C
Catherine Morales


Haciendo un pequeño resumen seria lo siguiente: Esta historia es solo ficción. Inja: es un chico Italiano de casi dieciocho años que por la enfermedad de su madre dejo la escuela y comenzó a trabajar. Su sueño es ser pianista como lo era en antaño su madre, pero con la enfermedad de su madre vinieron las deudas y un solo trabajo no bastaba. En el lecho de muerte su madre le dijo que deseaba que fuera exitoso. Por lo que obstinadamente trata de hacer todo por él solo. Orgulloso, testarudo y de buen corazón, nunca sea dado el tiempo de amar aun cuando se sintiese atraído por una chica y precisamente por querer ayudar a aquella chica es que conoce a quien despierta en él extrañas emociones. Dielei: es un empresario Italiano multimillonario que tiene ciertos pasatiempos domando gatitas y escribir novelas de terror y misterio, que publica en la editorial D´Angelo. Aborrece el contacto con los hombres, al único que deja estar cerca de él es a Sergi, aunque desde un tiempo atrás en una de las obligadas salidas con su amigo a beber entraron al bar, que Sergi frecuenta… donde Dielei por primera vez quedo prendado por la melodía interpretada en un piano por uno de los trabajadores del bar. “Illusioni”, donde hombres y mujeres se veían igual en belleza andrógina. Por aquella persona volvió más de una vez solo a escuchar sus talentosas manos tocar sin pensar jamás lo que iba a pasar. Dielei: “No hay nadie que me desobedezca, el control lo tengo yo y jamás lo daré… hago lo que quiero, lo que deseo porque puedo”. Inja: “Jamás dejare que alguien me diga que hacer, será solo por mi propio pie que saldré a delante… haré lo que haga falta para conseguirlo”.


LGBT+ Interdit aux moins de 18 ans.

#bl #boyxboy #erótica #acción #tortura #drama #mafia
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I: Illusioni.

I

Illusioni.


Y estoy aquí frente al espejo, frustrado, tratando de acomodar mi desastre de cabello. Tal vez debería cortarlo y ya, sin embargo me sirve para mi trabajo de noche. No se hagan ideas raras, no soy travesti. Pero combinar mi pelo negro con mis ojos grandes y castaños. Maldita sea, no sé cuántas malditas veces he tenido que lidiar con que me confundan con una chica. No hay nada que hacer. Cuando tenga tiempo me meteré a un gimnasio, que no sea muy caro. Mi cuerpo delgado tan poco ayuda. Bien, una cola alta. Y salgo a mi trabajo de la mañana.

Trabajo como asistente en la empresa del padre de un amigo; la editorial D´Angelo. Es a tiempo parcial, luego a la academia Nove anime. Donde conseguí entrar en las clases de teatro gratis ya que el casting era liberado; me gustaría que hicieran lo mismo con el casting de música. Y en la noche en un bar musical “Illusioni” en el que tanto hombres como mujeres usan: el cabello largo y suelto, excepto el barman o barwoman de turno, y vestidos con ropas de mesero. No hay diferencia de género.

La estación está a diez minutos de mi pequeño apartamento donde vivía con mi madre. Hasta hace un par de años me tenía que encargar de ella debido a su enfermedad que la hizo caer en cama, la misma que se la llevó. Por eso ahora debo hacer todo lo que esté a mi alcance para cumplir aquel deseo de ella, verme triunfar, y así demostrarle que no perdí el tiempo en cuidarla, sino que eso solo me hizo mejor….También me tengo que hacer cargo de las deudas, pero eso es otro tema.

Pasando las seis estaciones la editorial está a veinte minutos de la estación. Son las ocho menos cuarto. Oh, llegue incluso antes, supongo que hoy será un buen día. Saludo a la recepcionista y me dirijo a trabajar. Hoy tengo que arreglar la sala de reuniones del segundo piso antes que cualquier otra cosa.

Termino de poner las botellas de agua y comienzo a salir…

–Hey, Inja.

Un moreno, de ojos azul claro se acerca a mí.

¿Por qué demonios Franchesco tiene el cuerpo más fornido? Bien, sé que es dos años mayor que yo, pero… maldita sea. Y maldita sea por lo que viene.

–Tu padre te mando ¿no?

–Sí, le quebraste la nariz al empleado nuevo –dejó salir un suspiro.

– ¿Y qué esperabas? ¿Qué lo dejara manosearme? Maldita sea. ¡Soy un hombre!

