mymemoriesdied_ Vodka ♡

La profesionalidad de Jungkook como uno de los mejores guardaespaldas del país, se ve pendiendo de un hilo cuando su protegido se trata de nada más y nada menos que el adorado Príncipe Kim Taehyung, dulce y benevolente antes los ojos de sus seguidores, pero obstinado y sofocante de puertas para adentro. Jungkook no lo soporta, eso es seguro. Taehyung no le dejará las cosas fáciles, eso es seguro también. ・❀ o n e s h o t + epílogo. ・❀ Romance. ・❀ Smut. ・❀ Lenguaje explícito, si no te gusta no leas. ・❀ Historia original/ No copies ni adaptes. VODKA.


Fanfiction Groupes/Chanteurs Interdit aux moins de 18 ans.

#kooktae #taekook #romance #smut #realeza #guardaespaldas
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Pleasing the Prince.

Complaciendo al Príncipe (follando al príncipe).

Jungkook jamás envolvía su trabajo con sentimientos; permitir que sus emociones nublaran su juicio acarreaba vulnerabilidad para la persona que estaba bajo su cuidado y arriesgaba su puesto como guardaespaldas, el mejor del país para ser más precisos.

Él era conocido por mantener su cabeza fría durante cualquier trabajo que tuviera, finalizando así estos con sumo éxito y dejando a sus clientes sanos y salvos por más que estos fueran un dolor inmenso en el trasero la mayoría de las veces, al final siempre conseguía finiquitar su labor. Durante los años que ha estado trabajando, se ha visto lidiando con clientes difíciles, temperamentales o fríos en la mayoría de los casos, pocas veces amigables y conversadores porque, vamos, ¿quién busca charlar con su guardaespaldas? La mayoría del tiempo -por no decir que siempre- sólo lo veían como a una persona carente de vida y emociones, como una roca cuya función era proteger a su cliente y sólo eso. No obstante, a Jungkook eso le traía sin cuidado; así todo era más sencillo y profesional.

Pero debía admitir que era una completa pena que en este trabajo tan importante, con el que había comenzado apenas hace un poco más de un mes, su mayor reto estaba siendo su protegido. Su conversador, pero también burlón y con afilada lengua, el príncipe Kim Taehyung, quien le hacía sentir al pelinegro que la verdadera amenaza allí, era él y su actitud pasivo-agresivo. Estaba por muy lejos de ser un príncipe de cuentos de hadas como la gente pensaba y hablaba de este todo el tiempo.

Los últimos días que llevaba como “guarda-traseros” del príncipe Kim, en lugar del frío silencio al que estaba acostumbrado por parte de sus protegidos cuando estaba haciendo su trabajo, debía soportar sus quejas y berrinches cuando la máscara de príncipe ideal se deslizaba de su rostro, exponiendo así la cara de la otra moneda. Fue una decepción si era sincero, ver cómo semejante persona que todo el mundo tenía en un altar, no era realmente quién los diarios y demás medios enseñaban y aplaudían.

A estas alturas, Jungkook no sólo estaba irritado por el comportamiento del príncipe y de su absurda actitud hacia específicamente él -porque sí; sólo él era el blanco de sus rabietas y cambios de humor- su paciencia estaba al borde del quiebre y dios, a veces sólo podía pensar en sostener el acanelado cuello de aquel desgraciado príncipe con su mano, apretar y-

Bien, aquel tipo de pensamiento no era nada profesional –ni correcto- pero afortunadamente sólo era eso: un pensamiento. A pesar de todo lo negativo de este caso, Jungkook seguía siendo el protector del rubio, sin importar cuán irrespetuoso llegue a ser este su misión de cuidarlo seguía allí pagando sus cuentas.

Jamás pondría sus manos encima de uno de sus protegidos.

Al menos no de esa forma, pero eso él aún no lo sabía.

Un suspiro abandonó sus labios, las manos detrás de su espalda apretándose mientras se enfocaba en mirar al diablo sentado sobre aquel brillante y verde césped, rodeado de flores y jugando con aquella pequeña niña que decía convertirse en la esposa de este algún día y ser una princesa. Taehyung lucía inofensivo e incluso vulnerable, un poco inocente también podría decirse, fácilmente descrito como una persona tan dulce como la miel, pero Jungkook no era ningún tonto, él sabía que el dejarse llevar por las apariencias era un grave error tanto en su profesión como en la vida cotidiana.

Y él no podía cometer ninguna equivocación.

— ¡Bien, mi pequeña dama! Creo que ya es momento de que deba irme —Taehyung aplaudió mientras se levantaba y sacudía su ropa, tendiéndole luego su mano a la pequeña niña que lo miraba con un puchero, claramente descontenta.

—Príncipe Taetae, pero yo quiero seguir jugando...

—Lo sé cielo, y yo también quiero hacerlo pero tengo cosas de Príncipe que hacer —Acarició el cabello de la niña, quien le daba una mirada llena de pena. Este se agachó para estar a su altura y le sonrió—. No entristezca, pequeña dama, ¡podemos volver a jugar otro día! Estoy seguro de que tu papá estará de acuerdo con traerte aquí, sobre todo teniendo una invitación exclusiva por parte del Príncipe.

La niña era hija de una de los trabajadores de la mansión, había estado la mayoría del día sola ya que su padre estaba trabajando y no había podido conseguir a alguien que la cuidara en casa, por lo que se vio obligado a pedir un permiso para traerla. Taehyung tan pronto vio a la pequeña, no dudó ni un segundo en invitarla a jugar un rato para animarla y también animarse así mismo.

Jungkook por su lado se mantuvo todo el rato haciendo por lo que le pagaban y procuraba estar cerca del príncipe, alerta ante cualquier cosa. Lo observaba sin decir nada, en el poco tiempo que tenía, ya había notado la debilidad que el príncipe tenía por los niños, estos junto con los animales eran los mayores receptores de toda la dulzura recónditamente escondida dentro del organismo del príncipe.

— ¡Se lo preguntaré porque en serio quiero ser su princesa, príncipe Taetae! —Pudo escuchar a la pequeña exclamar contenta nuevamente.

Taehyung no dejó de sonreírle en ningún momento, haciendo una reverencia cuando la pequeña hizo una también, cruzando sus pies y sosteniendo los bordes de su vestido amarillo como toda una pequeña dama, luego, salió corriendo hacia la mansión en busca de su progenitor. Pasados unos cuantos segundos de silencio, Jungkook decidió aproximarse y aclarar su garganta, el príncipe tenía una reunión que atender e iba tarde.

—Su majestad, lo están esperando en la sala de reuniones —Le recordó, temiendo que continuara aplazándola, más no había terminado de hablar cuando Taehyung ya estaba haciéndose camino, dándole la espalda y claramente ignorándolo. Jungkook por supuesto lo siguió en silencio.

— ¿Tienes que caminar tan cerca de mí? Siento que pisarás mis talones en cualquier momento. Es molesto —espetó.

—Lo siento, su majestad —Mantuvo un poco más de distancia, su voz carente de emoción alguna al clavar sus ojos en aquella dorada cabellera—, es sólo que su padre lleva esperándole alrededor de 15 minutos.

— ¿Y quién es el que está llegando tarde?

Se mordió la lengua—. Usted, señor.

Taehyung tarareó.

—Precisamente —Jungkook se detuvo cuando el rubio se giró a verlo, todavía llevaba la corona de flores que la niña había hecho para él sobre la cabeza, para nada a juego con la acidez con la que dejaba salir sus palabras—, así que no veo porque eres tú el que anda con tanta prisa.

Optó por guardar silencio, asentir y retomar el pasó una vez el príncipe le había dado la espalda de nuevo. Bendita paciencia.

Grandes y gloriosas puertas café recibieron al dorado príncipe. Ahí, el rey aguardaba por su hijo sentado en aquella larga mesa que sólo era ocupada por su presencia, estaba visiblemente estresado por su demora. No estaba solo sin embargo, a su lado lo acompañaba el fiel guardaespaldas de este, alto y de contextura gruesa y dura, muy distinto a Jungkook que todavía poseía aquella aura juvenil y fresca. Este era un veterano.

—Hasta que al fin… —dijo en un suspiro el mayor, abandonando los papeles que tenía en mano para frotar su sien.

—Mis disculpas, padre, no tengo excusa que valga —expresó el rubio con derrota y tomó asiento frente a este—. ¿A qué se debe esta inesperada reunión?

Jungkook se mantuvo inflexible, totalmente al tanto del motivo de dicha reunión. El rey hizo un gesto con la mano y las puertas se cerraron para darles más privacidad, fue entonces cuando los ojos de este se posaron sobre Jungkook para luego pasarse a su hijo.

—Bien sabes que no te asigné a un guardaespaldas, el mejor —recalcó—, para ser tu perro faldero, Taehyung —Un «si usted supiera» se encontraba en la punta de la lengua del pelinegro. ¿Qué diría el rey al enterarse de que él era el hombre encargado de todos los mandados de su hijo desde que fue contratado? —. Lo hice porque tu seguridad es lo más importante para mí como mi hijo, como el príncipe y futuro rey.

El guardaespaldas del rey, “Magno” –así recordaba era su nombre- deslizó un sobre de manila por el escritorio, Taehyung lo tomó y ojeó dentro. Jungkook vio desde atrás que eran fotografías tomadas por las cámaras de seguridad de la mansión, estas enfocaban hacia afuera, más allá del jardín.

Taehyung largó un suspiro, un poco de su tranquilidad desvaneciéndose—. ¿Se trata de...?

—No sabemos exactamente de qué se trata o quiénes son, estamos trabajando en ello. Lo que sí sabemos es que no puede significar algo bueno si han estado merodeando desde hace días a unos cuantos metros de la mansión.

—Entonces podría estar en peligro —sopesó el príncipe rememorando los días anteriores, no recordaba nada extraño o fuera de lo normal—. Lo más seguro es que se trate de un intento de secuestro. Muy cliché, ¿no creen? Querer secuestrar al príncipe —dejó salir una risita mientras miraba la expresión de los demás, a nadie le divertía la situación. Bueno, no era como si le pareciera cómica a él o algo por el estilo—. ¿Alguien más sabe sobre esto?

—Sólo quiénes estamos aquí en este momento, ni siquiera la reina lo sabe —contestó su padre—. Lo mejor es ser cautos y evitar que muchas personas sepan de esta situación, a menos no mientras no se haya solucionado y estés fuera de riesgo.

Taehyung asintió, estando de acuerdo con las palabras de su padre puesto que no le quedaba de otra; no podía salvarse el pellejo a sí mismo. Fue entonces cuando el rey posó sus ojos sobre Jungkook otra vez.

—Jeon —El pelinegro se enderezó aún más, llenando su pecho de aire —Debo imaginarme que está más que claro para ti cuál es tu papel en todo esto. No quiero que te apartes de su lado en ningún momento, no podemos confiarnos ni de las personas que acá trabajan o residen. Esto es serio.

—Por supuesto, su alteza. El príncipe está en buenas manos.

—No me defraudes, muchacho, o te costará la vida por ello.

Obvio no lo haría, puesto que su vida era algo así como preciada para él.

Un suspiro de alivio abandonó los labios del rey, el frunce entre sus cejas finalmente suavizándose en todo lo largo y agotador de ese día—. Taehyung, tus salidas de la mansión y las visitas han sido mínimas por precaución, pero si es posible, es preferible que ni siquiera salgas a partir de ahora hasta que no haya amenazada alguna. No hay que tomar ningún riesgo, así que espero que lo comprendas y pongas de tu parte, hijo.

—Más allá de que me sienta como una princesa encerrada, está bien para mí, padre, así que no te preocupes —Le sonrió y estiró sus manos por la mesa para alcanzar las de su progenitor y sostenerla, podía sentir toda su preocupación exudando por todo su cuerpo—. Todo se arreglará pronto.

O al menos eso quería creer.

—Eso espero, querido hijo. Esto es un dolor de cabeza —Manifestó en hombre con pesar.

Una vez la breve reunión finalizó, ambos –el príncipe y su guardaespaldas- abandonaron la sala y caminaron por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras que conducían hacia las habitaciones. Honestamente Jungkook había esperado que la charla provocara que su protegido bajara la guardia con él y le facilitara hacer su trabajo, pero Kim Taehyung no parecía ser un rico príncipe al que le han dicho que está en peligro de secuestro.

—Haz que preparen un baño para mí y que sea rápido, el césped está comenzando a picar en mi cuerpo —dijo a Jungkook por detrás de su hombro—, luego puedes tomarte un descanso o lo que sea, pero no te quiero cerca de mí por un poco de tiempo al menos.

Jungkook suspiró, ahí iban de nuevo...

—Su majestad, las órdenes del rey fueron claras para mí, debo permanecer a su lado en todo momento.

— ¿Y qué? ¿Planeas entrar al baño conmigo también? No me molestaría tener a alguien frotando mi espalda, ciertamente —se detuvo, y Jeon aguardó—, pero necesito mi espacio y esto que te estoy diciendo no es una sugerencia, Jeon, es una orden que no te veo siguiendo.

Y ahí estaba el Taehyung que venía conociendo desde hace semanas, distinto al que momentos atrás había lucido tan amable y dócil junto a su padre, llegando incluso a tocar un poco el corazón del pelinegro. Pero ese Taehyung nunca aparecía cuando estaba a solas con Jungkook, todo siempre eran órdenes, quejas y sermones ridículos por sólo estar haciendo su trabajo como lo ha estado haciendo por años.

—Su majestad-

Jungkook se obligó a contener su respiración cuando el príncipe se giró sobre sus talones y lo encaró. Sus músculos estaban tensos cuando Taehyung apoyó su dedo índice en su pecho y aquellos ojos fríos los miraron con desdén.

—Piérdete, o serás reemplazado para esta misma noche.

Más que un guardaespaldas, Jungkook se sentía como el sirviente de ese hombre. Era un completo desastre, y si las cosas entre ellos continuaban de esa forma el costo de todo ello sería perder su puesto y ser bajado de rango en la agencia. No podía permitir eso, así como tampoco podía permitir que el príncipe se saliera con las suya.

Aunque eso ultimo era lo más difícil de cumplir.

—Como usted desee —accedió con una voz que apenas salió, mientras observaba a su más grande dolor de cabeza de cabellos dorados girarse e irse.

No podía esperar a terminar con él.

[⍭]

—Jeon, ¿podrías levantar eso por mí? Resbaló de mis manos.

La voz del príncipe era suave, muy melodiosa, la misma que utilizaba al tratar con niños y personas cercanas a él. ¿Qué si era raro que la empleara cuando el nombre de quien lo protegía estaba allí? No, no lo era, teniendo en cuenta que para cualquiera presente allí en ese momento, esta distaba de sus verdaderas intenciones e incluso su expresión, que no era más que burlesca y obstinante. Jungkook apretó sus dientes, su mandíbula trabajando mientras miraba aquella sonrisa socarrona dibujarse en el rostro del rubio príncipe. Tenía sus manos detrás de su espalda, su postura derecha e inquebrantable.

—Su majestad —intervino entonces Jung, el primo y mejor amigo del príncipe quien compartía tiempo con este hablando sobre un libro para nada interesante según Jungkook—, yo puedo-

—Se lo ordené a él, y quiero que lo haga ahora —insistió entonces el rubio, sus cejas frunciéndose ahora con disgusto.

Una vez recuperó toda la paciencia necesaria, el pelinegro se agacho sin más y recogió el lapicero que “casualmente” había resbalado de los largos dedos de su protegido, como si Jungkook no hubiese sentido la mirada de este sobre él antes del suceso, y la sonrisa malvada que había estirado sus labios. Un completo fastidio. Le tendió el objeto al príncipe, sin sonreír, sin mostrar ni un poco su fastidio o enfado, sólo neutro como siempre. Como debía ser. Cuando los dedos del rubio parecieron ser torpes y el lapicero terminó de regreso al suelo, le habría gustado hacerse el sorprendido, pero estaba lejos de ello.

