interrogantes siguientes:


¿Es necesario hacer un lugar para una co-escritura y/o para una co-lectura?


¿Qué pensar acerca de que en toda escritura de libros sobresale una estructura de rol binario: escritor vs lector?


¿Hace violencia alguna con implicaciones sociales, culturales e ideológicas entre uno y otro o bien, entre ambos?


¿Existe alguna falta de mutualidad recíproca que parece enfrentar a las personas que escriben en relación de aquellas otras que solo leen?


¿Qué hacer en ese caso?


Intentar ser pertinentes ante esta manera de escribir textos; pero quizá, también, intentar "dialogar" los libros que uno escribe con el lector y elaborar contenidos que resulten creaciones conjuntas donde se anime un principio de coparticipar desde una elaboración ascendente en ese número de personas interesadas en otra posible co escritura, con las siguientes posibilidades:


Ante el caso que recuerda la relación de la experiencia escolar donde existe un lector-alumno ante un escritor-docente que externaliza la capacidad lectora de aprender algo de parte del escritor-profesor.


De este, quien a su vez aprende de la capacidad de su lector-estudiante para así aprender ambos -por separado- como parte de una experiencia escritora-lectora y viceversa.


Luego, de recibir influencias mutuas donde lo escrito sea capaz de transmitir experiencia de este tipo.


En ambas enseñanzas (del lector por escribir y del escritor por leer y a la inversa) se pueden guardar relaciones de identificación de semejanza de ideas y de concepción del mundo narrativo, literario y del propio mundo donde se vive, pero por igual, de realidades mostradas que podrían acercar ante uno y ante otros de manera más estrecha.


Ahora bien, para considerar que tal aspecto no necesariamente debe corresponder a una igualdad de nacionalidades e idiomas; de idiosincrasias y maneras de consumir los productos literarios en sus géneros correspondientes que representan otros tantos motivos que aquí no se enuncian.


Otra interrogante resultante es la siguiente:


¿En qué tipo de ausencia se encuentran un lector y su escritor, como a la inversa?


En un intento desde el "diálogo-libro" o "diálogo-texto", donde el contenido no exista y sólo exista a partir de la coparticipación entre el lector-escritor sin finalidades de lucro.


Derivando de lo anterior, otro problema lo presentan los derechos de autor que, sin lucro declarado conduzca a ello.


En cambio, ante un repositorio comunitario itinerante que se desplace de localidad en localidad; de país a país, y que retome nuevamente hasta su lugar de origen.


Esto supone también salvar dificultades de índole política, económica, cultural e ideológica entre otras consideraciones aparte pero que no es necesario enunciar.


¿Hay más interrogantes al respecto?


Sí.


Nuestros hábitos lectores y los propios de escritores; los usos distintos que se toman o gastan en esa acción; los que se invierten o llevan a cabo para leer y escribir; como también para escribir sin lecturas; y, a su vez, para leer sin escritura, etcétera.


En todo esto debe considerarse la toma de tiempo de vida para abrevar en un texto y conocer el mundo narrativo que se describe al paso de las palabras sobre la superficie de la hoja en blanco.


Es decir, donde se reitera la lectura y la escritura en lo subsecuente y en su obvio desgaste de tiempo vital para sazonar nuestra experiencia con lo que leemos o escribimos para que sea, convenientemente leído.


Otra siguiente preocupación, es la cuestión que se ofrece a ustedes:


¿Qué nos lleva a colocar un título a lo que se escribe?


Para intentar descifrarlo se me ocurre lo siguiente:


Yo escritor y lector, me induzco ante lo que escribo; admito conservar una pertenencia personal en mi deseo o propósito de llevar a cabo la escritura en relación a "algo" -un tema, un aspecto humano o existencial.


Pero también un interés propio (y ya aquí, encuentro una veta egoísta con respecto al potencial lector y su lectura generosa en caso de darme su oportunidad de acercarse a lo que escribo), como también su entusiasmo, no siempre correspondida de mi parte hacia éste o hacia aquella otra cuando mal escribo.


En otra asociación, me atengo al rol binario en tanto escribo/escritor lo que antes leo/lector de lo que creo y doy a conocer.


¿Soy también un violentado social y cultural e ideológico que escribo bajo una falta de mutualidad y reciprocidad ante quienes me leen?


Luego entonces, un lector puede aprender de quien escribe y a su vez, todo escritor también puede aprender de quien lo lee a condición necesaria de dar a conocer su: "por qué le gusta (y ha gustado) lo que lee y ha leído".


