Histoire courte
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El payé

Cuando entró al ranchito, la vieja curandera* ya tenía el hueso del angelito listo. Un pequeño hueso con forma de un esqueleto en cuclillas.

Calentó a la lumbre de una vela de cebo el mismo cuchillito con que había tallado y le abrió un corte en el homoplato izquierdo. Con el dedo hizo lugar, separando la piel del músculo y metió la tosca imagen.

Se escuchó un quejido.

Hubiera jurado que en ese momento vió una tercera sombra en la pared.

Las costura bastante desprolija se acompañó con un trago de caña con la que también se lavó la herida.

A modo de apósito, unos yuyos masticados, ayudarían a la cicatrización.

“Ya estas retobao” le dijo la vieja.

Dejó una bolsa de yerba y unos billetes en la mesa.

Salió del rancho agachando la cabeza. Busco desorientado el caballo y tomó el camino que cruzaba los campos.

Hizo noche entre unas totoras.

Por la mañana se lavó la cara en un charco y aclaró la garganta con un trago de ginebra.

Probó el filo de su facón en un par de juncos y ensilló.

Un trote lento pero continuo para no cansar el animal, lo llevó hasta las carreras.

Llego y le tiró unos pesos a una gorda para que lo anotara.

Con lo que le quedaba se tomó otro trago.

Primero le ganó a un moro y después del mediodía a un obero de un paisanito del pueblo.

Entrada la tarde fue a cobrar y compró otra botella en el despacho.

Un morocho con cara de indio le gritó que se iba sin pagarle un trago a los demás.

Por lo bajo lo mandó a cagar.

Al llegar adonde su tobiano lo esperaba notó que alguien lo seguía.

El morocho dueño del moro perdedor con una cuchilla en su mano izquierda avanzaba por el camino. El alcohol en su rostro le avisaba que no se iba a ir de allí sin pelear.

Sacó el facón y enredó el talero en la mano izquierda.

La cuchilla trazó un golpe descendente sobre su cabeza.

Echando todo el cuerpo para adelante y extendiendo todo el brazo pinchó la axila y vió como la sangre saltaba con un grito, manchandole la cara.

Agazapado cortó las tripas y

dejó al morocho tendido para siempre.

Lo puso boca abajo a las patadas*. Pero ya era tarde. El comisario del pueblo no se perdía las cuadreras los domingos.

En la pequeña celda fue revisado más de cien veces por el único médico del pueblo.

A la tercera o cuarta persignación del doctor, se dió cuenta de que tenía una gran cuchilla de matarife clavada en la cabeza.

El fotógrafo del pueblo vecino fue traído casi por la fuerza a hacer su trabajo en mitad de la noche, por miedo a que el reo no resistiera con vida semejante lesión.

La mañana llegó y luego de la revisación médica número mil, el doctor más por curiosidad que por vocación, tomó valor y de un tirón sacó la hoja de la frente.

Las costura bastante desprolija se acompañó con un trago de caña con la que también se lavó la herida.

-“Estas feo pero vivo” le dijo el doctor

-“Fue muerte en ocasión de duelo. Te vamos a largar pero no vuelvas. ¿Entendiste?” Le dijo el comisario.

Salió ya entrada la noche. Acomodó el apero e iluminado por la lumbre de un cigarro, volvió a su pueblo...


*Se cree que quien lleva el payé, un hueso de un bebé difunto tallado a manera de esqueleto, estará retobado, es decir que no morirá ni por el cuchillo ni por las armas de fuego". Se dice que los famosos héroes populares “Mate Cocido” y “Bairoleto" estaban retobados.


*Bruja y partera de los pueblos


*Antiguamente se ponía boca abajo al muerto para que la policía nunca encontrara a su asesino.

8 Juin 2021 01:20 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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Angeles Omio Angeles Omio
Excelente!, me trajo recuerdos de historias pasadas.
June 08, 2021, 04:29
~