—Ah… Volvió a resbalar.

Jeon lo miró por escasos segundos antes de proceder a tomar el bolígrafo y entregárselo, escuchó el fallido intento del príncipe por contener su risa, la clara evidencia de que la situación le divertía en demasía, ¿cuántos años tenía? ¿Doce? Su protegido era un hombre de veinticinco, ¿era normal recibir semejante actitud por parte de este? A pesar de ser un príncipe… Ese tipo de actitud era con el que había estado lidiando todo ese tiempo, ridícula y pisoteante.

Tomó la mano del rubio con firmeza pero sin llegar a lastimar, y dejó el lapicero en su palma, cerrándola después con su propia mano. Taehyung lo miraba como si hubiese asesinado a su gato.

Pero bueno, este no tenía ningún gato, así que…

—Tenga, Señor.

Dicho y hecho, colocó sus brazos detrás de su espalda y retrocedió dos pasos. Escuchó a Jung acercarse a su primo y susurrar algo en la oreja de este, sea lo que sea que le haya dicho, evidentemente no fue del agrado de su alteza, ya que bufó y rodó sus ojos como todo un hombre maduro de veinticuatro años. Jungkook había esperado que Taehyung dijera algo más, incluso que se fuera y le ordenara al pelinegro permanecer fuera de su vista como por una hora como solía hacer cuando su ridículo enojo eclipsaba todo lo demás, pero sólo se quedó y siguió hablando con Jung como si nada.

Internamente, Jungkook agradeció aquello.

Con cada día que transcurría, menos podía soportar el trato que el príncipe tenía hacia él. Era hasta sorprendente para sí mismo como ese hombre lograba sacarlo de quicio tan fácilmente, mandado al carajo tantos años de entrenamiento. Él se sentía… algo así como un poco insultado, decepcionado, viendo como Taehyung tenía aquel trato tan dulce y noble con los demás, sonriendo siempre, riendo cuando la situación lo ameritaba. Era como si a Jungkook le tocara la peor parte de este, su lado sarcástico y burlón, temperamental y frío.

En ocasiones, Jungkook se preguntó cómo sería recibir al menos una buena cara por parte del dulce príncipe, pero como su guardaespaldas, era claro que jamás recibiría una rebanada de ese pastel.

[⍭]

—Sigo sin creer que mi hijo esté trabajando junto al príncipe de ensueño —escuchó a su madre suspirar detrás de la línea telefónica. Jungkook rodó los ojos, sosteniendo el teléfono entre su oreja y su hombro, tenía sus manos ocupadas recogiendo el costoso traje que el príncipe había mandado a elaborar. Sí, Taehyung lo había enviado precisamente a él a buscarlo, él, su guardaespaldas, el que debería estar cuidando precisamente su espalda y no yendo a recoger su ropa como si fuera un sirviente—. Recuerdo lo mucho que mis amigas y yo soñábamos casarnos con su padre, ¡ahora tú tienes la oportunidad de ir tras su hijo!

Se permitió reír, más allá del entusiasmo en la voz de su madre, sabía que sólo estaba bromeando.

—Sabes que eso sería imposible, estoy aquí por trabajo solamente — ¿Él? ¿Con un príncipe? ¿Con este príncipe? No se veía a sí mismo en ello por amor propio y su cordura—. Espero que no le hayas comentado a nadie más sobre esto, mamá. Nadie puede saber que estoy trabajando con la realeza.

—Yo soy una tumba, querido. Todos los somos y estamos conscientes de lo importante y serio que es esto.

Eso, y que era riesgoso que semejante información se esparciera como la pólvora tanto para él como para su propia familia, cualquiera con malas intenciones podría extorsionarlo, amenazarlo con lastimar a su familia a cambio de poner en peligro al príncipe. Debía ser cuidadoso.

—Aprecio eso —Sostuvo adecuadamente el teléfono y subió las escaleras—. Dejando eso de lado, te llamaba porque recibí dos días libres, mañana y el domingo, así que iré para allá.

Una sonrisa se extendió por su rostro al escuchar la emoción de su madre tas el teléfono, ah… Cómo extrañaba su hogar, una vez terminara con este trabajo sin duda se tomaría varios meses libres—. ¡Maravilloso! Le pediré a tu padre que prepare tu comida favorita para la cena, cielo. Te extrañamos tanto.

—Yo también los extraño —expresó con un poco de nostalgia.

—Y no puedo esperar a que me cuentes cómo te ha ido con el dulce príncipe Taehyung —suspiró soñadoramente la mujer y Jungkook suspiró derrotado.

Si ella tan sólo supiera... Bueno, no era como si él fuese a exponer la verdadera personalidad del príncipe delante de su familia; no era asunto suyo ni de nadie y hablar sobre los demás no era profesional, ni siquiera moral. Preferiría mentir y decir las mismas cosas que los medios, y así mantener intacta la ilusión de su madre respecto al príncipe.

—Te daré muchos detalles, lo prometo.

Cuando llegó a la habitación del príncipe, se despidió de su madre y preparándose mentalmente para otra estresante interacción con el dulce príncipe Taehyung, tocó dos veces la puerta y esperó por una respuesta.

Un suave "adelante" se escuchó desde adentro y Jungkook abrió y entró. Localizó con sus ojos a Taehyung en el balcón, observando el nocturno jardín real—. Príncipe, acá está el traje que solicitó.

Taehyung se giró, mirándolo desde lejos.

—Perfecto. Déjalo sobre la cama, me lo probaré en un momento.

Hizo lo ordenado y luego se acercó hacia él. No era algo que acostumbraba a hacer; prefería mantener la distancia del príncipe para no atosigarlo como este solía decir, pero había algo sobre que este estuviera contemplando hacia el exterior sin un vidrio de por medio que lo ponía de los nervios. La situación con aquellas personas que merodeaban la mansión en busca de algo seguía sin solventarse, por lo tanto Taehyung debía evitar exponerse demasiado, mucho más durante la noche.

Se colocó unos pocos metros detrás de él, a la espera de un regaño por parte de este como de costumbre, pero sorprendentemente Taehyung parecía tranquilo, incluso lucía feliz, pero Jungkook no relacionaba esa emoción con su presencia allí, sin embargo él y su paciencia lo agradecían.

—Mañana finalmente tendré un poco de diversión. Ya me estaba aburriendo de estar simplemente encerrado aquí sin hacer nada más que leer libros.

Había transcurrido casi una semana después de la reunión con el Rey, ciertamente el príncipe no parecía tener resistencia en absoluto. ¿Diversión? Para Jungkook parecía que el príncipe se había divertido durante esos días tratándolo como su esclavo.

Entonces recordó.

—Mañana viene la princesa Soomin, si no me equivoco.

—Una buena candidata para el matrimonio, según mi madre.

Bien, aquello se sintió extraño para Jungkook, en todo ese tiempo allí no había llegado a intercambiar tantas palabras con el príncipe y esta charla parecería ser un poco personal. Se obligó a mantener la compostura y simplemente seguir la corriente.

—Es… Uhm, ciertamente hermosa —musitó sin pensarlo demasiado.

—Así que sabes quién es —Taehyung se giró, apoyando su espalda ahora del balcón y mirándolo con sus brazos cruzados. Jeon asintió—. ¿Es ella tu tipo?

—No lo es, su majestad, si le soy sincero —respondió rápidamente, pero aun así sin prisa alguna.

La princesa era hermosa, y él era gay.

—Uhm… —Un silencio -incomodo, según Jungkook- flotó entre ellos por sólo un instante, en ese tiempo pensaba en cómo conseguir que el príncipe entrara a su habitación sin arruinar la aparente tranquilidad—. Como sea, ella no es la razón de mi emoción, ¿Has oído hablar de su escolta?

Jungkook siguió al rubio con la mirada cuando este pasó por su lado cuando decidió entrar, como si hubiese leído sus intenciones. Frunció el ceño.

— ¿Se refiere a Min Yoongi? Parece ser un buen sujeto.

—Sí —contestó, probablemente a ambas cosas—. Estoy planeando llevar a la princesa a una cálida caminata por el jardín real, y luego quizá... Hacerme amigo de su escolta, me ha llamado la atención desde hace tiempo.

Cerrando la ventana del balcón y corriendo la cortina, Jungkook estaba sin palabras. ¿Estaban sus oídos engañándolo? ¿O el príncipe estaba insinuando lo que él creía? Él no era tonto.

—Quiero invitarlo a cabalgar un poco —Se dio la vuelta y miró al príncipe ubicado ahora sobre su cama con su impecable traje a su lado, sus rodillas flexionadas hacia adelante, apoyando su peso sobre sus manos las cuales estaban ubicadas entre sus muslos. Se balanceó lentamente de arriba hacia abajo sin dejar de mirarlo, como si cabalgara a un paso tortuosamente lento—. Hace mucho que no lo hago, así que lo ansío como no tienes una idea…

Sus manos se apretaron detrás de su espalda. Demonios, no. Él no jugaría ese juego.

—Espero que consiga hacerlo, su alteza —Taehyung sonrió, relamiendo sus labios. Algo en el ambiente no se sentía bien para el pelinegro, así que se apresuró en finalizar su labor allí—. Si me disculpa, aseguraré todas las ventanas y me reti-

—Tengo otro trabajo más importante para ti en esta ocasión —Y por supuesto no lo dejó terminar. Mierda—. Es algo que sólo tú puedes hacer, una vez termines, aseguras lo que tengas que asegurar y te vas.

Se miraron por varios segundos, recorriendo la expresión del otro en busca de “algo” que les hiciera echarse para atrás con lo que sea que ocurría o estaba por suceder, antes del pelinegro asentir.

—Bien. Colócale el seguro a la puerta.

Jungkook caminó hacia esta sin decir nada y colocó el seguro, no presentía nada bueno, pero él solo se limitó a acatar las órdenes de su majestad.

—Listo.

—Acércate —Jungkook lo hizo, pero al parecer no lo suficientemente para el príncipe—. Más.

Se vio de pie cerca de la cama con el príncipe arrodillado encima de esta, frente a él. No sabía qué estaba tramando esta vez el rubio, podía sentir la fuerte inseguridad y la tensión en su cuerpo, esperando cualquier indicio de que podía abandonar la habitación y salir de allí, escapar de lo que sea que viniera. La forma en que Taehyung lo estaba mirando no lo hacía sentir bien, y si eso no era suficiente para comenzar a enloquecer, lo siguiente que su protegido articuló lo fue.

—Desvísteme.

Tragó pesado, sus cejas levantándose y una pequeña espina de irritación punzando en su sistema. Se aclaró la garganta.

— ¿Qué? —Su voz salió tan débil y sin aliento que se sintió patético.

La expresión serena en el rostro del príncipe prevaleció—. Lo que acabas de escuchar. Quítame la ropa.

—Soy tu guardaespaldas, no tu sirviente.

Taehyung no parecía retroceder o dar tregua, es más, él muy imbécil empezaba a sonreír.

—Okay Jungkook, mi guardaespaldas, des-vís-te-me.

Sus manos se abrieron y cerraron detrás de sí. « ¿Qué carajos?» Susurró su subconsciente. Miró el traje que había traído minutos atrás y que dijo se probaría aún en la cama, y sólo pudo asumir que este era el príncipe burlándose de él una vez más tratándolo como su sirviente como siempre, actuando como un niño mimado que necesitaba que los demás hicieran todo por él.

Inhaló hondo y estiró sus manos, alcanzando los botones de la chaqueta del príncipe y retirando uno por uno. Definitivamente no permitiría que algo así le afectara. Taehyung arrojó la prenda al suelo y le indicó que procediera con lo demás, sentía sus propias manos sudar con cada tacto de su piel y la ropa de su protegido. Quitó la camisa de lana que este llevaba e intentó no mirar por mucho tiempo el lampiño y acanelado pecho y abdomen del príncipe, se deshizo finalmente de los pantalones con ayuda suya, sus dedos deslizándose por toda la extensión de sus muslos. Jungkook sentía todo aquello como una maldita tortura y no dudaba de que para el príncipe Kim se trataba de eso; de torturarlo.

Finalmente, el pantalón se unió junto a la demás ropa indeseada en el suelo y el pelinegro sintió que ya podría liberar el aliento que había estado conteniendo. Se enderezó, aclarando su garganta y mirando hacia cualquier lugar menos el hermoso cuerpo del príncipe, aunque le estuviera costando más de lo que debería.

—Príncipe, si me disculpa...

—Todavía falta la ropa interior —dijo con simpleza.

Mierda, ¿él hablaba en serio? —Su alteza-

— ¿No fui claro, Jungkookie? Te pedí que me desvistieras, debes quitarme toda la ropa.

Jungkookie.

Pasó saliva y clavó sus ojos en el príncipe, la expresión burlesca de antes ya no estaba, y Jungkook ya no podía enfocarse en leer al rubio. Su mente se nublada con cada segundo en esa habitación.

Antes de poder decir algo, Taehyung ya había tomado sus manos y las había regresado hacia su cuerpo, específicamente su cintura. Era irresistible, realmente lo era, aquella caliente piel sobre sus dedos se sentía celestial y Jungkook quiso apretar hasta dejar una marca, hacer evidente que él estuvo y tocó allí.

Santos cielos.

Enganchó sus dedos en el elástico del boxer, sus ojos todavía conectados a los de Taehyung, ¿estaba respirando? Porque se sentía sin aire—. Vamos, quítamelo —le oyó decir como si le faltara el aliento.

Luego de eso, puede que Jungkook se haya visto sucumbiendo ante una de las grandes tentaciones de su vida y su trabajo, pero aquello no parecía ser algo importante cuando tenía sus manos dentro de la ropa interior de Taehyung, su protegido, ahuecando sus glúteos con una libertad que hacía contraer su semi-erecto miembro.

Bajó la prenda, deslizándose una vez más por la tibia piel del príncipe, sus rostros tan cerca que comenzaba a sentirse mareado, podía oler el perfume que este usaba con mayor intensidad. Con una lentitud que dolía, enterró su nariz en el cuello del rubio e inhaló, el suave jadeo del contrario no pasó desapercibido por él. Santa mierda, no estaba haciendo ningún esfuerzo por contenerse y recuperar su cordura.

No supo que Taehyung lo tenía agarrado de los hombros hasta que sintió el apretón en ellos.

—Bien. Ahora, serás un buen muchacho y le traerás a tu príncipe el bote de lubricante que está en el segundo cajón —Jungkook estaba tan tenso como una flecha a punto de ser disparada. Un suspiro tembloroso salió de su boca cuando los nudillos del rubio subieron y acariciaron su mejilla. Tuvo que cerrar sus ojos un momento cuando todo se sintió ser demasiado. Entonces aquella interesante palabra resonó en su mente; lubricante, Taehyung quería que le buscara lubricante. El príncipe claramente no iba a probarse su nuevo traje, por todos los cielos—. Luego, todo lo que tendrás que hacer será observarme, ¿podrás hacer eso, uhm?

¿Podría hacerlo? Difuminar un poco la línea que limitaba su trabajo de lo personal, de su actuales ansias y deseos, ¿realmente lo haría por este dulce príncipe? No debía. Taehyung lo estaba tentado y él fácilmente estaba cayendo. ¿Cómo siquiera la cosas habían tomado este rumbo?

No debía ceder.

—Yo- —casi se atragantó con su propia saliva. Maldición—, lo mejor será que me vaya, su majestad.

—Cuando requiero de mi privacidad, siempre te veo rondando cerca de mí como un total fastidio. Ahora que es lo contrario, decides abandonar tu posición —Su voz salió con sorna, empujando apenas a Jungkook y sentándose en la cama—. ¿Qué pasó con eso de permanecer al lado de tu príncipe en todo momento?

