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Daniela Olaya


Elena una chica de 16 años tiene que sobrevivir a la persecución de su gobierno y al olvido sistemático en el que tienen sometidos a todos los habitantes de la tierra. Lo que no sabe es que esta guerra la llevara por el camino de una verdad manchada de sangre, dolor y horrores.


Science fiction Dystopie Tout public.

#rojo #empoderamiento #distopia #verdad #mentiras #rencor
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CAPITULO 1: PRELUDIO

1. Un día prometedor



Desde el pequeño escritorio de su habitación Elena de 16 años con ágil mano escribía sin saberlo la que sería una de las últimas cartas dedicadas a su padre por su cumpleaños, en el que sería el ultimo día verdaderamente feliz de su vida por mucho tiempo. Escribía esas palabras desde el lugar más apacible y cálido de su mente, recordando una y otra vez la sonrisa veraniega de su padre, sus brazos como robles y su corazón de terciopelo, ese corazón que a pesar de albergar tanto amor cada vez latía con menos fuerza.

La enfermedad de su padre no la tomó por sorpresa ya que Erem Vanhammer era conocido en el pueblo de Kahalim como el hombre más trabajador de la comunidad. Erem se levantaba antes del amanecer y llegaba a casa después del alba. Varias veces Elena lo vio fatigado después de la jornada en el campo y lo ayudaba con sus ataques que le producían un dolor insoportable en el pecho, que lo dejaba sin aliento y una sudoración excesiva; muchas veces después de los ataques ella lo reprendía pero el siempre respondía lo mismo:

- Mi pequeña Ela, si no hago este trabajo entonces, ¿Quién lo hará?

Pero un día después de una jornada de trabajo, le dio el último ataque el cual lo dejó en cama. Elena nunca habla de lo que pasó esa noche y su abuela Bertha con quien ahora vive no ha tenido la fortaleza de preguntar, pues ella sabe que los hechos del último ataque de dolor de Erem no deben ser mencionados y menos recordados.

Para Elena después de esa noche la escritura se convirtió en una forma de rememorar a su padre, el amante de la vida, el que corría en ayuda de otros, el que con una sonrisa alegraba el día de cualquiera, el padre amoroso que siempre fue y no su alter ego durmiente de la habitación de abajo.

Es por esto qué, la habitación de Ela es su lugar favorito en el mundo, en su refugio para escribir. De paredes lilas con algunas margaritas que Ela había pintado en un arrebato de romanticismo junto con su mejor amiga Nora, con una ventana grande con vista directa desde su cama a los campos de cosecha de égora pintados para este punto del año de un rojo vivo, su escritorio y a la vez biblioteca al lado izquierdo de su cama y su armario al otro lado. No tenía muchas cosas en las paredes solo dos fotos familiares una en la que aparecía con su abuela y su padre; y en la otra donde era solo una bebe y estaba con su padre.

Era la hora perfecta para escribir pues la luz del sol entraba con suavidad por su ventana, su inspiración estaba a tope pues la carta estaba casi terminada y solo había empezado hace diez minutos.

- Tal vez este día sea más emocionante que los otros, podre pasar más tiempo de la mañana con Matt y no durar tanto tiempo como siempre escribiendo la carta para papá- pensaba Ela mientras hacia el tierno dibujo de un conejo que hacia todos los años al final de la carta.

Terminada la carta la guardó en un sobre, tomó su mochila y bajo a desayunar. Ya en la cocina como todas las mañanas su abuela andaba de un lado a otro con su delantal de mariposas y flores batiendo alguna preparación, a Elena siempre le había gustado esta parte de las mañana desde que vivía con su nana. Ver a esa mujer morena, enérgica con al menos ochenta kilos encima y busto prominente, moviéndose ágilmente con un paso casi musical por toda la casa, con esas manos fuertes pero tan finas que hacían ver cualquier movimiento elegante y finalmente con sus anillos tan característicos en ella al menos tres en cada mano comentando las ultimas noticias de la comunidad y del país:

- Mí Elita esta mañana vino a visitarnos muy temprano Margo, la esposa del alcalde, no sé si te acuerdas de ella… la del cabello blanco…

- Creo que si nana, la que siempre anda tan maquillada como si fuera a ver al mismísimo rey.

- Si esa misma mi niña, pues me comento que esta misma tarde unos delegados del reino van a hacer una visita sorpresa, bueno ni tan sorpresa porque si lo sabe Margo lo sabe todo el mundo, así que por favor cancela tus planes con Matt, sé que vas a durar toda la mañana en esto de la carta y que tenías la tarde para pasarla con tu novio pero tendrán que dejar los planes para otro día, te quiero en casa.

- Tranquila nana sorprendentemente termine la carta temprano así que pasare la mañana con Maty, no te preocupes estaré justo después del almuerzo en casa.

Al terminar el desayuno Elena ansiaba un día tranquilo y feliz, sin esperar que ese fuese el fatídico día en que le arrebatarían todo lo que amaba.


2. La Carta.


06 de Febrero.

Señor, L. Maquiendo

De antemano se le avisa que la información y ordenes conferidas a usted por medio de esta carta son confidenciales, por esta razón el documento debe ser destruido al finalizar su lectura.

Objetivo: General (R) Erso Straus Vincius.