–Bueno, cálmate. No es como si te fueran a despedir… solo…

¿Y a este que le pasa? Me está poniendo la piel de gallina, como no paré de mirarme le rompo la nariz a él.

–Inja, ¿Qué te parece si comienzas a ir al gimnasio? Yo invito y…

–Lo voy hacer cuando me paguen, gracias –bufo molesto.

No me restriegues mi falta de tonificación muscular.

Me fui a la oficina por los papeles a distribuir para sacar las fotocopias con Franchesco detrás de mí.

–Oh, vamos, te estoy invitando.

–Dije: No, gracias. Aparte por ahora debo ocuparme de otra cosa.

– ¿Qué cosa? –pregunta mientras camina a mi lado.

–Me puse a pelear en la academia y un piano fue destruido en el proceso.

– ¿El piano de la señora Bianca?

–El mismo. Ahora debo pagar la mitad, por lo que necesito otro trabajo para los fines de semana.

Maldito sea, el estúpido Enzo y su obsesión de buscarme pelea.

–Ya veo ¿unos tragos?

En verdad que es persistente, pero…

–No… hasta que me paguen –lo mire serio cuando se puso en la puerta.

–Ok, ok… está bien, entendí. Eres un terco de mierda. Si lo deseas yo puedo…

–Y tú un pesado. Déjame entrar –comencé a abrí la puerta.

No voy a acertar que me ofrezca pagarlo él.

Desde dentro de la oficina lo primero que nos golpeo fue el llanto de una mujer. Entramos, muchos trataban de consolarla; parecía destrozada. Me acerque al percatarme de que era Nicoletta, una editora de novelas. Con 19 años es un año mayor que yo. Bueno aun no cumplo los 18, solo faltan unos meses. Es muy extraño verla así, por lo general es entusiasta, alegre, aunque a veces una enojona si no haces las cosas como ella quiere, pero no es una mala chica. Diría que es linda. Vale, es de mi gusto.

–Nicoletta ¿Qué te ha pasado? ¿Por…?

Antes de que pudiera acabar se aferró a mi cintura, las mejillas me ardieron. No estoy acostumbrado a tanta cercanía, no con la chica que me gusta. Tan de repente y todos mirándonos… ¡Esto es vergonzoso!

–Inja… ese hombre es un demonio… es cruel… es…

–Señorita Russo ¿olvida algo importante?

El editor en jefe, que hasta ahora solo miraba desde su escritorio, meneo un papel y sentí tensarse a Nicoletta. Ese maldito ¿Qué es ese papel? ¿Su contrato? Que maldito. Alessandro Morilec, siempre lo he detestado. Su única preocupación es el dinero y las mujeres, no entiendo como caen en la carita de hombre bueno que pone, que tenga ojos verdes y piel clara ¡¡No significa que es un buen tipo!!

–Si usted dice una palabra más será despedida. Deberá ver cómo arreglarse con el autor, al menos hasta encontrar remplazo. Todas las demás chicas de aquí han cometido el mismo error.

¿El mismo error? ¿Qué error?

–Por favor, no me mande ahí de nuevo…

¿Por qué no quiere? ¿Qué le hizo el autor? No deja de llorar y temblar. Realmente parece ¿asustada? O afligida quizás de volver a ese lugar.

–No hay quien la remplace, él es su trabajo, sea profesional –sentenció.

–No podré hacerlo…

–No puedes mandarla a un lugar que la pone así –le recrimine seriamente, sus ojos ya están hinchados de tanto llorar.

– ¡No podemos perder a ese escritor! –golpeó el escritorio como si lo hubiera ofendido.

– ¡No vez como esta! –infeliz. Agregue a mis adentros.

– ¡Es su trabajo! Los sentimientos y demás quedan fuera –decretó autoritario.

¡Qué ganas de patearle la cara! Entiendo que un editor debe aprender a convivir con el escritor designado, que a veces son excéntricos, cascarrabias y hasta unos imbéciles, pero… verla así, no, no podrá hacer bien su trabajo y la despedirán. Nicoletta saca a delante a su hermano y madre…

–Yo iré a nombre de ella.

De alguna manera todos me quedaron mirando, incluida Nicoletta ¿Qué pasa aquí? sé que no soy editor, sin embargo, solo es ir a expresar las disculpas ¿no?