Hizo puños con su manos, aferrándose a la poca racionalidad que le quedaba, su cerebro ignoró la provocación y se enfrascó en como el príncipe procedía a masturbarse frente a él sin vergüenza, sonriéndole como el grandísimo hijo de p- reina que era.

Sí, eso era lo que Jungkook había estado pensando en todo ese tiempo, en lo desgraciado que ese hombre era por querer hacerle el trabajo imposible.

—Vas a obedecerme tal y como siempre, ¿no es así, pastelito? —Sintió su polla contraerse en sus ajustados pantalones ante el apodo. Jesucristo, que alguien lo ayudara, se había sentido malditamente bien eso. Taehyung alcanzó su cómoda y tomó el lubricante que había en el cajón, llenado sin prisa sus dedos con este y totalmente consciente de que el pelinegro seguía cada uno de sus movimientos con atención. Sonrió—. Vas a observar como tu príncipe monta sus propios dedos. Considérate afortunado.

Con sus rodillas apuntando hacia adelante y junto a la ayuda de una de sus manos, Taehyung se apoyó en la cama a la par que deslizaba su otra mano entre sus piernas y comenzaba a acariciar su agujero, jugueteando un poco. El pequeño quejido que soltó cuando insertó el primer dedo se sintió como un golpe bajo para el azabache, una muestra de que aquello realmente estaba pasando, era real.

El príncipe Taehyung estaba dándose placer a sí mismo con Jungkook en la habitación, con este mirándole a tan sólo centímetros que podían romperse con una simple inclinación que el pelinegro diera.

El calor se abrió paso por todo su cuerpo, y él no podía estar pensando en cómo se escucharía su nombre siendo gemido por el príncipe mientras clavaba sus dedos aún más profundos en él, buscando su ansiada liberación. No podía estar imaginando como sería él teniendo toda la potestad sobre ese sublime hombre por una sola vez. Y por si se lo preguntan, Jungkook desde siempre reconoció la belleza que el príncipe poseía, más allá de su amargo carácter cuando estaba con él, el azabache no era ciego y apreciaba el físico del rubio, pero aquello no era algo que los demás debían saber.

En ese momento, cantidades de imágenes eróticas azotaban su mente que le encantaría volver realidad si tan sólo el protagonista no se tratara de la persona a la que debía proteger, y por ningún motivo sobrepasar los límites existentes con esta. Necesitaba pensar en algo que le hicieran calmar la electrizante sensación en su cuerpo, pero es que ver a Taehyung de esa forma, luciendo tan vulnerable y necesitado, su preciosa boca de cereza entre abierta y sus cejas fruncidas, santo dios, no podía dirigir sus pensamientos a nada más que eso, en cómo le gustaría darle al príncipe lo que este realmente quería, lo que parecía implorar tácitamente, saciarlo como este ansiaba hasta dejarlo deshuesado en su cama.

El rubio lucía frustrado, los dedos no eran suficientes y la posición se veía de todo menos cómoda a medida que los segundos pasaban, Jungkook se encontró a sí mismo esperando, carajo, ¿esperando? Mejor dicho anhelando que Taehyung le diera la maldita orden de hacer algo más que estar allí de pie inmóvil. Él podría ayudar, podría darle lo que quería aunque no era lo correcto o lo permitido.

Follar al príncipe no estaba en el jodido contrato, desearlo tampoco.

Pero él lo hacía en ese momento; lo deseaba, y él quería complacer a su príncipe, él y nadie más.

Miró la erección de Taehyung, la punta brillante y goteante, inclinada hacia su pulido abdomen, hermoso, perfecto para ser llenado de marcas así como esos muslos que le robaban el aliento, lo increíblemente satisfactorio que sería frotarse entre ellos y-

Un lloriqueo lo bajó de su nube de ensoñación, sus miradas encontrándose como dos imanes—. Sí... Eso. Mírame más.

A esas alturas su respiración por completo era un caos, su entrepierna dolía y no podía hacer nada para conseguir algo de alivio. Estaba obligado a seguir las órdenes del príncipe, manteniendo su posición con sus brazos cruzados detrás de su espalda. Lo único que movía de su cuerpo eran sus ojos, los cuales seguían hambrientos cada movimiento de las manos de su protegido, y a este eso parecía encantarle, parecía encenderle más.

Taehyung retiró los dedos de su interior y se volteó, su pecho ahora estaba apoyado contra la cama y su trasero brillante por el lubricante estaba expuesto por completo hacia su guardaespaldas. Jungkook no podía creer lo que estaba viendo, no podía creer en lo mucho que estaba deseando apresar las caderas del rubio con sus manos y empujarlo hacia su vestida erección, molerse allí y hacerle rogar al otro que lo follara. Ya poco le estaba importando tener semejantes pensamientos con el hijo del Rey.

Lo único que conseguía escucharse en la habitación era la respiración acelerada del príncipe y sus jadeos, su rostro, orejas e incluso su cuello estaban teñidos de un furioso sonrojo, sus dedos invadiendo en cuenta nueva su aceitoso agujero mientras que con su otra mano atendía su pene. Gimió y eso hizo estremecer al pelinegro de pies a cabeza, su propia erección punzando tan dolorosamente contra sus boxers que comenzaban a humedecerse. ¡Carajo!

—Más… —Tres de sus dedos estaban en su interior, penetrándose a sí mismo con una necesidad que abrumaba a Jungkook. La velocidad con la que los metía aumentaba con cada lamento, manifestando su inconformidad con su agitada y débil voz—. Necesito más.

« Pídemelo. Ordénamelo».

Las palabras estaban en la punta de la lengua de Jungkook, su garganta adolorida al igual que su tensa mandíbula.

El sonrojado y hermoso rostro de Taehyung abandonó las cobijas, inclinándose hacia un lado para mirar fijamente a su protector. Jungkook la estaba pasando verdaderamente mal, a la espera de que su martirio terminara de una forma u otra. Pero su Príncipe no articuló palabra coherente alguna, sólo se deshizo en gemidos en su cama, mientras que al pelinegro no le quedó de otra que afrontar la tormenta que Kim Taehyung desató esa noche en su propia habitación; sin mover ningún músculo, quieto e intentando regular su respiración cada tanto.

Lo miró correrse entonces, con tres de sus dedos profundamente clavados en su interior mientras su otra mano apresaba su virilidad, exprimiendo hasta la última gota de su orgasmo. Largas tiras de semen ensuciando las sábanas. El cuerpo tembloroso del príncipe parecía tomar con deleite la sobre estimulación por más que sus gimoteos se escuchaban desastrosos.

Jungkook tomó una bocanada de aire, haciendo todo lo que estaba a su alcance por controlar las reacciones de su cuerpo ante tal estímulo visual que había recibido. Su frente sudada y las uñas de sus manos estaban enterradas en la carne de sus palmas.

Dolía.

Todo su cuerpo dolía por haber deseado acercarse, tocar y sentir. Ver a Kim Taehyung, su príncipe, de aquella manera calaba en lo más oscuro de su ser y reprimir sus profundos instintos se sentía tan difícil como intentar decir alguna palabra con un nudo en la garganta.

Un bajo gemido salió de Taehyung antes de retirar sus dígitos y caer lánguido sobre la cama, sin importarle la suciedad. Tomaba todo el aire que podía en sus pulmones mientras alcanzaba una almohada y la abrazaba. Jeon permaneció alerta a lo que fuese a pasar como pudo, sin permitir que sus verdaderas emociones desbordaran su máscara de indiferencia.

Giró un poco su cuerpo y miró a su guardaespaldas.

—Puedes irte —Su voz rota y gruesa envió escalofríos por todo el fornido cuerpo de Jungkook. Entrecerró los ojos, lamiendo sus labios. El pelinegro soltó un pequeño suspiro, sin poder apartar su vista de él—. Una palabra de esto a alguien y… —Una vil sonrisa se extendió por su coqueto rostro—, estarás fuera.

Jungkook sólo asintió sin mediar palabras y se apresuró a terminar lo que se suponía debía hacer. Revisó cada ventana y los seguros de las mismas asegurándose de que todo estaba en orden aunque su mente se encontraba naufragando todavía por los fragmentos de aquellas vívidas imágenes. Salió de allí no sin antes hacer una leve reverencia hacia su majestad, sintiendo que el aire finalmente llegaba a sus pulmones tan pronto cerró la puerta y se encaminó a toda velocidad a su propia habitación. No podía permitir que alguien lo viera en ese estado.

Se encerró en su cuarto y se apoyó en la puerta. Inhaló… Exhaló, quiso calmarse pero su erección seguía allí y no era fácil de ignorar. No recordaba cuándo estuvo así de excitado antes. Desabrochó sus Jeans sin detenerse a meditarlo, y el alivio que sintió tan pronto sostuvo su duro miembro lo derrumbó por completo. Su mano se deslizaba con facilidad por toda su extensión gracias al líquido pre-seminal que segregaba sin parar.

Príncipe, príncipe, príncipe.

Era todo lo que podía salir de su boca aparte de suspiros y jadeos. Era lo único en lo que podía pensar mientras se masturbaba con tal ímpetu que sus piernas se sentían debilitadas y su respiración estaba fuera de control. Se sentía un degenerado por lo que hacía, pero ahí estaba él, viendo al hijo del rey como el hombre más sublime que jamás vio.

No tardó mucho en correrse en espesas tiras que atrapó con su mano. Podía sentir su rostro caliente, su respiración saliendo larga y pesada mientras su cuerpo comenzaba a calmarse conforme a los segundos pasaban y él se mantenía en silencio, sus ojos fijos en su entrepierna. Fue entonces que notó que su teléfono vibraba y sonaba en su bolsillo trasero. Lo sacó y parpadeó por la luz en la pantalla, se percató de que ni siquiera había encendido la luz de la habitación cuando llegó.

Era un mensaje del Rey, y por cómo iniciaba Jungkook casi creyó que lo estaban despidiendo. Sólo le agradecía por sus servicios durante todo este tiempo, haciendo mención sobre sus días libres como agradecimiento. Era consciente que en un trabajo como el suyo los días libres no eran muchos, en ocasiones no llegaba a tener vacaciones a menos que su servicio haya finalizado y tomara un receso antes de ocupar otro trabajo.

Re leyendo el corto mensaje, Jungkook se preguntó cómo sería la reacción del Rey si se enterara sobre lo que terminaba de hacer. Posiblemente, su mano no sería lo único que amputarían de su cuerpo.

Carajo. Jungkook en su vida trabajando como guardaespaldas se enfrentó a cosas difíciles, pero nunca a algo como esto. Bien claro le había quedado que una persona como Kim Taehyung, sólo existía una vez por vida.

[⍭]

El siguiente día llegó con un arrepentimiento que golpeó al pelinegro fuerte. Por eso tan pronto estuvo despierto esa mañana, tomó un baño y se vistió con ropa deportiva. Empacó unas pocas pertenecías y le anunció al chofer que se estaría yendo por ese día. Bajó las escaleras de la mansión, saludando a cada empleado cordialmente y cuando estuvo a un sólo paso de su libertad, alguien lo llamó.

— ¡Sr. Jeon!

Un tanto alarmado, se giró y vio a Jung Hoseok.

— ¿Señor Jung? —Bajó su bolso, mirándolo acercarse.

—Lo siento. Supe que hoy comienzan sus días libres y justo ahora se dirige a su casa, pero el príncipe ha solicitado verlo y no parece de buen humor.

Quiso preguntar cuándo había estado este de buen humor, pero a juzgar por la expresión del primo del príncipe, no había espacio para bromas en ese momento. Lo que él menos quería era ver al rubio y era por eso que estaba escapando; salir de ese lugar y estar con su familia lo ayudarían a aclarar su mente y poner en orden todas sus prioridades en su cabeza. Pero obvio, Taehyung no lo dejaría ir tan fácil.

Salió por un momento a decirle al chofer que regresaría en unos minutos y se sorprendió al ver que llovía a cántaros, no se había percatado de ello estando adentro.

— ¿En dónde está él? —preguntó a Hoseok mientras lo seguía.

—En la sala de reuniones —contestó en un suspiro—. Tan pronto supo que usted se iría, dio órdenes de llamarlo antes de dirigirse hacia allá.

— ¿Qué hay sobre su reunión con la princesa? —Recordó las palabras del príncipe y lo interesado que se veía sobre la llegada de esta, aunque no fuera la princesa el principal motivo de su emoción.

—Fue cancelada debido a la lluvia.

Caminaron hasta llegar a la gran puerta café de sala. Su suplente, es decir, el guardaespaldas que estaría a cargo del príncipe mientras que él no se encontrara, se encargó de brindarles el acceso. Lucía fastidiado el pobre tipo y Jungkook no lo culpaba.

—Su majestad. Acá está Sr. Jeon como lo solicitó —anunció Jung.

Cuando Jeon enfocó sus ojos en el príncipe, inhaló profundo ante lo sublime que lucía llevando el traje que había recogido para él la noche anterior. Estaba perfectamente confeccionado a la medida del príncipe y sus proporciones. Taehyung miraba por el vidrio del ventanal hacia el jardín, la lluvia empapando las flores.

—Jeon y yo debemos discutir un asunto de suma importancia, por lo tanto requerimos de privacidad. Cierren las puertas y no permitan que nadie entre o salga —Se giró y miró a Jeon únicamente—, hasta que yo lo ordene.

—Por supuesto. También le notificaré al chofer que tendrá que esperar.

—Excelente.

Jung dio una reverencia, siendo cordial como siempre a pesar de ser de la familia, y después salió de la sala cerrando las puertas detrás de él. Pasados unos segundos de silencio, estando finalmente solos, Jeon saludó con una inclinación.

—Mi príncipe.

— ¿Qué crees que estás haciendo? ­—El pelinegro se enderezó, mirando al enfurecido príncipe—. Cómo es que lo primero que vi esta mañana al salir de mi habitación, fue el desagradable rostro de tu sustituto y no a ti.

Con calma, dejó su bolso en el suelo y cruzó sus brazos detrás de su espalda—. Hoy es mi día libre, su majestad.

— ¡¿Y por qué tuve que enterarme a última hora?! —Golpeó la mesa con su palma y las cejas del pelinegro se elevaron—. Tú eres mi guardaespaldas oficial, no puedes irte sin que yo esté enterado, ¿entiendes que así funcionan las cosas? Aunque haya sido mi padre el que te haya contratado, yo soy quien está bajo tu cuidado, por lo tanto debo estar enterado de cualquier asunto relacionado a ti —Se cruzó de brazos, su respiración un poco agitada y Jungkook no ponía en duda que el príncipe estaba realmente de mal humor.

Pero eso no tenía nada que ver con él.

—Con todo respeto, su majestad, pero esto es pura decisión de su padre el Rey. Yo no solicité días de descanso.

—De igual manera debiste informarme —espetó—. Hay decisiones que mi padre toma sin siquiera hacerme saber de estas.

—No volverá a ocurrir.

— ¡Por supuesto que no lo hará! No tolero que hagan cosas a mis espaldas, Jeon Jungkook.

Suspiró—. Príncipe, no lo haga parecer como si se tratara de un complot en su contra. Deje de exagerar.

El rubio príncipe lo miró estupefacto, como si le hubiesen propinado una cachetada. A paso lento, comenzó a acercarse a Jeon, colocando una de sus manos sobre su pecho una vez estuvo cerca—. ¿Crees que puedes hablarme así sólo por lo de ayer? ¿Tratarme de dramático? —murmuró sin despegar sus ojos del otro—. Deberías tener cuidado con la forma en la que usas tu lengua, Jeon.

Jungkook lo notó de nuevo, aquel brillo que había eclipsado los ojos del príncipe al igual que la noche anterior. Lo costó concentrarse de nuevo en la conversación que estaban teniendo.

