mymemoriesdied_ Vodka ♡

Sólo hubo una guerra que él quiso ganar. Una, que perdió de la forma en la que siempre ruegas por no perder algo importante en la vida. ・❀ Oneshot. ・❀ Couple: KookV. ・❀ Drama. ・❀ Inspirado en el MV de MCR "The ghost of you". ・❀ Historia original/ No copies, no adaptes. VODKA.


Fanfiction Déconseillé aux moins de 13 ans.

#romance #muerte #tragedia #drama
Histoire courte
183
5.7mille VUES
Terminé
temps de lecture
AA Partager

Tourniquet.


Sus fosas nasales eran inundadas por el crudo aroma salino del mar. El sonido del viento silbar y las agresivas olas que golpeteaban contra el LCA, nublaban sus sentidos haciéndole parecer que estaba en un sueño del que no podría despertar sin importar cuánto lo intentara. Una pesadilla. El miedo recorriendo cada fibra de su organismo, cada una de sus extremidades carente de movimiento o fuerza. Rigidez total en cada músculo. La soledad del mar era lo único que les hacía compañía y llenaba el profundo silencio de muerte que les abrazaba y susurraba débiles consolaciones. Se aferró con fuerza a lo que sea que tuviera entre sus brazos en ese momento, incapaz de mirar lo que era por mantener su visión hacia su norte. Con cada tambaleo que sufrían, más sentía que en cualquier momento caería de rodillas y se desvanecería.

— ¿Estás bien?

Escuchó una voz desconocida y miró hacia un lado.

—Sí, sólo…

Era Jungkook quien contestaba a dicha persona que les acompañaba, con su gélida mirada hacia el frente antes de apartarla, inclinarse hacia el mar y vomitar, sosteniéndose de él con fiereza. Y de esa forma se mantuvo durante varios segundos, expulsando lo último que quedaba en su estómago y tosiendo, su respiración trabajosa. Taehyung no pudo observarlo más, así que retomó su anterior posición cuando la voz de mando se hizo escuchar, rugiendo como una ola.

— ¡En minutos llegaremos a la costa! ¡Prepárense!

Los demás solados mantuvieron sus expresiones estoicas mientras uno por uno comenzaban a persignarse y enviar plegarías que muy probablemente no serían escuchadas. Besando sus placas como si aquellos besos fuesen a recorrer todo el frío mar hasta llegar a sus familias. Deseando cosas y cambios que jamás llegarían porque aquel era su destino, fue lo que escogieron y por lo que decidieron morir.

Antes de poder saberlo, sus ojos ya estaban empañándose con lágrimas que creía conseguiría contener hasta que llegara el momento en que perdiera su vida. Dicho instante, parecía aproximarse a una velocidad vertiginosa. Él lo sabía, lo supo desde el primer instante.

Pero su descenso llegó de una forma que jamás vio venir.

Y fue doloroso. Tanto, que imploró morir una segunda vez para deshacerse de ese daño que en vida jamás conseguiría sobrellevar.

—Todo saldrá bien —Fueron las palabras del pelinegro, su mejor amigo. Jungkook. Recomponiéndose con un poco de dificultad al mismo tiempo que acomodaba su casco y volvía a su impecable posición, Taehyung podía adivinar que en ese momento sostenía el arma en sus brazos con dificultad. Todo su cuerpo vibrando en tensión. Lo adivinaba, porque él estaba igual aunque no se diera cuenta—, regresaremos a casa.

Su voz había salido con tanta convicción como si realmente quisiera convencerlo de ello, a ambos. “Regresar a casa”, Taehyung no sabía qué pensar sobre ello, sólo pudo dedicarse a saborear las dulces palabras de Jungkook como si con eso fuese a conseguir despertar de aquel eterno mal sueño. Su garganta se mantenía dolorosamente cerrada mientras le daba una ojeada a sus demás compañeros, genuinas nauseas recorriéndole ahora que a diferencia de su amigo, no eran a causa del mareo.

Insertó una de sus manos en su bolsillo y la empuñó.

[⍭]

La inquietud del hombre a su lado comenzaba a estresarle e impacientarle de sobremanera, el movimiento continuo de sus piernas y como a cada minuto se esforzaba en acomodar su pulcro peinado aun cuando no era necesario.

— ¿Crees que luzco bien? —Fue la pregunta que escuchó salir de sus labios, las manos de este arreglando el cuello de su inmaculado traje.