Con cierta divergencia de opiniones y ante edades no generacionales correlativas, los comentarios y opiniones; las sugerencias y críticas, por ejemplo, hacen algunas ausencias de exploraciones lectoras ante publicaciones completas, lo que no refleja tal mutualidad y reciprocidad.


¿Tendrán la palabra última los lectores que sólo leen a diferencia de los lectores que también leen y escriben desde cualquier parte del mundo?


El tiempo lo dirá o lo reservará...


En otro apartado siguiente externo lo que ahora expongo:


¿Para qué un mundo tal ante un tal universo?


En el Principio, este universo; en su fondo, este mundo de creación propia.


¿Qué encontrar más allá del mundo propio de creación?


Quizá una galaxia donde evolucionan los mundos que nunca agotaremos a lo largo de tan breve vida humana.


¿Cuántas galaxias descubrimos en la creación misma que se alejan o se bifurcan entre sí?


¿Es una constante de creación personal que aparece, desde cuándo...?


¿Nuestro Universo se halla en constante expansión, pero qué lo impele y qué rasgo de creación lo diferencia de otros, no personales, no nuestros?


¿Cómo evolucionamos desde la escritura y la imaginación?


¿Qué tan finito es nuestro universo desde ese propio mundo de creación propia?


¿En qué medida somos inicio y creación; fin y aniquilación?


¿Cuál es nuestra idea del mundo y cuál del universo para imaginar y crear lo que escribimos?


¿En qué sustentamos nuestra supervivencia de creación del mundo y del universo de creación propia?


¿A cuántos de quienes escriben les sucede que, de pronto, se encuentran en una oscuridad de ideas, de palabras y de historias?


¿A cuántos se les ocurre que comparten -o reservan- sentimientos encontrados para hacer camino de letras, de argumentos y de historias en tal o cual género?


¿Cuándo se es afortunado al sublimar un problema de escritura y de ver aparecer sobre el papel o página en blanco del ordenador, ese milagro de creación del mundo o del universo que se describe y desarrolla para que otros lean lo creado de manera propia y personal?


¿Debemos ceñirnos -sin más o sin menos- a dotar de estructura a nuestro mundo o universo, cuya organización se encuentre determinada por ciertas normas generales que toda creación escrita requiere?


¿Debe dotarse de verdad -aparente o absoluta- a cuanto se escribe y se inserta en nuestro mundo o en nuestro universo de creación propia?


¿Cuán conscientes estamos de comprender que nuestros mundos y universos son susceptibles de mostrar defectos y ventajas dentro de las creaciones propias que nos identifican ante los lectores?


¿Cuán expectantes, observadores y descubridores somos de lo que creamos y mostramos a los lectores, a partir de nuestros mundos y universos de creaciones propias?


¿Nos reservamos o precipitamos la revisión amplia de nuestras ideas acerca de los mundos y universos de creaciones propias que hasta ahora hemos dado a conocer en esta noble plataforma de la Grey de la Tinta?


¿Qué sorpresas nos aguardan en cada mundo y en cada universo de creaciones propias para compartirlas con los lectores en general?


¿Nos encontramos con mente abierta ante nuestras creaciones propias para ofrecer productos de mayor interés, calidad y valor, no sólo informativo o formativo, sino también recreativo y lúdico, a favor del público lector en general?


Y, bien, hasta aquí las dudas metódicas del día; ahora, a una historia siguiente, junto a otras que ya irán apareciendo de manera recurrente:


Él


Ha llegado hasta nosotros el hombre problemático; el individuo que se toma para sí la conciencia ajena del pasado; la que le resulta ajena y evade de problemas su presente.

Es un ser de atributos prestados con los cuales contempla la realidad, pero sin amplias perspectivas.

Conquista sus momentos y marca los enfrentamientos de los pueblos que difieren del suyo.

A momentos se hace distinto de sí y se encuentra con traumas vencidos donde deriva el rostro que posee, llevando en su mirada el país del que reniega y de la cultura misma, sin poder evitarla, y que los expone tal cuales son.

Conquista su propia sombra dejando huella en el ser que, de manera ilusoria cree suprimir en cuanto ser quien es; y en lo que siendo ser tal, lleva dentro de sí mismo como eco de lo que resuena hasta los días en que vive, deambula y vegeta.


Repite su historia y lee la que le han escrito quienes se autonombran sus vencedores; por eso afirman en él medias palabras y una maltrecha inconsciencia.

Dice hoy que sus ancestros superviven en medio de sus actos, pero pone por escrito las dudas que testimonian aquello que alguna vez ocurrió entre éstos, pero no en él, por no contar con la experiencia de verlo o sentirlo.