—Discúlpeme si soné rudo, pero no veo por qué se tomó la molestia de improvisar esta reunión sólo porque le pone de malas saber que por un día, no debo hacerme cargo de usted. ¿No tendría cosas más importantes que hacer, que buscar cualquier cosa para perturbarme? —Inquirió con firmeza, ignorando el comentario hecho sobre lo ocurrido en la noche, y prestando atención a las expresiones del príncipe—. Debería dejar de hacerme blanco para desquitar tus frustraciones cuando yo sólo estoy intentando cumplir con mi trabajo. Me dificulta las cosas, no es profesional y su padre estaría descontento de saberlo.

Taehyung hizo un puño con la oscura camiseta de lana del pelinegro—. ¿Frustraciones?

—Estás enojado porque tus planes con el escolta de la princesa se vinieron abajo por la lluvia. Esa es la verdadera razón, no porque te hayas enterado tarde de mi día de descanso. Y claro, con quién ibas a pagar tu frustración si yo no me encontrara cerca —Tomó la mano del rubio entre las suyas, más no la apartó—. Si tanto te disgusto como para querer tratarme como un sirviente y sacarme de quicio, habla con el Rey y pide a alguien más que sea tu guardaespaldas.

El silencio cayó sobre ellos, ambos mirándose sin retroceder ni un paso. Pronto Jungkook fue consciente de lo rápido que estaba latiendo su corazón, y que posiblemente el príncipe podía sentirlo. Aun así no se retractó de sus palabras, una parte de él estaba cansada de tener que lidiar con una persona tan obstinada como Kim Taehyung, y otra, quería dejarse guiar por cosas de las que no debería permitirse.

— ¿Ya te quejaste todo lo que quisiste? —El rubio se apartó y fue hasta la mesa sólo para apoyarse, sus manos jugueteando con los botones de su ropa—. O hay algo más que quieras expresar.

Jungkook dudó unos segundos sobre si contestar.

—Eso es todo, su majestad.

—Oh, ¿ya soy tu majestad otra vez? —Inquirió inclinando su cabeza hacia un lado con aparente diversión—. ¿Sabes, Jungkookie? Siendo sincero no creí que duraras tanto tiempo. Los demás no lo hicieron, todos renunciaron a la segunda semana. Aunque eso ya lo sabes.

Era cierto. Una de las primera cosas que Jungkook supo una vez inició el trabajo, fue el historial de los anteriores guardaespaldas que el príncipe había tenido, todos renunciando a su cargo temprano.

—Ninguno de ellos refutó o se quejó respecto a mi actitud. Soy el príncipe después de todo, por lo que quizá preferían fingir verse imperturbables. Eso sólo me hacía enojar más porque… ¿Por qué permitir algo así? ¿Sólo por un cargo? Me… estresaba verles actuar como cascarones vacíos y aguantaran en silencio. Sólo podía molestarlos y molestarlos hasta ver cuáles eran sus límites. Me hubiese gustado que al menos antes de irse, me gritaran en la cara todas sus quejas como lo hiciste hace un momento. Yo por supuesto, me habría disculpado.

Jungkook había permanecido estoico escuchando cada palabra del príncipe con atención, impresionado aunque no lo mostrara.

—Es bueno saber que no eres como ellos —Jeon se aproximó lentamente—. Me disculpo, y si después de esto quieres irte, no hay nada que te detenga.

—Me iré tarde o temprano, su majestad. Su actitud me molesta, sí, pero mi trabajo es más importante que eso y eso es mantenerle a salvo. No me iré a menos que usted o el Rey así lo quieran, o mi trabajo ya esté hecho y usted no corra peligro.

Una ligera risa brotó de los labios de rubio—. Soy el príncipe, heredero al trono y gran fortuna, iluso. Siempre correré peligro por eso.

—Tiene un punto —La lluvia continuaba cayendo afuera sin cesar. Jungkook no quería creer en aquellas palabras del príncipe, por más que sintiera que estaba siendo sincero—. Una vez hemos aclarado todo, su majestad, debo retirarme. Estará bajo la protección de mi suplente desde el día de hoy hasta el lunes cuando regrese a mi puesto.

— ¿En serio me dejarás?

No pudo evitar mirar por demasiado tiempo el bulto en los labios del príncipe al hacer esa pregunta, y tampoco pudo pasar por alto que este había alcanzado su mano. Había algo implícito en todo ello.

—Le… dije que no lo dejaré, príncipe Taehyung —suspiró—. Le seré franco; no pienso bajar la guardia con usted aun con las cosas que me ha dicho, he trabajado lo suficiente a su lado como para saber que en parte disfruta molestarme. Si necesita desquitar su estrés y desanimo por el fracaso de sus planes, haga lo que quiera con mi suplente pero a mí déjeme afuera por el día de hoy.

—Yo no sabía que la visita de la princesa se había cancelado hasta que tú lo mencionaste.

Jungkook parpadeó, incrédulo.

—Supongo que ahora me toca a mí ser más sincero —Tiró con cuidado de Jungkook hacia él, quedando acorralando entre su cuerpo y la mesa—. Sabes, aún si pudiera reunirme el día de hoy o mañana con el escolta de la princesa, no tendría sentido si tú no estuvieras aquí para ser testigo.

La mano de Kim volvió a posarse en su pecho, rápidamente viajando hasta su cuello en donde masajeó. Jungkook lo miraba sintiéndose un poco sin aliento con la cercanía, había conseguido aplacar los recuerdos de la noche anterior al mantenerse lo más lejos posible de su tacto, pero ahora, se veía a sí mismo contemplando la imagen del príncipe expectante por algo.

—Príncip-

—Lo diré sin rodeos —El rubio disminuyó aún más la distancia entre ellos, entrelazando ambas manos detrás de la nunca de su guarda espaldas—. Me gustas, Jungkook. He estado atraído por ti desde el primer día en que pusiste un pie en esta mansión, y juraste a mi padre que me mantendrías a salvo con tu vida.

Jungkook procesó todo lentamente. Lo entendió, y largó una risa al mismo tiempo que se alejaba—. No pienso caer en este juego, no de nuevo. Mi paciencia tiene un límite y usted la está sobrepasando en este momento. Mientras no estoy, búsquese a alguien más a quién arruinarle el trabajo.

Dicho aquello, furioso se aproximó hacia la salida. No cedería a ese juego de falsa seducción en el cual tendría todas las de perder. Era obvio que el príncipe no iba en serio y sólo lo estaba colocando a prueba, y luego así acusarlo con su padre para hacerle salir del trabajo de la peor manera.

—No podrás salir a menos que yo dé la orden.

Se detuvo tan pronto lo escuchó. Mierda, ¿por qué le había tocado trabajar con un príncipe tan testarudo? Siempre alterando los nervios de Jungkook para conseguir salirse con la suya en todo momento.

Se giró—. No puede retenerme aquí en contra de mi voluntad, por el día de hoy no estoy bajo su mandato —Respiró hondo, volviendo puños sus manos a sus costados—. Sólo responderé a órdenes directas de-

Taehyung rió, sus dedos golpeando la superficie de la mesa. Toda su postura emanando nada más que desinterés—. Puedo hacer lo que se me venga en gana, ¿no es esa la verdad? Soy el hijo del Rey después de todo y sigues aquí, en mi casa.

Algo en Jungkook se rompió, y cuando menos lo supo ya estaba frente al rubio príncipe otra vez, sosteniéndolo con fuerza del cuello de su pulcro traje blanco.

—Eres un pedazo de mierda, ¿lo sabías, querido príncipe? —Apretó más su agarre, más sin embargo Taehyung ni se inmutó—. Queriendo controlar a los demás a tu antojo como un puto crío. Actuando como un imbécil sólo porque no planeo participar en tu sucio juego. Dime una cosa —Condujo su mano libre a la cintura de Taehyung y apretó, esta vez sí obteniendo una leve mueca de este—. ¿Qué se siente ser alabado por todos allá afuera, y de puertas para adentro ser una persona detestable?

—Soy yo quien debería preguntarte cómo se siente el estar atraído por una persona así —Levantó una ceja mientras sonreía ladino, Jungkook remojó sus labios con nerviosismo—. Oh… ¿Pensabas ignorar esa parte? Fui capaz de notar la manera en que me miras debajo de esa cara de póker tuya, aun cuando te he tratado como un estorbo.

El pelinegro abrió la boca, más nada salió de ella. Por más que no quisiera admitirlo a sí mismo, Taehyung había dado en el clavo. Su agarre se aflojó y enmudeció cuando sintió los labios del príncipe sobre los suyos en un lento beso que murió rápido.

—Jeon —murmuró contra su boca—, mientras tenga tu atención y tus manos sobre mí, ser alguien detestable no podría sentirse más increíble.

Un escalofrío lo recorrió, y pronto tuvo al príncipe besándolo con más ímpetu en espera de ser correspondido. Jungkook reaccionó lento, la mano que antes aprisionaba la cintura del rubio terminó rodeándolo por completo, la otra alcanzó su nuca y dio un apretón antes de murmurar.

—No estarás tranquilo hasta tener lo que quieres, ¿no?

Mordió su labio inferior e invadió la boca del príncipe con su lengua cuando este soltó un jadeo. Lo besó profundo y duro, sin darle oportunidad de responder con la misma intensidad, obligándolo a sólo tomar y tomar sin quejas el castigador beso, sin aliento y todo tembloroso. Jungkook con dificultad sentía lo fuerte que Taehyung se aferraba a él, el desespero en cada uno de sus movimientos, y fue al cabo de varios segundos que sintió algo duro contra su muslo.

Rompió el besó y sin aviso alguno, empujó su muslo entre las piernas de Taehyung y lo molió contra este en un rítmico vaivén. El príncipe se vio gimiendo y siseando, colocando sus brazos hacia atrás para sostenerse del borde de la mesa mientras que Jungkook tiraba de sus caderas.

—Jesús, Jungkook… —Tiró su cabeza hacia un lado, sus cejas fruncidas mientras miraba al pelinegro profundamente y suspirando—. Entiendo que por hoy no tienes por qué seguir mis órdenes, ¿pero qué tal si me quitas este traje?

Se detuvo unos pocos segundos antes de proceder a desabotonar el chaleco del príncipe. Ya había llegado a ese punto, así que Jeon no veía caso en querer retroceder. Sin dudarlo, se arrepentiría de sus acciones y de caer absurdamente en las manos del príncipe, pero eso sería después de rascarse la comezón y joderlo.

—Todo un desperdicio este traje, ¿no cree, su alteza? —Lanzó la prenda sobre la mesa y fue a por la camiseta de seda de abajo, sus dedos tastabillando—. Queriendo impresionar a ese ridículo escolta de la princesa, y al final no consiguió tener su visita.

—Atrevido de ti asumir que quería impresionar a Min con esta ropa —Desabrochó su propio cinturón con un poco de prisa—, cuando en su lugar puedo tener a mi atractivo guardaespaldas follándome.

Sus manos se detuvieron en el último botón, sus ojos que habían permanecido contemplando cada tanto de piel expuesta viajaron hasta el rostro del príncipe. Aquella sonrisa sensual que casi opacaba la mirada tímida del príncipe, fue el punto sin retorno de Jungkook. Con su respiración atascada, miró a Taehyung alcanzar su chaleco y sacar del bolsillo interno algo que reconoció como lubricante y preservativos.

Lamió sus labios cuando el príncipe se inclinó, rozando aquellos sobres de aluminio en su mandíbula y susurrando en su oreja—. No puedo esperar.

[⍭]

Jungkook no fue gentil.

Apenas preparó al hombre. Sus movimientos fueron rústicos y su actitud áspera porque así le gustaba el sexo. Su mano apresaba la dorada cabellera de príncipe con fuerza, sosteniendo su cabeza contra la superficie de la mesa. Con la fuerza que poseía, tenía los dos brazos de Taehyung atrapados desde sus muñecas con su mano libre cuando este intentó tocarse, jalándolos mientras se enterraba a un ritmo brutal en su culo. Jungkook podía ver pequeñas lágrimas en los bordes de los ojos de Kim cuando abría estos cada tanto, mayormente ensimismado en jadear y gemir, intentando con dificultad en responder a los golpes de su guardaespaldas con sus caderas, pero parecía estar tan bien con sólo tenderse ahí y tomar todo sin participar mucho.

“Me gusta”, fue lo que este dijo cuando Jeon se las arregló de dispersar un poco la neblina en su mente, y preguntó si era demasiado. Con esa respuesta, Jungkook dejó de pensar y se dedicó a follar y follar.

El sonido de sus pieles al chocar llenaba la habitación también atestada de bajos gemidos y suspiros, iban en aumento conforme los minutos pasaban. Una fuerte estocada del pelinegro dio directo en la próstata de Taehyung, y las piernas de este flaquearon de modo que Jungkook tuvo que liberar sus brazos y abrazar su torso. Las penetraciones cesaron tan pronto escuchó el profundo gemido del príncipe, y condujo su otra mano hacia su boca.

Su polla estaba apoyada en aquel dulce lugar, burlándose de él con movimientos circulares de su pelvis—. No seas tan ruidoso.

Se mantuvo de ese modo por varios segundos, jugando con la próstata de Taehyung hasta reducirlo en un manojo de lloriqueos. Sabía por el príncipe que nadie afuera podría escucharlos, dado que esa habitación fue diseñada con paredes gruesas para que nada de las reuniones que allí se hicieran, saliera de allí. Eso sumado a la lluvia que continuaba cayendo, eran una buena cortina, sin embargo a él le gustaba limitar al rubio ahora que podía hacerlo.

—Mira el desastre que estás haciendo —Alcanzó su desatendida polla, sintiendo el líquido pre-seminal resbalando de entre sus dedos cuando jugó con el glande. Taehyung gimió contra su mano, apretando el miembro de Jungkook en su interior. El pelinegro suspiró tembloroso, sus ojos entrecerrándose—. No te harás cargo de eso, ¿no es así? Probablemente pondrás a alguien más a limpiar por ti tu porquería.

Se inclinó hasta apoyar todo su pecho en la desnuda espalda del rubio, retiró su mano de la boca de Taehyung y la llevó hasta la muñeca de este, deslizándose hasta entrelazar sus dedos por la parte posterior. Una sonrisa burlesca centelló en el colorado rostro del príncipe, una vez sus miradas se encontraron.

—Semejante irresponsable —Besó su nuca, y después mordió al mismo tiempo que liberaba su erección y azotaba con fuerza una de sus nalgas con su palma. Taehyung dio un pequeño brinco y jadeó en sorpresa, aquella sonrisa borrándose por completo y siendo reemplazada por una expresión de placer—. Todo lo tienen que hacer por ti.

Volvió a azotarlo y el rubio se quejó vagamente, frotándose en la mano de Jungkook cuando este dejó la mano por un instante sobre su glúteo aceptando aquella pequeña lección. Alejándose casi por completo, el pelinegro retomó sus embistes con entusiasmo. Su libido iba en aumento cada vez que escuchaba su nombre salir de los labios del príncipe como una mantra, tan desesperado que empezaba a sentirse en su límite. Apretó sus dientes, el agarre de sus manos en las caderas del príncipe amenazando con dejar marcas.

—Jungkookie…

Mierda. Mierda.

Luchó contra las ganas de darle la vuelta y conseguir ver su rostro perfectamente cuando se corriera. Si había tirado todo por la borda, al menos debería apreciar la expresión del hijo del rey al correrse con su polla profundamente enterrada en él. Pero conociéndose, eso sólo lo trastornaría más. Volvió a tomar la erección de Taehyung, sintiéndola contraerse en su mano, y lo masturbó con agilidad para ser premiado con increíbles sonidos. Se sintió como un pestañeo cuando tuvo al príncipe corriéndose entre gimoteos.

Jungkook quedó impregnado mirando su cuerpo temblar en réplicas por la fuerza de su orgasmo, conteniendo el aliento ante la estreches que lo envolvía y le hacía difícil el resistirse a continuar empujándose hasta obtener su liberación. Salió lentamente de su interior cuando los espasmos cesaron. Él todavía se encontraba duro como una roca.