Estás perfecto. Desde siempre lo has sido—. Con todo el empeño que has puesto en tu apariencia durante los últimos treinta minutos que llevamos sentados acá, puedo asegurarte de que estás bien, así que detente —Llevó su pequeña copa de Martini a los labios, espantando aquellos pensamientos—, la pobre acabará aburrida de verte peinar tu copete la misma cantidad de veces que pestañea coquetamente hacia acá.

Por encima de su bebida le dio una larga mirada a aquella guapa chica de castaña cabellera que mantenía sus ojos posados en Jungkook, al igual que este en ella tan pronto la visualizó. Lucía un hermoso vestido oscuro drapeado con lunares hasta un poco más abajo de las rodillas, en su cabeza un pequeño sombrero oscuro también adornando y pulcros guantes blancos en sus manos.

—Pero me está prestando atención, ¿no? Eso es bueno —musitó su amigo con orgullo, inclinándose hacia él mientras que tamborileaba sus inquietos dedos sobre la mesa.

—Sí, bueno, no es la única. No para de susurrarle a sus amigas probablemente sobre lo mucho que le gustaría que la saques a bailar —señaló dando otro trago y suspirando, decidió mirar hacia otro lado en busca de una mejor distracción que le ayudara a olvidar lo terriblemente incómodo que se sentía sobre esa conversación—, o que la metas en tu cama.

El pelinegro dejó salir un ahogado gemido, alcanzado su vaso con Whisky para darle un gran trago y sisear por la bienvenida amargura en su garganta. Mordisqueó su labio inferior—. Diablos, esto es malo. En serio quiero acercarme.

Y Taehyung sabía que eso era tan fácil como ponerse de pie, caminar hacia el otro extremo del salón dejándolo atrás, pero situaciones así en la mente de Jungkook tendían a maquinar de otra forma, obstaculizándose a sí mismo por pensar demasiado en lugar de actuar. Y esa fue una de las razones por las que en un principio no se llevaron bien, porque Tae por el contrario tendía a ser más temerario e ir a por lo que quería sin dudar, eso sólo hasta que el pelinegro llegó y fue incapaz de serle fiel a sus principios.

Al menos cuando se trataba de él.

—Es preciosa…

La celebración se tornaba cada vez más aburrida y asfixiante para el castaño con cada minuto que transcurría. Su único consuelo era el alcohol, la buena música y la compañía de su amigo, pero ni eso le aseguraba que disfrutaría el resto del evento, no mientras uno de estos factores –por no decir el más importante- flaqueaba. Hacía dos meses que habían culminado con su servicio militar de dos años, ¿y qué? Como si fuese la gran cosa o algo merecedor de celebración según él. Únicamente había aceptado ir por la insistencia que sus padres y del pelinegro con una desgastada excusa de “divertirse”, pero a estas alturas él ya quería regresar a casa.

Golpeó la mesa con sus palmas abiertas mientras se levantaba de su asiento y arreglaba su corbata, agradeciendo que el volumen de la música amortiguó el sonido más no evitó que Jungkook lo mirara con extrañeza—. Es aburrido estar sentado y beber. Iré a bailar —aclaró.

— ¿Qué? ¿Planeas dejarme solo?

El castaño rodó los ojos—. Tan sólo párate y ve donde ella, Kook.

—Sabes perfectamente que no soy el mejor bailando, imbécil. Ese eres tú —espetó un tanto acobardado, sus pobladas y oscuras cejas fruncidas de una forma tan atractiva, que Taehyung necesitó pasar saliva.

—Pero eres bueno coqueteando, sólo necesitas eso y ya —rebatió entonces, con una sonrisa un tanto forzada. Dios —Eres-

«Eres encantador, jodido idiota. Si me pisaras cientos de veces al bailar, no importaría si sólo tienes tus ojos y sonrisa para mí».

Presionó sus labios en una fina línea, disgustado consigo mismo. La noche iba a ser larga y definitivamente, no estaría a su favor, como de costumbre.

—Quiero hacer las cosas bien, Kim. Es la hija del General, debo hacer las cosas bien —El azabache dejó escapar un gemido cargado de frustración, sobando su cien al mismo tiempo que se recostaba un tanto en si asiento. Taehyung no permitió que el estremecimiento en su cuerpo fuera evidente cuando Jungkook le dio una larga mirada.

Mierda. Él sabía perfectamente lo que el pelinegro quería decirle con ella, pero en serio sentía que si permanecía un minuto más sentado a su lado y verlo tan ansioso por su acercamiento con aquella fémina, estallaría y cometería alguna estupidez en grande. Así que optó por ignorarlo.

—Suerte entonces, amigo —dijo antes de darle la espalda y caminar hacia el otro extremo del salón.

