MERRY CHRISTMAS! © vkook Suivre l’histoire

La navidad era la época favorita del año de Taehyung y Jungkook. Después de haber contraído matrimonio, habían adoptado una bonita costumbre de salir a pasear por todo el mes de Diciembre. Eran amantes de conocer otros países, otras culturas y otras personas. También, de recopilar lindos momentos en fotografías que posiblemente con el pasar del tiempo recordarían con cariño y abundante amor.

Ese año fue el turno de París. Siendo Taehyung un romántico empedernido, para él era inaceptable que aún no conocieran la tan célebre "ciudad del amor" siendo que... Efectivamente, ellos estaban más que enamorados. No por nada habían mantenido un noviazgo de casi cuatro años, el cual terminó en matrimonio para fortuna de todos.

—Estás borracho. —Se quejó Jungkook, cruzando sus brazos bajo su pecho. Hizo un pequeño mohín en su boca y posteriormente suspiró, observando cómo Taehyung lo miraba con una gran sonrisa en el rostro.

—Te juro por mi vida que no estoy borracho, mi amor. —Su voz distorsionada decía otra cosa. —¿Quién se emborracha con dos copas de Champagne, además?

—Al parecer tú. —Ladeó su rostro en cuanto el otro quiso besar sus labios, fingiendo estar indignado.

—Bebé, te juro que no estoy borracho. —Dio dos pasos hacia adelante, tambaleándose en el segundo. No era sorpresa, Taehyung solía tener una lamentable resistencia al alcohol por muy suave que pudiera ser. —Tal vez estoy un poquito mareado...

A Jungkook se le hizo inevitable no sonreír. Taehyung tomó su muñeca, acercándolo lo suficiente como para poder pasar sus brazos por aquella estrecha cintura. Jungkook desistió de su "enojo" y le rodeó el cuello, acabando con la poca distancia que había entre ambos.

En momentos como esos el tiempo parecía detenerse y las personas a su alrededor de un instante a otro ya no estaban. Sólo eran ellos. Se miraban, se sonreían y luego se besaban con una lentitud sobrellevadora que hacía las mariposas en sus estómagos revolotear, como si fueran dos críos enamorados y con poca experiencia.

—Te amo, Jungkook. —Su voz, esa frase y el hermoso panorama que tenían en frente eran el paraíso para Jungkook, quien sonrió con dicha, ocasionando que sus ojitos se achinaran debido a la magnitud de su curvilínea.

—Yo también te amo, Tae. —El aludido le acunó el rostro con las manos y entonces empezó a depositar pequeños besitos en sus labios, todos siendo correspondidos por un feliz e ilusionado Jungkook.

Luego se quedaron perdidos en un abrazo que duró minutos. Sus miradas estaban en las luces que iluminaban el agua bajo aquel puente en el que pusieron su candado de amor, costumbre imperdible para las parejas que visitaban París, más aún en esas fechas. Taehyung frotaba la espalda de Jungkook y éste se refugiaba en el hueco del cuello del mayor, encantado con absolutamente todo; desde la ciudad, su esposo y la hermosa iluminación navideña.

—¿Volvemos al hotel? —Cuestionó Taehyung, a lo que Jungkook asintió con la cabeza. Suponía que ambos estaban cansados. Era víspera de navidad y ese día habían hecho de todo, como era usual cuando viajaban. Pero había algo diferente en el ambiente, o tal vez sólo eran imaginaciones de Taehyung.

Tal vez era la fama de la ciudad lo que hacía que se sintiera tan irremediablemente enamorado de Jungkook, porque el chico ese día estaba más hermoso que nunca. Él simplemente resplandecía, logrando que Taehyung en su interior se creyera el hombre más afortunado del mundo por poder tenerlo al lado.

Lo mantuvo muy cerca en todo el camino, casi invadiendo su espacio personal, mas Kook no mostró desagrado alguno. Por el contrario, la cursilería estaba más que presente tanto en el taxi como en el pasillo del hotel, en donde volvieron a besarse con necesidad. Aquella necesidad que los llevaba a pensar que no existía nada ni nadie más allá de ellos.

