28caskett1 K. Beckett

Cuento inspirado en la canción "This is me trying" de Taylor Swift para el concurso #Songteen.


Histoire courte Déconseillé aux moins de 13 ans.

#songteen #concurso #adolescente #drama #dramaadolescente #taylorswift #canción
Histoire courte
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This is me trying - Taylor Swift

PRESENTE


El sonido de la estación era idéntico a como lo recordaba, personas por aquí y por allá, de un lugar a otro mientras sostenían pesadas maletas.


Pero esta vez no iba a una excursión o a una visita con mis abuelos, esta vez corría rápido y sin maleta, sin mochila, sin nada más que mi cartera y una esperanza.


Observé el reloj gigantesco en el centro de aquel lugar, las 4:15, faltaban 5 minutos para que el tren de las 4:20 con destino a Grinston partiera. Respiré hondo y volví a correr hacia la fila en donde vendían los boletos, solo había una persona al frente.


Tamborilee mis dedos nerviosamente sobre mi ceja como llevaba haciéndolo desde que era una niña, 4:17, por fin pude comprar el bendito boleto, la señorita que me atendió me miraba con extrañeza, seguramente pensando que me escapaba de casa o algo así. No le di tiempo a preguntar nada más y me dirigí con velocidad hacia el ala este de la terminal.


4:19, entregué mi boleto y entré al tren, me senté en el asiento de al final y por fin me permití respirar. Esa era la parte fácil.


PARTE 1 – EL COMIENZO


Todo comenzó cuando me mudé a Grinston, crecí en High Delín un pequeño pueblo a dos horas de Grinston. En realidad era feliz viviendo en Delín, pero al no haber una preparatoria ahí decidí (por no decir que mis padres tomaron gran parte de la decisión de mudarme a Grinston).


Una pesadilla que después se convirtió en bendición, una bendición que no tardó en convertirse en mi perdición.


Al principio llamé la atención de manera negativa, al parecer mis atuendos que estaban bien en Delín de pronto no eran más que “harapos” según Barbara Hills, el “amor” de la preparatoria Griston.


A ella la conocí el segundo día que llegué a la preparatoria, su cabello castaño corto que enmarcaba perfectamente sus facciones la hacía lucir audaz, lucía siempre una mirada depredadora, segura e implacable. Me miró de arriba abajo aquella vez, tan solo unos segundos que bastaron para no querer dirigirme hacia ella.


Al entrar a clases todo parecía tan común, tan cercano e igual a Delín, claro que era la única que llevaba botas vaqueras y una camisa con cuadros por encima de mi camiseta blanca, aun así no me incomodé por mi vestimenta, me gustaba como me veía. Mi cabello era largo y se esparcía sobre mi espalda formando algunos remolinos cobrizos, caminé hasta una banca a la mitad del salón, ya saben, intentando no ir a los extremos.


La primer persona que me dirigió la palabra fue Jake, sus ojos marrones claros tenían una forma extraña ovalada, parecían demasiado grandes en contraste a sus facciones, sonrió y me miró a los ojos. Cuando lo hizo, no observó mi ropa “pueblerina” o aquella cadena que colgaba sobre mi pecho, Jake me miró y me sonrió, a decir verdad mentiría diciendo que hice lo mismo, porque hasta la fecha no logro recordar más que la manera en cómo me sentí al sentirme observada por él.


Me sentaba junto a él en varias clases, los primeros días no le dirigí la palabra, pero sí que lo observaba de vez en cuando. Un día lo vi salir del aula con Bárbara, asumí que eran novios hasta que Kimberly (una compañera de equipo que no tardó en volverse mi amiga) me dijo que en realidad eran hermanos.


No parecía posible, ¿Cómo dos personas tan diferentes compartirían la misma sangre?


Claro que en esos entonces todo parecía mucho más sencillo de lo que en realidad era.


Estaba equivocada.


Los días pasaron con relativa normalidad durante meses, tiempo en el que logré aclimatarme al cambio de residencia y había consolidado una buena amistad con Kim, en ella encontré una buena amiga, alguien con quién desahogarme o ver tontas películas, todo iba bien hasta que ocurrió lo que yo llamaría “el detonante del peor verano de mi vida”.


