Las mañanas no eran agradables para Jungkook.
No eran agradables porque solía dormir horrible, el sol le hacía arder los ojos, comer tan temprano le daba náuseas y su jefe era lo que solamente podía ser calificado como dolor de cabeza.
—¿No es un día maravilloso hoy?— dijo Jin subiéndose al automóvil. Jungkook gruñó echando a andar el motor.
El camino hacia la empresa Kim solía tomarle sólo unos quince minutos, considerando que el viaje era usualmente expedito. Sin embargo, para su pesar, el día era en lo absoluto uno cotidiano, dadas las circunstancias. La apertura del hotel Kim sería esa misma tarde y la conferencia de prensa se llevaría a cabo en la empresa Kim en apenas una hora.
Jin, como siempre, no parecía preocupado. O tal vez solamente carecía de las suficientes neuronas para comprender la importancia del asunto.
—Mi papá va a hablar todo el tiempo de todos modos— suspiró Jin arreglando su chaqueta en el asiento de atrás—. ¿Cuál es el punto en urgirme? Sólo necesito verme guapo para las cámaras.
—Las cámaras siempre te encontrarán guapo— resopló Jungkook. Jin había sido premiado por ser el hombre más caliente del 2020; las expectativas no eran demasiado altas si las sobrepasaba en creces.
—¿Qué dices de la corbata por cierto? Estaba entre esta y la azul marino.
Jungkook se adentró al estacionamiento de la empresa, ignorando los camarógrafos amontonados en el exterior.
—Esa está bien.
—Ni siquiera miraste.
—Ambos sabemos que no quieres mi verdadera opinión.
—Eso es verdad. Tu sentido de la moda es un desastre.
Se estacionó en el lugar asignado (Jin había legalmente cambiado el nombre de su puesto por "la estrella Kim") a la vez que un ringtone familiar comenzó a sonar al interior del automóvil.
Jin contestó usando una de las sonrisas falsas que le daba a los comentaristas de la TV.
—Me alegra oír de ti.
Jungkook volcó los ojos, bajándose del móvil. Jin lo imitó sin esperar a que Jungkook abriera la puerta por él.
—Claro. Un café suena perfecto. Ja... Me alegra escuchar eso. Te veo entonces.
Para cuando colgó una gota de sudor corría por su frente.
Jungkook realmente no quería saber en qué otro lío se había metido su amigo, pero ser su guardaespaldas no le daba demasiado tiempo libre de escucharlo.
—Era Namjoon— suspiró caminando hacia el elevador. Jungkook lo siguió—. Quiere verme de nuevo o algo. Y yo que pensaba que había quedado claro que no quería tener nada más que ver con él.
Rebuscó en sus archivos mentales clasificados bajo el título "affairs de SeokJin", pero no encontró nada.
—Ah...— dijo de todos modos—. El que te... ¿dijo que te amaba?— improvisó de útimo momento. Jin le lanzó una mirada de incredulidad y traición, la misma que le dio aquella ocasión en la que realizó mal la orden del almuerzo.
—¡No! Ese fue Hoseok. ¿Siquiera prestas atención a mi vida amorosa?— preguntó completamente ultrajado. Jungkook abrió la boca, pero Jin levantó un dedo para detenerlo—. No respondas eso.
—Tus novios de una noche causan más problemas que alivio ¿no crees?— se atrevió a opinar Jungkook tras subir al elevador. Jin exhaló exhausto.
—Lo sé. Pero tampoco es como que me pueda permitir mucho más. Si me ven compartiendo constantemente con alguien, descubrirán que estamos saliendo y será la portada del New York Times.
—No creo que tu vida amorosa llegue tan lejos...
—Será un escándalo. Mi padre no dudará en desheredarme en el mismo instante. Su único hijo varón y es homosexual. ¿No es gracioso?
No lo era, en realidad. Jin solía tratar todo como una broma, lo que era exasperante la mitad del tiempo, pero le sorprendía siquiera el hecho de que pudiera bromear respecto a un tema tan delicado: su padre definitivamente tomaría decisiones drásticas si en algún momento se enteraba, de que su heredero no tenía intenciones de desposar una mujer.
Las puertas del elevador se abrieron en el piso de la oficina de SeokJin. Jungkook frunció el ceño, confundido, al ver el rostro de Jimin tan consternado y tan temprano por la mañana. Las crisis que causaba Jin usualmente eran después de las 2 pm.
