-blood-nightmare

Al igual que las flores cada persona es única e irremplazable, pero por miedo al rechazo las barreras pueden impedirnos crecer fuera de las sombras. La sociedad se a vuelto cerrada y muy limitante, pero la curiosidad de una niña ¿podría cambiarlo?


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#investigación #homfobia #injusticia #mentiras #encubrimientos #inpiracional
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Capítulo 01

Escuchaba varios susurros de mis compañeros siempre que me movía por los pasillos, nunca me importo sus habladurías banales hasta que el tema más odiado por sus familias salió de la boca de un profesor. Cualquiera pensaría que se había vuelto loco en absoluto al tocar en la reunión anterior ese tema, aunque mi cerebro trabajaba a toda marcha ideando una excusa creíble mientras abría el paraguas en la entrada del instituto y comenzaba a caminar con dirección opuesta a la parada de buses.

Un viejo portón de metal corroído ocultaba tras de si una casa blanca destartalada, cubierta de musgo y un jardín descuidado, con ventanas rotas, una casita de perro cubierta por telarañas y una puerta de madera desgastada por el uso, era lo que ahora me daba la bienvenida desde la acera. El miedo a las respuestas que pudiera obtener me impedía tocar el timbre que se hallaba a solo tres centímetros de mi dedo suspendido en el aire, inhalando una gran bocanada de aire y sujetando con mayor fuerza el mango de mi paraguas decidí tocar el timbre despintado, este a su vez provocó un zumbido molesto.

El portón permanecía inmóvil ante mis ojos, pero la silueta de un señor moviéndose entre las sombras que se prolongaban bajo el techo de la casa me produjo un escalofrío a lo largo de mi columna, cuando un rayo partió el cielo haciéndome gritar e inclinarme sobre mis rodillas dejando caer mi paraguas por el susto. Los pasos veloces y el chirrido del metal me alarmó, un peso sobre mi hombro logró sobresaltarme haciendo que diera un manotazo para quitármelo de encima y cayera de lado por el susto, mientras la lluvia y el terror nublan mi vista.


-Hey, joven Okayasa...soy yo


La voz de mi profesor y la presión de su agarre sobre mi brazo me trajeron de vuelta, sus ojos avellana me miraban con preocupación, su cabello negro azulado se pegaba al rostro, la camiseta blanca comenzaba a adherirse a su cuerpo y su mezclilla corto estaba cubierto de tierra, mientras sus tenis descocidas apenas se mantenían unidas. Parpadee varias veces para asegurándome que en efecto era el maestro, cuando alguien mas nos cubría con otro paraguas.


-Cielo santo, pero ¿Qué hace aquí esta pequeña?

-No lo se, pero ayúdame

-No necesitas pedírmelo dos veces


Sin saber cómo reaccionar fui sujetada por otro hombre mas moreno, alto y robusto que el profesor, su pelo castaño y sus ojos aguamarina escrutaba la cara de mi opuesto en busca de alguna respuesta que yo no podía dar, pero este solo se limitaba a sujetar mi brazo y cerrar el portón tras de nosotros. Mis pasos son lentos y cansados después de la larga caminata que había hecho desde la parada hasta aquí, ni siquiera me puse a pensar porque de todas las casas tenía que vivir exactamente a las afueras de la ciudad o por que rayos no se me ocurrió venirme en carro hasta este lugar.

Ahora estaba sentada en un sillón cómodo, con una taza de chocolate caliente en las manos y cubierta con una manta térmica calentando mis huesos fríos por el clima, en lo que ambos hombres conversaban en la cocina. Mi mirada se perdió en el entorno de la sala notando varios objetos curiosos, como una chimenea antigua que ahora se encontraba con varios troncos quemándose en una danza parsimoniosa con el fuego, unos estantes repletos de fotos, una mesita para café con pilas de papeles de exámenes y un pasillo ligeramente oscuro que daba a otros cuartos.


-Señorita Okayasa, ¿podría decirme que hacia afuera a esta hora y bajo esta lluvia?

-Ah...yo

-Ethan, no seas tan directo

-Saul, por favor fue ella quien decidió venir

-Si, pero no tienes porque presionarla

-Tengo curiosidad

-...

-...


Dejé de ver la taza que descansaba en mis manos cuando la voz de ambos adultos pararon de discutir, levanté la cabeza lentamente hasta toparme con la mirada confundida de Saul y la escudriña del profesor Peterson.


-Exactamente ¿que?

-Sobre el tema que trato la reunión pasada, profesor

-¿Los diversos gustos?


Negué con la cabeza sabiendo que en nuestra ciudad ese tema era sumamente delicado gracias a las tradiciones que lo consideraban tabú, sentí como mis labios temblaban de forma ligera al separarse y decir esas palabras, pero a estas alturas donde no había podido sacar una excusa creíble lo menos que podía hacer ahora era retractarme.


-La mentalidad sexual de la gente

-Oh


Un silencio pesado se instalo en la habitación dejándome entender que el tema aun en su casa no era de su agrado después del incidente, agache la cabeza en lo que mis mejillas se ponían rojas por la vergüenza, cuando iba a retractarme oí un suspiro de rendición y sentí las manos del profesor quitándome el vaso, para después sujetarme las palmas con firmeza.


-Escucha Okayasa, ese tema es muy variado y existen personas en estos días temerosas que se esconden en una mentira para sobrevivir...para mi es cotidiano el señalamiento- Sus ojos se desviaron por un momento al hombre moreno que se hallaba junto a nosotros y luego volvió a mirarme -no es normal en esta ciudad y tampoco gustan de cambiar su forma de pensar

-Pero quiero entender ¿Por qué pasa, cuales son las razones, es inevitable, la vida cotidiana se afectaría, habría...?


La risa de los mayores me dejo atónita, era como si nada de lo que dijera tuviera el más mínimo sentido o como si hubiera hecho un chiste tan gracioso que era inevitable no divertirse con el. Fruncí el ceño ante su actitud despreocupada y espere a que pudieran hablar o por lo menos respirar.


-Lo lamento, no queríamos reírnos, pero es la primera vez que oímos cosas así...aun así hoy no es el momento para hablar, ya es tarde y no creo que debas ir a casa por hoy, mejor quédate en la habitación de invitados

-Pero...

-Nada Okayasa, ve y mañana hablamos


Sin dejarme decir nada más fui guiada por Saul hasta la habitación de invitados, la cual consistía en una cama cubierta por cobijas grisáceas y almohadas blancas, un pequeño armario con espejo, unos cuantos percheros y un baño con lo básico de aseo personal, además de una bata celeste bastante larga.


-Lamento si no es de tu agrado, por lo general no esperamos a nadie

-No, más bien gracias...no quiero ser una molestia

-Cariño créeme, no lo eres...ahora quítate esa ropa mojada y usa la bata, mañana es día de lavar


Una vez lo dijo salió del cuarto para darme la privacidad necesaria, me quite la ropa y la deje en una esquina de la parte superior del armario mientras caminaba hasta el baño y me secaba con un paño que había, para después ponerme la bata seca. Mire mi teléfono, pero no había mas que un mensaje de mi padre que volvía a excusarse por no poder ir a casa esa noche en vista que le había surgido un nuevo problema en el trabajo, suspire con cansancio, contesté y dejé el teléfono junto a la ropa mojada, después me encamine a la cama y me senté viendo un punto inexistente, hasta que el sueño me fue ganando y antes de dormirme me arropé con las sábanas.

24 Août 2020 19:56 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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