Bárbara, aquella chica bajita, curvilínea y de asombrosa piel bronceada que a la luz del sol parecía de bronce era también un demonio, uno con muy buen gusto si he de ser honesta.


Al principio creí que sólo era mala y ya, de esas chicas que ves en las películas juveniles, plásticas y con la maldad intrínseca arraigada a su cuerpo, pero no, era todo aún más complicado.


Claro que en ese entonces no lo entendí.


Cierto día Bárbara se metió con Kimberly, que después de meses se había convertido lo suficientemente cercana a mí como para que me importara, el hecho aquí es que a pesar de que también se burló de mí, a Kim realmente le afectó.


Y es que, Jon, el tipo del que Kim me hablaba durante semanas en realidad había sido Bárbara mediante un perfil falso, una broma que se salió de control, le rompieron el corazón a mi amiga y la hicieron sentir como una idiota en medio de todo el salón de clases, mostrando screenshots, fotos en dónde Kim salía con poca ropa y demás… Ese día Kim salió llorando y llamándole a su madre para que pasara por ella.


A las dos semanas, en las que yo le llevaba los deberes a su casa sin falta la había visto decaída, hasta que un día me aviso que se mudaría, no tuve que preguntar, sabía que se debía a Bárbara y su “broma”.


Al salir de su casa me topé con Alicia, su madre, era alta y delgada como Kim con precioso cabello dorado y ojos verdes, me dedicó una sonrisa aunque sus ojos detonaban tristeza. Ella sabía lo que había ocurrido y gracias al cielo había reaccionado con madurez y calidez. Habían tomado la decisión de mudarse, creía que era lo mejor para Kimberly, y es que, aunque yo no lo quisiera ya que era en realidad la única amiga que tenía en Grinston, tuve que aceptar que quizá si era lo correcto.


Ese día comencé con mi plan.


Me vengaría por mi amiga, conseguiría algo que hiciera que Bárbara sufriera tal y como lo había hecho con Kimberly y más personas dentro y fuera de la escuela incluyéndome.


Sé que lo que contaré a continuación podría sonar loco, pero lo cierto es que ustedes no vieron el rostro de mi amiga cubrirse de lágrimas mientras un montón de adolescentes idiotas se burlaban de ella. Y aunque no justifico lo que hice, me parece que hasta cierto puede ser comprensible.


Lo primero que hice fue observarla, seguí de lejos su círculo de amistades, encontrándome con el hecho de que en realidad no solía frecuentar a más personas que su hermano y sus dos amigas de la escuela con quienes, según mi exhaustiva investigación no solía convivir después de clases.


La seguí a lo lejos al salir de la escuela durante algunas calles, la vi charlando con Jake de una manera tan distendida que de pronto la idea de que aquella chica sonriendo por algún comentario fuera la misma que había hecho tanto daño me parecía imposible.


Mi mirada se concentró en Jake, con su rostro largo y cabello despeinado, Jake era de las pocas personas que era la misma en donde sea que lo pusieras.


Los observé de lejos mientras intentaba parecer una peatona común y corriente hasta que tomaron un autobús, en esos entonces yo tenía un viejo jeep así que los seguí durante más de media hora hasta que vi como Bárbara se despedía de Jake y entraba a un restaurant, observé como éste se iba caminando con los auriculares puestos y cuando estuvo lo suficientemente lejos entré al establecimiento. Me sorprendí al verla con un uniforme de mesera, atiné a salir de ahí antes de que me viera. En realidad era un restaurant lejos de la “civilización” de Grinston, ese día llegué algo tarde a casa por la distancia.


Al otro día hice lo mismo, ellos también, pero esta vez mentí acerca de un proyecto escolar para no preocupar a mis padres que aunque estaban lejos, se preocupaban por mí.


La seguí a lo lejos hasta que la vi entrar a un departamento, no se veía que fuera uno grande y por fuera lucía descuidado, parecía poco “Bárbara”, saqué mi celular y tomé una foto tal y como lo había hecho cuando la vi trabajando en aquel restaurant de mariscos a las afueras de Grinston, lo cierto es que esto no sería relevante de no ser porque Bárbara alardeaba sobre lujos que según mi investigación, no poseía.


