Desconozco tu nombre, tu rostro, tu edad y tu historia. Desconozco la razón por la que estás leyendo esto y el tiempo o lugar en el que te encuentras, pero el espejo de las almas se ha roto y antes de que yo muera dedicaré todo de mí porque esta historia debe ser contada. No por méritos o verdades. No. Simplemente por mi egoísta deseo de mantener con vida a todos a los que fallé en proteger y merecían algo más que yo.
He de admitir que soy indigno de contar lo que está escrito en estas hojas, pues de entre los miles de hombres podridos por la guerra probablemente sea el peor. Maté a tantas personas que en la sangre de mis manos ya no puedo distinguir entre inocentes, pecadores o familia. Hice lo necesario para sobrevivir, hasta lo imposible por proteger a los que amé y crucé incontables veces lo inhumano por los que perdí. Yo no soy, ni seré nunca un hombre al que se le pueda brindar perdón. Ni siquiera después de la muerte o en una vida siguiente. Eso lo sé, pero ya no queda nadie para quejarse por darme estas libertades, así que me he aferrado a la idea de que a través de estas palabras se pueda preservar la chispa de lo que fueron y que aunque sea una sola persona los mantenga vivos en su mente.
Que alguien sepa que existieron a través de todo lo que he visto a través del espejo.
Merci pour la lecture!
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