Mi cuerpo se encontraba tendido en el suelo, con una daga clavada en mi corazón. Reinaba el silencio, salvo por una melodía nostálgica y susurrante que emanaba de un elegante piano Steinway. Allí estaba, muy quitada de la pena mi asesina, tocando sin parar con sus hermosos dedos, aquellos dedos delgados y delicados que tenían un anillo de brillantes en el anular. Alcancé a ver sus delicados ojos marrones que me miraban con una expresión solemne, y hasta de alivio. Sus labios carnosos que aún llevaban el precioso labial mate que tanto amaba. Los labios que me moría por besar, las manos que moría por tocar, y su corazón… que mataría por tener.
La mujer que tanto amé, y que por ella estaba dispuesto a todo. Me arrebató la vida antes de que yo arrebatara su corazón.
Maldita seas por toda la eternidad. Ojalá te pudras en el infierno.
Merci pour la lecture!
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.