Parecía suficiente, ya saben, la historia de la chica popular que en realidad vive en un departamento barato y trabaja en un restaurant mientras humilla a los demás, pero mi espíritu perfeccionista me decía que debía haber algo más allá, algo que podía hacerla sufrir mucho más.


Al día siguiente estaba en el autobús debido a que gracias a mis salidas “extracurriculares” no me quedaba mucho presupuesto para la gasolina más que para lo necesario hasta mi próximo cheque y mientras miraba por la ventana y escuchaba alguna canción me quedé dormida.


Un leve tirón en mi hombro me hizo ponerme alerta, aquellos divertidos ojos marrones me miraron, fruncí el ceño y miré por la ventana, no era aún tiempo de bajarme.


—¿Algo interesante?—Preguntó divertido, mi cara debía mostrar confusión porque agregó—Tu sueño…, te movías poquito mientras dormías.

—Ah… yo, no recuerdo—Era cierto, no recordaba en absoluto aquel sueño.

—¿Vives por acá?

—No… ¿y tú?

—Tampoco

Quedamos en silencio.

—¿Sería muy stalker preguntar a dónde vas?—Preguntó mirándome a los ojos, siempre me veía a los ojos, yo le regresé la mirada aunque después de unos segundos la desvié a mis manos incómoda.

—Yo, sólo daba un paseo… ya sabes, nueva—Dije apuntándome con el pulgar intentando sonar divertida, él sonrió y me fijé en cómo se formaban unos graciosos hoyuelos sobre su piel bronceada, por como lucía su piel pude deducir que pasaba tiempo al aire libre, quizá soccer o algo por el estilo.

—Ya… ¿Te gustaría un recorrido personal?—Dijo mirando hacia el frente, por un instante dude en si había imaginado su pregunta, pero después me miró inquisitivamente. —Será gratis—Dijo alzando las cejas.

— ¿Por qué harías eso?

—Bueno, digamos que mi plan acaba de cancelarme—Algo me dijo que por el trayecto, ese plan cancelado había sido Bárbara. Al recordarla algo dentro de mí me hizo pensar que Jake podría ser la clave a lo que estaba buscando, a lo que me faltaba para mi venganza.

—Acepto—Dije con una sonrisa, una que él me devolvió.


Bajamos en la siguiente parada, caminamos un poco mientras me explicaba la historia de Grinston: Presidentes, la razón por la que Grinston era, según sus propias palabras; “oro vestido de bronce” debido a que casi nadie notaba el potencial de aquella pequeña ciudad, hace pocos años llamada pueblo.


Caminamos un rato más mientras veía como con emoción me contaba varias anécdotas sobre él de niño visitando lugares como parques y acuarios con su madre.


Aquel día estaba pasando sumamente rápido, cuando menos lo noté el sol comenzaba a desaparecer.


—Vamos… conozco el lugar perfecto—Dijo mientras me tomaba de la mano y me dirigía a un pequeño establecimiento colorido, personalmente no me gustaba mucho que me tomaran de la mano, pero la manera en la que él la tomó, con la emoción de un niño al mostrarme uno de sus lugares favoritos en el mundo, hizo que viera ese gesto como algo sumamente inocente y hasta cierto punto personal.

Voilá—Dijo soltándome la mano y señalando como lo haría una edecán a un carro último modelo en la televisión hacia aquel letrero con luces de neón.


Era una nevería, entramos y a la vista era bastante acogedora, no había muchas mesas, solo algunas cuantas y habían fotos enmarcadas por las paredes, cuando menos lo pensé Jake ya estaba en el mostrador pidiendo muestras gratis de helados, me acerqué y lo observé platicar efusivamente con el hombre mayor que lo atendía, supuse que lo conocía desde hacía tiempo.


Después de pedir nuestros respectivos helados nos sentamos en una de las mesitas, platicamos de cosas triviales como el clima, mi transición a otro lugar que no fuera el de mi nacimiento y que bandas me gustaban, supe que Jake jamás se había mudado, ni siquiera había salido de vacaciones fuera de Grinston y que deseaba salir a recorrer el mundo, Jake era de esas personas que lograban trasmitir lo que sentían con sólo su mirada.


