whxba- willa jung

「a jinsu fanfiction」 Seokjin ya no ama a Yoongi, así que decide abandonarlo por la noche, pero éste despierta y le pide un último favor antes de que se vaya. ⋆ queda prohibida cualquier tipo de copia o adaptación de esta obra. ⋆ whxba | 2022 ⋆


Fanfiction Groupes/Chanteurs Interdit aux moins de 18 ans.

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⇝ do me a favor

Quizás jamás lo amó.

Quizás jamás debió marcar al omega luego de una noche loca de la que sólo recuerda el olor a sudor, alcohol y sexo; de la que sólo recuerda los constantes y suaves lloriqueos del bonito omega por estar teniendo su primera vez con un alfa tan descuidado como lo era Jin.

Seokjin no recuerda si le preparó, si le acarició o si le besó un poco, siquiera; sólo el sexo, el alcohol, los lloriqueos y la marca que los ató.

Quizás jamás debió pedirle al omega (de la forma más ridícula en el mundo) que fuera su pareja o jurarle que aprendería amarlo, aunque sabía que no podría, ya que él no era esa clase de alfa.

Y quizás jamás debió mudarse con él, luego de un año juntos, prometiendo bajarle la luna, si Yoongi se lo pedía.

Toda su relación, esos tres años junto al lindo omega, se resumían en un «Quizás jamás debí conocerte», pero hoy es el día (más bien, la noche) en que recuperará todos sus años perdidos por esa mierda de relación. Hoy dejará atrás a Yoongi y a todo lo que viene con él.

O, bueno, se supone que debía ser así.

— ¿Alfa? — el omega enciende la luz del velador sobre la mesita a su lado y mira extrañado la figura de su mayor —. ¿Por qué tienes una maleta? ¿Nos vamos?

Seokjin se congela al oírlo, mientras que Yoongi le sonríe al recordar la promesa que Seokjin le hizo hacía algunos meses: «Mi lindo omega, nos mudarémos a Seúl pronto y tendremos una mejor vida allí. Es una promesa», pero ver que éste está abrumado, aturdido, al ser descubierto le hace sentir mucho más confundido y preocupado.

¿Qué es lo que está pasando?

— Ya no hay un nosotros, Yoongi. — Jin le dice con el corazón en la boca —. Me iré a Seúl esta misma noche. Solo.

A Yoongi se le seca la garganta. Y, en su interior, ruega haber oído mal.

— ¿Qué?

— Lo siento, Yoonie. La decisión ha sido tomada hace una semana — Jin se alza de hombros de manera despreocupada, fingiendo que no le duele ver a su novio tan triste —. Romperé el lazo esta noche y espero, de corazón, que sobrevivas.

Uh.

El omega le mira con incredulidad, no pudiendo reaccionar ante la huida tan cobarde de Seokjin: a mitad de la noche, con un gran bolso en manos y creyendo tontamente que Yoongi estaba dormido.

Es desconcertante.

Seokjin debió suponer que su Omega se despertaría ni bien le sintiera lejos de la cama. Siempre lo hace. Es su instinto.

Porque Yoongi sí lo ama.

— ¿Por qué? — pregunta, incrédulo, no pudiendo formular algo más.

El alfa se tensa, mordiéndose el interior de las mejillas, mas no le responde. Se queda ahí, frente a la puerta, de espalda al omega, sintiéndose derrotado.

— Creí... Creí que éramos felices, Jinnie. — el omega dice, puchereando, aunque el alfa, su Alfa, no puede verlo. Y la voz le tiembla cuando intenta seguir —. Yo creí... Creí... — la garganta se le seca.

Y es que la parte humana de Yoongi aún no puede reaccionar, pues siente, muy en el fondo, que está soñando; pero su parte animal, su sensible lobito omega, por el contrario, se siente entrar poco a poco en pánico. Y la marca le duele, casi que le arde, cuando gime hacia el alfa y éste no se da la vuelta para consolarlo.

Todo esto es real.