—Cupido ha publicado— fue todo lo que Jimin dijo. Extendió una revista que golpeó la cara de Seokjin y este la recogió entre sus manos con cuidado.
Sus ojos barrieron la plana abierta mientras Jungkook trataba de comprender de qué estaban hablando. La revista, por otro lado, le resultaba familiar, casi como la que Jin leía cada mañana y lo obligaba a comprarle la última edición.
Esa mañana, los paparazzi les habían impedido desviarse de su usual ruta hacia el edificio, por lo que no tuvieron oportunidad.
Una risa extraña brotó de entre los labios de Seokjin.
—¡Lo hice!
El rubio se volteó hacia Jungkook, con una sonrisa que solamente podía definir como psicópata. Su dedo señalaba un artículo de la revista.
"¿Qué secreto sucio oculta el príncipe Kim?".
—¿Quién es el príncipe Kim?— preguntó Jungkook, sin entender. Un golpe en su frente con la revista fue su respuesta.
—Es Seokjin— aclaró Jimin, mientras guiaba a ambos hacia la sala de conferencias situada en el extremo opuesto de la oficina de Jin—. Lo llaman príncipe en las redes sociales, por su apariencia atractiva y educada.
—¡Soy de la puñetera realeza, JK!
Las fans de Seokjin realmente debían de tener fallas cognitivas.
—Esto es malo— dijo Jimin, enojado. Jungkook nunca lo había visto enojado. Para su estatura, era bastante aterrador—. Cupido es popular. Este artículo no es bueno, no antes de una conferencia de prensa y una bendita apertura.
—No es para tanto— le calmó Seokjin hojeando la revista otra vez—. "El príncipe perfecto Kim Seokjin fue visto recientemente con una misteriosa mujer en el Midori Park, tan sólo una semana después de ser visto con la modelo Minyoung en el café Velvet. ¿Será este el corazón de un mujeriego? Para ser el hijo del reconocido empresario Kim, su comportamiento es más bien inesperado y...".
—¿Siquiera leíste la próxima página?— le recriminó Jimin perdiendo la paciencia. Jin arqueó una ceja, dando media vuelta la revista.
Había una imagen de Jin en la parte inferior de la plana, a una distancia considerable. Aunque Jungkook no conseguía leer el artículo desde aquel ángulo, sí podía apreciar la fotografía lo suficientemente bien como para percatarse de que Jin no estaba solo en ella y un hombre estaba parado a su lado sosteniendo sus antebrazos.
—¡Ja!— Una carcajada triunfal se expulsó de la boca de Jin de repente. Parecía bastante complacido consigo mismo—. Cometió un error ortográfico. Escribió imberbe sin H.
El semblante de Jungkook se contrajo en una expresión adolorida.
—¿Cómo siquiera te graduaste de la universidad?
—Aquí— se vio obligado a indicarle Jimin, apuntando un párrafo en específico. Jungkook empujó a Jin un poco, para poder leer también—. "Los encuentros casuales con mujeres, programados en espacios públicos, pero los encuentros privados con hombres de los que desconocemos el nombre... ¿Hemos acaso descubierto los esqueletos que el príncipe oculta en su armario? ¿O tal vez es sólo él quien se oculta ahí dentro?".
Oh.
Jungkook levantó la mirada hacia Jin. Su rostro estaba sumido en blanco y sus ojos abiertos y desorbitados. Jungkook podía entender eso, aunque no dejaba de ser sorprendente saber que Jin tenía un sentido común para hacerle entrar en pánico.
Jimin dejó salir un suspiro comprensivo.
—Tus asesores de relaciones públicas están adentro. También tu padre.
—¿Mi padre?— murmuró Jin con el labio inferior temblando ante la sola idea. Jimin asintió, con una mirada consternada y compasiva hacia Jin.
—Necesitamos controlar esto antes de ir con la prensa.. Es importante.
Jin bajó la revista, aún luciendo totalmente ido, con la mente probablemente en la última línea del artículo. Aunque su percepción espacial funcionó bien, gracias a los cielos, al girar la manilla de la sala de conferencias y abrir la puerta.
Un infierno esperaba adentro.
Jungkook sopesó emplear su profesión en otro rubro, cuando encontró inconscientemente la mirada del señor Kim, que esperaba sentado en la mesa.
Seokjin no le pagaba lo suficiente para esto.