Pronto me las arreglé para preguntarle acerca de Bárbara sin sonar muy intrusiva.

—¿Tienes hermanos?—Pregunté como si nada a la vez que me limpiaba con una servilleta las manos.

—Una… Bárbara, estoy seguro de que la conoces—Dijo alzando las cejas, hice un perfecto papel de persona completamente sorprendida.

—Vaya… espero no te ofenda pero ustedes no se parecen mucho

—Es que yo soy el encantador—Dijo sonriendo— En realidad somos algo así como medios hermanos… ¿Terminaste?—Dijo señalando mi bote vacío, asentí y salimos de ahí.


Nos dirigimos al autobús entre charlas, ninguno mencionó a su hermana así que pensé que poco a poco saldría información.


Aquel día no pude dormir, por una parte aquel paseo por Grinston había resultado mejor de lo que pensé y la investigación iba bien, al menos ahora sabía algo más de ella.


Los días fueron pasando, semanas en las que pude conocer a Jake mucho mejor hasta que debido a un proyecto en conjunto fui a parar a su casa, conocí a su madre, era parecida a Jake, tenían los mismos ojos expresivos y sonrisa contagiosa, esa vez Bárbara no estaba, pregunté el por qué y supe que en realidad no vivía con ellos, no desde hacía un tiempo, pude atinar que Jake hablaba de ello con pesar, como si se preguntara en donde estaría su hermana en esos momentos.


En aquellas semanas que se convirtieron en meses casi había olvidado la razón de mi acercamiento a Jake, lo cierto es que en realidad disfrutaba de su compañía, varias veces lo había atrapado mirándome en alguna clase y para ser honesta, también yo lo había hecho varias veces.


Aquel día salimos de su casa a ver el cielo estrellado, platicamos, reímos sobre algún chiste que había hecho y me colocó su chaqueta sobre mi suéter, era diciembre y comenzaba a hacer frío enserio, yo sonreí y lo miré, ese día fue nuestro primer beso. Cuando terminó nos miramos sonrojados y sonreímos hasta que Jake miró al cielo, por primera vez no tenía aquella ancha sonrisa en su rostro sino que lucía pensativo.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Claro—Dije sin pensarlo mientras me concentraba en su perfil.

—¿Alguna vez has querido ayudar a alguien pero no sabes cómo?

—¿Hablas de Bárbara?

—¿Soy muy obvio?

—Algo—Dije sonriendo.

—Es solo que… olvídalo—Dijo y se revolvió el cabello.

—Puedes decirme—Le dije mirándolo a los ojos.

—Quiere buscar a su padre.—Me quedé callada, no sabía cómo responder a eso… ni siquiera sabía que era lo que significaba aquello.

—¿A su padre?—Dije recalcando el “su” por si no había escuchado bien.

—No… al suyo, yo… ella es adoptada Jules—Jamás había dicho mi nombre de esa manera, tan… serio— Escucha, nadie lo sabe, ni siquiera sé por qué te lo estoy diciendo pero… creo que es una mala idea, él la dejo, hace años, por eso mi madre decidió que viviera aquí, desde que soy niño he tenido una hermana y es ella. Sé que ella cree que encontrará a un buen hombre con buenas razones para dejarla pero… no creo que sea el caso y eso me aterra… me aterra que la lastime.


De pronto la idea de Bárbara lastimada no me pareció tan agradable. Lo miré a los ojos, miraba al suelo como si temiera haber cometido un error al decírmelo. Si pudiera retroceder el tiempo no habría dicho lo que dije.


—Ya… entiendo, ¿ella sabe quién es, donde vive o…?

—Es Bárbara, seguro tiene alguna manera de resolverlo—Dijo con una sonrisa entre orgullosa y melancólica— Cuando era niña solía decir que volverían por ella, enserio lo repetía cada día hasta que de pronto ya no… sé que todos la ven como una especie de muro indestructible pero… hay una persona ahí, su vida no ha sido una maravilla por lo que puedes deducir—Asentí con la cabeza.