–Mira Inja… lo que pasa es que… –Franchesco rasca su cuello tomando uno de mis hombros con la otra mano.

–Eso es estúpido, no me arriesgare a perder a este novelista por enviar a un hombre.

Y se puede saber ¿Qué de malo tiene que sea hombre?, murmura mi subconsciente casi aguantándome las ganas de tirarle algo en la cara.

–No entiendo, pero puedo hacerlo –aseguré convencido.

–Oye… Inja… –comienza a hablar Franchesco.

En serio, Franchesco parece preocupado ¿Quién es ese novelista?

–No, debe ser una mujer –sentenció Alessandro –el novelista Dielei Morandi es Ummm… quisquilloso con la gente a tratar.

– ¿… Y si traigo a alguien?

Fiorella puede ayudarme con esto, tiene el curso de secretaria, así que sabrá qué hacer con alguien quisquilloso.

–No puede ser cualquiera... es mejor que busque a alguien calificado, pero tampoco puedo tomarme mucho tiempo o significara una gran pérdida.

¡¿Me estas jodiendo?! Le quiero gritar en la cara de preocupado que está poniendo.

–Eso es lo que tienes que hacer, Alessandro, no metas a Inja en esto.

¿Qué no me meta? Maldita sea, no puedo dejar a Nicoletta a su suerte ¡No me jodan!.

–Si digo que traeré a alguien adecuada para eso ¡Lo haré!

– ¿Y quién supuestamente tú? niño –me miró dudando.

–Espera Inja… –trató de persuadirme Franchesco.

– ¡Traeré a Fiorella! –dije enardecido.

– ¿Fiorella? ¿Tu prima?… ¿la socia de Andrea? –preguntó Franchesco.

–Claro.

–Fiorella D´Abbracio –dijo pensando en ello Alessandro –. Sí, ella servirá.

Es la secretaria actual del padre de Franchesco… que ayudo con sus ahorros a Andrea para abrir su Bar, pero si creen que la voy a dejar que vaya sola, se equivocan, no después de hacer tanto alboroto.

–De acuerdo, pero si no es capaz de hacer que él continúe con nosotros… tú te harás responsable. Tu trabajo está en juego, Inja –sentencio mirándome fijo.

¡¡¡MALDITA SEA!!! Esta me la paga, juro que me la paga.


Otra idiota que comete el mismo error. ¿Es tan difícil seguir un contrato?

Tecleo sin descanso en mi laptop, no obstante, no estoy para nada inspirado. He tenido un mensaje en la grabadora del editor en jefe de la editorial; disculpándose y avisándome que una nueva vendría en tres días y traería consigo la información del remplazo.

Solo pido una que se apegue al contrato. No pido más.

Con mi dedo índice y pulgar aprieto los lagrimales. Esa estúpida mujer rompió mis lentes, entre otras cosas.

No puedo escribir. Me alejo de la laptop al escuchar una tonada desde mi teléfono personal. Contesto sin mirar la pantalla, sé bien quién es.

– ¿Qué ocurre?

–Suenas molesto… –escucho desde el otro lado.

–Estoy sin editora… Sergi…

–Otra vez –escuche un suspiro, pero no dije nada más –. Vamos por unos tragos.

–Sabes que no me gusta…

–Dielei, tienes que salir a veces de tu confort. Esta no es la primera vez que salimos a beber. En cuanto sea demasiado te llevare de regreso… no dejare que mates a nadie –dijo riendo un poco.

Suspire.

–Bien, solo si es donde siempre.

–Iré a buscarte.

Corte.

Puede que me sirva para despejarme un rato de todas las cosas que rondan mi cabeza.

Una bocina suena a fuera y me asomo por la ventana. Franchesco me espera. Bajo con rapidez y subo a su auto.

–Realmente me sorprendiste cuando me jalaste y dijiste que aceptabas las copas –dijo una vez me puse el cinturón y de camino al bar en el que trabajo.

Sigo siendo menor de edad, es al único que no me piden identificación.

–No me hagas arrepentirme… –le reclamo –pero es que el maldito de Alessandro, ¿Quién se cree?. Maldita sea, mi trabajo no quería ponerlo en juego…

Esto es lo peor. Por hoy solo voy a beber y olvidarme del imbécil de Alessandro.

Cuando llegamos lo primero que llama la atención es el letrero en neón con el nombre del bar “Illusioni” donde trabajo gracias a que Franchesco es amigo del dueño. Es relativamente nuevo hace solo 4 meses que abrió sus puertas.