Causa: Alta traición.

Locación: Kahalim, Carretera 73, Chalet 31.

Coartada: Delgado del gobierno de su real majestad para el control de las provincias.

El objetivo debe ser eliminado y todas las posibles pruebas del hecho deben ser devastadas.

Confiamos en el cumplimiento de su labor como siempre lo ha hecho, el reino y sus habitantes agradecen su esfuerzo por mantener la paz en la nación.

Fin del comunicado.

Al terminar de leer Maquiendo quema la carta, como siempre le gusta ver la llama verde que desprenden estos decretos reales. Con el rey Almond casi no tenía que hacer este tipo de trabajos que tanto le gustaban, pero con la llegada de su hijo Tiberius, su buzón cada vez estaba más lleno.

Con este objetivo marcaba el tercero de la semana, el decimonoveno del mes y otro éxito más a su lista. Mientras se ponía el traje oficial y alistaba sus armas pensaba que tal vez podría comerse un filete después de finalizar el trabajo, después de todo se lo merecía, un buen muerto merece un buen filete.



3. La verdad


¿Es de día o tal vez noche? ¿Está despierto o dormido? No Elena había estado con él, ¿Hace una hora? ¿Hace un día?, perder todo sentido de realidad era sin duda uno de los peores síntomas de las pastillas, para él un infierno silencioso. Bertha había sido buena al conseguir las pastillas para el dolor, ella había sido buena a pesar de todas las traiciones y el dolor que él había generado a su pueblo. Prestarle su apellido, conseguirle un nuevo nombre y toda la lista de cosas ilegales que tuvo que hacer para asegurar a la supervivencia del asesino de su hermano.

Pero él sabe que en realidad lo hace por ella, por Ela. Si tan solo esa pobre niña supiera sobre su linaje manchado de sangre.

Tiene sed. Busca sobre la mesa el vaso de agua que Bertha deja cada mañana. Siente un papel sobre la mesa, es su carta de cumpleaños. Imagina la caligrafía de Elena tan dulce, los versos preciosos que debe contener, versos inmerecidos. El todo un monstro no debería merecer el amor de tan delicada flor.

Bertha entra a la habitación, él sabe que lleva en su mano de nuevo las pastillas que lo adormecen. Desearía solo un momento más de lucidez, desearía que Bertha le permitiera hablar con Ela y decirle toda la verdad.

Bertha le da las pastillas y recoge la carta de la mesa.

Ahora atraído por la oscuridad de sus sueños y en el falso día de su cumpleaños susurra su antiguo nombre: General Erso. Erso Straus.



4. El rio azul.


A Matt le gustaba ir atrás de Ela durante sus paseos en bicicleta, ver sus largas piernas pedaleando bronceadas por el sol, esas piernas largas que hacían ver majestuoso a su cuerpo de 1’70 de estatura. No es que Matt estuviera con Ela solo por su aspecto físico claro que no, pero sus labios carnosos rojos, sus ojos con cierto brillo dorado que la diferenciaban de los demás, su rostro ligeramente ovalado, su sonrisa brillante, su cuello elegantemente largo y finalmente su piel color canela claro la hacían una de las chicas más lindas de Kahalim.

- Vamos Matt no te entretengas en el camino.- Dijo Elena sacándolo de sus pensamientos.

- Perdón me desconcentre. – le contesta Matt acompañado de una sonrisa.

Ya nadie recordaba el nombre real del rio así que lo bautizaron rio azul por las flores azules que había en su orilla. Ese rio había presenciado muchos amores entre ellos los de Ela y Matt, allí tuvieron su primera cita y su primer beso.

Después de nadar un rato, ya acostados en el césped cerca a la orilla Ela miro detalladamente el rostro de Maty, su nariz era pequeña y respingada, sus pestañas largas, y sus ojos castaños tan oscuros que parecían negros, su cabello era lacio y suave, ella pasa su mano por el y ve la sonrisa que completa su cara de galán, así que se acerca a él y lo besa.

5. La misión.

- No será sencillo, habrá agentes del gobierno por todos lados, y según nuestro informante llevan bastantes cargas del químico. ¿Estás seguro que puedes con la misión?- La General Selena hablaba con seriedad, y aunque sabía que uno de sus agentes más virtuosos Sebastián lo logaría quería asegurase que estuviera listo.

- ¿A caso no confías en el agente que tú misma entrenaste?- responde Sebastián en tono sarcástico.

- Eres un engreído- afirma Selena con una sonrisa, y con un tono serio continua - Pero eres el mejor. Recuerda salva a la chica.

- …y a Bertha

- Ya hablamos de esto Sebs, solo si es posible podrás salvarla.

- Confíe en mí, sé que lo lograré general.

Y al terminar la frase Sebastián da media vuelta y sale de la oficina. El trato de sonar confiado con la General, puesto que si ella escuchaba solo un poco de duda en su voz mandaría a otro en su lugar, pero él quería esa misión, la necesitaba. Después de todo estaba en deuda con Bertha había salvado a su familia y por otro lado, le daba curiosidad ver el rostro de La Heredera.

Así que Sebastián no perdió más el tiempo, tomó todo su equipo y salió rumbo a Kahalim, tenia que impedir una tragedia.

2 Février 2021 12:07 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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