Su madre nos interrumpió con un refrigerio y después de aquello no volvimos a hablar más del asunto.


Los siguientes días me debatí sobre si seguiría con el plan o no, seguía siguiéndola en busca de alguna cosa que usar en su contra, tenía lo del restaurant, el departamento a las afueras de la ciudad y varias fotos de ella fumando marihuana. Los días siguieron pasando, realmente el hecho de seguirla se había vuelto una especie de ritual para mí, aunque cada vez que salía con Jake y veía la manera en la que me miraba me invadía la sensación de querer dejar aquel plan, de solo disfrutar y dejar que las cosas siguieran su curso.


Aquel día a finales de primavera fue cuando realmente tuve una corazonada, veía a Bárbara ausente y noté que no iba a trabajar, la seguí hasta que entró a un edificio viejo, esperé y vi como salía un hombre alto y del mismo tono de piel que ella, tomé una foto por si acaso haciendo zoom. Noté como Bárbara se exaltaba y le reclamaba, parecía que lloraba y vi como el hombre tan sólo cerró la puerta después de un minuto.


Observé como Bárbara pataleaba y arrojaba unos papeles a la puerta y se iba molesta.


No dudé y fui hacia allá, esperando que estuviera lo suficientemente lejos para tomar aquellas hojas arrugadas, algunas el viento las había movido y arrojado por ahí pero me apuré a recolectarlas todas.


Me subí al autobús y las leí.

Mi intención había ido más allá de la venganza (o eso creí), mi curiosidad pudo más y leí las hojas, era un acta de nacimiento, fotos de ella de niña, lo guardé todo en mi bolso y pensé todo el trayecto a casa.


PARTE 2 – DETONANTE


Llegué a casa, dejé los papeles en la mesa y me preparé un cereal, observé las fotos en mi computadora, las hojas arrugadas y observé en mi mente lo que sabía de Bárbara, sabía que era una persona que hacía daño, pero que también había pasado por diferentes situaciones y luego estaba Jake… el dulce y asombroso Jake que además resultaba ser su hermano.


Me decidí a mover todo a la papelera de reciclaje de mi computadora y tirar cualquier cosa que estuviera relacionada a Bárbara pero una notificación en Facebook me detuvo, me habían etiquetado en alguna publicación.

Al parecer alguien había compartido un recuerdo de hace un año, el recuerdo de lo que le hicieron a Kimberly. Observé el vídeo, la cara de Kim, la mía, la de Bárbara riéndose, Kim llorando mientras todos se burlaban.


Un comentario.

Dos.

Cuatro.


Cada uno era un comentario burlándose de mi amiga, aquella con la que seguía manteniendo contacto, aquella que se había alejado de la ciudad por su culpa, por su acoso y que además seguían molestando por culpa de una persona: Bárbara Hills.

De pronto observé un comentario:


Bárbara había comentado varias fotos de mi amiga, screenshots comprometedores con el supuesto “Jon” con un escueto “lol”. Aún después de un año seguía burlándose.


Y pensar que la razón por la que Bárbara lo había hecho fue por un incidente en la primaria (así es, a la edad de 11 años) cuando el novio de Bárbara besó a Kimberly sin que ella supiera que tenía novia, el sólo recordar la infantil razón de su “broma” me hizo sentir molesta.


No pude más y cerré la página. De pronto aquella rabia que me invadió al sentirme humillada por ella, al ver a Kim avergonzada y con lágrimas en los ojos, queriendo no salir de casa durante semanas con temor a ser reconocida, las veces que la vi siendo una sombra, apenas una parte de la Kimberly que yo había conocido me hizo tomar una decisión, mi plan recobró vida en el momento en el que aquellos recuerdos cobraron vida en mi memoria.


Convenientemente (o inconvenientemente) según sea la perspectiva, al día siguiente habría un partido importante en la escuela, en realidad el último de la temporada, debido a que el semestre por fin había terminado.


No dormí esa noche, edité un vídeo con aquellas imágenes que había recolectado de ella, algunas vergonzosas con algún ángulo que no la favorecía y había guardado lo mejor para el final.