–Mañana hablare con Fiorella… –suspiro al ver la molestia de Franchesco.

Sé que está molesto al haber puesto en riesgo el trabajo que tanto me costó obtener. A los catorce años, fue cuando nos conocimos. A menudo me metía y pedía hablar con el director que supe era un antiguo amigo de mi madre, hasta que un día logre entrar en su oficina y le pedí me empleara en lo que fuera; comencé fregando los pisos mientras aprendía a usar las máquinas y me aprendía donde estaba cada departamento de la editorial, para pasar a ser asistente de la editorial; diría que junior estaría mejor.

Entramos…. No se ve nada fuera de lo común; mesas distribuidas, los meseros hombres y mujeres con los mismos uniformes y el pelo suelto, más allá una barra y, por qué realmente vengo también el día que tengo libre. Justo en la esquina cerca de la barra esta un piano de cola negro. La imagen de mi madre tocando viene a la mente siempre que lo veo, ella tocaba antes de que enfermara; la última vez que la vi tocar tenía 9 años. Me acerque al piano hipnotizado como siempre…

– ¿Quieres tocar? –me detuvo la voz suave de alguien a mi lado.

Lo mire algo sobresaltado, una piel clara aun con la poca luz del lugar, ojos profundos negros al igual que su cabello lacio atado al igual que yo en una cola. De seguro esta de Barman. Sus labios rojos, su figura esbelta en un traje de mesero, cualquiera que le viera se embelesaría con la belleza andrógina… de mi jefe.

–No… Andrea –dijo Franchesco a su amigo –él hoy vino…

– ¿Qué ocurre? –me miró mi jefe y dueño del bar.

–Deseo hablar contigo, Franco y Adriano –le dijo serio Franchesco.

¿Qué querrá hablar con ellos? Tengo curiosidad y al mismo tiempo la cara tan seria de Franchesco no me agrada.

–Adriano hoy no está… fue por unas cosas que necesitaba…

–Emmm… jefe –comencé a hablar.

–Dime Andrea, Inja.

– ¿Puedo usarlo? –apunte el piano.

Mi madre había sido la alumna de la vieja Bianca y apenas me vio me tomó para que aprendiera más de lo que mi madre me había enseñado.

–Adelante… a mi novio no le molesta que alguien aparte de él lo toque; lo sabes bien… ya lo has tocado antes.

Escuche mal ¿novio? ¿No era una novia?

– ¿Aquel D´Avolo? –murmuró molesto Franchesco.

–Sep. –sonrió ampliamente.

¿D´Avolo? No… no creo que los de la mafia ¿verdad?

– ¿En dónde te estas metiendo? ese tipo debe ser peligroso. Dime ¿te esta extorsionando?

–No es así… él me quiere, no me esta extorsionando ni nada y… no tiene nada de malo, dos hombres también pueden hacer esas cosas –se comenzó a sonrojar –y él me trata con mucho cariño. Sobre todo la primera…

Suficiente para mí. Franchesco es sobre protector con sus amigos y. ¿Era necesario que dijera esas cosas? mis mejillas de seguro están sonrosadas me están ardiendo. Es solo meces mayor que yo y ya… Se acabó, ¡A tocar!


Cuando llegamos al bar del juguete de Sergi, deje salir un suspiro. En este lugar no te puedes guiar por la vista o puedes equivocarte. La belleza andrógina… no me gusta realmente. Entramos y nos sentamos en la mesa de siempre. Una que queda en un rincón a unas cuantas mesas alejado del piano que le regalo Sergi a su juguete.

Se nos acercó un mesero… el ruido de las conversaciones es molesto para mí.

–Lo de siempre –le dije a Sergi, que con un suspiro se encargó de pedir.

El mesero se retiró.

–No siempre te voy a estar pidiendo tus cosas.

–Estoy de mal humor… si me decía cualquier imbecilidad le iba a partir la cara. No importa que lo haga en el local de tu juguete –me sonreí con malicia.

–Hey… primero es mi novio, no le digas juguete; segundo ya está bien… tú de malas ni el diablo te aguanta. Si dejaras de jugar con ellas no cometerían ese error –me riñó.

