●Antes de empezar●
Esta historia esta dentro del universo de "Tetitas", puede considerarse una segunda parte. Aún así no es necesario leer el primer Os para entenderlo.
Omorashi: parafilia de origen japonés relacionada con la incontinencia urinaria.
El sonido lejano del llanto de su hijo le hacía removerse sobre el colchón, era de madrugada y lo último que quería era levantarse de la cómoda cama, inhalo el rico aroma a malvavisco de su omega, sintiendo la ausencia del cuerpo cálido, con movimientos torpes se acomodo para sentarse, frotando sus ojos, intentando enfocar su vista y agudizando su oído para escuchar los gritos del pequeño bebé. Dio un brinco para salir de su comodidad y caminar al cuarto donde debía estar su familia.
El alfa ahora rubio se recargo en el umbral de la puerta, viendo al castaño mecer al pequeño entre sus brazos, intentando que el bebé se durmiera, quiso reír por los intentos de Taehyung en dormir a ese tramposo, parecía que conocía mejor a su hijo, pues Jungkook tenía claro que Jihoon no se dormiría hasta tener uno de los pezones del omega dentro de su boca, sacando la rica y calientita lechita que a él se le negaba. Bufó, como extrañaba chupara las tetas de Taehyung, pero entendía que ahora todo el líquido de aroma exquisito debía ser para su hijo.
— Amor, sabes que no dormirá hasta que le des pecho. — dijo Jungkook mientras abrazaba a su omega, dejando un beso sobre el cuello moreno, aún no tenía la marca que tanto deseaba, pero habían prometido unirse al siguiente celo, cuando el castaño volviera a sentirse listo para intimar.
Después de dar a luz a Jihoon, la seguridad y autoestima de Taehyung se había tambaleado, el omega hermoso alegaba que su cuerpo había cambiado, que ya no sería tan atractivo para el alfa, estrías sobre sus nalgas y abdomen, aún mantenía un bultito que no se iba por más que intentaba, eso y el pequeño detalle que no se animaba a confesar a Jungkook. Un conjunto de inseguridades que le llevaron a ocultarse tras prendas holgadas, lo que el castaño no sabía era que para el rubio no existía ser más perfecto que él.
Jungkook admiraba como Taehyung había pujado por horas hasta liberar a su niño amado, como su cuerpo era el de un guerrero, lo que su omega consideraba cicatrices espantosas, para él solo eran recuerdos de la dura batalla, lo amaba con locura, ver las caderas rellenitas, palpar el bultito sobre el abdomen, las piernas gruesas, los pechos firmes e inflados, y ese sensual trasero enorme. El alfa no comprendía porque el castaño no veía lo precioso que se había puesto después del parto.
El alfa intentó bajar su mano a las nalgas del omega, pero un brinco del contrario impidió que su objetivo fuera realizado.
— Tienes razón, Jungkookie, le daré pecho a Jihoonie para que se duerma. — se separó del rubio para sentarse en el sillón, abriendo los botones de su camisa para liberar un pezón, dejando que el bebé abriera su boquita lista para mamar. Todo bajo la atenta mirada del alfa. — Si quieres vuelve a la cama, yo iré en un rato. — dijo con la cabeza gacha.
No entendía porque Taehyung siempre lo alejaba cuando intentaba tocarlo, soltó el aire molesto, buscando relajarse antes de hablar, no quería arruinar las cosas con su pareja, no cuando estaban a poco tiempo de que sus celos llegaran y por fin pudieran unirse. Se acercó al castaño para liberar un poco de su aroma chocolate y ayudar a adormecer a su hijo, dejo un beso sobre la frente del omega y acarició las mejillas.
— No se porque me alejas, pero enserio me gustaría que aclaremos todo antes de unirnos. Yo te amo a ti y a Jihoon, no quiero perderlos. — confesó el alfa, recibiendo solo un asentimiento por parte del omega.