Al día siguiente, mi alarma sonó haciéndome sobresaltar, iba minutos tarde por lo que no tuve tiempo de bañarme y solo me cambié de ropa.


Ese día no me permití pensar en nada más que Kim, su madre, la publicación en Facebook que cada vez tenía más reacciones y comentarios y, con temor a acobardarme tampoco pensé en Jake.


Saludé a Erick, el chico que se encargaba de la pantalla de la cancha en donde además del marcador del juego saldrían algunos vídeos publicitarios.

No fue difícil que Erick accediera a poner el vídeo que le pasé en una USB, alegué que era algo sobre un anuncio escolar, me creyó, lo que me hizo pensar que al parecer tenía una cara confiable…


Al salir de ahí pensé en esconderme por ahí para poder grabar la reacción de Bárbara al ser humillada frente a todos tal y como lo había hecho ella con Kim.

Habían pasado unos minutos en los que mi corazón parecía salírseme del pecho debido a la espera hasta que escuché una voz detrás de mí.


—Hola, me comentan que conoce a uno de los jugadores del partido—Dijo con una cara seria que después se convirtió en una sonrisa, sonreí por inercia mientras sentía como se acercaba para besarme. Al separarse de mi tragué saliva nerviosa, lo vi dubitativo por un instante hasta que agregó—Sabes, estuve pensando… en realidad creo que eres una persona… creo que tú—Se veía nervioso, suspiró y me miró de nuevo posando sus ojos marrones sobre los míos—Creo que eres maravillosa, inteligente, divertida y yo… Enserio me gusta estar contigo Jules… tú…¿Quisieras ser mi novia?—Abrí la boca sorprendida, sabía que en algún momento me lo pediría pero el hecho de hacerlo justamente ese día, antes del partido y con todo lo que había estado planeando hizo que me quedara helada, miré su rostro confundido y de pronto aquella sensación de desazón se esfumó al verlo, Jake, el maldito, genial e increíblemente amable y guapo Jake estaba frente a mí pidiéndome ser su novia, no dude y asentí con la cabeza levemente hasta que lo vi sonreír con aquella sonrisa perfecta y noté como me alzaba para besarme.


Fue un momento mágico, hermoso y… ¡Tenía que correr a detener el vídeo! Rápido.


Lo miré una vez más y las ganas de llorar y contarle lo que había hecho me invadieron así como una culpa que hasta la fecha no he vuelto a sentir, escuché el sonido de la voz del entrenador Kors llamándolo molesto, me besó una vez más y salió corriendo no sin antes guiñarme un ojo.

En cuanto se fue yo lo hice también.


Subí las escaleras que daban hacia donde estaba el cubículo de Erick, toqué la puerta pero estaba cerrada, intenté preguntar a dónde se había ido o si lo habían visto pero nada, el partido estaba a segundos de comenzar y no lo encontraba.


De lejos vi a Bárbara sentada mientras saludaba a su hermano, vi a Jake volteando a donde yo estaba antes seguro buscándome. Sabía lo que pasaría, lo primero que hacían antes de comenzar el partido era pasar los anuncios, pensé en correr y preguntar quién tendría una llave de repuesto pero no me daría tiempo, además ¿Cuáles eran mis posibilidades?


Comencé a morderme las uñas, en esos momentos un anuncio sobre un viaje escolar comenzó y durante los dos minutos que duró me pareció eterno y… ¡Oh no! Conocía esa canción, era la que había usado en la edición del vídeo.


El vídeo comenzaba con una voz robótica hablando sobre Bárbara con algunas fotos en su Facebook de fondo, todos comenzaron a mirarse unos a otros, Bárbara se veía confundida y yo seguía intentando abrir la puerta.


El vídeo avanzaba y pronto comenzaban a aparecer algunas fotos desfavorecedoras, inmediatamente vi como un profesor se acercaba, seguramente buscaba parar el vídeo al igual que yo. Me dijo que me quedara y que iría a buscar un repuesto (o al menos es lo que logro recordar).


Yo ni siquiera lo miré, estaba demasiado absorta viendo aquel vídeo al igual que la mayoría.