Le iba a responder cuando las luces se volvieron más tenues. Es por esto que vengo. Miro el piano y ahí está esa cabellera negra… no está con el uniforme; una camisa roja de satín con un pantalón negro. ¿Chica o chico? es lo que me pregunto siempre… pero en cuanto se pone a tocar mi mal humor, mis pensamientos y demás se alejan, y solo queda su melodía. ¿Qué me regalaras hoy? ¿Con que sanaras mi mente al menos unos instantes?

Cierra los ojos y comienza. Uno a uno los sonidos comienzan a fluir ¡Hahh! Que delicia de melodía, no necesito cerrar mis ojos para que todo se desvanezca y solo escuchar tan hermosa interpretación, “Devil´s Trill” en piano. Con que armonía y con qué bravura la interpreta. Pieza de violín que no muchos pueden interpretar a la perfección y aquí frente a mí, alguien la toca en un instrumento para el que no fue diseñado, y aun así el calor de mi pecho se enciende, cada sonido me sumerge acallando al resto y el movimiento de sus manos que bailan en el teclado me hipnotizan. Hermoso, maravilloso. Es lo que mi mente recita cuando la pieza termina…

“Espera, no salgas de ahí aun, toca más… aun no me devuelvas a la realidad” deseo decir pero se aparta del piano.

Quienes escucharon aplauden trayéndome abruptamente a la realidad. Suspiro, y de casualidad le veo acercarse a un hombre moreno que le aplaude sonriendo.

–Realmente te gusta como toca –me termina de sacar de mi contemplación Sergi y descubro los tragos en la mesa.

–Toca bien… pero no…

–El piano que compraste no es porque has pensado en preguntarle si tocaría para ti.

Odio el hecho de que me entienda.

–Solo deseo retomar las lecciones.

–Si lo deseas preguntó si las da.

Lo miro molesto.

–Bien, no he dicho nada… pero está la posibilidad de que sea mujer –termina diciendo con una sonrisa.

Lo sé, pero en este lugar nada lo garantiza… y si llega a ser hombre de seguro terminare rompiendo el piano que compre y terminare asqueado de cada sublime pieza que le he escuchado interpretar, Todavía recuerdo las primeras dos: Tempest y Spring Walts; de Beethoven y Chopin respectivamente. Las que me hicieron venir más de una vez a escuchar sus interpretaciones, por desgracias no siempre toca y no parece ser solo una mesera, no la he visto atender las mesas; más bien diría barwoman que solo sale a atender a ciertos clientes. La segunda vez que escuche que tocara algo me conmovió con unos clásicos que por general se escuchan en las cajas de músicas: Love Dream y Un suspiro de Franz Liszt; para que la tercera ocasión me sumergiera en la añoranza y tristeza de: Consolation Nº3 y Nocturne; de Franz Liszt y Chopin respectivamente. Y ahora en piano una exquisita melodía de amor y locura como el Devil´s Trill que a erizado hasta el últimos de mis poros.

Suspiro, prefiero seguir escuchándole y deleitarme aquí. Miro por inercia a donde antes le he visto con el moreno y me percato que Sergi se encuentra conversado con su juguete. El malnacido me dejo solo en la mesa. Miro molesto el trago y me tomo el de él y el mío de golpe. Me iré.


Después de tocar me siento más tranquilo. Hoy toque la que el padre de Franchesco me dijo que a mi madre le gustaba… supongo que el hecho de que hace poco fue su 2º aniversario de… partida, hace que le toque a ella como cuando toque Consolation y Nocturne en su aniversario.

Cuando llego al lado de Franchesco me aplaude sonriendo. Siempre dice que él no podría tocar así, solo es práctica y, yo solo toco bien cuando la melodía está en mi cabeza, no soy capaz de leer aun las partituras por más que intento y la vieja Bianca trate de enseñarme, pero basta que ella la toque un par de veces para que yo la recuerde. Ella desea que me dedique a esto, y es lo que quiero pero, la cuota para la audición es alta y no quiero pedirle a nadie. Lo haré por mí mismo. Puede que suene estúpido, pero es como si mi madre estuviera ahí llamándome en el piano. Por eso decidí que jamás dejare que alguien me diga que hacer, será solo por mi propio pie que saldré a delante… haré lo que haga falta para conseguirlo. Tal como ella lo hizo, jamás se rindió hasta que su cuerpo no pudo más, y aun así me dijo que de lo único que se podía arrepentir era que yo tuve que dejar el colegio para cuidarla. Así que mi obligación es demostrarle que de nada debe arrepentirse.