—¿Por qué estás tan cariñoso? —Preguntó Kook, riendo por lo bajo cuando Taehyung lo abrazó por detrás, caminando de esa forma hasta la puerta de su habitación.

—No sé de qué me hablas, bebé. Siempre soy así.

—Pero hoy estás demasiado, demasiado cariñoso. —Y no exageraba al afirmar que 'demasiado'.

—No tengo respuesta a eso. —Dijo, en tanto se encogía de hombros. —Hoy me siento muy enamorado. —Enunció, y Jungkook se dio media vuelta para observarlo. Una vez más, rodeó con sus brazos aquel cuello. —Aunque es tu culpa por ser tan hermoso.

Inspirando, Kook de verdad se sintió en las nubes. Pronto sintió sus mofletes arder y por supuesto que se le hizo inevitable no mostrar una de esas sonrisas que aparentaban no caber en su rostro.

—Te tengo una sorpresa, Tae. —Informó de la nada. El mencionado levantó ambas cejas, volviendo a atrapar a su esposo en sus brazos.

—Yo también, bebé, pero aún no es medianoche.

—Es que falta mucho y yo...

—Sí, falta mucho, pero yo sé en qué podemos matar el tiempo. —Su firme agarre en las caderas del menor dejó en manifiesto lo que quería decir. También cuando ese mismo agarre descendió, sus manos quedando justo en los glúteos de Jungkook.

—Tae... —Carcajeó un poco, ojeando con pánico los alrededores. Ellos ni siquiera habían entrado a la habitación.

—Déjame hacerte el amor, Kookie. —Y entonces le tendió la tarjeta del cuarto, la cual agarró con manos temblorosas. Kook volvió a voltearse y Taehyung volvió a abrazarlo por la espalda, aprovechando igualmente de repartir diversos besos y lamidas por el largor de su cuello. Jungkook inclinó su cabeza hacia un costado para mayor comodidad, mientras se disponía a abrir esa puerta con procederes ciertamente torpes.

Una vez abierta, fue empujado hacia dentro y la misma puerta fue cerrada de un golpazo. Taehyung insistió en ese fuerte y excitante agarre en su cintura, y durante un nuevo y más salvaje beso, se dirigieron a ciegas a la enorme cama en medio del vasto lugar.

Un pequeño gemido se hizo audible cuando Jungkook cayó a la superficie acolchada seguido por Taehyung. Tuvieron una milésima de segundo para tomar aire antes de retomar aquel besuqueo colmado de deseo y pasión. Kook paseaba sus manos por los brazos, hombros y espalda de su esposo, y Taehyung acariciaba los costados de su silueta con un toque que lo ponía a temblar y doblarse. Su pantalón comenzaba a apretarle y su miembro comenzaba a palpitar.

—T-Tae...

—Shh...

Su cuello fue chupeteado y es que bendita fuera la lengua de Taehyung. La mayoría de veces lo ponía a ver estrellas y eso le encantaba. Lamidas, mordidas, sonidos obscenos y de un momento a otro la ropa desaparecía de su cuerpo. Ahora estaba recibiendo atención en sus pezones. Sus piernas se movían ansiosamente, tal vez igual de ansiosa que la boca de Taehyung, misma que más temprano que tarde volvió a besarlo.

Ahora era lento, suficientemente bueno como para arrebatarles el aliento.

—Me vuelves loco, cariño. —Soltó en un resoplido Taehyung, mientras se deshacía de la molesta vestimenta de invierno. No sabía muy bien si era la calefacción lo que provocaba el incesante calor en su cuerpo o su esposo. Su esposo ahí, tumbado en la cama, completamente desnudo esperando a que lo tomara.

El simple pensamiento hacía que perdiera la cordura.

Empezó con roces que, así como eran excitantes, eran jodidamente tortuosos. Jungkook se retorcía del placer cuando besaba su cuello y luego bajaba por su pecho, sus pezones, su abdomen y seguidamente dejaba pequeñas lamidas en su glande. También cuando tomaba sus piernas y le asignaba mordidas para nada placenteras que la mayoría de veces le hacían sollozar. Quizá por la dicha o la "tortura".

