Dahl Suivre l’histoire

-Dime ¿Cómo va la clínica? - Le preguntó el Dr. Samuel mientras jugaba con su pluma.

-Va de maravilla. Y estoy orgulloso de eso. - Contestó el joven veterinario mientras salía el humo por su boca.

-Es un buen avance, pero ahora que lo tienes ¿Qué es lo que sigue?- preguntó el psicólogo intrigado.

Dahl dirigió sus ojos a la ventana, apreciando la lluvia que la acariciaba aquel día gris y taciturno.

-No sé. Es la primera vez que me siento así, como si algo fuese a cambiar, pero... ¿para bien o para mal?- Contestó Logan con un tono extrañado.

-Entiendo... ¿Cómo esta Mía? Hace ya unas cuantas citas que no has hablado de ella.- preguntó mientras se acomodaba las gafas.

-Esta muy bien, - respondió abruptamente- Desde que me di cuenta que ella es el amor de mi vida, me ha entrado un miedo inmenso a perderla. -agregó el joven con una mirada perdida.

-Ese miedo "inmenso" es llamado "Thantofobia". Y, como sabes, una fobia es un miedo irracional. Como tu psicólogo y amigo, te digo que nada le va a pasar.- dijo- Te pregunté sobre ella porque desde que llegaste a la cita has estado muy distraído; tus ojos distantes y tu voz cortada, y en estos seis años de terapia jamás te vi de esa manera. Ni cuando fallecieron tus padres.- agregó mientras cruzaba las piernas.- ¿Qué serías capaz de hacer por la persona que amas?- preguntó interesado.

-Quemaría el mundo entero sin dudarlo.- contesto fríamente.

La respuesta de Logan hizo que un escalofrío y un mal presentimiento dominaran fugazmente al doctor. Un silencio entre ambas personas reinaba el lugar en compañía de la sinfonía melancólica que dejaba la lluvia.

Al otro lado del consultorio sonó el reloj de pared sonó anunciando el final de la sesión.

-Bueno, ha sido un placer nuevamente el tenerte aquí. Es todo por hoy.- dijo viendo a la pared del otro lado.- ¿Qué te parece si nos vemos dentro de un mes?- preguntó viendo su agenda.

-Me parece muy bien,-contestó regalandole una sonrisa- Gracias por escucharme.-agregó mientras le entregaba el dinero.

Al salir del consultorio, Logan atendió una llamada de Mía.

-Hola, Mía, ¿Cómo va tu día?- preguntó mientras cerraba la puerta.

-Me fue muy bien, querido- contestó inmediatamente.- ¿Cómo te fue en la cita?- agregó.

-Me fue bien, mi cielo.- Contestó mientras soltaba la bocanada de su cigarro.

-Te extraño, mucho, y te amo aún más.- agregó rápidamente Mía.- Estoy embarazada.- agregó con una voz cortada.

-¡¿Qué?!- repuso Logan alegremente.- ¿Es en serio?- agregó sonriendo.

-Sí.- contestó tímidamente.-¿Nos vemos en el restaurante frente al río Santa Lucía?- agregó

-Claro, ahí nos vemos cuando salgas del trabajo.- dijo con una enorme sonrisa.

Logan finalizó la llamada y se dirigió a su coche.