Nos sentamos, siempre toco dos, pero hoy no estoy trabajando así que solo me dedicare a tomar. En la mesa ya están los tragos no me extraña ver dos jarras de cervezas y dado que aun soy menor de edad mi idea de emborracharme solo será eso, una idea. Franchesco me explica lo que habló con Andrea. El primo de Andrea es un mesero de aquí, pero increíblemente es como ver una mujer. Se llama Franco; él sabe más sobre maquillaje y ropas de mujer y que no se vea lo que delata como hombre; Franco es transexual, pero dice: “No tengo dinero para arreglar el error de diosito, así que me quedare con este cuerpo”. No tengo nada contra él es libre de ser lo que quiera, eso no cambia la persona que es.

Adriano es un busca pleitos, pero es un genio con lo que tiene que ver con sonidos y esas cosas. No me gusta a donde está yendo la conversación. Dejo salir un pesado suspiro tomando bastante de mi cerveza.

– ¡Hey! Lento, no quiero que te emborraches tan rápido –me regaña Franchesco al verme.

–No seas estúpido no es la primera vez que tomo.

–Pero no has comido nada aun.

Tomo un puñado de maní que hay en la mesa y me lo meto en la boca “Feliz” sonrió con la boca repleta.

–… Porque sé que vas a querer acompañar a Fiorella es mejor que te disfraces de mujer.

¡¿Qué?! Comienzo a toser atragantándome con el maní y tomo de mi cerveza mientras Franchesco se ha parado preocupado y golpea mi espalda.

–¡¡Demonios Inja!!

–Eso ¿Qué demonios te pasa?… cof… ¿Por qué iba a travestirme? –lo mire molesto.

–Ese tipo odia a los hombres y…

–Y me importa una mierda, solo iré de acompañamiento, ni siquiera hablare con él…

–Inja…

–¡¡No me voy a vestir de mujer y punto!! –sentencie parándome. ¡¡Prefiero perder el trabajo!!. Grita mi conciencia. Me siento al ver que todos me miran.

¡¡Maldita sea, qué vergüenza!! Pido otro jarro…

Miro a Andrea que está en la barra hablando con cierto sujeto. Franchesco parece molesto, así que lo ignoro, sabe que no voy a cambiar de opinión.

–Ese es el tal D´Avolo… –dice luego de casi tomarse su jarra por completo de un tiro.

Él que me dice que tome lento.

–Él viene… a menudo, toca el piano y habla con Andrea, pero no sabía que era D´Avolo, ni que era la pareja de él.

No me lo creo ¿ese es mafioso?. Bueno, su mirada intimida y se ve que es fuerte, pero jamás pensé que lo fuera… Oh, Andrea se acerca.

–Inja –me mira algo complicado, pero continua – ¿puedo pedirte otra pieza?

– ¿Otra pieza? –apunta el piano.

¿Por qué no? Pienso y asiento a modo de respuesta.

–Pero que sea una alegre, por favor –aun si fue casi una orden en Andrea todo suena como petición y suplica, como decirle “no”

–Está bien.

Me levanto, tomo lo que queda del jarro y voy al piano.

Algo divertido ¿no? Bueno, yo me divierto siempre con esta composición y, cualquiera que haya visto dibujos animados la ha escuchado alguna vez. Bien, a divertirme. Corro el banquillo y me siento en el borde; los sonidos comienzan calmos como si se tratara de una sonata casi triste…

El sonido de las teclas me detiene y volteo estando ya cerca de la puerta. Hurgarían Rhapsodia de Franz Liszt… ¿En verdad podrá tocarla? Me cuestiono mientras escucho que va tecla a tecla avanzando, de una melodía que suena a triste despedida… se eriza mi piel, se interna en la añoranza. ¿En qué momento llegue al lado del piano? Dos, tres… un metro y medio me separa del piano y de quien interpreta la locura de esta pieza como si sus manos tuvieran vida propia. Para cada quien es diferente el significado, pero algo es igual para todos sin darte cuenta te interna en la locura. No alcanzo a ver las teclas que toca cuando la melodía se ha avivado.

Sonríe. Me contagia con la oleada de su locura y sonrió. Muchos están riendo a mis espaldas, murmurando, pero yo ya no puedo sacar mis ojos de su cara sonriente, de esos ojos castaños, de su cabello negro que acaricia su cara por los rápidos movimientos…. Mi pecho se estremece al escuchar que terminar, la sonrisa se borra de mi cara, está de pie encorvándose al piano.

