evelinrosso Evelin Rosso

Rebecca lleva años trabajando para el compositor y rapero Tai, es su asistente 24/7 y no hay nada que ella no pueda conseguir. Durante ese tiempo lo vio crecer prácticamente, pero ahora él está por cumplir 20 años y de repente, empieza a comportarse cada vez más extraño. La fama y el dinero es un mundo muy complicado para un adolescente y más si eres un idol en Corea del Sur, pero Rebecca está por cumplir 31 años y empieza a cuestionarse si esta es la vida que quiere seguir teniendo, de repente sus amigas empiezan a casarse y a tener hijos y ella sigue encerrada en ese gran piso en Seúl junto a un chico que empieza a desconocer. Él no sólo creció en altura sino también su cuerpo ha ganado musculatura y poco a poco la imagen de aquel niño flacucho y tímido de dieciséis año que conoció se está rompiendo...


Romance Romance jeune adulte Interdit aux moins de 18 ans.

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#1

Abro mis ojos, escuchando la música a todo volumen otra vez. Observó mi habitación aún dormida. Suena de nuevo Childish Gambino, bostezó mientras buscó mis lentes en la penumbra y me los coloco. El sol ha salido hace algunos minutos, me estiro, peinando con mis dedos mi cabello anaranjado.

La música sigue sonando, gruño levemente. Menos mal no tenemos vecinos, quizás lo bueno de que toda la planta ocupe el piso...

Me quitó mi pijama obligando a mi cerebro a despertarse, ¿soy yo o a medida que más envejezco más me cuesta levantarme? Buscó en mi armario, todo perfectamente acomodado, opto por unos pantalones oxford y una bonita camisa de flores sin mangas. Hoy no tenemos que salir, así que podré dedicarme a actualizar redes sociales y a planificar la agenda de la semana que viene.

La música deja de sonar, siento casi paz.

<<Ánimo Rebecca, buenos días estrellitas, la tierra las saluda...>>

No funciona, mi cerebro aún sabe que estoy atrapada en un piso con un adolescente.

Me recojo el pelo y salgo, mi habitación está alejada de su habitación y su estudio de grabación. Con el tiempo, MinJoon ha ido decorando a su gusto el lugar.

Hace cuatro años que conozco a Song MinJoon, recuerdo cuándo apenas era un adolescente flaco y delgado, teníamos la misma altura, y se veía muy tímido y frío. Él me miró con sus ojos negros achinados y asintió, eso fue lo máximo que tuve de él en dos meses. En aquel entonces, era un trainer, estudiaba en la escuela privada para idols de Seúl, pero ya estaba por debutar con quince años a pesar de que llevaba rapeando desde los nueve años. La empresa decidió a último momento, lanzarlo cómo solista, a pesar de haber estado casi cuatro años entrando junto a su grupo pre-debut. Lo escuché rapear a diario, lo hacía muy bien aunque yo no entendía demasiado de eso, cuándo no estaba estudiando, estaba en el estudio, en clase de danza, tocaba algún intrumento o tomaba clases de inglés y japonés. Y dónde iba él, iba yo. Cómo su sombra. Recuerdo que él apenas comía, dormía en bolsas de dormir, en cualquier lado, en cualquier momento que tuviera libre. Siempre tenía grandes ojeras y nunca sonreía.

Su debut fue un 23 de septiembre, recuerdo los nervios, el staff por todos lados, era sólo un niño con un micrófono frente a un pequeño escenario. La empresa no estaba en la banca rota pero tampoco eran ricos, era un pequeño estudio. Rapeaba en bares, eventos, en cualquier lugar donde la empresa pudiera meterlo, el público lo quería, pero no lo suficiente para comprar su material. Mientras tanto el grupo debutó, y no les iba muy bien. Entonces al año y medio, un influencer lo graba, lo sube a sus plataformas, y se viraliza. Su nombre empezó a aparecer en todos lados, mi teléfono se colapsó de entrevistas, llamadas, todos querían tener un pedazo de él. Cuándo cumplió dieciocho sacó su primer álbum completo, compuso varias canciones para BTS y colaboró con un cantante estadounidense que le abrió las puertas al público inglés.

Esos meses apenas dormía, recuerdo que estábamos de gira por toda Corea del Sur, hizo una gira por Japón también. Y dónde MinJoon iba, estaba yo. A cualquier hora, en cualquier momento.

Cuándo se lesionó, estuve ahí. Cuándo rasgó sus cuerdas vocales, estuve ahí.

Lo alimenté, lo abrigué, básicamente lo mantenía con vida.

Suspiré pasando por delante de su puerta cerrada pintada de color negro, con un gran cartel de no molestar. Caminé descalza hasta la cocina, había rastros de él por todos lados.

Eventualmente había dejado de alquilar mi casa, pasaba más tiempo de viaje que en mi propio hogar. Él vivía en el estudio prácticamente, su familia lo visitaba dos veces al año, aunque no tenían demasiada relación ya que sus padres estaban divorciados, sin embargo su madre aún me escribía a diario para saber cómo estaba su único hijo.

Miré la encimera, había estado comiendo en la noche, lo que quería decir que no había dormido seguramente...

Cuándo cumplió los diecinueve MinJoon compró un departamento exclusivo en Gangnam con vistas privilegiadas al rio Han. Era precioso, y estaba ubicado en la última planta. Recuerdo cuándo me mudé a Corea desde Londres con quince años, que esta zona ni siquiera existía en aquel momento. Entonces había decidido establecerse ese año en Seúl, ni siquiera me preguntó si quería vivir con él, daba por hecho que lo haría. La casa poseía cuatro cuartos, dos de los cuáles estaban ocupados por él.

Recuerdo cuándo era más pequeño, solíamos cenar y desayunar juntos, él no solía hablar demasiado pero con el tiempo había aprendido a entender sus silencios. Después de cuatro años, ya sabía que le gustaba, cómo y a que hora. Comencé a preparar mi desayuno a solas, mientras recogía el desorden que había dejado.

En el último año, algo había cambiado. Ya no era ese pequeño cansado y que se la pasaba con su libreta componiendo y rapeando en voz baja. Ahora componía en su propio estudio y estaba enfocado en nueva música. Estaba casi siempre encerrado en su mundo que apenas podía notar que otros existían.

Encendí mi computadora dejándola sobre la encimera mientras seguía preparando mis tostadas francesas. En este último tiempo había ganado un poco de peso, bastante, pero no me iba a privar de mi leche condensada por la mañana. Revisé un par de mails, vi las fotos que habían tomado de él hacía unos días y que estaría en la revista Vogue de Corea en el próximo mes, se veían muy bien tomadas y editadas, debería comprar una y mandársela a la señora Song también.

Me giré para hacer mi café con leche y crema, escuché un ruido y me giré sorprendiéndome.

—Dios mío Song...

MinJoon me estaba mirando desde la entrada de la cocina, llevaba su cabello revuelto y unos pantalones grises sueltos cómo única ropa.

—Abrígate, vas a coger un resfriado...—Me volví terminando de hacer el café.

—¿Hiciste tostadas?

Hola, buenos días Rebbeca, perdón por la música... Sí, pero no te voy a dar porque...

Tomó mi plato y simplemente salió de nuevo rumbo a su habitación.

Me quedé viéndole, su espalda estaba a medio tatuar, habían hecho las lineas y ahora faltaba rellenar.

Había crecido, casi no me había dado cuenta pero él ya me había superado en altura por casi dos cabezas. Y tenía más masa muscular.

Estaba creciendo, eso me dio cierto orgullo.

30 Octobre 2020 00:01 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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