— Alfa — le llama, ahogado, y se pone de rodillas frente a la cama, suplicando. — Yo creí... — de nuevo, no puede seguir diciendo. En cambio coge una bocanada de aire, buscando sacar las palabras, sus sentimientos, su dolor, fuera de sí.

El alfa, su Alfa, no puede estar hablando en serio. Yoongi se niega. No, no, no.

Por favor, no.

— Hace u-un... un año — susurra, sus ojitos comenzado a aguarse por toda la impotencia que siente, por el dolor —. Hace un a-año, luego d-de nuestra gran pelea y ruptura, d-dijiste que tu lobo me a-amaría nuevamente, y y-yo me esforcé mucho p-para que así fuera. Dijiste que lo-lo estaba con-consiguiendo, que nos pe-per-pertenecíamos — Yoongi solloza, haciéndole aún más pucheros —. ¿Qué pasó c-con todo eso, Al-Alfa? — se queja. — ¿N-No lo conseguí? ¿Me me-mentiste?

Seokjin aprieta los labios en una fina línea, no tiene el valor suficiente para mirar los ojos tristes del lindo y tierno omega que tiene como pareja, no puede simplemente mirarlo y ser tan cruel, tan sincero que podría matarlo por el dolor en su corazón.

Por eso, iba a irse cuando él no le viera.

— ¿Haz dejado d-de quererme? — duda.

Y Jin suelta la maleta cuando escucha al omega soltar su primer y más doloroso llanto ahogado de la noche tras la falta de respuesta. Pero deben creerle, Jin de verdad intentó amar a Yoongi, intentó durante todos esos años hacer que su corazón latiera acelerado tan sólo por pensar en su pareja, que su lobo alfa muriera de amor de tan sólo sentir el lazo que tenía con Yoongi y que todos sus pensamientos fuesen sobre éste, más no le funcionó. Su lobo y su corazoncito se niegan a amar al omega — aún si, por obvias razones, le tienen aprecio —, y él no puede cambiar eso.

Se ha rendido hace meses.

— ¿Siquiera m-me haz que-querido? — reclama, bajando los hombros, dejando su pecho y su corazón expuestos ante el alfa, a merced del alfa.

Yoongi sólo quiere la verdad.

— Lo siento, Yoongi.

Sólo que Jin no se la da directamente.

— En verdad lo siento — vuelve a decir, sonando mucho más arrepentido de lo que realmente se siente —. Créeme que lo intenté — murmura, dando la vuelta para mirarlo a los ojos.

Y Yoongi no se controla cuando le lanza un cojín a la cabeza en un desesperado intento por hacerle saber cuánto le está lastimando, agradeciendo que Jin no se mueva para esquivarlo. Honestamente, es lo mínimo que puede hacer.

— ¡Tres años, Alfa! — Yoongi le grita, le reclama, con voz rota —. ¡Te he amado con todo lo que soy durante tres años! ¡Saqué todo el amor que había en mí para mantener a flote esta relación ¿y así es como termina?! ¿Te vas como un cobarde? ¿Sin ninguna explicación?

Seokjin traga seco.

— No sé qué quieres que te diga, Yoongi — admite, derrotado, acercándosele un poco al borde de la espaciosa cama que compartían —. Lo siento por no amarte como tú lo haces, por haberte mentido durante tantos años. Realmente intenté. Es momento de pensar en mí.

Ouh.

Yoongi siente que se le parte el corazón cada vez un poco más a medida que el alfa le habla, y los ojos se le vuelven a aguar, su lobo listo para llorarle, para suplicarle, pero — por primera vez — no quiere mostrarse débil ante Seokjin. Sollozar no hará que él se quede, nada lo hará, y Yoongi debe mantener, por lo menos, un poquito de dignidad.

— Vete a la mierda, Alfa — escupe con furia, no pudiendo evitar llamarle de ésa forma. — Eres de lo peor — ruge al recordar el día anterior, la manera en que Jin le besó todo el rostro antes de dormir una siesta, susurrándole por lo bajo que lo amaba con locura, que iba a amarlo de por vida —. Dejándome así: sin ninguna explicación y con muchos recuerdos a base de mentiras. ¿Cómo es que puedes seguir viviendo con eso?