¿Qué demonios hago aquí parado? Me recrimino, me volteo y me voy… es absurdo, solo me deje llevar por la melodía que te invitaba a la locura… es eso precisamente, una locura.

Me apoye en la muralla fuera en el estacionamiento y mando un mensaje “Nos vamos” respiro profundamente cierro los ojos y lo primero que viene a mi mente es la cara de quien toca el piano, sus ojos y aquella sonrisa de felicidad, de diversión ¿Cómo pudo sacarme una a mí solo por verle?… no volveré a venir. Sentencia mi consciencia abrumada.

Termino de tocar y respiro profundamente. Realmente termine parado como de costumbre con esta pieza, la gente me aplaude, pero veo que alguien sale por la puerta hacia los estacionamientos a gran velocidad, ¿tal vez le molesto? Para algunos es una pieza algo infantil ya que se escucha mucho en caricaturas. Oh, bueno, no se puede complacer a todo el mundo y yo solo lo hice porque mi jefe me lo pidió.

La pareja de Andrea se retira y yo voy donde Franchesco. Bebo el contenido del tercer jarro… y le digo que volveré enseguida. La verdad es primera vez que alguien sale cuando termine de tocar… me molesta aunque no quiera…. Salgo a los estacionamientos y miro alrededor. Una pequeña luz en un lugar donde los focos no iluminan llamó mi atención. Parte del pantalón claro, tal vez blanco. Es quien salió. Me acerco un poco dubitativo, pero tengo que saber si fue porque no le gusto la pieza o yo no la interprete bien… no leo partituras y solo me guio por el oído… así que a veces pienso que me equivoco…

–…Disculpe…

Ohp, siento la lengua torpe. Mire el suelo…

Inja, no salgas cuando estas bebiendo, la brisa y el alcohol no son amigos y menos si no has comido más que un par de emparedados como almuerzo. Me recrimina mi cabeza

–… Espero que no le haya molestado como interprete la pieza… no soy…

Comienzo a ver una mano que empieza a subir y la sigo con la mirada. La pequeña luz es la de un cigarrillo que tomado cerca de los nudillos se encuentra posado en los labios, succiona y su rostro tenuemente se ilumina solo un momento, pero el suficiente para hacer que mis mejillas me hormigueen. Es atractivo…

–No lo haces mal, solo no deseo entrar en la locura –dice y yo tiemblo por la voz varonil… creo que el alcohol me afecto más de lo que pensaba.

No entiendo lo que quiere decir de todas maneras ¿entrar en la locura?… le voy a preguntar, pero un sonido me detiene y él contesta…

–Voy –y cuelga –tienes algunos pequeños fallos, pero nada que no puedas arreglar. Adiós.

Sin más, ni esperar siquiera que le contestara… se fue por donde la luz no alumbra.

– ¿Qué haces aquí? –Escuche la voz de Franchesco –tu cara esta roja.

–…No…lo está…

–Estas mareado…

–No… lo estoy…

–Sí, sí, claro… te invito a que comas algo o nos vamos.

–Creo que te dejare que me invites a comer –dije tocando mi estómago.

–Definitivamente estas borracho…

– ¡No lo estoy! –Subí la pierna para darle una patada, pero mi cuerpo se tambaleo siendo sujetado por Franchesco –…Bueno un poco… –nos echamos a reír.

Comenzamos a caminar al bar, pero yo devuelvo la mirada a donde aquel sujeto desapareció ¿Lo habré imaginado? Entre al bar… tal vez fue una ilusión.


Escape… no podía seguir ahí. Olía a cerveza barata y sus palabras se arrastraban un poco, sus mejillas sonrosadas… alta… no me atreví a deslizar mis ojos a su cuerpo. No deseo saber, por eso escape apenas tuve oportunidad.

– ¿Dónde estabas?

–… Perdiendo la cordura… –levantó una ceja –vamos…

–Oye… no crees que tal vez, debas esforzarte un poco más… –me dijo subiendo al auto.

– ¿Esforzarme más?

–No todos son…

–Cállate –desvié mi cara a la ventana y ahí estaba con aquel moreno, sonriendo ampliamente…

¿Qué?… en mi reflejo me vi sonreír. Esto es molesto… no caigas en la locura, aquí todo es una ilusión.

15 Mai 2021 18:48 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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