—Entonces…
Tomé el vaso con lo último que quedaba de mi malteada con una mano temblorosa que pude disimular bastante bien. Eché la cabeza hacia atrás y bebí lo restante con rapidez en un intento por parecer aburrido y desinteresado.
—¿Somos… novios?
Exageré al abrir los ojos producto de la sorpresa. Casi me atraganté.
¿Yo? ¿Novio de Jeon Jungkook? Já, ni en sus sueños más fantasi…
Pero me gusta.
¡Es decir! No es que me guste, pero es tan lindo, adorable, amable, tiene una sonrisita tan preciosa y casi siempre es tan… ¿Qué estoy diciendo? ¡Claro que no, Taehyung! ¡Tú no puedes ser novio de nadie!
Me enderecé bruscamente y con la misma brutalidad dejé el vaso ya vacío sobre la mesa. Relamí mis labios y lo miré fijamente, dispuesto a romperle el corazón.
Sus ojitos brillosos, su boquita pequeña pero carnosa, su cabellito cayéndole por la frente, su expresión de: “por favor di que sí”. Ay, no…
Fuerza, Taehyung. Tú puedes rechazarlo, tú puedes…
—¿Qué te hace pensar que somos novios? —Hice un esfuerzo sobrehumano por escucharme distante y a la vez confundido. Jungkook también se confundió. El mohín en su boca fue demasiado obvio. —Digo… ¿Qué te hace pensar que quiero ser tu novio?
Él siquiera pensó la respuesta.
—Porque cuando dos personas se gustan, lo correcto es que estén juntas porque…
—Pero yo no dije que me gustas. —Interrumpí y él se encogió en su asiento, dándome a entender que se estaba sintiendo intimidado y… ¿Por qué no? Quizá bastante decepcionado. —Te dije que me agradas.
—¿Y eso… no es gustar?
Sí, Jungkook, me gustas. No, es que de hecho me fascinas, pero no creo ser la persona correcta para ti. Lo último que pasa por mi cabeza en este momento es empezar una relación. Me la paso bien con mis amigos y en el equipo de baloncesto. No creo que tengas cabida en mi vida.
¡Pero me gustas, joder!
Suspiré, cansado. No de él, evidentemente, sino de mí.
—Puede ser.
¿Por qué le das esperanzas, Taehyung? ¿¡Por qué!?
—¿Entonces por qué no somos novios?
Porque mi reputación de chico-no-relaciones es crucial… Quizá.
—No lo sé.
¡Y le sigues dando jodidas esperanzas!
—Podríamos intentarlo. —Insistió.
No.
—Tal vez.
Ya llegué demasiado lejos y no puedo devolver el tiempo, ¿verdad?
Una pequeña curvilínea que luego se transformó en una hermosa sonrisa me hizo saber que no había vuelta atrás. Jungkook se percibía feliz y lleno de ilusiones. Honestamente, yo no pude sonreírle de vuelta. Lo único que pude hacer fue tragar en seco, desviar la mirada hacia la calva brillante de un hombre que estaba sentado a varias mesas de distancia y pensar en la gran cagada en la que acababa de meterme.
Han sido muchas las personas que he rechazado a lo largo de mi vida. Mi mente tiene una especie de chip que se rehúsa completamente a cualquier tipo de relación sentimental. ¿Motivos? Por ahora me los reservo. Lo único que es relevante saber es que no soy bueno en esto. No es que tenga mucha experiencia tampoco, pero no funcionará.
Estoy a tiempo. Sólo tengo que darle un rotundo “no”.
Sin embargo, ahora me siento incapaz.
—Entonces intentémoslo, Tae… —Como un imbécil, asentí con la cabeza. Jungkook casi chilló de alegría y yo sentí la arena movediza imaginaria en la que me estaba sumergiendo sin posibilidad de escape taparme boca y nariz. —¿Somos oficialmente novios?
Claro que somos oficialmente novios, precioso. ¿Te has visto? Podrías tener a cualquiera a tus pies y es por esa misma razón que ahora me encuentro en esta lamentable situación. Al final, cuando todo fracase, no sabré a quién culpar; si a mí por tener tan poco control ante ti -y a la vez ser un egoísta de mierda-, o a ti por decidir dirigir tus super poderes hacia mí.
Ambos seremos culpables.
Yo por egoísta y tú por tener gustos de mierda.
—Oficialmente novios, Kook.
Sonrió otra y otra vez antes de llevarse el vaso de su malteada a la boca, tomando tímidamente. No dejé de mirarlo y él se dio cuenta. Rápidamente alzó su cabecita y me sostuvo la mirada pese a haber dejado claro que era una labor complicada. Me sonrió de nueva cuenta y esta vez no pude resistirme. Le devolví el gesto casi con alegría verdadera y tangible.
—Me… me gustas mucho, Tae…
Se nota.
Me estaba mirando como cualquiera miraría al amor de su vida, ese por el tanto luchó por tener al lado.
Y yo lo estaba mirando como cualquiera que sabe que ya perdió miraría la ruleta del casino correr, con el corazón en la mano, aguardando un resultado menos trágico del que probablemente saldrá y que lo dejará en banca rota.
«Eres mi próximo gran error, Jungkook», pensé mientras agrandaba mi sonrisa y lo observaba detenidamente.
—Gracias. —Le respondí en un tono que nunca había escuchado de mí y que fue inconsciente.
También me gustas mucho, Jungkook, pero procuraré nunca hacerte saber el gran descontrol que ejerces sobre mí.
Merci pour la lecture!
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.