Jungkook salió de la habitación decepcionado, un miedo irracional a que Taehyung se fuera junto a Jihoon le hizo dar vueltas por la cama, miles de dudas crecieron en su cabeza, pensando que tal vez el alfa que embarazo al castaño había regresado, listo para quitárselo junto con su hijo, porque para el rubio, el pequeño de cabello oscuro era su hijo, no importaba si no llevaba su sangre. Hace casi 6 meses que su lobo y él lo habían aceptado, en aquel consultorio de su hermano, el omega en ese entonces embarazado era su destinado.
Luego de varios intentos y la ausencia del omega, Jungkook logró dormirse, se mantenía acurrucado abrazando la almohada con el aroma dulce, su sueño ligero se vio interrumpido por un sonido en el baño, con pereza se levantó en silencio, bostezando se acercó a donde provenía la luz, esperando toparse con todo menos con la escena que le esperaba.
Dentro del baño se encontraba Taehyung, maldiciendo por lo bajo, sus pantalones cortos de pijama empapados, una vez más.
— ¡Mierda, mierda! No otra vez. — decía el castaño mientras bajaba la prenda mojada — Que demonios, no puede ser que no pueda controlar esto. — lloriqueo.
Su pequeño secreto estaba siendo revelado al alfa sin que pudiera notarlo. Después de parir a Jihoon, su cuerpo había cambiado, no solo eran las estrías y estados de ánimo, también estaba esa incontinencia urinaria. Le apenaba a más no poder, decirle a Jungkook que se meaba sin control era algo que no le hacía gracia, no quería confesar que por eso se alejaba, temeroso de orinarse sin poder controlarlo cerca del alfa. El omega pateó su pijama y calzón orinado, se sentó sobre el inodoro con sus partes íntimas al aire, llorando sin control, estaba seguro que cuando llegara el celo tendría que negarse, no podía arriesgarse a orinar sobre Jungkook en ese momento tan sagrado.
Lo que el omega castaño no notaba por estar llorando, era al alfa sonriente y excitado que miraba a distancia, el pene hinchado saludando por encima del pantalón pijama, las pupilas dilatas y el aroma a excitación comenzado a expandirse, fue ahí cuando Taehyung noto que no estaba solo en la habitación, quiso esconder su ropa orinada, pero en cortos pasos Jungkook estaba frente a él. Era el momento de confesar.
— Yo puedo explicarlo — comenzó a decir el omega — Sé que esto es asqueroso, pero te juro que no es intencional, mi vejiga está incontrolable y yo no puedo evitarlo…
La voz de su omega fue desplazada pues el alfa solo podía concentrarse en ver esas pequeñas gotitas del líquido escurrir por el pene de su chico, resbalando al interior de sus muslos, haciendo un pequeño rio que él deseaba probar, podía ser asqueroso para otros, pero para Jungkook no existía algo más excitante que probar el sabor de su omega. Subió su mirada al menor, solo usando esa camisa de algodón blanca, dejando a la vista las tetitas hinchadas, seguramente vacías de leche por la boca de su hijo, la pelvis sin depilar, los vellos rizados intentando cubrir esa ricura que anhelaba chupar, y luego estaban esas marcas sobre la piel que hacían de Taehyung toda una obra de arte.
No pudo contenerse más, se arrodilló hasta tener la pelvis de Taehyung justo en su cara, y aunque el castaño quiso evitarlo, el alfa metió de forma veloz el miembro salado del omega en su boca, chupó con fuerza, succiono con vigor de aquel glande, quería escurrir hasta la mínima gota en su garganta, mientras que sus dedos yacían sobre las nalgas esponjosas de su chico, abrió y separó los glúteos, sintió en segundos sus dedos empaparse del lubricante ajeno, escuchaba los gemidos del omega, perlas viscosas escurrian hasta sus palmas, sus puntas se adentraron a la hendidura dilatada de forma natural ¡Bendita Luna! apenas el calor ajeno abrazó sus falanges, un ritmo acelerado inició.
Blop. Blop. Blop.