—Tae... —El aludido llevó sus manos a sus muslos, separándolos de par en par. Los encogió hacia su pecho y entonces se acercó. Jungkook gimoteó tras sentir aquel falo rozar cortamente con su entrada. —A-ah...

Tomando su propio pene, Taehyung restregó un poco más la punta contra ese agujero que se moría por penetrar. Kook retembló, con aparentes espasmos atacándolo.

Le encantaba verlo así. Tiritando de deleite.

—Tae... —Suplicó, abriendo un poco más sus piernas. —Por-por favor...

—Por favor... ¿Qué? —Quiso jugar, adentrando el glande sólo un poco. Jungkook jadeó en un suspiro. —¿Qué quieres, bebé?

—Por favor... —Sus ojos dilatados y el rojo en sus labios por las mordidas que le había dado, incrementando su expresión avergonzada y su tono de voz recurrente, tenían a Kim al borde del colapso.

—No sé de qué me hablas, bebé. —Metió su longitud otro poco más. Jungkook empuñó sus ojos y gimió. Su miembro estaba goteando, completamente parado y casi recostado sobre su abdomen.

—A-ah... Hazme tuyo... —Pidió en un susurro convenientemente por la vergüenza.

—Te voy a hacer el amor muy duro, porque mío ya eres. —Dicho y hecho. Terminó por entrar en su esposo con una brusquedad que le hizo gritar, y sin espera alguna comenzó a moverse en su cálido y estrecho interior. Primero con parsimonia y posteriormente con la rapidez que tanto lo caracterizara, aquella en la que la anatomía de Jungkook se sacudía contra la cama y en la que quedaba adorablemente despeinado.

Se inclinó, buscando reiteradamente aquellos labios. Jungkook lo recibió con aturdimiento, puesto que los incontables gemidos que querían salir de su boca más el esfuerzo que estaba haciendo por no dejarse ir le dificultaban el poder besar.

—¡Mgh! —Jadeó, agradeciendo que las manos de Taehyung hayan agarrado su cintura con el propósito de tener más uniformidad en las embestidas. Se sentía malditamente bien. Esa longitud en su interior siempre se sentía malditamente bien. Era doloroso, pero a su vez tan estimulante. —Tae... —Gimió su nombre tras haber acabado con el beso. —Tae... ah...

El mayor se centró nuevamente en su cuello. Era como una droga de la que no quería deshacerse. Usualmente, Jungkook lo abrazaba contra sí y enrollaba las piernas bajo su espalda, entregándose en plenitud. Y eso le encantaba. Todo lo que tenía que ver con Jungkook le encantaba.

Penetró hasta el fondo, y una vez ahí empezó a moverse en círculos, obteniendo como resultado unos hermosos gemidos entrecortados que lo impulsaban a más. Jungkook estaba sudando, con los ojos cerrados, la boca entreabierta y la respiración irregular. Manoseaba a Taehyung tanto como podía, e incluso se animó a bajar sus manos hasta sus nalgas sólo para presionarlo contra su cuerpo y poder sentir su pene tan hondo como fuese posible.

Taehyung gruñó, embelesado.

—Mírame. —Pidió. Kook obedeció segundos más tarde, y en cuanto lo hizo retomó aquel ritmo constante y selvático en el que el chico se sacudía sobre la cama. —Quiero que me mires cuando... cuando te hago el amor...

—Aahh... —Era difícil. La vergüenza era grande y cuando eso ocurría terminaba ladeando la cabeza a un costado o simplemente sonrojado, como Taehyung dejó en manifiesto estar encantado de verlo tantas veces en el pasado. —T-Tae... —Kim le sostuvo la mirada, y en tanto lo hacía tomó sus muñecas, apresándolas por encima de su cabeza sin demasiada fibra. Jeon se sentía sometido y eso le agradaba, pero también le ponía los pelos de punta.

Las estocadas pararon abruptamente y Kook ya no pudo más: desvió la mirada.

—Mírame, Kookie. —Más que una petición, fue una especie de orden. El aludido acató, pese a sentir sus mejillas hirviendo. Los ojos de Taehyung eran profundos, excesivamente estrepitosos como para que alguien pudiera tomarse el lujo de mantenerle la mirada por un lapso largo. Peor todavía, alguien como él. Estaba inmóvil, desnudo, con su gran pene dentro y, para colmo, siguiéndole un confuso juego de miradas que hacía que se sintiera pequeño. Sin embargo, nada explicaba porqué su miembro se había endurecido mucho más.