Seokjin no responde. ¿Qué puede decir, después de todo? ¿Qué defensa tiene? Él sabe que estuvo mal al mentir, mas ¿qué otra alternativa tenía? Había marcado a un dulce lobo omega que no conocía, los había condenado a ambos y una vez que el menor se encariñó con él, ¿cómo Jin podía romperle el corazón? Debía, por lo menos, intentar amarlo. Sólo que, de nuevo, no le funcionó.

Es por eso, que ahora a Jin se le rompe el corazón cuando escucha los reclamos de Yoongi. Porque lo quiere, pero no de la misma manera en que el dulce omega lo hace, y eso le entristece, le hace sentir como un grandísimo idiota.

¿Cómo es que esperó tanto?

— Lo siento, Yoonie — murmura —. Si tan sólo pudiera volver el tiempo atrás para cambiar cómo se dio todo, lo haría — le confiesa.

«Empezaría por jamás haberte invitado a bailar, a beber una copa juntos, y luego aceptar tu propuesta», omite decir.

— Pero ya es tarde y no queda un poco de decencia en mí como para irme por esa puerta sin que me odies.

El omega quiere golpear al alfa y luego golpearse a sí mismo con muucha más fuerza, porque ¿cómo es que su lobito sigue sintiendo lástima por el alfa que los está abandonando? ¿Tan tonto es?

— Te odio — Yoongi dice, aunque ambos saben que no es así. No hay espacio para el odio en un corazón tan dulce, bueno.

— Lo sé — aún así, Jin responde — y lo siento, Yoonie. Te quiero, en verdad lo hago, pero no de esta manera.

Y, a pesar de que Yoongi hace lo posible para evitarlo, su pequeño lobo empieza a lloriquear en un llamado desesperado por el alfa, por su Alfa, por su pareja. Es una súplica casi silenciosa para que no le deje, para que no le rompa el corazón de esa manera, y el lobo de Jin, a pesar de todo, de querer irse, le contesta igual de dolido.

Porque Yoongi, a pesar de todo, es su pareja, su Omega, y el lobo alfa en Jin está acostumbrado a eso: a tenerlo, a estar a su lado, pese a que no lo ama.

A Yoongi, honestamente, aquello le rompe aún más.

— Lo siento — Jin vuelve a decir, y esta vez ya no sabe si es capaz de pasar un segundo más allí —. En serio lo siento —hace una reverencia, intentando que no sólo el lobo de Yoongi le perdone por lo que está haciendo, sino también el suyo.

Jin debe irse de allí. Ya no lo soporta. Él merece poder amar. Yoongi merece que le amen con la misma intensidad. No es justo para ninguno vivir así.

Y, mierda, Yoongi lo sabe, pero ¿por qué es tan difícil que el alfa lo ame sólo a él?

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

¿Por qué Jin no le ama como él lo ama?

Yoongi está tan desesperado que olvida todo su enojo por un momento, dejando que su lado animal tome el control. O, al menos, que lo intente. Y es casi patético, humillante, pero no lo detiene.

— Por favor, no me dejes — el omega le suplica. — Pu-Puedo soportarlo. Yo... Yo te espero, Alfa. De verdad. Sólo... no me dejes — solloza, puchereando, mientras le hace una reverencia exagerada, todo de sí mostrándose aún más indefenso y débil de lo que ya lo es.

Porque Yoongi no cree poder vivir sin él y Seokjin no puede con eso.

— Sé fuerte — murmura, cerrando los ojos.

— Por favor... — le ruega, sollozando —. Por favor, Alfa. Yo te espero. Yo nos amo mientras tanto — susurra, desesperado.

Seokjin niega, elevando el rostro hacia el techo para tragarse todas las lágrimas y la tristeza que le causa ver a Yoongi de esa manera. Y, cuando se recompone, se inclina hacia el débil omega para posar un suave beso en su frente, pero éste se niega. A Yoongi no le gusta aquello.