El sonido chicloso llenó los oídos del alfa, su lengua palpando una mezcla salina y dulzuna, su verga aumentando a tal grado que podía hacer un nudo sin estar dentro del omega. Era demasiado, y sabía que no era el único sobrepasado, Taehyung explotó en un violento orgasmo, el culo de este engullendo sus dedos a la par que su boca se inundó del líquido blanquecino y a su vez corrompido por gotitas mielosas de un sabor extravagante. Era puro semen y orín bajando por su garganta.
Quería más.
— ¡Bendita sea la madre Luna! — dijo Jungkook antes de pasar su lengua entre los muslos del menor, con la punta de su músculo húmedo delineando los testículos contrarios, sus falanges aun dentro del culo apretado del castaño. — Mi amor, no sabes lo perfecto que eres, quiero follarte, sentir tu calor enrollando mi verga — subía su boca hacia su abdomen, con sus dedos dentro del omega, lo impulsó a pegarse contra el. — Me excitas tanto, todo tu eres una cosita sucia que me ínsita a tomarte.
— Jungkook — gimió el omega, echando su cabeza atrás, su cuerpo reaccionando a los besos y caricias de su alfa. — Amor, no, por favor… me veo mal, estoy sucio, me orine…
Sus palabras no iban acorde a sus acciones, aunque pedía porque el alfa se detuviera, sus caderas se mecían hacia adelante, buscando recibir la boca ansiosa del mayor, tomó un puñado de cabellos rubios entre sus manos, jalando, gimiendo con labios sellados, incapaz de perturbar los oídos de su bebito. Su entrada fue liberada, sintiendo el aire frío en su culo dilatado, Jungkook lo cogió por los muslos para levantarlo, su cuerpo fue dejado con rapidez sobre la cama, sus piernas abiertas, su camisa desabotonada, sus duros pezones oscuros segregaban leche blanca, escurriendo por su abdomen semi abultado, la mirada filosa del alfa le incito a separar más sus piernas dejando a la vista su ano listo para ser atacado.
— ¿Esto es lo que no querías que viera? — cuestionó el alfa rubio, deshaciéndose de sus prendas, aventando su pijama, liberando su pene erecto, la larga vena que recorría el tronco lista para que la boquita rosadita le besara, sus testículos cargados y duros le hacían sobre estimularse con el simple roce al caminar. Subió a la cama, tomando uno de los pies, introduciendo los dedos, chupando mientras veía el lubricante emanar de la entrada, chorros dulces inundaban la habitación.
— A-amor, por favor, no sigas, cuando comienzo a excitarme no puedo controlar las ganas de orinar — suplico el menor, al sentir todo juntarse, una capa de sudor se hacía presente sobre él, su culo liberando lubricante en grandes cantidades.
Claro que no quería que Jungkook se enterara de su incontinencia urinaria, que lo viera orinándose a sí mismo, se imaginaba al alfa rubio haciendo una mueca de asco al ver tal escena, por eso se había estado separando del mayor, tratando de evitar algún accidente que lo arruinara, pero nunca creyó que, de todas sus ideas, terminará sobre la cama con las piernas abiertas, el rubio entre sus piernas y él con unas incontrolables ganas de orinarle. Sabia que era extraño, incluso algo demasiado asqueroso, pero joder que su culo palpitaba de placer al imaginarlo.
— ¡Shh! Me privas de tomar lo que me pertenece por un largo tiempo y todo por algo como esto — dijo mientras tomaba su virilidad con una mano, masturbando, dejando que gotas a perladas brincaran sobre la capa de vello púbico del contrario. — Escondiendo esa rica forma en que tu cuerpo se libera — mordió sus labios al recordar lo mucho que se excito al ver a Taehyung orinándose a sí mismo, como el chorro amarillento bajaba por los muslos, creando miles de escenas explícitas y prohibidas en su cabeza, una lluvia dorada sobre él era lo que anhelaba.
Jungkook subió hasta estamparse con los labios de su omega, intercambiando saliva, el sabor de la mezcla que probó minutos atrás juntándose en las bocas, su pene hinchado se restregaba contra el abdomen de Taehyung, su liquido pre seminal dejando un rastro largo, expulsando por montones feromonas cargadas del aroma a chocolate, sus dedos contorneando el culo del menor, entrando y saliendo, creando un sonido chicloso por el lubricante que emanaba. Se separó, listo para comenzar con ese deseo nuevo.