Bárbara, Bárbara, le mientes a todos. No vives en un loft lujoso como presumes a tus amigos… ¿Acaso algo en tu vida es cierto?


Las imágenes de ella saliendo de aquel descuidado apartamento estaban en pantalla, seguidas de las de ella trabajando en aquel local de mariscos, algunas de ella en estado de ebriedad también.


Pero eso no es todo…


Cerré mis puños con fuerza, sabía lo que vendría a continuación.


Ni siquiera tu padre te quiere… ¿La verdad duele cierto? Bueno… no podrías irte sin pagar Bárbara Hills, ¿O debería decir… Bárbara Smith?


En la pantalla estaba ella hablando con aquel hombre y después algunas imágenes de los papeles que había arrojado, imágenes del vídeo en donde humilló a Kim, algunas otras tirando las mochilas de los de nuevo ingreso con la leyenda de “Bárbara siendo Bárbara”.


En ese momento caí en cuenta de que Erick había regresado y por fin aquel vídeo cesó.


Voltee, Bárbara ya no estaba, Jake trató de ir hacia ella pero no lo dejó. No me di cuenta pero mis piernas me habían llevado hacia un extremo de la cancha.

Jake me miró, las lágrimas brotaban de mi rostro, confundido fue a por mí y me miró con confusión


—Lo siento—Le dije, la expresión de Jake pasó de ser confundida a una pasmada. Sorprendido.

—Tú, sabías lo de su padre porque yo… tú… tú… yo confié en ti…

—Jake…

—No… me usaste, para dañar a mi hermana, yo… fui un estúpido—Jamás lo había visto enojado, realmente estaba molesto y no solo molesto, estaba dolido.

—Por favor yo…

—No te quiero ver otra vez Jules, no quiero que me hables, no quiero que te acerques a mi ¿Entendido?—Su mirada esta vez era diferente, era lejana y nada cálida, jamás pensé que una mirada podía doler tanto hasta que la mirada de Jake me traspasó. Tan sólo di la vuelta y me fui de ahí.


PARTE 3: LO ESTOY INTENTANDO

PRESENTE

Me concentré en la ventana, en el paisaje de camino a Grinston y me puse a pensar en lo que había cambiado desde que me había ido.


Después de lo del vídeo me fui a mi departamento y llamé a casa de mis padres diciéndoles que estaría ahí en la noche, al haber terminado el semestre pude mentirles al decirles que prefería pasar el verano con ellos antes de volver. Claro que, después de semanas en las que no salí de mi habitación tuve que hablar con ellos y explicarles lo que había pasado, no me presionaron, me escucharon y aunque estaban molestos al principio, me apoyaron.


Con una condición:


Tenía que disculparme con Bárbara.


Mentiría al decir que no fue algo difícil, lo era y no porque no lo sintiera, sino porque moría de la vergüenza.


Le escribí una carta, una que mandé detallando todo lo que había pasado, la razón, mi disculpa, lo cierto es que me sentí liberada al hacerlo, no sabía cómo iba a reaccionar, ni siquiera sabía si la leería pero lo que si sabía es que fui totalmente sincera. Lo cierto es que al hacerlo, supe que Bárbara no era la única que merecía una disculpa.


El tren paró, observé como las personas a mi alrededor se levantaban caminando hacia la salida mientras una parte de mi deseaba quedarse por siempre en aquella cabina.


Suspiré y me levanté, caminé, fui la última en levantarme y cuando por fin salí y pisé la estación de Grinston no pude evitar en la primera vez que estuve ahí. Habían pasado dos meses desde que había salido “corriendo” de ahí, y ahora aquí estaba de nuevo.


Caminé y pedí un taxi, le di la dirección y me limité a mirar por la ventana nuevamente.


Lo cierto, es que en esos dos meses no sólo había llorado y me había sentido culpable sino que también pude reflexionar sobre todo lo que había pasado, hablé con Kim, le dije lo que hice, jamás espere que su reacción en lugar de satisfacción fuera reprobatoria, la carta que mandé fue recibida, o al menos eso me dijeron. Pensé en todo lo que había pasado con Jake, con Bárbara, el vídeo, la situación que aunque no la justificaba, sí que podía llegar a entender. Su comportamiento, el mío.


