Carta para un amor
A veces un par de palabras no alcanzan para expresar lo que un tímido corazón tiene para decir, en raras ocasiones hasta los instantes eternos pueden resultar breves espacios que se disipan en la infinidad de razones que tenemos de amar.
La poesía, prosa y rima pueden resultar nuestros aliados para expresar la pasión en la que la mente sumerge al cuerpo, hablar de un amor intenso y apasionado, algo loco e improvisado pero, tan real y tan genuino.
Puede ocurrir que las palabras no alcancen para mostrar la infinidad de sensaciones que puedes provocar en una mirada insensata y traviesa; en una sonrisa que deja cosquillas, debo confesar que esos momentos quisiera regalarte el mundo…
Tendría que empezar a decir que sonrío involuntariamente al verte, y no puedo no emocionarme al escucharte hablar. Escuchar que me también me envuelve en alegría para luego anhelar una oportunidad a tu lado.
Debería confesar que temo perderme por perderte o tal vez por encontrarte pero, de alguna forma me inspiras a amarte, de alguna manera me muestras cómo pensarte distinto, como quererte a la medida.
La extraña magia magnética de tus palabras o el destello alucinante de tu mirada es lo que aún no logro descifrar. Pero, sea lo que sea y tenga que ser lo afrontaré y aceptaré. Y si a mi lado estás no podría querer más.
Sí reconozco que todo esto es muy nuevo para mí ¿Te alejarás? Sentir tanto y estar tan segura, confiar en mis sentimientos cual regla empírica y simplemente amarte tanto. Amarte y expresarlo sin trabalenguas, quererte en cada circunstancia y no dejar de pensar en ti como alguien maravilloso.
Debo decir que me enamoré de un amigo, uno que nunca antes había tenido, aquel con quien mantuve largas charlas sin bostezar, el mismo que me dio el coraje para expresar, ese mismo que lo merece todo… el tiempo, el amor, las riquezas y la admiración…
Caminaba por una calle que daba a la costanera de un pueblo pescador a la orilla del mar azul, las suaves olas golpeaban con delicadeza las piedras del muro de defensa del puerto, la noche estaba tranquila, las luces titilaban y al ver una estrella fugaz pedí un deseo desde el fondo de mi corazón… deseaba ser escuchada, vista y valorada por quien había ganado ese mismo aprecio de mi parte.
Pensar en el ser amado levanta deseos insospechables, despierta sensaciones electrizantes y sonroja el corazón… Mientras evocaba hermosos recuerdos a mi mente, caminaba bordeando la costa y mirando hacia el horizonte mientras cálidos colores teñían el cielo al perderse el sol.
Al llegar al extremo del puerto tomé una de las calles que llevaba a la plaza del pueblo, las calles de adoquines me recordaban al pueblo de mi niñez donde iba saltando para no pisar las uniones o caminaba por el cordón de la calle imaginando que era malabarista.
Comenzó a oscurecer y el pueblo se encendió en las luces de sus farolas de rebordes dorados, la orquesta de la plaza comenzó a tocar y algunas parejas comenzaron a bailar alrededor, la fragancia de los nardos y los jazmines empapó el lugar rebosante de alegría, tanto que la inspiración invadió mi corazón y pensé en volver a escribir…
Palabras sin definición…
Cabizbaja mirada…
con el resiliente deseo de un camino distinto,
ante la opresión de pérfidas palabras
caigo en el más profundo suplicio.
La fatiga no alcanza para detenerme,
y el corazón clama por un futuro diferente
amarte y tenerte… no encajan completamente,
desearte y contemplarte suenan… desesperadamente.
Intrigas y das vuelta mis argumentos,
atraen tus misteriosos pensamientos
despiertas sueños y deseos,
Me envuelves en lujuriosos pensamientos.
En pocas palabras me defino,
busco expresión clara, cantidad finita de palabras
para expresar el mar que abrazas
y las ganas que frecuentemente contagias…
Eres fuente de infinita inspiración
desvelo que deja consternación,
y entre el desconsuelo y la desazón
sanas cada herida con amor.
Declaración en son de paz y sanación:
Uno podría decir que el amor es un sentimiento intrincadamente humano, que todos somos capaces de expresar en dulces palabras o nobles actos lo que palpita en nuestro pecho y revuelve nuestros pensamientos. Pero ¿Cuándo comenzamos a sentirnos así? Tal vez sea la primera vez que cruzamos miradas con la persona especial, tal vez sea cuando sentimos un deseo de compartir y cuando comenzamos a ser diligentes con la felicidad del ser amado, pero todos los casos son especiales y el mío empezó un día que no lo había imaginado, un poema, dulces palabras y el fin del egoísmo que me había acompañado....
Merci pour la lecture!
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