El alfa rubio se recostó en la cama, colocando al menor sobre su cara, su nariz entre las nalgas, los muslos del omega apretando su cabeza, amaba sentir el sabor del culo de Taehyung, subió sus manos a las tetas hinchadas, apretando mientras su lengua entraba y salía de la apretada entrada. Bendita Luna que lo había bendecido con un omega tan ajustado, después de cortos meses, el ano ya estaba recuperado, como si un bebé de casi 3 kilos no hubiera salido por ahí. Jungkook estaba disfrutando, semanas de abstinencia por fin llegaban a su fin. Grandes chorros de dulce lubricante caían en su boca, tragaba sin importar, su pene duro apuntando al techo, liberando semen sin ser tocado, puro placer con probar todo lo que su omega le daba.
— Por favor, Jungkookie… no creo aguantar más — dijo Taehyung al sentir un cosquilleo por su cuerpo entero, una mezcla de excitación y de su vejiga a nada de explotar.
Las palabras del castaño fueron omitidas por el alfa, sonrió mientras se separaba del culo contrario con un sonido de “bloop”, llevó sus manos a las caderas del omega cuando le vio con intenciones de moverse. El iba a obtener aquello que deseaba.
— Hazte encima de mí, hazlo mi amor, cúbreme con tu lluvia — dijo el alfa sonriente, las pupilas dilatas ante el deseo, su pene a nada de explotar sin siquiera entrar en Taehyung.
La sorpresa cubrió su rostro al escuchar a su alfa, Taehyung había escuchado de parejas que disfrutaban de aquello fetiches sexuales donde el lado animal ganaba, salpicarse con sus fluidos para marcarse, sonaba descabellado, eso hasta que Jungkook lo propuso, pues, aunque juro decir que eso era asqueroso, sintió su pene hincharse y su ano dilatarse sin tacto al imaginarlo. Podía hacerlo, pero sería con sus reglas, sin emitir palabra se deslizó por el torso, llegando hasta el pene del alfa, apretó con una mano la punta, haciendo aquello que sabía el rubio le fascinaba, con la yema de su dedo acarició la apertura rosada, la viscosidad del semen pegándose a sus manos, se inclinó para dejar que un hilo de su salvia cayera en la zona rosada, con su lengua se encargó de mezclar los fluidos, una vez se duplicó la viscosidad, se separó para introducir el pene en su entrada.
Gimió alto al sentir el calor de Taehyung abrazarle, apretó las nalgas, abriéndolas, separándolas, para adentrase más, quería llegar al fondo, el omega castaño brincaba sobre él, las tetitas rebotando y liberando leche que escurría por el abdomen hasta caer sobre su propio cuerpo, las manos del menor sobre su pecho duro, impulsándose para sentir más. Los aromas a sexo flotaban sin control, el fuerte chocolate y malvavisco dulce hacían de esa habitación una bomba de pasión que estaba a nada de explotar.
El pene entrando y saliendo de su ano, las manos de su alfa separando sus nalgas y la mirada de Jungkook le llevaron no aguantar más. Taehyung sintió una ola de placer, su pene hinchándose en la punta, su culo liberando el lubricante previo a su orgasmo, aún retenía aquello que le había avergonzado, con fuerzas apretaba.
— Déjate ir mi amor, hazlo.
Eso fue lo que Taehyung necesito para liberarse, un chorro sobre el pecho del alfa, una mezcla del líquido casi transparente y semen caían en la piel blanquecina, mientras apretaba sus nalgas con el pene del alfa en su interior, rellenándolo por la acción, liberando un grito alto sin recordar a su hijo descansando, su cuerpo se puso tenso antes de sentir cómo todo se desgonzaba, se dejó caer sobre Jungkook, sin importar caer sobre sus propios fluidos, siendo recibido por besos cariñosos en su cabeza sudada, caricias en su espalda, ambos se quedaron en silencio por varios segundos, respirando lento, el castaño se movió sobre el pecho, liberando el ahora pene flácido del alfa, un chorrito de esperma escurriendo por sus muslos hasta caer a las sábanas blancas.