Taehyung se apoyó con cuidado de sus antebrazos en la mesa, levantándose y dando la vuelta. Fue una orden tácita la que dio cuando se sentó sobre la superficie y abrió sus piernas. Jungkook soltó una roca risa, se encontraban sin aliento todavía.

—Qué pensaría el Rey de su hijo si se enterara de cómo ansió la polla de su guardaespaldas, y se dejó follar por este en su inmaculada sala de reuniones real —Se acercó de todos modos, teniendo cuidado de donde pisaba.

El rubio envolvió su cuello con uno de sus brazos para acercarlo aún más, su otra mano retirando el preservativo del miembro de Jungkook y arrojándolo al suelo.

—Pensaría que eres bueno cubriendo las necesidades de su adorado hijo.

Jeon cerró sus ojos cuando Taehyung le devolvió el favor con su mano. No tardó mucho en correrse también, disfrutando los besos que el príncipe se había dedicado a repartir en todo lo largo de su mandíbula. Ciegamente estuvo buscando a por sus labios, hasta que dio con ellos y lo besó profundo.

A él simplemente le gustaba besar, no era nada más que eso.

Sus manos se pasearon por los muslos de Taehyung, pero sólo fue porque a él le gustaba mucho tocar cuando tenía su lengua entrelazada a la de otro.

Claro.

Se separó, carraspeando su garganta y guardándose. Tan sólo con eso, él ya estaba completamente vestido, mientras que Taehyung estaba completamente desnudo sobre la mesa y con su mirada clavada en Jungkook. Se bajó, y comenzó a recoger su ropa. Jungkook por otro lado alcanzó su bolso con la esperanza de encontrar las toallitas húmedas que siempre traía consigo, pero para su infortunio las dejó en su habitación, así que tuvo que recurrir a una camiseta de dormir para limpiar un poco.

A pesar de sus palabras de antes, no dejaría al príncipe traer a alguien para limpiar todo el desastre y se enterara de lo que habían hecho en todo ese rato en la sala. Aunque igual, capaz para el día de mañana estaría despedido.

Arregló lo más que pudo y guardó su asquerosa prenda en su bolso junto con los envoltorios de aluminio. Se puso de pie con su equipaje guindando en su hombro, y miró al rubio. Sus manos temblaban al intentar arreglar los botones de su chaleco, su cabello era un desastre. Jungkook quería acercarse de nuevo y hacer algo, cómo por ejemplo ayudarlo con aquellos botones deshaciéndose de ellos.

Cuando este consiguió estar lo suficientemente decente, Jungkook se puso en marcha sin decir ninguna palabra más que: “Preparen un baño tibio al príncipe, no se siente bien” Cuando abrió las puertas y salió ignorando a quienes estaban resguardando el sitio.

Taehyung salió más atrás de él, mirándolo irse.

—Príncipe Taehyung, ¿está bien que él se vaya o quiere que-

—Está bien —contestó.

Jungkook sabía que el príncipe había conseguido lo que había querido; rascarse la picazón con él, y Jungkook podía decir lo mismo. Sucumbió ante calor del momento y lo más seguro es que debido a ello, en dos días no tendría un trabajo al cual regresar.

[⍭]

Estaba desayunando con su familia la mañana del lunes, cuando recibió otro mensaje del Rey diciendo que esperaba el retomo de sus actividades en la mansión real junto a su hijo el príncipe. Se presentó puntual como siempre ese día, nervioso. Saludó al personal cuando llegó y dejó sus pertenencias en su habitación antes de ir donde el príncipe. Sus manos sudaban, pero mientras las mantuviera ocultas detrás en su espalda, nadie más que él lo sabría.

Se aclaró la garganta y acomodó su uniforme con sus manos antes de toca-

La puerta se abrió repentinamente y sintió un cuerpo chocar contra él. Se trataba del príncipe claramente, seguía en pijamas y detrás de él se hallaba su primo Jung sosteniendo un traje de color azul marino.

—Su alteza, le advertí que no corriera.

— ¿Qué ocurre? —Inquirió hacia Jung con preocupación, examinando el lugar. Miró a príncipe en busca de algún mal, apretando un poco su cintura. Murmuró para él—. ¿Estás bien?

Esperen.

¿Su cintura?

Descubrió que había sostenido al príncipe inconscientemente. Lo soltó rápidamente y retomó su postura como si no hubiese estado abrazando a su protegido. Dios.

—Estoy bien —dijo el rubio parpadeando hacia Jeon, girándose y tomando el traje que Hoseok sostenía—. Estaré listo en un momento.

—Le estaré esperando abajo con el desayuno —Fueron las palabras de Jung hacia el príncipe, para después salir de la habitación y cerrar la puerta.

Él no era de hablar mucho con el primo de su protegido, pero sintió la necesidad de decir algo para disipar la incomodidad.

—Uhm, ¿por qué tenía tanta prisa? ¿El Rey le comunicó algo? —Lanzó las preguntas y se apoyó en la pared al lado de la puerta en la espera del príncipe.

—No. Sólo le informé al príncipe que usted ya estaba aquí —Hoseok sonrió antes de alejarse.

Sus palabras dejaron a Jungkook pensando en estado de shock. Se congeló por completo al intentar encontrar un motivo por el cual Jung le haya dicho algo así, que fácilmente podía malinterpretarse y hacer creer a Jungkook cosas que no eran. Dios… Suspiró, frotando su rostro y se dijo a sí mismo que debía permanecer imperturbable, estaba trabajando y no podía estar perdiendo la cabeza por cosas sin sentido, así sólo sería un inútil al momento de velar por el bienestar de su protegido. Debía enfocarse en su trabajo y nada más.

Cuando Taehyung salió a los pocos minutos, completamente enfundado en su traje, ni siquiera le dio una mirada cuando se dirigió a desayunar con su primo. Jungkook, como su guardaespaldas, obviamente mantuvo el paso detrás de él. Algo en el lenguaje corporal del príncipe le decía que lo que pasó entre ellos no afectaría en nada su relación profesional, y las cosas se mantendrían como siempre.

De ser así, Jungkook estaba más que bien con ello.

Y de esa forma, una semana más trascurrió sin mayor inconveniente.

[⍭]

— ¿Qué hay sobre los sospechosos?

—Por ahora no tenemos ningún nombre en específico, pero el rey cree que podría ser alguien que vino antes a la mansión y con quién haya tenido contacto.

Jungkook se preguntaba qué estaba haciendo el príncipe en ese momento. Se había alejado de él por una hora dado que el Rey convocó una reunión respecto a la situación que tenían sobre el acecho a la mansión.

—Una persona de la realeza... Tan cliché —Eso sonó como algo que el príncipe diría.

—Lo sé —Estuvo de acuerdo—. Por eso nos mantenemos alerta ante cualquiera que venga de visita.

—Tengo entendido que el rey aumentó aún más la seguridad. Esto es algo realmente serio, Jungkook, así que espero que estés haciendo bien tu trabajo.

—No creo que su majestad te haya dado alguna queja sobre mí, ¿así que a qué se debe tu comentario?

Jimin rió—. Soy tu supervisor, es mi deber darte una que otra pequeña advertencia para mantener las cosas en su lugar —Jungkook palmeó su espalda un poco muy fuerte para molestarlo.

—No me intimidas, Jimin-ssi; esa actitud tuya sólo funciona con Namjoon Hyung, no conmigo —Observó al castaño poner los ojos en blanco—. No te preocupes, las cosas están bajo control. Soy la mano derecha del rey en este momento y no pienso defraudarlo, a nadie.

—Sé que protegerás al príncipe Taehyung con tu vida si es necesario.

La mera imagen de Taehyung estando en peligro le causó disgusto, él no permitiría que alguien colocara las manos encima de su protegido. Ese era su trabajo como su guardaespaldas.

«Pero tú sí puedes poner tus manos y más sobre Taehyung, ¿No es así? »

Ignoró el recuerdo de lo ocurrido días atrás y la culpa que lo carcomía lentamente, no era un buen momento para recordar aquellas expresiones que el príncipe le regaló plenamente cuando le dio lo que necesitaba en ese momento, los sonidos... Las sensaciones... Señor... Lo mucho que disfrutó de marcarlo hasta hacerlo gimotear.

Mierda, Jungkook. Contrólate.

—He escuchado rumores donde se habla sobre la verdadera cara de príncipe —dijo su amigo de la nada—. No es algo del otro mundo, pero de ser cierto habría de ser tedioso para ti. Confío en que te mantienes al margen con él.

Se detuvo y miró a Jimin a punto de abrir la elegante puerta que daba hacia el jardín.

—Por supuesto —Se aclaró la garganta.

La puerta se abrió y mostró una imagen que hacía a Jimin difícilmente creer en todas aquellas cosas que había escuchado anteriormente sobre el futuro heredero de la corona. Ese Príncipe que jugaba tan alegremente con aquellos niños, ¿era el mismo que decían ser un dolor de cabeza para su guardaespaldas? De nuevo, Jimin casi no podía creerlo, parecía absurdo.

Y si Jungkook pudiera leer los pensamientos de su amigo, le habría respondido que sí, y que no debía dejarse engañar por aquella hermosa cara, su mirada que le robaba el aliento a cualquiera, y qué decir sobre sus suaves y dulces lab-

Jeon.

—El príncipe Taehyung luce muy sereno a pesar de todo.

—Ya puedes irte —dijo el pelinegro al sujeto que lo reemplazaba cuando el príncipe le ordenaba mantener distancia sin razón alguna, o cuando él debía hacer algo más. Jamás dejaba a Taehyung desprotegido, pero personalmente, el rubio estaba más protegido estando a su lado. Así lo sentía Jungkook.

Y quizá, el príncipe pensaba igual.

—Yo también me pondré en marcha, sólo vine a dar una vuelta para ver cómo andaban las cosas y así informar a Joonie —Jimin saludó y sonrió a Taehyung cuando el rubio notó la presencia de ellos y sonrió cortésmente.

A Jungkook ni lo miró, como era de esperarse. Entre ellos las cosas seguían como antes, aunque Taehyung parecía haberse aplacado un poco con su amargo trato.

—Envíale mis saludos a Joon.

Se despidieron con un apretón de manos, y Jungkook enfocó luego toda su atención en Taehyung y los niños. El rubio los adoraba, Jungkook no tardó en darse cuenta de que estos eran su debilidad, y le hacían preguntarse si el príncipe desearía tener hijos en el futuro.

Optó mantener sus pensamientos distantes a la vida de su protegido, no eran para nada su asunto; no podía creerse con el derecho de indagar sobre su vida privada sólo porque se involucraron sexualmente. De hecho, estaba seguro de que aún conservaba su trabajo por mera lástima y misericordia del príncipe.

Un llanto llegó a sus oídos y vio a Taehyung arrodillándose frente a uno de los niños. Apreció los labios de este moviéndose, su cara teñida con preocupación no le era nada agradable para Jungkook. Se acercó cuando el rubio tomó al niño en sus brazos, y ahí pudo ver un poco de sangre en la rodilla del infante.

—No pasa nada. Es sólo un rasguño, uno pequeñito —Intentó el príncipe consolar al pequeño con dulce voz, sin embargo este siguió llorando.

Otra niña que estaba allí comenzó a verse afectada por toda la situación y el llanto, sus ojos ya se estaban cristalizado y Taehyung comenzaba a desesperarse, hasta que Jungkook sacó de su bolsillo diversas banditas, extendiéndoselas al infante no sin sonreírle dulcemente.

—Si te colocamos alguna de estas, podrás seguir jugando. Escoge la que más te guste.

El niño lo miró como si no entendía lo que decía, pero tenía su atención y ya no estaba llorando, eso era bueno. Unos segundos después, este señaló una con estampado de estrellas, el pelinegro guardó las demás y con cuidado colocó la bandita sobre la pequeña herida.

— ¡Yo también quiero una! —Exclamó la niña.

Taehyung bajó lentamente al niño que ahora sonreía y no dejaba de mirar a Jungkook como si del mismo dios se tratara.

Jungkook miró a la pequeña con sus ojos entrecerrados—. ¿Y está usted herida, pequeña dama?

Una pequeña mano le fue extendida.

—Me duele mi dedito...

Era una mentira, pero a Jungkook no le molestó seguir con el juego.

—Entonces encarguémonos de eso.

Sacó una vez más las bandas estampadas y le dio a escoger su favorita a la pequeña niña para luego colocársela en el dedo.

— ¡El príncipe también está lastimado!

Fue entonces que se atrevió a hacer contacto visual con Taehyung, casi alarmado—. ¿Dónde?

Los pequeños traviesos reían emocionados.

— ¡En la mejilla!

— ¡En la frente!

Escuchó a Taehyung reír e hizo todo lo posible por mantenerse con calma y no sonreír. El sonido era hermoso, no lo iba a negar.

—Bien, no podemos dejar a nuestro encantador príncipe herido, ¿cierto? —Dijo, y los niños asintieron firmemente a sus palabras. ¿Qué expresión habrá puesto Taehyung con la palabra "encantador" saliendo de sus labios? Pasó sus ojos desde los infantes hacia el rubio de nuevo, su cara no expresaba nada. Claro, él estaba acostumbrado a que le dijeran así; grandes príncipes, princesas, reyes, condes, monarcas. Que lo haya dicho él, su guardaespaldas, no significaría nada.

—Elijan las banditas por mí —Le dijo Taehyung a los niños y estos se emocionaron aún más.

Terminaron siendo una de corazones y otra de flores. Jungkook se acercó y las colocó cuidadosamente en los lugares que los niños habían señalado, casi haciendo el intento por tocar la piel del príncipe lo menos posible.

— ¿Cómo es que tienes tantas banditas contigo? —Preguntó llena de curiosidad la pequeña.

La respuesta de Jungkook salió sola—. Son para el príncipe. Las rosas del jardín están llenas de espinas y en varias ocasiones lo he visto con las intenciones de tomarlas sin protección —No se daba cuenta de que estaba sonriendo ante el recuerdo de los primero días en que comenzó a trabajar allí—. Sé que tarde o temprano terminará lastimándose por su terquedad, así que me gusta estar preparado.

Los pequeños exclamaron sorprendidos por lo amable que era el guardaespaldas con el príncipe. Como si fuera el héroe personal de este.

—Listo —Cuando se alejó, sintió como el aire llegaba correctamente hacia sus pulmones.

Los niños ya habían continuado con sus juegos como si nada pasó.

—Puedes irte entonces —indicó el rubio.

Hizo su reverencia, y antes de poder regresar donde los había estado observando antes, sintió un delicado agarre en su mano. Internamente se alteró cuando los dedos de Taehyung se entrelazaron con los suyos efímeramente.

—Gracias —Susurró Kim en su oreja, sus labios arrastrándose fantasmalmente por su mejilla cuando se separó.

Le estaba sonriendo. Kim Taehyung, el caprichoso príncipe le estaba sonriendo a él y no era una de esas que estaban cargadas de provocación. Era gentil, sincera, la misma que le daba a los niños. Un pestañeo y este ya no estaba allí, sino que estaba de regreso con los pequeños. Se sintió tan irreal aquello que Jungkook mientras regresaba al lugar donde le correspondía, se llevó la mano al pecho esperando que nadie lo estuviera viendo.

Su corazón latía rápido. Se sentía bien.

Mordió su labio inferior, reprimiendo la sonrisa que quería dibujarse en su rostro.

Más tarde esa noche, Jungkook se vio frente a la puerta de la habitación de Taehyung para la inspección de seguridad. Tocó dos veces y esperó a que le abriera. Cuando lo hizo, le fue imposible no darle una mirada de pies a cabezas, tenía sus pijamas puestas y aún conservaba las banditas con estampado en su cara, porque sí; Taehyung estuvo todo el día llevándolas a petición de los pequeños, y el cumplió.

—Hazlo rápido, quiero irme a dormir.

No esperó que se lo ordenaran dos veces. Abrió y cerró cada ventana, inspeccionándolas y asegurándolas, corriendo las cortinas también.

