Palabras de amor (M. Y. & J. H.) Suivre l’histoire

Hoseok ojeaba las páginas del libro que intentaba leer, realmente trataba de hacerlo, pero no ver a Yoongi sentado en el mismo lugar de siempre lo preocupaba. Habían pasado cerca de treinta minutos, ya debía de estar ahí; todo el tiempo llegaba a la misma hora, se acercaba al estante de libros de misterio y se centraba en leer.

Fue gracias a esos libros que más tarde Hoseok supo su nombre, Min Yoongi. Era lo único que sabía sobre él, pero no es que necesitara más.

Recordaba las palabras de su madre.

"Si realmente deseas conocer a alguien, aprende de sus gustos, ahí verás reflejado su mundo". Fue lo que hizo, gracias a aquellos libros pudo conocer más la personalidad de Yoongi, además de algún otro detalle que llegó a ver: que siempre traía una chaqueta negra con capucha (no importaba si estaba soleado), que su piel es más blanca de lo que parecía, que con sus dedos largos y finos a veces le gustaba tomar notas de sus lecturas, y que fruncía el ceño cuando algo no le agradaba.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dio cuenta del momento en que apareció al fin. Ahora se encontraba en el lugar como de costumbre. Hoseok respiró tranquilo, era maravilloso tenerlo ahí; aunque no hablaran, lo podía ver.

-Cada vez que te miro siento que muero, cada vez que te toco siento que vuelo, cada vez que no estás aquí siento que te pierdo -recitó Hoseok en voz baja y levantó la vista, encontrándose con la silueta de Yoongi, quien leía atento.

Agradecía que el contrario estuviese concentrado para que no le prestara atención. Llevaba años enamorado de aquel lindo chico. Por ello seguía asistiendo a tan lejana biblioteca a pesar de tener que recorrer media ciudad; sus padres habían decidido mudarse e incluso habían más bibliotecas cerca de su nuevo hogar, sin embargo, en ninguna estaba aquel chico.

El día siguiente ocurrió lo mismo. Hoseok estaba preocupado y sentía algo en el pecho, de seguro por las dos tazas de café que había consumido antes (ya que los exámenes se acercaban), además de que Yoongi no llegaba.

Nunca lo hizo esa tarde. Llegó el momento en que debía marcharse y no lo había podido ver como usualmente lo hacía. El primer día en que no lo observaba después de tanto tiempo.

Hoseok suspiró cansado y se marchó. Si tan sólo ya hubieran cruzado palabras, habría tenido su número y preguntaría si todo estaba bien.

Pero no tenía nada.

Los demás días no fueron diferentes, Yoongi no aparecía, no tenía nada para comunicarse o tener noticias de él. Aquello lo ponía más nervioso, no saber algo en lo absoluto.

— ¿Sabes que pasó con el chico que antes venía? — se animó a consultarlo con la joven que atendía el lugar.

Jisoo lo observó mientras ingresaba algunos datos en el ordenador.

— ¿Quién?

— ¿Yoongi? — respondió dudoso, deseaba que aquella chica supiera algo.

— Oh, veo que no te has enterado. Tuvo un accidente hace una semana, o al menos es la versión que han dado sus padres. Está internado, al parecer en estado de coma — terminó de decir la chica sin siquiera mirar a Hoseok.

— ¿Sabes... en qué hospital? — preguntó Hoseok sintiendo el aire faltar en sus pulmones.

— En el hospital privado aquí cerca.

Hoseok sólo asintió y salió a la calle rápidamente. Una ráfaga de aire golpeó su temeroso rostro y aún así, parecía insuficiente para devolverle el aliento.

Imaginar perder a Yoongi incluso antes de confesarle sus sentimientos era como morir un poco en vida.

Se marchó a su casa desconsolado, llorando de tristeza por el resto del día.

Ya tenía la razón por la que no lo había visto, al igual que el lugar.

Quizá, no obstante, podría hacer más de lo que imaginaba. Para ello, su amigo Kook le ayudaría.