lopxi LF Blood

Año del 5417, Steven Hogmoj, un líder cuestionable tiene una brusca batalla por el poder contra la reina Victoria I de Inglaterra para determinar quien toma el poder de la nación. Y claro, en una Londres con su estilo victoriano de antaño. Esta es la primer historia de una saga, la saga de los reinicios, es decir Un Día después del Reinicio.


Science fiction Déconseillé aux moins de 13 ans.

#Londres1800 #UDR #Italia1400
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El humillado

A 10 de Diciembre del 5405, Londres, librería del centro.

Steven era un tímido, serio y reservado chico, un tipo estudioso y fascinado por la literatura y las artes, vestía una camisa blanca arremangada con corbata. Saco y pantalones negros, su tez era muy pálida, cabello negro y largo, con ojeras grandes y siempre caminaba medio encorvado, rápido sobre todo para evitar ser observado por la multitud, aunque eso era demasiado difícil ya que por la librería transitaba demasiada gente, en sus concurridos mercados de fruta y diversos cafés para la gente de clase. Se dirigía ahora a su trabajo, en la librería, en donde llevaba siempre libros para la casa.


-¡Ahí estás!, necesito que cargues esta caja y la lleves por allá.


El jefe era un viejo algo testarudo pero buen tipo, vestía como una persona de clase media (y lo era)


-Sí s-señor -dijo mientras se quedaba de pie sin hacer nada-.


-Pero para hoy.


-Ah sí -dijo mientras corría a la caja llevándola con torpeza-.


Siguió caminando cómo un cervatillo recién nacido, tropezó y la caja de libros se rompió cayendo todos éstos.


-Bagh, sabes, es la tercer semana que haces lo mismo, ¿Qué tal con algo más fácil?, ve a entregar este sobre con dinero al banco.


-S-sí.


Y salió de la tienda, de nuevo encorvado, entonces chocó contra dos chicas y sus damas de compañía.


-Lo-lo siento, es que…


-¡Que asco!, aléjate de mí -gritó una de las chicas-.


-Perdón, p-por -y se alejó corriendo en dirección al banco-


Justo cuando casi llegaba por la entrada, tres chicos, dos de traje azul y boinas y otro con un sombrero de copa ya abierto por encima, le cortaron el paso.


-Miren quién ya regresó, el niñito genio.


-Les pido… q-que…


-JAJAJAJA.


Rieron todos al unísono, el del sombrero de copa se le acercó mientras le agarraba de la camisa.

-Tú no nos dices que hacer, ahora danos el sobre y te vas.


-¿Cu-cuál sobre? -dijo escondiendo el dichoso sobre atrás de su espalda-.


El de copa entonces le quitó el sobre rápidamente, luego los tres se fueron corriendo en dirección contraria.


-¡¡Adiós perdedor!!


-¡Imbécil!


El pálido regresó a la librería, mientras agachaba triste la cabeza.


-¿Ya fuiste a pagar al banco cómo te pedí?


-Sobre eso...


-Te robaron otra vez, ¿verdad?


-Sí.


-Sabes que el dinero no crece de los árboles, escucha Hogmoj, eres un buen muchacho y eso, pero creo que tendré que despedirte, vete.


-S-sí.


Y entonces cruzó la puerta, mientras veía al suelo, se golpeaba así mismo.


-Tonto, maldito tonto, ¿Cómo es posible que sea tu cuarto empleo en este mes ya echado a perder?


Se sentó en un callejón, mientras se lamentaba, poco a poco adentrándose en su mundo de perdición creada por él, para el.


-Sí, a veces la vida puede llegar a ser dura -dijo un chico-.


-¡Ah!, ¿qui-quién eres tú?


-Charles, soy Charles, veo que ése tipo ya te despidió.


-Emm, sí.


-¿Entonces necesitas un empleo?


-Sí.


-Pues hoy es tu día de suerte amigo, tendrás dinero que te podrás ahogar con él.


-Pero tus ropas lucen...


-No, no, no, no, no confundas las cosas, me visto así para aparentar ser un mendigo, pero cuando menos se lo esperan !pum! Les quito las pertenencias de una vez.


-¿Eres un ladrón?


-Exacto.


Steven se levantó con miedo.


-Mejor me voy.


-¡¡Espera!!, ¡¡por lo menos puedes considerarlo!!


Steven fue caminando rápido hasta casa, evitando los ojos de las gentes, mientras traía las manos en los bolsillos, entró al patio, se sentó en la fuente seca mientras pensaba en otro empleo para mañana.


-¡¡Steven!! -gritó su madre- ¡¿ya trajiste el dinero?!


-Yo... fui despedido.


Su madre le lanzó una cachetada.


-!!Eres un imbécil!!, ¿Cómo es posible que te haya pasado algo así?


-Yo lo siento -dijo llorando-.


-¡Ya te lo había dicho un vez, esos libros sólo afectan tu mente!, ¡¡te enferman como a ese viejo de los molinos pero tú no haces caso!!


-Lo siento madre.


-Por hoy no hay comida para ti, ¡¿me oyes?!