Una vez terminó, fue hacia la puerta y Taehyung le estaba esperando allí, sosteniéndola.

—Buenas noches, su majestad.

—Espera.

Jungkook se detuvo por dos cosas; la primera, porque Taehyung se lo había dicho, la segunda, este había cerrado la puerta en sus narices. Se giró a verlo.

— ¿Puedes quitarme esto antes de irte? —Señaló las bandas. Le sorprendió que se lo preguntara en lugar de ordenárselo.

Antes de poder decir o hacer algo, Taehyung ya se había acercado más a él, sus ojos cerrados mientras se mantenía en la espera.

Nuevamente, Jungkook hizo todo lo que estuvo a su alcance para no tocar demasiado la piel del rostro del príncipe. Primero retiró la banda que estaba en la frente del rubio, encargándose de retirarla con la punta de sus dedos. La arrugó con su mano y metió en su bolsillo para después botarla en la basura.

—Dejó una marca, para mañana de seguro no estará —habló lentamente. ¿Era posible que alguien tuviera las pestañas así de largas y hermosas?

—Uhm.

Viendo la corta respuesta procedió a quitar la última con lentitud, en el fondo queriendo prolongar el momento, la cercanía que tenían. Hizo lo mismo que con la anterior banda y la insertó en su bolsillo. Su dedo deslizándose por la marca que había causado en la piel de Taehyung.

Impregnándose con la vista en frente de él, no fue consciente -o quizá sí- de las manos que se entrelazaron detrás de su cuello, tirándolo hacia adelante. Sus barreras nuevamente habían caído o él simplemente dejó al príncipe nublar cualquier pensamiento racional desde el momento en que este había cerrado la puerta de la habitación.

Sintió el roce de aquellos labios contra los propios, tan suaves como recordaba y sumamente tentadores, pidiendo ser devorados y dios... Jungkook quería hacerlo de nuevo, una y otra vez.

—No podemos. No otra vez —Se oyó a sí mismo decir, pero sus pensamientos no coordinaban con sus acciones; sus ojos ya estaban cerrados y sus manos apresaban las caderas de su protegido, uniéndolo más a su cuerpo. Lo quería más cerca.

—Sólo un beso y te marchas, Jungkook. Por favor, me he estado conteniendo demasiado.

Eso fue lo último que el rubio dijo antes de dar el primer paso y estampar sus bocas juntas de una buena vez. Y eso se sintió como el mismísimo cielo.

Jungkook no tenía idea que desde aquel momento en que se habían besado, que una vez probó algo tan bueno como los labios de Kim Taehyung, se jugaría la vida por hacerlo mil veces más.

[⍭]

Una noche, estando en su habitación mirando el techo sin conseguir dormir por la cantidad de cosas en la cabeza que impedían al sueño invadir su sistema, escuchó que tocaban la puerta. Se puso de pie con rapidez, encontrándose con un preocupado Hoseok detrás de esta cuando abrió y le escuchó soltar—: El príncipe no está en su habitación.

El estómago de Jungkook se retorció y hundió en un sentimiento nauseabundo, más no perdió tiempo en ir por su arma y salir del cuarto.

— ¿Buscaste en los baños?

—No creo que esté en el baño. Cuando fui a buscarlo en su habitación y vi que no estaba, decidí esperar a que regresara —explicó mientras bajaban las escaleras con prisa—. Pasaron más de treinta minutos y él no regresó.

—Mierda, ¿dónde se habrá metido?

—Las alarmas no sonaron, así que eso puede ser una buena señal, ¿cierto?

—Si las alarmas no sonaron y el príncipe no está en su habitación, eso es todo menos bueno, Jung.

Mierda, mierda, mierda.

Fueron a los baños para cerciorarse de que el príncipe no estuviera allí, la cocina, pero al no verlo por ningún lado Jungkook sólo podía desesperarse más y pensar lo peor. Se dirigieron hacia la entrada principal, encontrando que las puertas y seguros de estas estaban en perfecto estado.

—El patio trasero.

A este paso Jungkook ya estaba corriendo, casi dejando atrás a Jung en la carrera. La puerta que daba hacia el jardín trasero estaba abierta, así que salió con el corazón en la garganta, mirando alrededor en busca de Taehyung. A los segundos detalló un cuerpo tirado sobre el césped, y Jungkook sintió un golpe de terror tan fuerte que casi se quedó congelado. Corrió, llegando en un pestañeo y arrojándose para sostener al príncipe.

— ¡Príncipe!

Lo sostuvo con fuerza, buscando alguna herida o sangre pero fue un alivio verlo intacto. Tomó su rostro e inspeccionó que estuviese respirando, y en efecto lo estaba. Taehyung estaba bien, él estaba… ¿dormido?

—Oh mi dios… —Se sorprendió al escuchar a Hoseok decir con asombro a su lado. Se podía ver el alivio en su expresión, una suave sonrisa en sus labios—. Taetae…

No entendía lo que ocurría hasta que Jung le explicó, que Taehyung desde pequeño tenía la manía de salir en la noche a tirarse en el jardín a contemplar las estrellas, y acababa por dormirse.

—Muchas veces el Rey nos contó haberlo encontrado plácidamente dormido en el jardín, aunque yo nunca llegué a verlo con mis propios ojos porque venía muy poco de visita. Taehyung me decía que cuando estaba demasiado feliz por algo, al punto de no poder dormir, le gustaba salir a ver las estrellas porque sentía que tenía a alguien con quien compartir sus emociones —expresó Jung con nostalgia—. La última vez que algo como esto ocurrió, fue hace años.

Jungkook miró a príncipe dormir tan tranquilo en sus brazos como si estuviera en su cama, en su habitación. Si Jung le hubiese hablado de eso antes, él probablemente no le habría creído.

—Es un alivio saber que el príncipe está bien —Jungkook podía decir lo mismo. El alivio que sentía era inmenso—. Me gustaría saber qué tiene tan feliz al príncipe como para regresar a sus viejas costumbres.

Una fría brisa los hizo estremecer a los dos. El pelinegro agarró firmemente a Taehyung y se levantó con él en brazo.

—No importa qué tan feliz esté él, no puede arriesgarse de esta manera saliendo en medio de la noche sin decirle a nadie —Fue lo que dijo, pero no podía ignorar que pensar en la felicidad del hombre en sus brazos le hacía sentir bien.

Se adentraron a la casa, y Hoseok se encargó de cerrar la puerta con seguro.

—Se lo haré saber mañana en la mañana —dijo con una sonrisa, el sueño y la tranquilidad regresando a su organismo.

Subieron las escaleras, dándose las buenas noches cuando Jung se dirigió a su habitación, dejándolo sólo con el príncipe. Suspirando, sintiendo el cansancio ahora en todo su cuerpo, se encargó de llevar al príncipe a su cama y acostarlo. Un débil agarre en su mano fue lo que interrumpió su partida de regreso, Taehyung lo miraba con ojos entrecerrados, nublados por el sueño.

—Jungkook —escuchó su voz adormilada.

Lentamente el pelinegro se acercó, arrodillándose al lado de la cama—. Príncipe.

Taehyung estiró su mano y acarició su mejilla, removiéndose débilmente en la cama para estar más cerca—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Jungkook tomó su mano y la acarició—. Me aseguro de que esté descansando.

—Uhm… ¿Y eso está en el contrato?

Liberó una suave risa, negando. Debía haber algo malo con su corazón, porque no podía estar acelerándose por nada—. No. No lo está.

—Ven aquí.

Fueron las palabras del príncipe, pero fue él mismo quien acortó la distancia y posó sus labios sobre los de su guardaespaldas. Jungkook no pudo rechazarlo, no quería hacerlo. Castos y lentos besos fueron los que compartieron, llenando el silencio de la habitación con los suaves sonidos que hacían. Se sentía bien, demasiado, y el corazón de Jungkook apenas podía soportarlo. Sus labios iban una y otra vez al encuentro de los besos de su príncipe como la abeja a la miel, y una parte de él le decía que aquello estaba bien.

—Eso tampoco está en el contrato, su majestad —Sus ojos se mantenían cerrados, respirando con pausa contra la mejilla del rubio.

Taehyung sonrió con ojos adormilados—. Hay muchas cosas que no lo están.

Y fue lo último que dijo antes de volver a dormirse, dejando al pelinegro cuestionándose muchas cosas—. Descanse, príncipe.

Por alguna razón en la mañana, Taehyung no podía hacer contacto visual con Jungkook sin evitar sonrojarse y apartar la mirada inmediatamente. El príncipe no dijo nada, pero el pelinegro se hacía una idea del porqué su actitud, por lo que estuvo la mayor parte del día con una leve sonrisa incrustada en su rostro y tarareando una canción.

[⍭]

Jungkook tenía sentimientos por Taehyung. Llegó a esa conclusión pocos días después, mientras lo contemplaba disfrutar de la piscina junto a ciertos amigos.

Aquello era la único que podía explicar su extraño sentir y comportamiento, como por ejemplo cada vez que se detenía a mirar al príncipe, se perdía detallando la forma en la que sus labios se movían cuando estaba hablando, los lunares que poseía en su rostro, y demás cosas que antes eran insignificantes para él ya que no tenían que ver con su trabajo.

No podía creerlo.

Haber creído que lo único que existiría entre ellos más allá de su relación laboral, serían los recuerdos de su encuentro sexual fue una burla. Haber creído que luego de eso las cosas volverían a su sitio, fue una ingenuidad y claramente lo supo cuando el príncipe continuó buscándolo para besarse, y Jungkook no se molestaba en apartarse.

Había algo allí que no sabía si poner en palabras porque estaba la gran posibilidad de ser algo de momento. El príncipe continuaba sin mencionar algo relacionado a todas esas cosas, tan sólo actuando a su antojo sin brindarle explicaciones porque así era él, así que no sabía qué esperar.

Era todo demasiado impredecible, como hace unos momentos atrás cuando el príncipe le pidió en su habitación que le aplicara protector solar y de alguna manera terminó con dos de sus dedos enterrados en el culo de Taehyung, con este sobre su regazo intentando persuadirlo de sustituirlos por algo más.

No sabría -quizá sí- en que hubiesen terminado si Jung no interrumpiera tocando la puerta para anunciar la llegada de la visita.

Jesús, era un completo estrés.

Lo peor de todo lo anterior, era que mientras él estaba comiéndose la cabeza por pensar demasiado, hundiéndose en sus propias contradicciones, Taehyung parecía tan tranquilo... En paz con el mundo. Incluso en ese momento, cuando Jungkook comenzaba a creer que atravesaría la cabeza de aquel tipo que estaba demasiado cerca de él y le daba miradas que él conocía muy bien qué tramaban, su rubio príncipe encantador parecía a gusto. Viviendo la vida con energía.

¿Sería muy poco profesional de su parte sacarlo de ahí, colocarlo boca abajo en su regazo y bajar sus pantaloncillos para-

— ¿Por qué esa cara larga, amigo?

Inhaló, y luego soltó el aire con desgano. Era uno de los amigos de Taehyung de la secundaria, su cabello era rojizo y su cara estaba llena de pecas. No recordaba su nombre.

Sólo le dio una mirada, y continuó haciendo su trabajo manteniendo sus ojos en el príncipe. No era de su interés mantener charla con alguien que no conocía, aparte de que no le pagaban por ello.

Pero el tipo era insistente.

—Hello? —Vio la mano de este sacudirse frente a su cara mientras le daba un sorbo a su cerveza. Recibió una mirada llena de pena fingida—. Oh my- I'm so sorry, you don't speak Spanish? Don't you know what cara de culo means? 'Cause you have a big cara de culo amigo, espantas a cualquiera que te vea, asshole.

Tomó una profunda respiración.

—Lamento que mi cara sea un problema para ti, pero estoy haciendo mi trabajo —¿Por qué el príncipe no dejaba de sonreírle a aquel imbécil?—. Shut the fuck up and leave if u don't want me to put my fist in your nasty ass por si no entiendes español.

El tipo lanzó una carcajada, levantando sus lentes de sol.

—Me agradas.

Jungkook internamente rodó los ojos.

— ¡Seungssi! —Ambos se giraron a ver al primo del príncipe correr hacia ellos, rodeando al pelirrojo por los hombros y lanzándole una mirada de disculpas a Jungkook—. Espero que no le estés dando problemas al guardaespaldas del príncipe.

— ¡Por supuesto que no! —Dijo algo incómodo, y el pelinegro deducía que era a causa de la presencia de Jung—, sólo era amigable con él y le ofrecía un trago.

Claro, amigable. Definitivamente era amigo de su príncipe.

—Él está trabajando, Seung. No tiene permitido beber.

Mientras que los dos argumentaban, Jungkook estaba concentrado una vez más en Taehyung, viéndolo acercarse a aquel otro hombre y susurrarle al oído. A este paso le saltaría una vena en la frente.

Cálmate. Estás trabajando.

Reprimía las ganas de acercarse y hacer algo, cualquier cosa, pero entonces el príncipe estaba saliéndose de la piscina y caminando hacia ellos con sus ojos trabados en Jungkook.

Ah... No debería sentirse tan bien abarcar la atención de aquel majestuoso ser.

Por dios Jungkook. ¡Trabajando, trabajando!

— ¿Algo anda mal? —Dio una fugaz mirada a sus amigos, demasiado ensimismados en su conversación que no notaron la presencia de Taehyung y se alejaban. El sol comenzaba a ponerse.

«Sí. Andas coqueteando con otros que no son yo».

—Todo está bien, su majestad —Dijo en cambio.

Taehyung se acercó más a él, inclinándose hasta susurrar.

— ¿Seguro? Has estado mirándome todo el rato.

—De eso se trata mi trabajo, de vigilarlo en todo momento y estar atento a alguna irregularidad a su alrededor, príncipe.

—No me salgas con eso ahora, Jungkookie —Rió, aunque no parecía muy divertido—. Eres tan aburrido cuando estás bajo tu máscara de indiferencia. Si hay algo molestándote, eres libre de hacérmelo saber.

Por un momento, la idea de que Taehyung lo haya estado provocando a propósito pasó por su mente. No parecía descabellada si era sincero. Se sintió un poco como patético pero como siempre, se las arregló para no demostrarlo.

— Oye… —Sintió al príncipe acariciar su brazo disimuladamente, mientras le daba aquella mirada que ya conocía perfectamente—. ¿Te importaría llevarme a tu habitación? Digo, ya que he tenido suficiente por hoy, mi cabeza duele así que debería descansar, y en mi recámara están las señoras de servicio acomodando.

— ¿Y si digo que ya me estoy cansando de sus juegos?

Las palabras salieron por mero impulso, sin embargo era lo que él realmente pensaba al menos en ese momento. Simplemente estar jugando alrededor lo estaba conduciendo a su límite, mientras que la necesidad por poner las cartas sobre la mesa se hacía cada vez más y más grandes que su lado racional, el cual le decía que debía contenerse y no ceder más de lo que ya había hecho. Su trabajo era más importante, y no podía continuar arriesgándolo por algo que no pareciera que fuese a llegar a algún lado.

Por más bien que lo hicieran sentir los encuentros con el príncipe, obtener sentimientos y empezar a enamorarse no era algo hermoso como pintaban si la otra persona sólo demostraba estar teniendo sólo diversión. Tenía sus dudas sobre los posibles sentimientos que Taehyung podría tener, pero necesitaba un poco más de seguridad…

Entonces lo observó pestañear repetidas veces, procesando sus palabras. Sacudió su cabeza.

— ¿A qué te refieres?

—Me refiero a que usted, príncipe, podría tener a su lado a quien usted quisiera tanto para jugar como un adolescente hormonal, o cualquier otra cosa que desee. ¿Por qué yo de todas las personas importantes que podría conseguir?

—“Por qué” dices… ¿Estás actuando así por lo de Minjae? Sólo quería alborotarte un poco, no creí que lo fueses a tomar tan mal.