Y entonces el "jueguito" empezó. Taehyung salió casi por completo de su interior y después penetró profundo, agitando el cuerpo de Kook en el proceso. No eran embestidas continuas, eran pausadas, y en todas ellas tenía como tarea no despegar sus ojos de los de Taehyung.

Motivos no habían. Su esposo tenía fetiches particulares.

Gemía bajito y Kim estaba verdaderamente fascinado con ese panorama. Jungkook con sus ojitos llorosos, el cabello de su frente pegado a ella por el sudor y esa preciosa boquita soltando jadeos mientras lo veía directamente a la cara era una imagen que sencillamente atesoraba.

Sabiendo que el juego había terminado cuando Taehyung volvió a penetrarlo con constancia y rebuscó su boca para besarla, Kook cerró sus ojos y se dejó llevar, gimoteando sobre los labios adversos precisamente por la lujuria.

Había estado tan sobrellevado que apenas Taehyung soltó una de sus muñecas para, en cambio, agarrar su pene, se corrió, sollozando de placer mientras lo hacía. Todo el semen salpicó en estómago y en ningún momento Taehyung dejó de besarlo. Juraba empezar a contemplar una sensación de ahogo.

Pero le encantaba, y por eso siguió como pudo.

No duró mucho, pues sólo tres minutos más tarde fue soltado en plenitud. Taehyung se reincorporó, estabilizó las caderas de Jungkook entre sus manos e inició con embestidas incluso más fuertes.

—Ah... Ah... ¡Ah! —Jadeó alto, encorvando su espalda hacia Taehyung y echando su cabeza hacia atrás. Sus ojos permanecían cerrados y el puño de su mano capturó un pedazo de la almohada que reposaba unos centímetros arriba de su cabeza. Encogió sus piernas, dándole más comodidad al mayor; también esperando poder sentir pronto esa esencia caliente que tanto codiciaba en su interior. —¡Taehyung!

—Joder, bebé... —Mordió su labio inferior, acción que fue imitada inconscientemente por Jungkook. Apreció con dicha su pene perderse en esa diminuta cavidad y a Jungkook contrayéndola para placer mutuo. —Muy bien, precioso, muy bi-bien...

Clavó hondo, gruñendo con alivio en tanto llenaba la cavidad de su esposo de semen, depositando en él hasta la última gota. Kook volvió a retemblar de deleite y Taehyung cayó encima de él, extasiado. Claramente, teniendo cuidado de no aplastarlo.

Se dieron un momento para calmar respiraciones. Jungkook acarició esa cabellera rubia y Taehyung lo abrazó con posesión, manteniéndolo inminentemente cerca, sin ánimos de retirar su pene de él -aún-.

—Te amo. —Confesó. La honestidad era siempre una característica importante en su tono. —Te amo, mi amor. —Repitió, rozando la punta de su nariz con el perfil del otro, quien sonrió.

—Yo te amo mucho más, Tae. —Sinceró. —Mucho...

—No lo dudo, pero creo que París de verdad me está haciendo mal... —Rio, incapaz de moverse. Amaba el calor que le transmitía el cuerpo de Jungkook. Igualmente tenerlo así cerca. —Eres tan hermoso, Kookie.

—¿Lo soy?

—Lo eres. Eres hermosísimo y mío.

—Y si hubiera alguien que se pareciera a mí... ¿Qué dirías?

—No hay nadie como tú, bebé. No digas tonterías.

—¿Alguien pequeñito?

—¿Tu hermano? Esa cosa es horrible a tu lado. —Carcajeando, Kook negó con la cabeza. Miró el reloj en la pared, el cual marcó las 11:57 p.m.

—Y un... —Tomó aire antes de reanudar. —¿Un bebé... un bebé tuyo y mío?

Taehyung se reincorporó bruscamente, luciendo sorprendido con una combinación de emocionado. Si esa era una indirecta, la había captado perfectamente bien.

