saley Sabely Leyva

Oscar Wilde decía: Nos prometieron que los sueños se harían realidad, pero se les olvidó que las pesadillas también son sueños. Jin Himura una chica inocente, inexperta en el amor, fiel creyente de que los sueños se hacen realidad y que el amor es eterno. Seto Kaiba un multimillonario arrogante. Creía que el amor no existe, hasta que la conoce y se enamora perdidamente de ella. Katashi Minami, eterno enamorado de Jin Himura. El hombre perfecto, el que todas las mujeres quieren. Un momento de estupidez y arrebato es suficiente para destruir muchas vidas. Muchas víctimas, solo un villano ¿te atreves a descubrir quién es? La historia es mía, los personajes de Yu-Gi-Oh le pertenecen a Kasuki Takahashi. Los escenarios y demás personajes también me pertenecen. Prohibida la reproducción sin autorización.


Fanfiction Anime/Manga Interdit aux moins de 18 ans.

#erotismo #dolor #miedo #abandono #infidelidad #traición
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Capítulo 1: Infierno

Siempre me he preguntado ¿por qué soporto a esta mujer? Tengo todo para dejarla e irme con mi hija a empezar una nueva vida. ¿Qué me ata a esta vida miserable y odiosa?

Quizá el hecho de que Jin aún es pequeña y necesita de su madre… como si en algún momento estuviera para ella. Desde que supimos que estaba embarazada ha odiado la vida, me restriega en la cara cada que puede que nunca quiso tener hijos y que fui yo quién… básicamente la obligó.

Es probable que haya algo de cierto en eso, no podía permitir que simplemente se deshiciera de mi hija. No sé las vicisitudes que pasó Shizuoka durante el embarazo o el parto, pero hay algo que sí sé, Jin es mi hija y no voy a permitir que le haga la vida imposible, tampoco que le haga daño.

No puedo dejar de sentirme así tan lleno de ira, desesperación, miedo, odio, asco. Desde que vi a mi esposa besando a ese estúpido me hierve la sangre. No puedo esperar a confrontarla, aunque sé exactamente en que va a terminar todo esto, ella se irá y yo me quedaré solo con la niña, al final a Shizuoka no le importa nadie más que ella misma.

¡Como detesto sentirme atado de manos! Entre la espada y la pared.

Decidí esperarla en la sala, llegó muy entrada la noche, Jin dormía plácidamente en su cama completamente ajena a lo que se avecinaba, preferí leerle un libro y que se durmiera a que viera lo que acabó con mi vida, esa noche sentí que me arrebataron la hombría, sentí en carne propia lo que es que te arranquen el corazón de un tajo.

—¡Shizuoka! ¿Qué horas son estas de llegar? —Al verla me dieron ganas de gritarle, pero ella me miró con desprecio y lo que me dijo me paralizó.

—No es algo que te importe, tú vives ocupado con esa escuincla. ¿Por qué no me dejas en paz? —Me miraba con odio—. Además, tengo derecho a divertirme con alguien joven y sexy, no con un padre aguado y flácido que ni siquiera se le para.

—¡No me hables así! Te he visto con tu amante. ¿Cómo puedes ser tan cínica? ¿Acaso no te importa Jin? Es nuestra hija.

—Es tu hija, yo la parí porque tú me obligaste. Nunca quise tener hijos, es más ya que estamos siendo francos, ni siquiera tenía la maldita intención de casarme contigo.

—¿De qué estás hablando? Yo te amo, te he amado desde el primer momento que te vi. —Sentí como me arrancaron el corazón, mi estómago se hizo un nudo y ella me miró con asco.

—Es sencillo Edward, ¡nuestro matrimonio es una puta farsa! Me casé contigo porque mi padre me obligó, ya habían hecho un trato nuestras familias. ¿O acaso ya olvidaste que tenían en común la maldita empresa de publicidad? Por eso nos casamos ¡imbécil! ¿Acaso crees que me hubiera casado con un pusilánime como tú? —se reía con desdén y me humillaba con cada ademán, con cada palabra— ¡Entiende! ¡Jamás me habría casado contigo! Y menos quería tener una hija, me tocó fingir porque a mi padre solo le importaba la maldita empresa.

—Entiendo —el dolor que me invadió no tuvo comparación, yo la amaba, estaba dispuesto a todo por ella, pero no sentíamos lo mismo— ¿Te irás con él?