— Lo siento. — dijo bajito el castaño, sus mejillas rojas ahora que la excitación no le dominaba, consciente de lo que había hecho. — Prometo que lavaré todo antes de que amanezca. — intentó levantarse, pero el alfa lo impidió.
— ¡Hey, hey! No, calma, mi amor — respondió el rubio, apretando la cintura con cariño. — No tienes nada de qué avergonzarte o disculparte. Yo quería esto, te necesitaba, fue maravilloso, te lo juro.
— Fue asqueroso, soy un sucio. — sus ojos se llenaron de lágrimas, ahora que el deseo no le dominaba veía con claridad todo, podía sentir su cuerpo viscoso por el sudor, su pecho manchado de una mezcla extraña, desde saliva, leche, semen y ahora hasta su propio orín.
— Te equivocas, mi lobo y yo lo deseábamos tanto, ame que me salpicaras con tu or…
— ¡Shh! No lo digas — suplico con el rostro rojo, llevó sus manos a su cara para cubrirse. — Por favor, prometamos que olvidaremos esto. No quiero recordarlo nunca. Dejémoslo en que te confesé mis problemas de incontinencia y ya.
El alfa se acomodo en el colchón, llevando consigo al omega, descubrió el rostro, viendo esos ojitos que amaba, Taehyung era la persona con la que quería estar, nada de lo que el menor le diera lo tomaría como algo asqueroso, quería todo de él, al omega dulce que cantaba canciones de cuna, que le daba besitos mientras dormía, pero también quería al omega sensual que montaba su cara, aquel con el que podía experimentar cualquiera de sus deseos oscuros, Taehyung era el paquete completo que él siempre había soñado, así que claro que no olvidaría esa noche donde pudo conocer una nueva faceta del castaño.
— Jamás olvidaré esta noche, amor. Para mí fue perfecta, ver como te dejaste llevar… — recordarlo hizo que su pene comenzara a despertar una vez más. — No me pidas que borre esta noche, para mi fue perfecta, Taehyung eres el omega que nunca esperé pero que no quiero perder, me tienes a tus pies, no sabes cuanto te amo. Por lo mismo no entiendo porque no me contaste lo que pasaba, somos un equipo, no hay nada que juntos no podamos superar. — animó mientras dejaba besos por la cara aun sonrojada.
Taehyung confirmó que Jungkook era el alfa perfecto, a su lado no tenía nada que temer, podía confiar en él con totalidad, sonrió y besó los labios del mayor, susurrando miles de te amo, listo para hacer el amor una vez más, tal vez podrían adelantar esa marca sobre su cuello, la idea era buena, hasta que el llanto de Jihoon les hizo separarse.
— Ya vuelvo. — dijo el castaño, pero antes de levantarse, unas manos en su cintura le detuvieron para sentarlo en la cama. — Debo alimentarlo.
— Iré yo. — vio la mirada confusa del menor. — Amor, si vamos a hacer esto bien, debes de permitirme cuidar de nuestro hijo, yo soy el padre de Jihoon, él también me necesita. Tu quédate aquí a descansar, toma una ducha y relájate, estás haciendo un gran trabajo, ahora deje que yo me encargue de cuidarlos.
Las palabras del alfa hicieron que el corazón del omega se apachurrara, reafirmaba una vez más, que no se equivocó al aceptar a Jungkook, era su destinado. Sonrió hacia el rubio, se acercó para dejar un beso más.
— Te amo, ahora ve a cuidar a nuestro pequeño.
Jungkook limpio su cuerpo de manera rápida, salió casi corriendo al cuarto del pequeño, dispuesto a cumplir con su palabra, quería ser un buen padre, un buen alfa para Taehyung, para su nueva familia. Solo esperaba que el pequeño Jihoon no sintiera los fuertes aromas resultantes de esa noche apasionada, tal vez lo mejor hubiera sido un baño antes, pero qué más daba, era muy tarde para quitarle a su hijo de sus brazos.
Merci pour la lecture!
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