Histoire courte
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La noche lluviosa y caída tapaba, como un bloque viscoso, negro e inconsistente, la vista desde el segundo piso de la casa.

El bloque, inquieto, golpeaba los cristales desde afuera cual si de plomo fuesen y sin sosiego resonaban en el patio como pedradas. Sin embargo, aquella violenta demostración fue poco menos que reducida a el gentil jugueteo de los dedos contra la mesa de madera en el cálido refugio del estar. El que a su vez se vería sobrepasado por el envolvente quebrar de las altas brasas recién encendidas.

La ceniza vieja acumulada a los pies de las ascuas evocaba incontables mañanas, tardes y noches en que el cobijo de la llama sirvió de guarida ante el frio invernal. La sala estaba inundada de un suave olor a leña quemada que entibiaba la nariz congelada.

Los muebles admiraban las llamas y sus sombras bailando al son de las mismas acariciaban de vez en cuando uno de los cuadros más bajos con un retrato de un hombre anciano. La sala de estar era sin duda el cuarto más grande de la casa.

El sillón, aun meciéndose, estaba ubicado adecuadamente para recibir no demasiado cálido agasajo y era el lugar perfecto para leer los periódicos esparcidos enfrente en alguna tarde descansando al ocaso.

La mesa pequeña de centro en frente del sofá, gastada y un poco rallada, se situaba bajo dos copas a medio acabar. Y por debajo se deslizaba la opaca alfombra color Burdeo que casi disimulaba las manchas.

Más allá de la luz calcinante de la estufa central reinaba la noche, el abrasador fuego se tornaba una simple vela en la lejanía, aguardando una brisa.

Una brisa que rozó una mejilla, húmeda y ardiente. Que de haber algún rayo de luz habría alertado a las aves más despistadas de la cuadra

Una brisa que arribó con chirrido y sin invitación, escabulléndose por la efímera abertura entre lo conocido y el exterior.

Una brisa glaciar que heló su alma y sujetó aquel cuerpo en su sitio.

La brisa que, después de un sobresalto brindó una dosis contada de sosiego y anticipó un suspiro.

2 Janvier 2021 06:42 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Julio Escoba Una vez comprendí; mis letras no son mias son del planeta, el océano y el día y cuando parece fuego, pero es hielo no es un espasmo

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