—¿E-estás... —Tocó el vientre del menor, quien asintió con la cabeza y una preciosa sonrisa en los belfos.

Queriendo llorar de felicidad, Taehyung no supo por dónde empezar. Primero salió del interior de su esposo con sumo cuidado, como si ahora fuera de cristal. Luego se quitó de encima, procurando tener cuidado en cualquier movimiento con él. Kook explotó en carcajadas, pues estaba seguro que de haberle dicho antes, Taehyung ni siquiera habría pensado en hacerle el amor de esa manera. Él simplemente no lo hubiera tocado.

—Jungkook, no es mentira, ¿verdad? Estás embarazado de verdad, ¿cierto? —Parecía estar sudando frío. Kook seguía riendo, limitándose a asentir. —Dios mío...

Taehyung amaba a los niños. Esa reacción de asombro y de no poder creerlo no era de extrañarse en él.

—Estoy esperando un bebito, Tae. —Lo dijo, tomándose el vientre suavemente. —Nuestro bebito.

El rubio estaba petrificado, sin saber exactamente qué hacer. Sus ojos habían comenzado a aguarse y Jungkook sintió una ternura inmensa.

—No me estás mintiendo, ¿cierto?

—¡No, Tae! Estoy embarazado.

—¿De verdad?

—¡De verdad!

Parándose rápidamente de la cama, empezó a caminar de extremo a extremo. Kook sólo podía reír.

—¿O no quieres tener un bebé conmigo?

—¡No, mi amor! —Se apuró en aclarar, volviendo tan pronto como gritó a la cama. —Es sólo que... No... no puedo creérmelo. —Se acercó, acariciando tersamente su vientre. —¿Aquí hay un bebé? ¿Nuestro bebé?

Se veía tan lindo, tan inocente, tan... Tan feliz.

—Sí, aquí estará nuestro bebé por nueve mesesitos.

Taehyung se recobró, no tardando en envolverlo en un abrazo que manifestó más de una cosa. Su accionar era cauteloso, tal vez por el miedo de hacerle un posible daño tanto a Jungkook como al bebé.

—¿Por qué no me lo dijiste antes, mh? Pude haberlo lastimado. —Reprochó, todavía con Kook entre sus brazos.

—Era tu regalo de navidad, amor. Además... El sexo estimula al bebé.

—Dudo que lo que te hice lo estimulara. —Jungkook volvió a explotar en risas. —A partir de ahora no te vas a levantar de la cama, ¿escuchaste? Vas a comer mucho y no harás movimientos bruscos.

—¡No es justo! Estoy embarazado, no discapacitado. —Taehyung paseó sus manos por su abdomen, y poco después se agachó a plantar un pequeño beso ahí, al cual le siguieron muchos más. El menor suspiró, acariciando el cabello del mayor con sumo cuidado. —¿Estás feliz?

—Como no te puedes imaginar. —Admitió. En sus ojos aún habían deseos de echarse a llorar. —Es el mejor regalo de navidad, Kookie.

Con el corazón chispeante, Jungkook posó su mano justo encima de la Taehyung y, como era habitual, éste no tardó en besársela.

—Gracias, Jungkook. Gracias por hacerme tan feliz y por elegirme a mí. No sé qué hice para merecerte, pero le doy gracias al cielo todos los días por tenerte. —Y Kook sonrió, ahora también anhelante por llorar. —Construiremos una linda familia, mi amor, te lo prometo.

—No lo dudo...

—Gracias... —Insistió, luciendo igual de feliz que el día de su matrimonio. Jungkook lo atrajo por el cuello, buscando sus labios, y Taehyung lo besó con la delicadeza que tendría una rosa.

—¿Por qué mejor no vuelves a hacerme el amor como muestra de agradecimiento? —Kim sonrió sobre sus labios.

—Lamento decirle, joven Jeon, que no voy a tocarlo hasta que nuestro bebé esté en mis brazos.

—¡Kim Taehyung! —Regañó, incapaz de creerlo.

—Me duele más a mí que a ti, bebé. Lo siento. Después podremos follar como conejos.

—¡Quiero hacerlo ahora!

—Yo también quiero muchas cosas, pero no todo en esta vida es fácil.

¿Era en serio?

—houndix