— No — ruega, gimoteando —. No, Jin.

Yoongi no quiere que su Alfa se vaya.

Por favor, que no se vaya.

— No puedo hacernos esto, Omega. Ya no — Seokjin intenta razonar, pero el omega no entiende.

Y entre más escucha al alfa, más se desespera, más se humilla, más le pide...

— Por favor — suplica, mirándolo con los ojos llorosos y un triste puchero en sus delgados labios. — Hyungie, no-

— Yoongi, no — Seokjin le corta.

Y el omega recurre a lo último que se le ocurre para retenerlo un poco más a su lado, pues, quizás así, Seokjin cambie de opinión.

— Regálame una última noche — pide, desesperado, mientras toma una de las manos del alfa, adorando lo sanador que es para su corazón ese débil tacto.

Seokjin no tiene corazón para apartarlo.

— ¿Disculpa? — pregunta, no creyendo lo que oye.

— Antes de qu-que te vayas, r-regálame una última no-noche. Por favor, A-Alfa.

Oh.

A Seokjin le da un vuelco el corazón.

— Yoongi, yo no... — el alfa pierde la voz lentamente, su consciencia pidiéndole a gritos ser más considerado, hacer que el dulce omega entre en razón, mas de otra forma — No puede hacerte esto, corazón — se disculpa, acariciándole la mejilla.

El omega se aferra a su débil toque, inclinándose para recibir un poco más.

— Por favor — le ruega —. Por favor, Alfa, miénteme una vez más — susurra.

Y Seokjin se siente es ser más horrible y despreciable al ser el causante de todo eso, por estar viendo cómo Min Yoongi, el omega que jamás ruega nada a nadie, le suplica, ya sin fuerzas, que le mienta una última vez. Como siempre lo hizo. Así que, preso de la culpabilidad que le carcome el fondo de su mente, asiente lentamente. Le mira y acepta su última petición. Es lo mínimo que puede hacer.

— Está bien — murmura.

Oh.

El omega le observa, atónito.

— Te daré una última noche, amor —le susurra mientras se va acercando a los labios del omega, dispuesto a besarlos con suavidad. — Te haré mío otra vez.

Y eso es todo lo que Yoongi quiere.

Seokjin lo hace incorporarse un poco, aunque aún manteniéndose de rodillas frente a él, y el omega lloriquea cuando siente la primer caricia en su pequeñita cintura, la suave presión que ejercen los dedos del mayor contra su piel cubierta, en aquel lugar donde Yoongi siempre es y fue sensible. Porque él lo conoce bien y Yoongi se desarma ante su toque.

Por eso, cuando el alfa se inclina hacia sus labios, manteniendo las caricias en su cintura, y respira aire caliente sobre los suyos antes de besarlo, Yoongi llora, permitiendo que el alfa atrape todos sus sollozos en aquel dulce e inocente beso, en aquellos picoteos que pronto Jin se encarga de reemplazar por un beso más intenso, más profundo, más húmedo; y Yoongi se permite ser llevado a ese lindo mundo en donde se siente amado por el alfa, su Alfa. Un mundo que está a punto de romperse en mil pedazos, con grietas profundas por donde se lo mire, pero el omega prefiere no pensar en eso.

— Shh — Seokjin sisea. — Te tengo.

Y Yoongi tiembla cuando las manos del alfa se adentran debajo de su camiseta le acarician la pancita algo gordita con dulzura, como solía hacerlo cada que le susurraba un «Aquí tendremos a nuestro cachorrito, corazón. ¿Puedes creerlo?»

Al omega se le oprime el corazón.

— Alfa está aquí — murmura.

El menor suspira contra los labios del hyung, sintiendo la piel poniéndosele china cuando los dedos de Jin suben a sus pezones para rozarlos, acariciarlos y apretarlos con suavidad, dejándolos duros, sensibles, al tacto, incluso si sólo es el roce de la camiseta que el omega lleva puesta. Y Yoongi se muerde el labio inferior, temblando mientras Seokjin le besa el rostro y le acaricia, soportando los lloriqueos agonizantes que quieren escapar de sus labios por saber que eso que para Jin no es más que una mentira, casi una tortura, para él es el acto más íntimo, amoroso y verdadero de todo el mundo.

