nica-87 Nica Gómez

Martina, una secretaria de dirección desafortunada en el amor se enamora de su atractivo y sexy jefe. Él es incapaz de comprometerse con nadie. Una bonita historia de amor en la que sus personajes no te dejarán indiferente.


Romance Romance jeune adulte Interdit aux moins de 18 ans.

#romance #drama #jefe #secretaria #amor #dolor #amistad #felicidad
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Capítulo 1

Antes de que comencéis a leer... ¡¡Gracias por dedicar vuestro tiempo a esta bonita, dolorosa y romántica historia!! Gracias a las personas que siempre están apoyándome en cada proyecto que se me pasa por la cabeza, sin ellas este sueño de escribir no seria posible. :D Espero os guste!! Aprovecho para comentaros que recién abrí una nueva cuenta en Instagram! en ella iré subiendo contenido de mis historias y también opinare de libros que estoy leyendo ;)

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Llegué con el tiempo justo, otra vez, y de nuevo tenía que ver la cara de superioridad de mi jefa deseando que llegase tarde una sola vez más para ponerme de patitas en la calle. ¡Pero no era mi culpa! La distancia entre mi casa y mi trabajo era demasiado grande, tenía que conducir más de treinta minutos para llegar. ¿Qué por qué trabajaba tan lejos? Pues porque era el único sitio donde me contrataron y la verdad, no estaba yo para rechazar ofertas. Desde que me saqué el secretariado busqué trabajo en todas partes intentando trabajar de lo mío, sin suerte. Trabajé de camarera, cuidando niños, dando clases particulares… hasta que finalmente me llamaron para trabajar en una clínica dental como recepcionista.

Mi trabajo básicamente consistía en atender el teléfono y gestiones administrativas. No es que fuera el trabajo de mi vida, pero de momento era lo que tenía y aunque me pagaban una miseria me llegaba para cubrir gastos. Lo bueno de trabajar en la clínica eran los horarios, sólo iba de lunes a viernes de nueve de la mañana a cinco de la tarde, por lo que el fin de semana lo tenía libre.

Yo vivía con mi madre y mi hermano Daniel que tenía veinte años, nos llevábamos una diferencia de edad de seis años, nos parecíamos mucho. Ambos éramos morenos y con ojos verdes solo que yo, a diferencia de él, tenía el pelo largo y era más bajita, 1,65 para ser exactos. Mis padres se separaron hace algún tiempo, Dani y yo no teníamos mucha relación con mi padre, de vez en cuando nos llamábamos, pero poco más. No había mucha intención por su parte de saber de nosotros, pero eso era algo a lo que no dábamos importancia ya que, por suerte, siempre tuvimos una madre con la que contar en todos los sentidos. Mamá era una persona luchadora y positiva, siempre sonriendo ante las adversidades que se nos presentaban, nuestro ejemplo a seguir.

Jake, mi chico, trabajaba sirviendo copas en una sala de juegos que abría al público las 24 horas. Era moreno, inteligente, guapo, cariñoso, también algo celoso, pero me trataba como a una reina. Llevábamos un año y medio saliendo. Él vivía de alquiler con un compañero de trabajo.

En 18 meses de novios que teníamos habíamos estado viviendo el día a día como dos enamorados. No habíamos hablado mucho de nuestros planes de futuro, pero yo sentía la necesidad de hacerlo. Esa noche me propuse darle una sorpresa, iría a buscarlo cuando terminase su jornada laboral y lo llevaría a cenar. Debíamos dar un paso más en la relación.

Quería pedirle que viviéramos juntos. Me gustaría despertar y que lo primero que viesen mis ojos fuera él, pasar más tiempo juntos. Llegar a casa después de un día de trabajo y saber que dormiré con la persona que quiero. La convivencia era fundamental en una pareja, si la convivencia no funcionaba, la relación sería insostenible bajo mi punto de vista. Así que sí, esa noche estaba decidida a dar un paso más como pareja.

—¡Martina!¡Martina! —me llamó mi maravillosa jefa con cara de pocos amigos sacándome de mis pensamientos —¿Qué te pasa hoy?

—Lo siento, ¿Qué necesita?

—¡Que despiertes! Dale cita al señor Gonzalez para el martes que viene, por favor —dio media vuelta y volvió a su despacho.

Desde luego mi trabajo no era aburrido, ¡era un coñazo! Todo el día sentada en una silla con el teléfono y el ordenador. Nunca pasaba nada interesante, era muy tranquilo para mí. Pero de momento me tenía que conformar, al menos hasta que encontrase algo mejor.

Una vez en casa, me di un baño rápido y me arreglé para la ocasión ¡que ganas tenía de verlo! Hacía un par de horas que me había llamado para que nos viésemos mañana, pero yo no podía esperar, necesitaba verlo.

Finalmente, salí de casa y fui en su busca. Aún faltaban quince minutos para que terminase su turno así que espere en el coche aparcada al final de la calle. Ya eran las nueve de la noche, impaciente esperé. Diez minutos después al fin salió. Lo observé embobada mientras se ponía la cazadora y se encendía un cigarro, como odiaba que fumase, era el único defecto que debía tener, pero se veía tan sexy. Empecé a caminar hacia la entrada principal del salón de juegos. Conforme me iba acercando veía salir a sus compañeros que se despedían de él con un choque de manos. Me llamó la atención ver a una de las chicas, compañera de trabajo, dándole un abrazo a Jake. Soy algo celosa, no en exceso, pero si lo suficiente.