—¿Tienes alguna explicación que dar?— bramó el padre de Seokjin luego de que Jimin cerrara la puerta. Los presentes se sobresaltaron ante el volumen de su voz, a excepción de Jin y Jungkook.
Una sonrisa sardónica curvó los labios de Seokjin. —¿No es esto bueno, papá? Así jamás tendrás que preocuparte de un escándalo sobre que dejé a una mujer embarazada.
—¡Habría preferido eso que a esto!— gruñó levantándose de su asiento. La mesa tembló bajo sus manos y Jungkook intentó recordarse mentalmente que no debía derribar al señor Kim; él no le haría daño a Seokjin.
Al menos no físicamente.
—¿Tanto lo odias? ¿La idea de que sea homosexual?— dijo Jin entre dientes. Su padre emitió una risa fría y hueca.
—¿En serio irás por la vida pensando que tus acciones no tienen consecuencias? Esto se acaba en este momento— espetó en un tono determinante—. Detén esta tontería y sienta cabeza de una maldita vez, Seokjin.
—¿Sentar...? ¿Te has vuelto loco? No voy a cambiar mi vida sólo por un estúpido hotel.
—Sabes que es más que eso. Eres el heredero de mi empresa.
—¡Dásela a Seulgi!
—¡No involucres a tu hermana en esto!
Jungkook sobó sus sienes. Por supuesto que se había acostumbrado a los gritos de los Kim, incluso Seulgi a veces se presentaba en la oficina y causaba una que otra discusión. Pero era temprano, demasiado temprano para lidiar con los problemas familiares de Jin.
—Creemos— interrumpió Jimin, trayendo calma nuevamente a la mesa—, que sentar cabeza funcionaría. Tus asesores de relaciones públicas consideran que, si bien un rumor zozobra las cosas, la estabilidad es siempre conveniente para tranquilizar las aguas.
—No pretenderé salir con una mujer para que el público sea feliz— escupió Seokjin. Jimin sacudió la cabeza, mayormente con desdén, como si Jin no comprendiera el punto.
Honestamente, Jungkook tampoco lo hacía. Pero, de nuevo, ¿qué sabía él de relaciones públicas?
—Se han realizado encuestas al respecto. Incluso si sientas cabeza con un hombre, tendrás mejor recibimiento que como un mujeriego que tiene reuniones secretas con hombres. Es demasiado secretismo e inestabilidad.
Jin parecía genuinamente descolocado.
—Con un hom- ¿Tú estás bien con esto?— dijo volteándose hacia su padre. El señor Kim presionó el puente de su nariz.
—Seokjin, tus preferencias sexuales no son mi principal consternación ahora. Necesitas expresar en la conferencia de prensa que los rumores son infundados, que los de las fotografías son amigos tuyos, y que en realidad has estado saliendo con alguien por un tiempo.
—Pero yo no...— Jin frunció el ceño, haciendo las matemáticas en su cabeza—. ¿Quieres que mienta?
—Sí.
—Y que, además de eso, encuentre a alguien con quien sentar cabeza... ¿de verdad?
—Sí.
Jin parpadeó. —Bueno, pero si no quieren nada.
—No es necesario que desposes a alguien— explicó Jimin, con la paciencia acabándose—. Encuentra a alguien que te interese, salgan en citas, mantenlo por un tiempo. Después podemos solucionarlo si la relación termina.
Una expresión conflictiva atravesó el semblante de Jin.
Jungkook no podía leer su mente con exactitud, pero no era tan difícil hacerse una idea de cómo debía sentirse ser presionado hacia una relación. Seguro; Jin había querido ser libre para salir con un hombre sin que su padre lo echara a la calle. Sin embargo, obtener lo que se desea siempre conlleva un alto precio a pagar.
Jin no podría realmente conocer personas para buscar a alguien con quien tener una conexión. Sólo una. Sólo una para salvar otro día en la compañía. Por supuesto, sus one night stand alcanzarían un fin también.
No tuvo muchas opciones precisamente. Jin aceptó, para que luego sus asesores de relaciones públicas le explicaran el modo en que iban a operar en la conferencia de prensa.
Jungkook trató de no quedarse dormido a la mitad de su cháchara interminable.
Conforme se movilizaban en el elevador hacia la conferencia de prensa, Jungkook le echó otra ojeada al artículo de la revista.
"Cupido".
Frunció el ceño, modulando la palabra en silencio.
Era un seudónimo de lo más extraño.
Merci pour la lecture!
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