Mi sangre, sudor y lágrimas.
Mi último baile y mi aliento.
Mi cuerpo, mente y alma.
Tómalo todo, sé bien que soy tuyo.
Un ángel cae a la tierra de los mortales desde el Reino de los Cielos, será llamado Lucifer, Luzbel, Belcebú, Leviatán, Satán o Diablo. El nombre ya no importa, pero en esta historia fue La Tentación.
¿Castigó Dios al ángel o nos castigó a nosotros al exponernos, carne débil, al pecado?
- Está bien emborracharse- me dices con tu voz de terciopelo- ¿Acaso no confías en mí?
- Por supuesto que lo hago, yo te amo- sus ojos rojos como el fuego brillan, la llama chispea- No puedo rendirme a nadie más que a ti.
- Entonces bebe- me alienta con dolor, él sufre por mí- Si bebes mi sangre estaremos juntos por la eternidad, ¿acaso no quieres estar a mi lado hasta el fin de los tiempos?
Su mano cálida me acerca el cáliz dorado, un anillo en el índice brilla bajo la luz azulada de la Luna. El dedo que representa a Zeus, recuerdo que me dijo cuando le pregunté por qué siempre lo llevaba, significa que desafío al dios más poderoso.
Bebo del cáliz envenenado de ambrosía. El líquido como chocolate derretido se desliza dentro de mi garganta y empieza a quemar como lava, lava que sabe a melocotón y crema, más dulce que lo dulce. Como él, mejillas y alas de chocolate. El sabor cambia radicalmente y me hace convulsionar. Pero tus alas eran del diablo, después de tu dulzura eres amargo. Bebo más y le miro feliz.
- Bésame, abrázame fuerte y sacúdeme, no importa si duele- dejo caer el cáliz cuando caigo en sus brazos- Así me acostumbraré, así no podré escapar- le miro viendo la máscara caer, el demonio se asoma por las grietas- así estaré ignorante de la verdad- le acaricio con ternura- Soy un adicto a la prisión llamada tú. Mátame suavemente si quieres, cierra mis ojos con caricias- mi visión se nubla y mi cuerpo se debilita- De cualquier modo, ya no puedo rechazarte porque ya no puedo escapar más- mi voz se vuelve débil- Eres demasiado dulce- le susurro como un beso de buenas noches.
Este fue el hechizo que me castigó por caer en el pecado, el amor más puro y enfermo.
Él era un tentador.
El sonido de algo rompiéndose, me despierta repentinamente de mi sueño. Trato de cubrir mis oídos, pero no puedo dormir. Un sonido completamente desconocido y desgarrador.
El dolor en mi garganta duele continuamente, trato de pedir salvación. Pero no tengo voz, yo enterré mi voz para ti.
Escucho ese sonido de nuevo, está resonando. Haciéndome llorar, por favor, no digas nada. No me hundas más en tu mentira, la máscara cayó. No me hagas caer más por ti.
Este lago congelado se agrieta, yo me lancé a mí mismo al lago. Por ti. Un hielo grueso se ha formado en él, de repente corro al lago y mi rostro está allí.
En el sueño al que brevemente fui, el atormentador dolor ilusorio es todavía el mismo. Nunca me acostumbré al dolor, aunque lo intenté por ti.
¿Me he perdido a mí mismo o te he ganado? Mi cadáver en el lago tiene la respuesta.
La mano es extendida para cubrir mi boca. Ya es tarde. Pero al final, la primavera vendrá algún día y el hielo se derretirá y fluirá. Como las mentiras que fueron desnudadas de su armadura.
Dime si mi voz es falsa, me miro en el espejo, pero no me encuentro. Si yo no debería haberme lanzado a mí mismo, dime si incluso este dolor o amor es falso.
¿Qué se suponía que tenía que haber hecho en aquel entonces?
Él era un enlace al infierno.
Por culpa de mi amor infantil y pecado he perdido el rumbo en mi camino al Edén, renuncié a mi futuro porque estaba ebrio de él.
La ambición como un veneno que mancho en mi cuchillo afilado, cuchillo inútil después de mi incontrolable avaricia. Yo solo quería amarle, pero al final solo quise poseerle. Jamás imaginé que la avaricia se convertiría en la trompeta que anuncia el infierno.
Lo sabía, este amor es otro nombre para llamar al diablo.
No aceptes su mano, me gritaba, pero incapaz me alejaba de mi consciencia. Recuerdos.
Cada día noto más la cruda realidad y fluye la roja sangre al ser apartado de la verdad que no quise ver. Supliqué a gritos que ocurriera un milagro, pero Dios me dio la espalda.
Vivo, pero cada vez me cuesta más respirar. Todas las noches aparto la mirada de la retorcida cárcel, de en lo que me he convertido. Un muñeco roto más.
La caja de música de la tragedia hace eco, llamándome. ¿Es este mi final?
¿Cómo hago para liberarme de este crimen? Rodeado de la mirada de la gente a la que no puedo tocar, soy impuro.
Quiero escapar, pero mi corazón sigue sin querer olvidar, porque esos labios eran demasiado dulces. Era más que placentero, era un idiota adicto a la ambrosía.
Sí, un idiota.
No quería soltar la mano del diablo.
Era diabólico, pero demasiado dulce.
Él era el mundo del mal que ya no quería.
Merci pour la lecture!
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.