Extrañada por verla con esa actitud tan cariñosa y abrazada a mi novio, decidí dejar de andar y esperar a que la chica siguiera su camino. Jake le devolvía el abrazo y la agarraba de la cintura. Ambos se dieron un beso en los labios, se sonrieron el uno al otro y volvieron a besarse, esta vez de manera más intensa, más pasional. Se separaron y empezaron a caminar calle abajo cogidos de la mano.

Yo, como tonta, me quedé allí de pie, sin saber que decir o que hacer. Con las lágrimas recorriendo mis mejillas, dolida por la traición, con un nudo en el estómago y el corazón latiendo a mil por hora.

Mi novio, con el que llevaba saliendo un año y medio de mi vida me estaba engañando. ¿Cómo había sido capaz? ¿por qué? ¿con qué cara le miraba yo ahora? Decidí volver al coche sintiendo las miradas de la gente clavándose en mí, viéndome llorar sin consuelo.

Me senté y apoyé la frente en el volante intentando contener las lágrimas, intentando que el aire volviera a mis pulmones. Respiré profundamente una y otra vez con la esperanza de calmarme, una vez mis ojos dejaron de llorar agarré mi móvil y escribí un mensaje a Jake:

<<Te veo bien acompañado…disfruta de la noche.

PD: ¡VETE A LA MIERDA!>>

Arranqué mi coche y regresé a casa algo más calmada. Aún no me creía lo que había visto. Subí a mi habitación y me puse el pijama, a continuación, me metí en la cama con una sensación de vacío y decepción inexplicable. Sin poder evitarlo, empecé de nuevo a llorar hasta que el cansancio me pudo.

La luz entrando por la ventana me despertó obligándome a abrir los ojos muy a mi pesar. Miré el móvil para ver la hora, veintitrés llamadas perdidas y cinco mensajes de Jake, dejé el móvil encima de la almohada. Volví a coger el móvil, “¡MIERDA! ¡NO PUSE LA ALARMA!” Me levanté de un salto de la cama y me vestí con lo primero que encontré en mi armario, recogí mi pelo rápidamente con una goma; cogí el bolso y salí corriendo de casa. El día no estaba empezado muy bien que digamos.

Abrí la puerta de la clínica y lo primero que encontré es “a mi querida jefa” atendiendo al primer cliente. Me miró de arriba a abajo intentando disimular su enfado delante del cliente.

—Disculpe un segundo, enseguida estoy con usted. Martina a mi despacho.

Esperé de pie a que mi jefa llegase, a los cinco minutos oí la puerta abrirse.

—Janet lo siento mucho, de verdad. Ayer tuve una noche horrible y olvidé poner la alarma —me disculpé poniendo una de mis mejores caras de cordero degollado.

—Martina, esto no puede continuar. Llegas cuarenta minutos tarde y ni tan siquiera llamas para avisar, ¡y mírate! ¿qué llevas puesto?

—Lo siento de veras, te prometo que no volverá a pasar.

—Esto es una clínica seria, debemos dar una imagen. Lo siento mucho, pero me veo en la obligación de despedirte. Te he avisado en muchas ocasiones, no veo interés en ti. Eres una trabajadora con grandes cualidades, pero no me las estás mostrando, no me dejas otra alternativa. Espero puedas encontrar un trabajo en el que estes dispuesta a mostrar todo tu potencial.

Y así empezaba mi día, soltera, cornuda y en paro, las cosas no podían ir a peor.

De camino a casa aparqué el coche y fui a desayunar a una cafetería cercana a mi casa, desde que contemplé el espectáculo de anoche no había comido nada. Pedí un café y unas tostadas y saqué mi móvil con la intención de leer los mensajes de mi novio, corrijo, exnovio desde hacía unas horas.

Las llamadas habían subido a treinta y cinco, que gracioso, siempre llamaba una vez al día, y si llega, y ahora me acribillaba a llamadas.

Primer mensaje: << ¡Por favor, contéstame! necesito hablar contigo>>

Segundo mensaje: << ¡Cariño te necesito, por favor déjame que te lo explique!>>

Tercer mensaje: borrar, borrar, bloquear…

Será imbécil…

A la mañana siguiente lo que ayer era amor hoy se había convertido en rabia y odio. Todo esto me había hecho pensar en lo irónica que era la vida, como podían cambiar los acontecimientos de un día a otro. Ayer todo era color de rosa, todo eran mariposas en el estómago, y en una noche mi vida se había ido a la mierda, mi mundo se había venido abajo.

Jake siguió llamándome una y otra vez hasta que cansada de ver su nombre en la pantalla del móvil lo apagué. No sabía que hacer, no me sentía capaz de hablar con él y enfrentarlo. Quería estar sola, solo eso. Estar sola y pensar cómo hacer para dejar de sentir este dolor tan profundo. Era mi novio, mi compañero de vida, mi felicidad, y ahora todo eso se había quedado en nada. Con que facilidad me había engañado, a mí, que le entregué todo.

18 Juillet 2020 13:42 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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