El auto paró enfrente de aquella casa color melón y adornos de gnomos en el jardín, sonreí con nostalgia y le pagué al conductor.


Caminé lentamente hasta que estuve frente a su puerta y toqué dos veces.

A pesar de que estaba preparada para verlo, no esperé sentirme de la manera en la que me sentí, sentía que me faltaba el aire.

Lo observé, lucía sorprendido, sus ojos marrones me escrutaron con la mirada y antes de que cerrara la puerta atiné a decir algo en apenas un murmullo.

—Jake…

Pareció debatirse pero volvió a abrirla, no completamente pero si podía verlo, suspiré.

—Sé que lo que hice estuvo mal y…— suspiré antes de continuar—He tenido dificultades para adaptarme al hecho de que quizá nunca seremos amigos ni mucho menos…— tragué saliva— …, tu entiendes… yo, ni siquiera sabía si te importaría si volvía…—me quedé en silencio unos segundos mirando al suelo hasta que volví a posar mis ojos de nuevo en los suyos—Y tal vez no sé muy bien que decir pero aquí estoy en tu puerta y yo… sólo quiero que sepas que en verdad lo estoy intentando. Esta soy yo intentándolo… Me arrepiento mucho de lo que hice, si pudiera atrasar el tiempo lo haría todo diferente y… Aquí estoy y yo… en verdad lo siento, en verdad intento ser mejor.


Di la vuelta y por fin me permití cerrar los ojos dejando que mis lágrimas salieran y se escurrieran por mis mejillas.


Caminé lentamente hasta que lo escuché.

—Nos hiciste mucho daño—No voltee, sólo asentí y seguí caminando.

—Ella está mejor—Fruncí el ceño y voltee, Jake había salido de la casa y me miraba, estábamos a unos cuatro metros. —Está recibiendo terapia y se mudará de nuevo con nosotros… Lo que hiciste estuvo muy, muy mal—Asentí— Pero agradezco tu disculpa, sé que mi hermana agradece tu disculpa también—Entonces si la había leído…


Me voltee de nuevo dispuesta a seguir mi camino.


—¿Volverás?—Sentí un escalofrío recorrer mi columna y voltee a verlo, verlo me parecía insoportable así que desvié la mirada.

—No lo sé—Asintió pensativo.

—En caso de que no vuelvas, te perdono Jules.

No pude evitarlo y volví a sentir como mis ojos se sentían llorosos nuevamente, bajé la mirada y mordí mi labio con fuerza buscando no llorar de nuevo.

—Pero espero que si vuelvas.

Lo miré sorprendida, como si no creyera lo que él estaba diciendo y sonrió levemente. Era apenas un atisbo de sonrisa pero que a mí me supo a gloria.


PARTE 4: EPÍLOGO

Y volví.

Seguí teniendo contacto con Kim que ahora se preparaba para un intercambio a Tailandia y hablábamos de manera regular.


Durante mi último mes en casa de mis padres tomé la decisión de volver a matricularme a la preparatoria Grinston.


Al principio fue difícil volver a aquel lugar, Jake se mostró comprensivo y a pesar de que seguíamos siendo amigos, no habíamos vuelto a hablar sobre ser algo más, supongo que el tiempo lo dirá todo…


Bárbara seguía lidiando con sus propios problemas y como dijo Jake, estaba asistiendo a terapia para su manejo de ira y se encontraba mejor.


No éramos las mejores amigas pero sí que podíamos estar en la misma clase sin matarnos o algo así.

Sin duda aquel fue el peor verano de mi vida, pero también del que más he aprendido.


Y aquí sigo, y sigo intentándolo.

20 Avril 2021 02:33 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
1
La fin

A propos de l’auteur

K. Beckett Siempre me han apasionado las historias..., hace poco empecé a crear las mías. Amo ver series, películas, leer y recientemente añadido a la lista, escribir. GÉNEROS FAV: Fantasía, thriller, misterio, juvenil. “You may think I’m small, but I have a universe inside my mind.” - Yoko Ono...

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