—Eso quisiera, nos amamos. Pero no puedo, el prenupcial dice que debo permanecer casada contigo mínimo 15 años, esa cláusula la puso mi padre solo para joderme. Si mamá hubiera estado viva tú y yo nunca nos hubiéramos casado. ¡Me das asco! ¡No eres lo suficiente hombre para mí! ¡Entiende esto! ¡Eres un pendejo! Ni para coger sirves.

La odié en ese momento, pensaba estúpidamente que me amaba y quizá la rutina, el hecho de que se embarazara sin planearlo la hubiera alterado, nunca me cruzó por la cabeza que me odiara tanto. Sentí que se me encogían los cojones hasta llegar a mi garganta, quería gritar, manotear, pero no pude.

No tenía caso pelear con ella, sus palabras me hirieron profundamente y entonces lo decidí, criaría a mi hija yo solo, le enseñaría cuanto pudiera, le iba a dar lo que su madre le negaba y jamás permitiría que se diera cuenta de lo que estaba pasando.

Cuidaría a mi hija con mi vida, quizá no podría zafarme de la arpía que tenía por esposa, me iba a tocar verla agarrarse con ese tipo, pero nadie iba a lastimar a mi bebé, nadie le haría daño, aunque la vida se me fuera en eso.

Los años empezaron a correr, Jin crecía con mucha gracia, siempre sonriente, hermosa, le dolía como su madre la rechazaba cada que se acercaba a pedir cariño, me dolía el tuétano de ver la indiferencia de Shizuoka con mi nena.

Hice cuanto estuvo a mi alcance porque no le faltara nada, pero a menudo la dejaba sola por estar trabajando.

Recuerdo perfectamente cuando Jin me reclamó que los demás niños eran felices con sus padres en los festivales escolares y ella tenía que ir con la nana, nunca me voy a perdonar ser tan idiota como para no ver que esa mujer me odiaba, estaba ciego de amor por ella, ahora solo me es indiferente.

El verdadero infierno se desató cuando Jin cumplió catorce años, ya no era una niña y se iba a dar cuenta de todo lo que estaba pasando, no podía permitirlo, tuve que hacer una tregua con Shizuoka para que enviáramos a Jin a vivir sola al cumplir los diez y seis. De mala gana aceptó.

—Por fin me libraré de esa molestia que llamas hija.

—Es suficiente, te he pasado que me humilles, que me pases enfrente a ese pendejo, pero con mi hija no te metas o me vas a conocer enojado.

—¿Enojado? Por favor, no me hagas reír, ni para eso sirves. Pero bueno, ¿qué propones?

—Compré una casa para Jin, está bien vigilada, estará bien y no le faltará nada. Yo me haré cargo de todo como hasta ahora, solo te pido que le digas que se va a vivir sola porque es necesario, no le des explicaciones y tampoco permitas que te vea con el pendejo ese.

Me miró con desdén, sonrió complacida. —De acuerdo, le pondré algunas cosas en claro para que sepa cuidarse y no habrá ningún problema.

—Gracias. Sobre nosotros, si quieres puedes irte después de lo de Jin.

—Excelente, ha salido un proyecto para irme a España, me iré y tú te quedas a vigilar al estorbo hasta que cumpla la mayoría de edad.

—Bien, hasta entonces firmaremos el divorcio y repartiremos todo.

Por un lado, fue un alivio ya no tener que soportarla, por el otro era más difícil lidiar con Jin, no tomó nada bien irse a vivir sola, yo tampoco sabía que hacer exactamente, le abrí una cuenta para que invirtiera y le enseñé a moverse en la bolsa, entre otras cosas que sabía que después le servirían. Jin nunca tendría que enterarse de lo que estaba pasando, ella solo sabría que siempre fui un mal padre, un mal esposo y eso era lo mejor.

No podría mirarla a la cara como un idiota fracasado que se enamoró perdidamente de alguien que no solo no le correspondía, sino que le arrancó las ganas de vivir. ¿Cómo podría mirar a mi hija a los ojos y decirle que ella sería feliz? Que encontraría un buen hombre que la amaría y daría su vida por ella, simplemente no podía.

Eso fue lo mejor, dejarla que viviera su vida, que cometiera sus errores, que conociera al amor de su vida y lo hiciera sola. Solo sería un estorbo en su camino y la condenaría a vivir el mismo infierno que yo.

10 Mai 2022 19:15 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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