Si sus manos lo tocaban, su piel ardía. La sensación se quedaba por más tiempo del que debería, como si su mente quisiera llevarlo a la locura. Si eso pasaba no se resistiría, algunas veces creía haber perdido la cabeza ya.
Ese era el efecto que tenía Jungkook sobre él. Agitaba su cabeza y cuando creía por fin haber ordenado sus pensamientos, el chico volvía demostrando que se había apoderado de cada rincón de su mente, cosa que le preocupaba.
Necesitaba de ese chico cuya mirada le cautivó desde el primer momento. Lo amaba tanto que dolía, en cualquier momento su pecho estallaría por todos esos sentimientos que se acumulaban. Era difícil mantenerlos a raya y más cuando aquel chico tenía sus ojos sobre su cuerpo escudriñando cada centímetro de piel que decoraba su cuerpo. Esos ojos que solían ser tranquilos en cualquier situación, hasta que entraban al cuarto y cerraban la puerta con llave; entonces se volvían una tormenta en mar abierto. Jimin solo podía esperar naufragar en ellos.
Así se sentía la pasión de dos amantes, desbordante y llena de cambios repentinos, cuya intensidad volaba de un lado a otro, pegando más fuerte a su regreso. Era feliz dentro de esa burbuja de sensaciones que solo se expandía más y lo cegaba.
Y cuando todo terminaba, y el calor de la habitación disminuía, Jimin regresaba a su realidad. Aquellos brazos que lo protegían, se volvían fríos; el cuerpo que le brindaba calor se alejaba a pesar de seguir encima suyo; las caricias sobre su cuerpo eran torpes; aquellos labios que se habían paseado por su cuerpo y juraban amor eterno, dejaban escapar secas mentiras, y aquellos ojos rehuían de su mirada.
Por que así eran las cosas, Jimin amaba sin ser amado. Se pasaba sus días corriendo detrás de algo que jamás estaría en sus manos. Sufría de un amor no correspondido; aun así regresaba a ese cuarto, donde Jungkook era capaz de demostrarle un deseo verdadero, encendiendo cada uno de sus sentidos, dándose el lujo de sentirse amado, aunque solo fuera una farsa que su corazón maquinaba para no destruirse en el momento.
Y durante ese tiempo en el que su cuerpo era apresado por el de Jungkook, quería perderse por completo en aquellos ojos que que lo ahogaban sin oportunidad de escapar
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