Entonces sus sospechas eran acertadas—. Me trae sin cuidado como usted se relacione con su amigo, su majestad. Después de todo-

—Después de todo tú y yo no somos nada, ¿eso ibas a decir? —Taehyung soltó una risa que hizo estremecer al pelinegro, un sonido áspero y amargo que advertía lo negro que se había puesto el humor del príncipe—. ¿Qué mierda pasa por tu cabeza como para que hables de esa forma tan estúpida? Te expresas como si estuviéramos teniendo una discusión importante aquí, pero continúas hablándome con una formalidad que me hace querer golpearte.

—Soy tu guardaespaldas. Los demás podrían malinterpretar todo.

— ¡Me importa un carajo, sabes! —Exclamó en un murmullo, sosteniendo con fuerza la chaqueta del traje de Jungkook—. En lo único que piensas es en tu maldito trabajo, ¿cómo puedes ser tan egoísta?

Alcanzó su mano y la apretó—. Me dices egoísta a mí, cuando toda esta mierda empezó por ti, por tus caprichos y por querer joderme la paciencia en todo momento tratándome como un juguete.

De pronto el ceño fruncido del rubio se suavizó, y miró a Jungkook impresionado. Remojó sus labios con la punta de su lengua con nerviosismo, soltando una desgastada risa que murió rápido—Ah… Entiendo, sigues con aquello, ¿no? Creí que había sido bastante claro la otra vez en la sala de reuniones, pero veo que eres un completo inepto.

Las cosas que Taehyung había dicho aquel día nunca abandonaron su mente, pero se creía muy estúpido si decidía tomarlas en serio y que al final sólo hayan sido palabras de dientes para afuera—. Sólo fui cuidadoso.

—No —Su voz salió suave esta vez. El príncipe apartó su mano y frotó su propio rostro con esta—, sólo fuiste un estúpido, al igual que yo —Retrocedió—. Entonces, quieres decir que todo este tiempo cuando estuviste aceptando cada cosa que hacía, ¿pensabas que sólo lo hacía por diversión? Y tú accedías porque bueno, soy un príncipe, no todo el mundo tiene la oportunidad de andar jugando por ahí con uno, ¿no es así? Y ahora te aburriste.

—Espera, ¿qué? —Mierda. Aquello no era del todo cierto. Si él accedió, fue porque así lo quiso, porque era un idiota que había comenzado a enamorarse del príncipe a pesar de que no lo creía conveniente—. Taehy-

El rubio había comenzado a alejarse, y cuando quiso alcanzarlo y tomar su brazo, sólo recibió un fuerte golpe en la barbilla. Jungkook se quejó, ambos mirándose a las caras impresionados—. ¡N-No me toques, imbécil! —Notó que los ojos del príncipe parecían empañados y su cerebro se desconectó—. ¡Púdrete!

Dicho aquello, Taehyung caminó con rapidez hacia el interior de la mansión, tropezando con cualquiera que se atravesara en su camino. Las demás personas presentes observaron la escena en silencio y con mucha curiosidad, probablemente susurrándose cosas como que Jungkook estaría despedido.

— ¡Tae- mierda, ¡Príncipe! —Fue detrás de él lo más rápido de pudo, alcanzándolo cuando este subía las escaleras—. Taehyung, por favor escúchame.

— ¿Qué está ocurriendo aquí? —La voz del rey retumbó por todo el lugar, haciéndoles detener a ambos y girarse a verlo—. ¿Por qué tanto alboroto?

—Su alteza —Jungkook rápidamente hizo una reverencia—. No es nada de qué preocuparse, solo-

—Padre, solicito que consiga otro guardaespaldas para mí. Jeon está despedido.

El pecho de Jungkook se hundió por un instante, pero cuando dio la vuelta para mirar al príncipe, se hundió por completo en desolación. Al ver la expresión de dolor en su cara en ese momento, sólo podía preguntarse, ¿por qué se veía más afectado por sus propias palabras que el mismo Jungkook?

—Taehyung…

— ¿Taehyung? —Recodó que el Rey seguía allí con ellos—. ¿Por qué tan de repente? —Cuestionó este, más lo único que recibió de su hijo fue que apartara la mirada. El rey soltó un suspir—. Como sea, eso no será necesario de todas formas. Los estaba buscando a ambos para darles una buena noticia, así que acompáñenme a la sala de reuniones ahora mismo.

Luego de tanto tiempo, el príncipe se hallaba fuera de peligro por lo que el contrato de Jungkook expiraba. En resumen, aquello era el principal motivo de la inesperada reunión que los tuvo incómodos a ambos en todo momento. Después de una extensa investigación que por motivos de seguridad el rey mantuvo en secreto, se llegó a las personas que merodeaban la mansión y se les dio captura.

Eso era realmente una buena noticia, pero Jungkook no se sentía completamente feliz.

—Eso significa que no necesito a Jungkook como mi guardaespaldas, ¿no? Su contrato finaliza con esto y puedo buscar a alguien más que lo suplante.

El pelinegro se mantuvo en su posición, en silencio y evitando hacer mucho contacto visual con el príncipe aunque este en realidad no le regresara ni una mirada.

—Precisamente —corroboró el Rey, inclinándose hacia atrás en su asiento—, pero en nuestro contrato se establece que si los servicios que el individuo brindó fueron lo suficientemente buenos, se le podría dar una oportunidad de decidir si deseaban renovar el contrato y mantenerse con nosotros, o simplemente irse y tomar otro trabajo —explicó, y Taehyung más que sorprendido lucía estresado. Él por su lado, estaba al tanto de todo eso.

— ¿Y quién evalúa el rendimiento de su servicio? —preguntó.

—La persona que lo solicitó. O sea, yo.

Taehyung guardó silencio un momento, sólo mirando a su padre en la espera de que le cediera un poco de voz en esa decisión, pero sabía que no lo conseguiría.

— Entonces él tiene que decidir si se queda o se va —Soltó una risa rota—. Bueno, como sea, creo que su elección será obvia de todas formas —El pelinegro se sorprendió cuando este le dio una mirada—, después de todo, ¿quién quiere estar durante tanto tiempo cerca de alguien tan irritante como yo?

No, no.

—Su majestad, si me permite decir algo…

—Guarde silencio, Jeon —Le dijo inflexible, y se encaminó a la salida pasándole de largo—. Me retiro, padre.

La puerta fue azotada con fuerza una vez el príncipe salió de la sala sin decir nada más. Jungkook sentía su cuerpo pesado por tener que quedarse quieto, cuando en realidad quería ir tras él y aclarar el malentendido. Taehyung estaba más que molesto con él, estaba dolido y Jungkook lo entendía, había sido su error decir aquel montón de cosas de una forma muy mal elaborada. Quizá si hubiesen estado solos en la habitación de alguno de los dos, la conversación de dicho asunto no ocasionaría esto.

—Jeon, muchacho —Levantó la mirada de sus pies y observó al Rey jugando con un bolígrafo—. No soy ciego, mucho menos estúpido, así que lo único que puedo decirte en esta situación es que pienses bien las cosas antes de actuar y tomar una decisión. Hay dos personas involucradas, y si te equivocas, el daño será para ambos lados.

—Señor yo…

—Descuida, no es necesario que des explicaciones —interrumpió, y Jungkook no podía dejar de pensar en que padre e hijo eran iguales. El rey levantó una ceja hacia la puerta—. Al menos no a mí. Por los momentos dedícate a sopesar los pros y contras de la situación, hay otras cosas de las que me gustaría hablar contigo.

Sólo asintió, enderezándose—. Sí, su alteza.

[⍭]

El rey lo retuvo en la sala de reuniones durante una hora más, explicándole unas cuantas cosas que serían diferente respecto al contrato en dado caso de hablar con su empresa y acceder a renovarlo. Durante toda esa charla, en lo único que podía pensar era en su príncipe y en cómo debía estarse sintiendo en ese momento por su culpa. Las últimas palabras que había dicho le dolieron en cierta forma, se clavaron en su cabeza de forma que consiguió descubrir una cosa muy importante: que él increíblemente sí estaba dispuesto a mantenerse a su lado.

Puede que la personalidad del príncipe no fuese la mejor de mundo, perfecta como el mundo afuera de la mansión decían que era, pero la perfección sólo se trata de una palabra con diez letras. En todo ese tiempo que estuvo con él, fue consciente de la presión que podía llegar a recibir por el título con el que cargaba. Aquel lado infantil, bromista y hasta testarudo que poseía, no eran más que emociones honesta que tuvo que aprender a reprimir para dar la talla a su puesto en la realeza, al menos afuera. Desde un inicio creyó que el príncipe que veía en la televisión o leía en internet, y el que debía de proteger eran personas distintas. Caso: error, Taehyung era todas aquellas cosas buenas y desastrosas juntas.

Y era hermoso.

Debía ser difícil, no importaba cuánto Jungkook se detuvo a pensarlo una y otra vez, la vida de Taehyung era complicada.

Subió las escaleras para ir a su habitación y dormir dado que ya era de noche y no tenía ganas de cenar. Alguien más en su posición definitivamente creería que lo mejor era renunciar a ese empleo y ahorrarse todo el dolor de cabeza por cuidar el trasero de un príncipe tan impredecible y altanero. Si lo pensaba, quizá aquello sería lo mejor, podrían encontrarle un reemplazo con mucha facilidad tal y como Taehyung dijo anteriormente y no tendría que preocuparse por él y todo el rollo en que se metió.

Exacto. No se preocuparía má-

— ¡Santa mierda!

El adorado príncipe no había finalizado su exclamación cuando Jungkook ya estaba azotando la puerta de la habitación contra la pared, sacando su arma y buscando desesperadamente el problema.

—Qué-

Primero vio a Taehyung de pie sobre una silla, mirándolo con ojos inundados de pánico, luego vio el problema, una pequeña e inofensiva criatura justo debajo de él: un escarabajo.

— ¡D-Deshazte de eso! ¡Te lo ordeno! —Jungkook lo miraba con sus oscuras cejas fruncidas, había sentido que la vida se le salía por la garganta gracias a semejante grito del príncipe, ¿sólo por eso? —P-Por favor.

Que alguien lo perdone, pero no pudo evitar que una risa brotara de su garganta por lo ridícula que era la situación. Cumplió con la orden de su príncipe, por supuesto, pero la diversión todavía se arrastraba en él con olas, y todo ridículo pensamiento sobre abandonarlo se esfumó. El futuro heredero de la corona temía de tan insignificante insecto.

Era un poco tierno.

Se deshizo de la servilleta con la que tomó al animal y lavó sus manos, cruzándolas detrás de su espalda y regresando a su postura cotidiana. Fue entonces cuando el príncipe bajó de su refugio y se acercó a él, dándole una mirada extraña y con sus brazos contra su pecho. Claro, olvidaba que este debía seguir furioso.

—Uhm, ¿algo más su majestad? —Una esquina de su boca todavía se alzaba con diversión, la cual desapareció tan pronto el rubio se acercó de golpe, cerró la puerta, rodeó su cuello con sus brazos y unió los labios de ambos.

Jungkook tardó en corresponder el besó, mirando la expresión teñida de desesperación del príncipe mientras movía sus labios. Pudo sentir el miedo, la duda en cada movimiento que hacía y el temblor en sus manos. Fue entonces que Jeon cerró sus ojos y lo sostuvo por la nuca con seguridad al empezar a corresponderle, lento y nada parecido a los besos anteriores que habían compartido tan cargados de lujuria y castigo. Este era dulce, casi tentativo como aquella vez que encontró al príncipe durmiendo en el jardín, y que tenía a Jungkook por poco derrotado. Taehyung soltó un lastimero sonido antes de relajarse y dejarse guiar por completo.

Lo adoraba, maldición.

Lo adoraba, lo adoraba, lo adoraba. Adoraba a su príncipe.

Su mente maquinaba tan lento que fue incapaz de hallar algo para excusarse a sí mismo, y minimizar el disfrute que sentía de estar explorando con su lengua la boca de Taehyung. Sólo le daría lo que exigía en ese momento, y luego le diría que no estaba más en eso, que no era lo correcto.

Lástima que eso no pasó, y que cuando Taehyung rompió el beso lentamente y con una tenue sonrisa abultando sus mejillas, para lo único que Jungkook fue capaz de utilizar su boca fue para repartir más besos por toda la extensión de la mandíbula y cuello del rubio. Repitiendo “lo siento, lo siento” repetidas veces como una mantra, descubriendo uno de sus hombros para no ser mezquino y dejar unos cuantos por ahí también. Sus manos ahora sosteniendo a Taehyung de las caderas y frotando en círculos sus pulgares. Hubo un tembloroso suspiro, y se congeló por completo con sus labios aún sobre la acanelada piel, consciente de como se había dejado llevar por completo, pero la mano del príncipe acariciando su cabello e incitando tácitamente a continuar, terminó de nublar su juicio.

—Estoy jodido —atinó a decir antes de dar otro beso y apoyar su frente del hombro del principe—. No estoy capacitado para ser tu guardaespaldas, Kim Taehyung.

—Podría funcionar si en lugar de eso fueras mi pareja, ¿no crees? —Llevó una de sus manos al rostro de su guardaespaldas y con su torso acarició su mejilla.

Jungkook soltó una risita, queriendo ignorar el salto que su corazón dio—. Seguro, pero yo no me enredo con chicos altaneros y desvergonzados como tú.

—Y yo no le coqueteo a mi guardaespaldas ni me pongo caliente con él estando cerca de mí —Jungkook rodó los ojos mientras sentía a Taehyung empujarlo hasta tenerlo de espaldas sobre la cama y con él completamente encima. Plantó un beso en su pectoral—. Pero aquí estamos.

—Así es. Aquí estamos, su majestad —Siseó cuando se vio con Taehyung frotándose contra su entrepierna—. No, espera. Si hacemos esto, el rey y la reina querrán matarme.

El rubio se sostuvo de sus hombros cuando Jungkook se sentó en la cama.

—Pura mierda. Lo dices como si hubieras pervertido a un pequeño príncipe. Mis padres me adoran, me dejaran hacer lo que yo quiera siempre que vean a su hijo feliz y satisfecho.

— ¿Y lo eres conmigo? —preguntó de una vez por todas, conteniendo la respiración.

Taehyung se sonrojó, pero no dudó en responder—. Sí, Jungkook. Yo he ido en serio contigo desde siempre. Todas las cosas que dije aquella vez eran reales, me gustas.

Con eso dicho, a Jungkook solo le quedaba sonreír y atraer al hombre para besarlo y abrazarlo con cariño, cada fibra de su cuerpo cediendo a todo lo que había querido retener y negarse. Los giró a ambos y quedó encima de él, posando su boca en sus clavículas para marcarlas con más besos que el rubio disfrutaba muchísimo.

—Su majestad... Usted es increíblemente hermoso y eso es injusto. Consiguió meterme en su cama más rápido que nadie jamás —Fuertes piernas se aferraron en sus caderas, y un pequeño gemido salió de los labios cereza del príncipe, Jungkook podía sentirlo temblado ya con cualquier movimiento que hiciera. Sonrió malvadamente antes de rozar sus dientes contra su piel—. Dios... ¿Esto te está excitando, Taehyung? “Su majestad”.

El príncipe hizo puños en el traje del pelinegro, empujando sutilmente sus caderas hacia arriba en busca de fricción mientras asentía.

— ¿Quiere que lo folle, su majestad? —susurró en su oreja, sus dedos escabulléndose por el borde del pijama. La piel de Taehyung ardía contra su tacto y tenía su polla engrosándose en sus pantalones—. ¿Quiere que haga un desastre de usted? Tan sólo pídalo, príncipe, estoy a sus órdenes siempre.

Atrapó entre sus dedos cada botón del sedoso pijama del príncipe, tomándose su tiempo para desprenderlos y así exponer la etérea piel de Taehyung. Mantuvo su mirada en sus ojos cuando se inclinó y comenzó a besarlo.