Su fingida indiferencia había sido su única escapatoria y buena amiga, su torniquete durante todo el tiempo en que sus sentimientos se fueron acumulando hasta sobrepasarlo al punto de temer ser demasiado obvio. Y eso no podía ocurrir. Nunca, jamás. Prefería morir antes de verse a sí mismo expuesto ante Jungkook y ser juzgado por el mismo, por su familia, la sociedad y el mundo aunque estos últimos le importaran lo más mínimo a esas alturas de la vida. Un poco de miedo llegó hasta él y se lo sacudió rápidamente, esbozando una sonrisa tan pronto estuvo frente a una chica rubia de linda sonrisa que estuvo mirándole cada cierto tiempo. Sí, Jeon no era el único que acaparaba la atención en ese lugar. Estirando su mano y dando una leve inclinación, le pidió un baile el cual fue aceptado con cordialidad y un suave agarre.

Seguido de ello, muchos otros de sus antiguos compañeros parecieron tomar la valentía y sacar a bailar a las demás chicas presentes.

Meciéndose en un suave vaivén, miraba a Jungkook por detrás del hombro de su pareja de baile. Bebiendo y luciendo de un terrible humor. Había jurado sentir los ojos de este detrás de su espalda cuando se había alejado, pero ahora parecía mirar a todos lados menos en su dirección. Era evidente la molestia hacia su persona y no pudo evitar sentirse un poco culpable muy en el fondo.

Pero entonces esa culpabilidad se evaporó tan pronto divisó a aquella castaña dirigiéndose donde su amigo, saludándolo y musitando palabras imposibles para él de llegar a conocer. Vio a Jungkook colocarse de pie en un santiamén, dando una reverencia para después recomponerse y entrelazar su brazo con la chica. Su semblante cambiado por completo, su rostro adornado por una sonrisa hermosa y que él conocía destilaba un tanto de vergüenza y timidez.

El doloroso vuelco en su pecho fue irremediable cuando los contempló bailar con una escasa distancia. Su garganta se cerró en un agudo nudo y por más que quisiera y debía no pudo apartar la mirada. Porque él había querido ser con quien Jungkook bailara. Él había deseado ser capaz de ofrecerle un baile sin importar qué tan mal visto aquello se viera para los demás. Y definitivamente él era quien más había anhelado ser el receptor de todo aquel toque y sublime mirar.

Pero no fue él, y nunca lo sería.

Una contundente pena se abalanzó sobre él amenazando con comerlo vivo en ese mismo instante, pero entonces, su mirada chocó con la del pelinegro y recibió una amplia sonrisa y un pulgar hacia arriba. Mordió su labio inferior antes de sonreírle también y después finalmente desviar su vista.

Quizá nunca estaría entre los brazos de Jungkook, pero con sólo tenerlo presente en su vida él creía que no necesitaría nada más y que con el tiempo se las arreglaría para superar su enamoramiento no correspondido.

No podía esperar a que ese día llegara.

—Iré por una bebida —murmuró la chica con la que bailaba, sonriente—. ¿Te gustaría algo en especial?

«Él. Su eterna felicidad».

—Estoy bien así. Te espero —No quería nada más.

La vio asentir antes de alejarse rápidamente. Él caminó un poco para apartarse de las personas que bailaban a su alrededor, buscando un lugar visible donde su compañera pudiera visualizarlo al regresar. De pronto sintió a alguien tropezar contra él seguido de muchos vidrios rompiéndose. Maldijo por lo bajo mientras aceptaba las repetidas disculpas del mesero por derramar vino en la parte inferior de su ropa y sus zapatos. Aquello era lo último que le faltaba a su increíble noche.

En la lejanía, se giró un momento y volvió a enfocar a su mejor amigo, totalmente ajeno a todo lo que sucediera a su alrededor puesto que aquella afortunada dama susurraba algo en su oreja que los hacía sonreír a ambos.

Bajó la mirada perturbado, y vio el líquido rojizo expandirse sobre sus pies, convirtiéndose después en una feroz marea que inundaba el suelo del salón.

[⍭]

Las puertas de los LCA bajaron tan pronto llegaron a las costas, y lo siguiente que hubo fueron empujones mientras corrían sujetando con fuerzas sus K43. El sonido de las olas rompiendo y la pesadez en la parte inferior de su cuerpo por el agua junto a la arena amenazaban con ralentizarlo. Su corazón latía descontrolado a causa de la adrenalina con cada paso que avanzaba hacia la orilla, el sonido del mar y las voces de mando volviéndose un solo bullicio ensordecedor junto a las balas que comenzaban a llover. El suelo temblaba bajo de él como si todo el mundo se desmoronaría en un abrir y cerrar de ojos. Ojalá fuese así de simple.