-Sí -se limitó a decir-.


Entró a la casa, una casa de madera podrida, llena de cucarachas y telarañas por todas partes, lo primero que hizo fue a ver a su padre.


-Hola padre.

Él estaba tendido en una cama sucia, el hombre había trabajado casi toda su vida en la fábrica y al final sus plumones no soportaron el humo y por eso estaba ahí, cuentan que el tipo huía por que mató a un jefe errante, por eso era buscado por allá en su tierra natal.


-Escuché toda la conversación, Steven -dijo tosiendo-.


-Sí, pero yo no podía defenderme.


-¡¡Yo te entrené desde los cuatro para matar!!, ¡¡Para que fueras y mataras a toda tu raza errante!! ¡¡y así me vengaras!! ¡¡¿Qué buscas en la vida?!! ¡¡¿Entrar a una Universidad eh?!! -luego tosió mucho más fuerte-.


-Yo quisiera educarme...


-¡¡Nada de eso!! Fíjate que hace unos años eras un hombre que cargaba rápido un fusil, sabías como manejar una espada, como matar ratas con un simple cuchillo de cocina, pero mírate ahora, me da vergüenza llamarte hijo.


-Perdón por eso, creo que me voy.


Steven subió al ático, mientras encendía la vela con un cerillo, tomó un libro de la caja, mientras se sentaba en su escritorio lleno de polillas se adentraba en un mundo de fantasía, en donde él era partícipe en una batalla, luego tomó un libro sobre mariposas y empezó a apreciar las imágenes en blanco y negro, mientras sonreía a la luz de la luna, tomó otro y otro mientras feliz leía en total calma sin importarle su día. Cayó rendido en su escritorio mientras la vela poco a poco se consumía. Así era la vida de Steven, todos los días.


Se despertó entonces, ya era de mañana y los pájaros cantaban, entonces salió de su casa para ir a buscar trabajo, mientras el centro de nuevo se llenaba de gente, tanto los pregoneros como los vendedores de fruta ya sabían de él.


-Hola, ¿de casualidad tendrá...


-No hace falta personal -le dijo una vendedora de fruta-.


Luego acudió con un zapatero.


-Me preguntaba sí...


-Mi hijo me ayuda con ello, así que no, gracias.


Al final como última opción fue con un carnicero.


-Busco empleo y yo...


-Lárgate chico, todos conocen lo torpe e imbécil que eres.


Y empezó a merodear por ahí, triste por no encontrar nada de empleo, entonces vino a su mente la tarde de ayer:



"Pues hoy es tu día de suerte amigo, tendrás dinero que te podrás ahogar con él"


Volvió al centro y al mismo callejón de siempre, sin embargo no veía a nadie.


-¡¿H-hola?! -dijo- pensé en tu oferta y la verdad quizás puede que esté interesado.


De la nada se descolgó el chico de la otra vez, de un edificio de ladrillo


-¿Es eso o no consigues empleo?


-Lo segundo.


-Como sea, acompáñame.


Ambos pasaron por varias calles hasta toparse un canal en dónde debajo habían asentamientos, Steven entró con desgana, aunque ese lugar era más limpio que su casa, ahí vivían varias personas humildes y también había en el otro extremo un vendedor misceláneo.


-Hola a todos, hoy se nos une un nuevo amigo.


Salió una chica de tez clara blanca de cabello castaño suelto, ojos cafés obscuros vistiendo un abrigo negro casi deteriorado, mientras se acercaba a los dos.


-Hola Charles, no sabía que ya se unía otro.


-El es mi amigo... éste... ¿Cómo te llamas?


-Steven... Hogmoj -dijo el paliducho-.


-Steven Hogmoj -repitió la chica- no pareces un ladrón, ¿lo sacaste de una biblioteca o qué?


-Se puede decir que sí.


-Vaya, y yo que pensaba que reclutaba personas mediocres.


-Total se trata de robar, no de pintar un cuadro o algo así -comentó el tal Charles con una risa burlona-.


-El robo es un arte, se trata de ser sigiloso.


-¡Se trata de ejercer mano dura!


-¡Ser sigiloso!


-¡Mano dura!


Luego se escuchó el sonido de una puerta abrirse, salió un tipo adulto, con un traje más o menos bueno, se posicionó en una silla mientras tomaba un periódico.


-¿Qué noticias traes hoy Charles? -preguntó el hombre-.


-Mira Jacob, traigo un nuevo recluta.


El tipo dejó el periódico y luego respiró hondo, otra vez y otra vez para intentar tranquilizarse.


-Te dije que no... ¡¡necesitábamos personal!!


-Yo pensé que dijiste que necesitábamos personal.


-La próxima vez límpiate bien los oídos, ahora tú -se dirigió a Hogmoj- ¿Cómo te llamas?


-Steven Hogmoj, señor.


-Ah, amigo Hogmoj, ¿sabes cómo robar sigilosamente?


-No.


-¿Darle una paliza a alguien?


-No.


-¿Entonces sabes cómo preparar comida por lo menos?


-En realidad no.


-¿Para qué lo trajiste Charles?