¿Jin siempre se sintió así de obligado y torturado con él?

Yoongi se queja entre gimoteos.

— No pienses más, por favor — Jin le pide —. Déjame reparar tu corazoncito, mi amor — suplica el alfa, sintiendo en su corazón lo triste que está su Omega.

Si tan sólo hubiese tenido los cojones para romper el lazo desde el primer momento...

— Sí. Sí, lo siento — el omega se limpia las lágrimas que inundan sus mejillas y le sonríe falsamente al mayor.

Al alfa se le oprime el corazón.

— Te ves hermoso — murmura.

Y Yoongi sabe que no miente, pues, sólo cuando Jin le dice que es hermoso, su lobo no se siente traicionado. Al menos, en eso es sincero.

— No más que tú.

— Siempre te ves mucho más hermoso que yo, Omega.

Y Yoongi hace pucheros cuando Seokjin lo recuesta suavemente en la cama para besarle en el vientre, reafirmando una vez más lo bello que es. Porque Yoongi es hermoso y el alfa puede reconocerlo a pesar de no amarlo.

Seokjin le desviste con lentitud, como al omega le gusta, y le besa el torso como si fuese la más preciosa obra de arte de el mundo entero. Jin le hace sentir amado entre besos y caricias, entre confesiones secretas acerca de cuánto lo quiere, y el menor poco a poco se siente derretir, se siente entregarse sin más ante su Alfa.

Porque Jin siempre ha tenido ese efecto en él.

Poco a poco, la poca la ropa comienza a estorbarles, así que el alfa se encarga de desnudarse y desnudarle, quedando los dos expuestos, a merced, ante el otro. Y, por millonésima vez en años, Seokjin se permite cuestionarse, reclamarse, el por qué no es capaz de amar a un omega tan lindo, por dentro y por fuera, como lo es Yoongi. ¿Qué es lo que al alfa le prohíbe enamorarse de su dongsaeng?

Por millonésima vez, Jin no tiene una respuesta.

Ignorando el rumbo de sus sentimientos y pensamientos, el alfa lleva la polla del menor a la boca, chupando lento toda la extensión, no tardando en engullirla al tiempo en que masturba lo que no llega a cubrir; y los gemidos suaves de Yoongi no se hacen esperar, rogar, despertando lentamente la flacida polla del alfa para ponerlo alerta. Su mano libre se adentra con curiosidad (a pesar de que conoce la zona de memoria) entre las piernas del bonito omega hasta dar con la entrada lubricada y tarda en adentrar el primer dedo, provocando que Yoongi gimotee y se restuerza ante la sensación, tomando el cabello del alfa para obligarlo a hacer más rápidos los movimientos en torno a su pene. Y gime. Gime alto, ronco y muy fuerte, consciente de que debe disfrutar de esa última vez que se le ha concedido tanto como le es posible porque Seokjin ya no será suyo —o fingirá serlo— luego de dejar un último y doloroso beso en sus labios mientras le acurruca para que se duerma.

Un segundo dedo se abre paso en su entrada y Yoongi siente que su corazón deja de latir. Sabe que el alfa no tardará mucho en terminar de prepararlo para adentrarse en él, follándolo como sólo él sabe hacerlo. Y, honestamente, el omega no quiere que acabe. Por primera vez, él odia que Jin sepa cuán ansioso es y haga todo de manera rápida, pero sin perder el toque suave, para estar dentro de él cuanto antes.

Hace que no pueda concentrarse.

— ¿Listo, corazón? — el alfa pregunta.

Yoongi se derrite ante el apodo.

— Sí, Alfa — murmura con voz chiquita.