Ahí nace su inexplicable y triste historia que teje lamentos y angustias donde se arrumban sus lenguas primarias y esa vicisitud del relato que lo extravía.


Esta mañana doblega su catarsis y revalora las filias y las fobias del pasado y del presente.

En una doble herencia insular y peninsular sus palabras desatan indigenismos e hispanismos por doquier.

Hacen un brote de raíces y emerge su ser de múltiples barros, de heterogéneas tierras que muestran una tendencia plural que se acrecienta bajo una amalgama de pieles, de lenguajes, de idiosincrasias y de historias que tornan una pretendida realidad única, en muchas.

Contrario a lo que piensa, se encuentra en función de su sólo ser, pero es poseedor de muchas culturas y no, de una; sin embargo, es crisol de mezclas a partir de dos sangres, de dos etnias, de dos idiomas; de dos pieles y demás circunstancias de ese tipo.

Así, hace presente su sentido de tiempo y abre su conciencia a lo hipótesis que se instala en el ruido de los tiempos por venir.

Su testimonio es resonancia de consideración y vuelve a la sola escucha de nuevas y mente las antiguas palabras provenientes de sus sabios remotos.

Tal parece que ahora, justo y dentro de este tiempo, promete rescatar las viejas creaciones del mundo pasado al procurar hacer una mejor conciencia en homenaje a sus arquetipos, a su pesada gloria y ante esa eterna y angustiante esperanza de cuánto deba de suceder, de aquí en adelante...


Ahora, en continuación de lo antes mencionado en esa interrogante respecto de ¿Por qué escribir?, agrego lo que a continuación describo:


¿Buscamos un efecto literario y estético al escribir para que otros lean?


¿Qué deseamos generar con lo que escribimos?


¿Comprendemos la naturaleza del acto de escribir y de describir lo que escribimos?


¿Qué calidad tratamos de imbuir a lo que escribimos?


¿Cómo consideramos y/o describimos nuestra escritura narrativa?


Del 1 al 10:


¿Cómo calificamos nuestra escritura creativa?


¿Somos conscientes de la utilización del lenguaje escrito presentado en un texto, como del lenguaje mostrado y, aún hablado?


¿Qué tan consciente estamos del lenguaje utilizado y de lo que nos suscita utilizarlo como metalenguaje –es decir, lenguaje para hablar desde éste-?


¿Por qué no escribe?


¿Qué tipo de sustento representa para uno, escribir como acto de hacer escritura?


Escribir bien ¿requiere un proceso previo a escribir?


¿Planificamos como trabajo de escritura y organizamos lo escrito, antes de plasmarlo sobre la hoja en blanco?


¿Establecemos un efecto en lo escrito, para provocarlo y dotarlo de originalidad?


¿En cuántas partes dividimos el efecto de lo que escribimos para causar o provocar un efecto estético, antes que, en los lectores, en nosotros mismos?


¿Lo que se escribe, debe o no debe de poseer efecto estético?


¿Tenemos consciencia de un sentido estético autoral para transmitirlo al lector?


¿Tal conciencia debe ser reiterada, ideada con antelación en función de dicha estética de creación?


La extensión de lo escrito personal: ¿Debe ser material a leerse en una sola y única sesión de lectura?


¿Una mayor extensión en lo escrito, desmerece la capacidad imaginativa del escritor ante sus lectores?



Un Alter Ebrio en Tinta y Superficies Blancas


Pues bien, haciendo rabiar al Ego, también me pregunto si, al fin y al cabo, lo que me importa escribir, sea compartido por quienes se interesan en leer, aprobando o desaprobando lo escrito.


En ese tono, enderezo las ideas hasta donde den de sí, sin subterfugios del alcohol, de la cerveza, del vino o de las daturas.


¿Importa el esfuerzo que se despliega para quienes lean lo escrito y publicado en esta plataforma?


Me parece que sí; que debe redoblarse todo el esfuerzo posible para reiterar la escritura y su revisión; su corrección y actualización; la inserción de nuevas ideas convertidas en prosa o verso; en historia imaginada o suceso real acontecido; en el tratamiento de personajes esenciales o circunstanciales; en situaciones concretas o especuladas; en fin, en todo intento de escritura debe haber amor a lo que se escribe y debe amarse escribir para ser leído.


Esto, amistades lectoras, expresado con la sencillez posible, pues el esfuerzo de escribir es multivariado y nunca, por fortuna, acotado.


CONTINUACIÓN

ESCRITO DE ENTE Y TENTACIÓN 1

15 Août 2021 19:07 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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