-No lo sé, simplemente lo vi por ahí -dijo el tal Charles-.


-Bien -dijo tallando sus ojos- de ahora en adelante lo de reclutar gente será trabajo de Alice.


Steven entonces se retiraba del lugar.


-Oye chico -dijo- nunca dije que no sirvieras para nada, supongo que puedes... no sé... limpiar aquí, toma, una escoba.


Steven tomó la escoba y empezó a barrer.


-Bien, ahora hoy en la tarde quiero hacer algo especial, vamos a robar una casa de un tipo de esos ricos, para eso he ideado un plan, me acompañarán los mejores hombres solamente, ¿entendido?


-Por mí está bien -dijo la chica-.


-Supongo que sí.


-Todo aclarado, entonces si me disculpan me retiro -y de nuevo cerró la puerta.


-Yo no sé Alice, pero mejor me iré a ver que hay en el centro.


-¡Pero no traigas gente!


-Intentaré.


Y Charles salió con gran motivación silbando de aquél refugio. Aquella chica se acercó al chico, él se sentía observado así que simplemente se encogió aún más.


-¿Siempre eres así?


-¿S-sí?


-¿No eres alguna clase de ladrón cierto?


-No.


-¿A que te quieres dedicar entonces?


-Quiero estudiar.


-Ja, ¿estudiar?, ¿Quién te metió esa idea a la cabeza?


-Yo mismo...


-Tranquilo, no digo que sea imposible creo que te llevarás bien con Jacob por eso mismo. Ya oíste mi nombre, me llamo Alice, Alice Grey.


-Steven Hog...


-Sí, ya sé cual es tu nombre, entonces Steven, acompáñame, te daré un recorrido por estos refugios, ella lo condujo hasta una especie de lugar con una serie de fogones y calderos.


-Aquí está la cocina, ya sabes, preparamos comida.


Luego lo condujo hasta un lugar con almohadas y un tablero de ajedrez incompleto.


-Se podría decir que es donde nos entretenemos, aunque Charles perdió las piezas.


Entraron entonces a un cuarto pequeño lleno de pedazos de periódico pero había un patrón y ése era que eran noticias sobre teatros y bailarinas famosas.


-Aquí sería mi cuarto, aunque es el más pequeño de todos, bien, Hogmoj, quiero que leas que dice ahí.


Hogmoj se acercó mientras leía la nota;


-Es sobre una nueva función cercana, e-es nuevo ¿no?


-Lo acababa de comprar.


Steven veía como ella tenía un brillo en sus ojos al ver la nota del periódico.


-¿T-te gustaría ir?


-Pero eso no es posible ¿es una broma no?


-Puedo... ver, que puedo hacer -dijo sonriendo-.


Steven la jaló del brazo hasta afuera, ésta vez, ya no sentía temor, fue ahí cuando tomaron una carreta que los llevó a una zona muy curiosa, llena de gente de colores divertidos, movimientos ágiles y palabras que sonaban del corazón, llegaron a dicho teatro, la gente más fina acudía con sus vestidos más caros, pavoneándose en la entrada.


-Mejor vámonos, creo que fue mala idea venir aquí en primer lugar -dijo Alice cruzando los brazos-.


Hogmoj se limitó a tocarle el hombro.


-Eres mejor.


Ella le sonrió igual, él la tomó de la mano y fueron hasta la parte de atrás del teatro, él había leído algo similar a esto en un libro, tenía que convencer a alguien, a un actor o a alguien, y finalmente miró a un escenógrafo entrar igual por detrás, sigilosamente pero sin soltar la mano de su compañera se escabulló y entró al teatro. La obra iba a comenzar.


-¿Quién eres tú? -me dijo el mismo escenógrafo, se trataba de un chico años menor que Steven, vestía ropas harapientas y una gorra de trabajo-.


-Yo… pensaba...


-No te preocupes, bienvenido, amigo, espero te haya dejado quedar mal frente a tu chica -dijo mientras se iba-.


Steven y Alice se miraron sonriendo, mientras ambos miraban toda la obra entera desde principio a fin, mientras Alice hacía su sueño realidad...


Ya habían pasado unas horas, la obra había terminado, todos se habían ido y la pareja estaba sentada en los asientos de los nobles.


-Gracias por hacer esto por mí, ¿por qué lo hiciste?


-T-tu me presentaste tu hogar... q-quería compensarlo.


-Pero sólo me pudiste decir un gracias, sabes, aquí entre nos, yo algún día quisiera ser una bailarina en un escenario y... ¡bailar libremente como ellas lo hacen! Pero esto es lo que me tocó, vivir de ladrona.


Ella se recargó en su hombro mientras miraba el escenario vacío.


-¿Tú que quieres ser?, ya sé que quieres entrar a la Universidad, pero, ¿para qué?


-Escribir, sobre... eh... ¿noticias?


Ella de nuevo le miro y soltó una risita.


-Ni Jacob pensaría en algo como eso, dime, ¿has tenido amigos en tu vida?


-No, nunca.


-Entonces considérame una -dijo sonriendo-.



12 Décembre 2021 03:07 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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