—Jungkook... —Se apoyó en sus codos, relamiendo sus labios—, por favor...

Sus húmedos y ruidosos besos bajaron hasta llevar al comienzo de los pantalones de pijamas, el rubio levantó sus caderas mientras sus miradas estaban clavadas con la del otro, los dedos de Jungkook comenzando a bajar la prenda.

Se escucharon unos suaves golpes en la puerta, seguido de un "su alteza".

Jungkook se congeló un segundo mientras que Taehyung bufó frustrado por la interrupción. Habían olvidado cerrar la puerta con seguro, pero al ser de la realeza, era obvio que tocarían la puerta antes de entrar a la habitación del príncipe. Se estaba separando mientras intentaba recuperar su compostura, hasta que unas fuertes manos lo tomaron de su traje.

—Haz que se vaya —Fue lo que Taehyung pidió, su voz baja y un poco irregular también. Aquellos labios rozándose contra los propios al igual que sus narices, amenazaban con arruinar al guardaespaldas aún más—. Es una orden real.

Jungkook sostuvo con fuerza la nuca de Taehyung, dándole un beso duro y rápido.

—Tan malditamente mandón, mi príncipe.

Taehyung se estaba inclinando sonriente, queriendo un beso más pero Jungkook lo dejó con las ganas. Se puso de pie ignorando la pequeña rabieta que este le regaló y fue hasta la puerta arreglando un poco su arrugada ropa. Su príncipe era un poco apasionado.

Abrió la puerta y salió como una tormenta cerrándola detrás de él, enfundándose en su intimidante y frío rol de guardaespaldas real. Miró a Jung fijamente y sin expresión alguna.

Dios, sus labios ardían y no podía esperar para volver a besar a Taehyung.

—Su altez- oh, Jungkook, ¿dónde está el príncipe?

—El príncipe requiere privacidad en este momento —Sus brazos cruzados detrás de su espalda y su pecho sobresaliendo un poco—. Con todo el asunto del posible secuestro no ha podido descansar adecuadamente, ha de aprovechar que todo acabó.

Jung suspiró—. Ya veo. Sólo venía porque la cena será pronto y el rey quería hablar en familia un asunto referente al trono.

Jungkook suavizó su mirada y relajó sus hombros—. Yo me encargaré de proveerle a su majestad comida cuando así él lo quiera, por ahora, lo mejor será dejarle tranquilo. Estoy seguro de que su alteza lo comprenderá.

—Tienes razón... Les notificaré de esto al rey y la reina y me aseguraré de que nadie perturbe el descanso del príncipe.

—Y yo haré mi trabajo dentro de la habitación —reprimió una sonrisa ante un pensamiento torcido que pasó por su mente—. Ya sabes, seguro se pondrá de mal humor si no estoy alrededor —bufó.

Jung río y asintió—. Los dejo entonces.

Jungkook dio una pequeña inclinación y cuando el castaño estuvo alejado ya, abrió con cuidado la puerta y entró a la habitación. Pasó seguro porque el bienestar y la privacidad del príncipe eran cosas primordiales. Lo encontró tendido en la cama, completamente desnudo, sin dejar de mirarlo desató su cinturón y bajó su bragueta acercándose como un depredador a su presa, su sangre corriendo al sur y lo que restaba de su racionalidad cediendo hacia la lujuria, porque el complacer a Taehyung, su majestad, en cada necesidad que este tuviera también era importante.

Y quería, necesitaba ser él quien se encargará de suplir cada una de sus demandas.

Sus muslos tocaron la cama y Taehyung se apoyó en sus rodillas, alcanzando el cuerpo de su guardaespaldas y amante, despojándolo de cada una de sus barreras y defensas con una simple mirada y ladina sonrisa, al igual que cada prenda de su ropa.

—Sólo hay un trono en el que he podido pensar durante este tiempo —Dejó caer la última prenda que cubría al pelinegro. Lo miraba fijo, atraído por la brillante mirada que este le daba disfrazada de falso desinterés. Sólo bastaba darle una mirada para ver lo interesado y dispuesto que estaba para él—. Y sólo tú puedes dármelo, Jungkook. Así que vamos, complace a tu príncipe.

Una sonrisa no tardó en dibujarse en el rostro de Jungkook, empujando el rubio hacia la cama sin nada de delicadeza y subiéndose encima para cubrir cada centímetro de su cuerpo con el propio.

—Como su majestad ordene.

[⍭]

Jodido dios.

Fue el pensamiento que atravesó la mente de Jungkook, tal cual una ráfaga caliente en su espina dorsal mientras se corría por cuarta vez con su pene siendo exprimido por las cálidas paredes del interior de su príncipe. Su sudorosa frente cayó con derrota contra la espalda de rubio, la respiración de ambos aceleradas por el orgasmo abrasador al que se habían entregado.

Aun sintiéndose sensible, salió del interior de Taehyung y se deshizo del condón, anudándolo y tirándolo a la basura.

—Jungkookie, ¿te importaría darme besos? —La voz amortiguada de Taehyung llegó a sus oídos.

Rodó los ojos y tal como le fue pedido comenzó a repartir, lentos y húmedos besos por la espalda de su protegido. Tuvo que sostener sus caderas en su lugar cuando el sinvergüenza había comenzado a frotarse vagamente contra su flácido -y todavía- sensible miembro.

—Eres... —Rodó y se acostó de espaldas en la cama, abrazándolo por la cintura tan pronto esté se cernió sobre él, su mentón apoyado en su pecho—, una pequeña mierda insaciable.

— ¿Eres así de romántico siempre? —Dijo este con una sonrisa lánguida y sus ojos cansados, plantando un beso en su piel. Jungkook sólo podía mirarlo sin decir nada—. Como sea, soy tu pequeña mierda insaciable ahora.

Agarró un puñado de doradas hebras y acarició, le gustaba escuchas los suspiros de satisfacción salir de Taehyung. Tiró de él para besarlo sólo un poco más, pero como era de esperarse, el príncipe no quedaría satisfecho con "un poco", por lo que se prolongó.

— ¿Qué hora es? —Preguntó con su respiración levemente desigual.

Taehyung alcanzó su teléfono—. Más de las diez.

—La cena ya debió terminar —Estaba retirando las sábanas y poniéndose de pie cuando lo escuchó quejarse y removerse con pereza. Consiguió su teléfono en sus pantalones—. Bajaré a buscarte comida.

—No tengo hambre, sólo quiero dormir.

—Y para eso hay que cambiar las sábanas, su majestad; las dejamos apestando a semen y lubricante —Sonrió ante la mueca de asco que recibió—. También debemos tomar baños.

—Bien, bien —Tomó asiento en la cama—. Me encargaré de eso antes de que regreses sólo si me concedes un baño juntos.

Se acercó una vez más a la cama para darle un beso a su refunfuñado príncipe—. Para otra ocasión, mi príncipe.

Eso fue una promesa.

Tomó una ducha rápida y se vistió con sus ropas, esperando que no se notara tanto lo arrugadas de que estaban, preparó el baño para Taehyung y salió de la habitación, bajando las escaleras de la mansión revisando su buzón de mensajes. Habló con los cocineros y pidió que llevaran la comida a la habitación del príncipe, debía ir a otro lugar primero antes de regresar con él.

Pasó por su habitación primero, sacó un pequeño bolso y metió un poco de ropa y objetos de aseo personal. Miró sus pertenencias con la duda de estar tomando la decisión correcta, maltrató su labio inferior hasta que cerró su bolso y lo enganchó en su hombro. Él quería a Taehyung aunque le gustaría negarlo, el hombre tenía gran poder en él para nada relacionado a su rol en la realeza.

Por eso cuando regresó a la habitación con él mirando su gran sonrisa adornando su rostro por ver que pasarían la noche juntos, las absurdas mariposas en su estómago casi le hacen rodar los ojos. Lo quería mucho a la pequeña mierda.

—Es sólo por hoy —dijo cuando Taehyung ya se había acercado para besarlo. No sería sólo por esa vez, los dos lo sabían.

Taehyung llevaba una pijama nueva puesta ya y su cabello seguía húmedo, las sábanas habían sido reemplazadas y pulcramente colocadas en la cama.

—Le pedí al servicio que se encargara de eso mientras me bañaba.

Jeon gimió mortificado—. Entonces deben de saber lo que hicimos, Taehyung.

— ¿Por qué te sorprende tanto? No es como si las paredes fueran gruesas de todas formas, cualquiera que haya pasado afuera de la habitación nos habrá escuchado.

Algo en eso de que alguien los escuchara tener sexo, que supieran que el príncipe tenía a su guardaespaldas espaldas en su cama jodiéndolo, le dio gusto al pelinegro, pero no podría decirlo en voz alta.

Tocaron la puerta y Jungkook recibió la cena. Comieron juntos en la pequeña mesa que Taehyung tenía, discutiendo sobre la agenda que les esperaba al siguiente día. Lo escuchó quejarse por tener que asistir a una aburrida reunión a la que no quería ir, y sobre tener que tratar políticamente a un individuo que detestaba.

—Estoy seguro de que ese hombre planea algo en contra mío —Alegó metiéndose un bocado de ensalada en la boca.

—Eres el príncipe, Taehyung, el heredero a la corona, media población del país debe de tenerte recelo y desear ser tú.

—Yo no quiero ser esto, un príncipe. Mis padres deberían pensar en tener otro hijo y hacerlo a él su heredero.

—Estás hecho para esto. Digo, las personas te adoran, eres inteligente y tienes destreza, es difícil que alguien logre sacar provecho de ti. Tú gobernarías bien.

Taehyung no respondió, sólo continuó comiendo y mirando su alimento como si fuera lo más interesante del mundo. Jungkook por otro lado se sentía extraño, casi un poco invasivo por tocar temas que realmente no le competen.

—Me disculpo si hablé demás.

El príncipe negó, restándole importancia y cambiando de tema.

Cuando finalmente sus estómagos estaban llenos, y Jungkook se había colocado su ropa para dormir, estaban acostados uno al lado del otro, mirando el techo de la oscura habitación. Su único consuelo entre la pequeña nube de incomodidad, era que Taehyung estaba sosteniendo su mano.

— ¿Por qué un guardaespaldas? —Taehyung se giró hacia él y Jungkook lo miró—. Siempre tuve la duda y la idea de hacerle la misma pregunta a los guardaespaldas que tuve, pero estos renunciaron antes de que pudiera.

—Me gusta el sentimiento de heroísmo, podría decir. Me gusta ayudar a las personas, a alguien que necesite que lo protejan.

Taehyung guardó silencio un momento—. Sí necesito ayuda, ¿estarías ahí para mí?

—Por supuesto, soy tu guardaespaldas.

La mano del rubio subía y bajaba por su pecho—. Deja de tratarme así, ya no eres sólo un guardaespaldas para mí.

Jungkook la atrapó entre la suya—. La costumbre —Y la besó—. Lo siento.

—Trabaja en eso. No me gusta —Se quejó.

Sonrió—. Lo haré, Tae.

Un rubor se instaló en las mejillas del príncipe, aclaró su garganta—. Y no me refería a que fueras mi guardaespaldas, sino como mi amante, como un amigo. No porque sea tu trabajo, sino porque quieras hacerlo. Porque me quieras a mí, a Taehyung, no al príncipe que se supone que soy.

El ritmo cardíaco del pelinegro se alteró, y sólo podía culpar a aquellos ojos que lo miraban expectantes de algo que Jungkook no sabía si podía dar. Él era débil, realmente lo era.

—Sí te quiero.

Y Taehyung pudo respirar tranquilo y relajarse, Jungkook no quería pensar en aquellos ojos que lo miraron con un destello de vulnerabilidad, sólo se enfocó en la bonita sonrisa de Taehyung. Se acurrucaron juntos después de eso, el cansancio comenzando a llegar de a poco.

—Cuando estoy contigo, simplemente soy yo. Me gusta ser yo mismo, es cansino tener que mantener mi carácter al margen por una imagen que debo darle a los demás. En tus brazos, me siento un hombre ordinario.

Jungkook no podía negar que aquellas palabras inundaban de felicidad la parte suya que quería complacer a Taehyung en lo que necesitara. Podía entender que su rol no era tan fantástico como dicen ser en los cuentos de hadas, era mucha responsabilidad y estrés del que Taehyung preferiría escapar. Si él podía ser el lugar feliz del príncipe, de desahogo y consejo, él más que nadie estaba dispuesto a permanecer a su lado.

Besó su frente y lo apretó aún más entre sus brazos.

—Puedo decir lo mismo.

Taehyung se quejó pero también rió, enganchando su pierna a la cadera de Jungkook. Liberó un bostezo que contagió al pelinegro—. Eres de tan pocas palabras... Aun así me pareces adorable, ¿sabes?

Rió—. No soy adorable, Taehyung.

—Sí, sí lo eres.

—No lo soy.

Apretó sus bíceps—. Y sexy... Dios, tan sexy Jungkookie.

Con una risa floja, sostuvo a Taehyung de la nuca y lo mantuvo contra su pecho, viendo sus intenciones. El rubio sonrió y se acurrucó, relajándose, despejando su mente de todo menos del hombre a su lado.

—A dormir, príncipe.


25 Septembre 2020 18:38 53 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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⋆ Sam Hernandez ⋆ Sam Hernandez
Me encanta 😭
February 05, 2024, 10:10
v vinminmin
Oh por dios!
June 10, 2023, 02:37
MONTAE GR MONTAE GR
La historia es hermosa 😍❤️
April 21, 2023, 22:36
𝘵𝘬 𐤀 𝘵𝘬 𐤀
si esto no termina bien, me voy a rajar el cuello primer aviso
March 28, 2023, 22:24
Kooktae Bebés Kooktae Bebés
Woa que lindo! Me encantó tanto
March 22, 2023, 21:10
Jeon Jungkook Jeon Jungkook
Que sean felices, muy felices juntos
January 04, 2023, 03:21
Bangtan World Bangtan World
Que sean felices por siempre los novios
September 22, 2022, 12:21
AL Agustina Lemos
Aww los personajes son tan lindos, ame todo ❣️
September 21, 2022, 15:47
Any L Any L
<3
September 14, 2022, 14:38
Softae :p Softae :p
Estoy enamorada de la forma en que escribes, son demasiado lindos😭
February 17, 2022, 10:23
Alexandra Rios Alexandra Rios
ayudaaaaaa.... como no enamorarse de ellos T.T
February 12, 2022, 05:20
a. m a. m
AYUDA, no se cuántas veces he leído esto, es que amo este OS AHHH
December 18, 2021, 07:32

Damaris Cárdenas Damaris Cárdenas
Awwww dios mio me encanta me encantaaaa💖✨ amo lo que escribiss😘
July 30, 2021, 00:21
a. m a. m
amo esta historia, la primera vez que la leí estaba en wattpad, la busqué mucho hasta que la vine a encontrar en esta app. escribes hermoso ah 😞
July 08, 2021, 22:55
l lanada17214
Estoy tan acostumbrada a Wattpad que de la emoción en muchísimas escenas quise comentar algo. Me encantó.
June 26, 2021, 01:48

  • Vodka ♡ Vodka ♡
    Cómo desearía no haber perdido mi cuenta en Wattpad June 28, 2021, 05:06
Søfía F. Søfía F.
Lo amé, lo amé muchisimo, pero lo recordaba de forma distinta. La situación en la que JK y TH viajan a una cabaña debido a los intrusos y luego en la cabaña sucedían cosas. Creo que me estoy confundiendo de historia... 😅
May 07, 2021, 00:53

Marian Marian
por dios que hermoso es todo 😭
April 19, 2021, 16:23
Aquí Leyendote Aquí Leyendote
Me gusta como escribes 💜
April 18, 2021, 23:25
naho naho
PERO ESTOY LLORANDO DEMASIADO
April 16, 2021, 19:44
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