Y, entonces, todo pasa en cuestión de segundos para Yoongi, y no es capaz de disfrutar del acto de manera apropiada, pues su mente le tortura y, cada que el omega cierra los ojos por el placer que las suaves embestidas le hacen sentir, le recuerda incontables veces la casi huida de Jin, el momento exacto en que vio a su Alfa decepcionado de sí mismo por ser descubierto y no por romperle en mil pedazos. Le recuerda que el alfa lo quiere, pero no de esa manera.

Yoongi llora.

Llora como no se lo estuvo permitiendo.

Llora como si fuese un pequeño que pierde a su madre en el supermercado.

Llora como si la oscuridad abrumadora y el miedo irracional se hiciese presente en todo su cuerpo para quitarle el aire.

Llora como si la vida se le fuese en ello.

Literalmente.

Jin lo embiste con lentitud, intentando transmitir un amor que no siente, pero que está acostumbrado a fingir, y Yoongi no sabe qué hacer con todo ello. Así que cuando siente el orgasmo llegar, Yoongi se resigna a su nueva realidad, al nuevo dolor que le va a seguir por días antes de morir finalmente.

Porque un lazo roto acabará con él.

El alfa anuda en su interior como de costumbre y el omega le acaricia la espalda en recompensa. Y, mientras esperan a que baje el nudo, Seokjin le mordisquea y besa en el cuello, le dice frases que le rompen el corazón, pero a la vez se lo reconstruyen. Y Yoongi sabe que su corazón es tan tonto por creerle.

— Mío — Jin reclama con voz ronca, gruñendo contra su fuente de aroma —. Eres sólo mío, Yoongi. Me perteneces y yo te pertenezco.

Y, a pesar de que sabe que no debe decirlo, Yoongi formula aquellas tres palabras con todo el amor que tiene en el fondo de su ser, ese amor con el que estuvo sosteniendo aquella relación por tantos años:

— Te amo, hyung.

Seokjin le sonríe sin mostrar los dientes.

— Yo también te amo, Yoonie.

Y se besan como si la vida se les fuese en eso. Jin puede sentir las lágrimas saladas colarse en el dulce beso, pero realmente ya no le importa. Su nudo está llegando a su fin, trayendo consigo la tan ansiada libertad, y ya no va a permitir que todo a su alrededor (Yoongi) detenga su ida.

El omega lo sabe de sobra. Por eso, no se queja cuando Seokjin le dice:

— Ya es tiempo, amor — murmura en sus labios, acariciando las puntas de sus narices en un beso esquimal —. Debes ir a dormir.

Yoongi se muerde el labio, queriendo sollozar, mas no haciéndolo. ¿Qué va a ganar, aparte de humillarse frente a el alfa que no le ama?

— ¿Puedes...? — la pregunta muere en el aire, pero el alfa entiende lo que quiere.

— Claro que sí.

SeokJin junta las mantas del suelo para cubrir el pequeño cuerpo del omega, le besa en los labios y le susurra que todo estará bien, que sólo debe descansar. Y una vez que Yoongi cierra los ojos, Jin empieza a vestirse, no tardando mucho en coger su valija, listo para irse, mas se detiene junto a la puerta del cuarto para mirar hacia la cama, hacia el omega que está dejando atrás. Y Jin no se siente mal por elegir su felicidad.

— Adiós, Omega. Sé feliz — murmura.

Y, sólo cuando está seguro de que el alfa se ha ido, Yoongi abre los ojos, haciendo su cuerpo una bolita debajo de todas las mantas, abrazando sus piernas mientras se impregna del aroma que Jin dejó en la cama, del recuerdo, del sentimiento que fingió tener por él.

Es lo único que queda de su Alfa.

Y Yoongi está tan dolido, que empieza a llorar otra vez, sintiendo que la marca en su cuello le está matando sólo por la lejanía con el alfa que ama. La vida se le escapa por entre los dedos y Yoongi todo lo que hace es llorar.

Porque su relación acabó sin haber iniciado y ahora son su corazón y su lobo quienes están acabados.

1 Février 2021 06:47 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
8
La fin

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willa jung jung hoseok lo arruinó para todos los demás. wttpd: whxba- inkitt: whxba

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