Se arrojó al suelo una vez estuvo en tierra firme y apuntó su arma hacia la línea enemiga, disparando con precisión y desplazándose con destreza. La arena que se dispersaba en el aire con cada disparo y detonación próximo a él se incrustaba en sus ojos, nariz y boca, pero en un momento como ese en donde la vida y la muerte se sonríen frente a frente, no eres capaz de sentir cosas como esas más que el miedo, la adrenalina e inseguridad por el azar o malas decisiones que podrían traer heridas graves o resultados fatales. No sólo para él, sino para todo el equipo.

Su mente sólo podía concentrarse en ejecutar las maniobras para las que fue entrenado, disparando y tomando refugio para cargar su arma rápidamente y sin perder la noción. Todo a su alrededor amén de ser un infierno en vida orquestado por detonaciones y gritos, se sentía irreal y debía forzarse a sí mismo de comprender que lo era. Que estaba pasando en ese mismo momento y no era una pesadilla por más que sus adentros imploraran por aquello.

El cuerpo de uno de sus compatriotas se desplomó muy cerca de él y obligó a su cuerpo a continuar y no dejarse paralizar por el profundo escalofrío que calaba por sus huesos cuando cuerpos sin vidas o fatalmente heridos caían. Debían mantenerse atacando hasta que consiguieran expandirse en la costa con sus refuerzos y alcanzar una posición lo bastante fuerte como para comenzar un avance ofensivo lo más rápido posible, antes de que el enemigo consiguiera reforzar sus posiciones.

Su respiración se volvía más dificultosa a medida que se desplazaba en cada ataque, su vista desviándose de vez en cuando en busca de alguien entre nubes de polvo y sin obtener resultados. Mierda. Debía estar enfocado y con su mente fría o terminaría muerto antes de que los demás llegaran. Sentía una carga en todo su cuerpo que se hacía pesada y más difícil de ignorar. Un gélido frío instalado en su cabeza mientras que su corazón amenazaba con salirse de su pecho.

¿Dónde mierda estaba Jungkook?

¿Por qué no localizaba a su mejor amigo por ningún lado?

[⍭]

El eco de sus pasos resonó una vez entró al bar.

La música tranquila del lugar le dio la bienvenida, casi disfrazando la realidad afuera de esas paredes. Una vez su madre le había dicho hace mucho tiempo atrás, que cuando te equivocabas una segunda vez amén de saber que algo no era correcto, no eras sólo un estúpido, sino un estúpido en espera de algo que no recibiría ni aunque se sacrificara cientos de veces en lo mismo.

En su caso, él ya no sabría si aquello era totalmente cierto o si alguna diferencia ocurriría luego de incontables intentos.

Un año después de cumplir el servicio militar, la guerra llegó y él fue reclutado.

—Un Whisky a las rocas, por favor —ordenó una vez llegó a la barra, saludando a sus demás compañeros.

Y si estaba en ese lugar, vistiendo una vez más su traje, era porque al siguiente día zarparían en nombre de la patria. Diría una vez más adiós a sus familiares y seres queridos sin saber si sería uno verdadero o un “hasta pronto”.

Estaba afectado por ello aunque luchaba por no demostrarlo, pero siempre había un “pero” que dolía más que otra cosa.

Tomó asiento al lado del famoso pero y dio unas cuantas palmadas en su encorvada espalda antes de recibir su trago—. Hola, maldito idiota.

—Creí que no vendrías.

—Tuve qué —Dio un sorbo—. Es nuestro último día, Jungkook. Y esto es realmente lamentable.

El pelinegro esbozó una fugaz sonrisa—. Lo es. Bastante.

— ¡Debemos brindar! ¡Brindar para asegurar la victoria de nuestras tropas! —gritó uno de sus compañeros abrazando a una chica, posiblemente pasado de copas—. ¿No crees, mi bella dama? ¿Prometes esperarme una vez la guerra termine para estar juntos?

La chica sólo reía y asentía, luego ambos dándose un beso.

Miró a Jungkook encogerse aún más en su asiento, sosteniendo su cabeza como si le doliera—. No bebas demasiado —advirtió el castaño—, no sé desde que hora estás acá exactamente, pero que tu tolerancia al alcohol sea buena no significa que debas abusar.

—Siempre tan atento, ¿no es así? —La mano de este cayó pesadamente en su hombro, casi haciéndole tirar el trago. No le estaba mirando—. No he bebido mucho. En realidad, estuve a punto de no venir.

—Debiste quedarte en casa entonces, ¿qué hay de Jieun? ¿De tus padres? Te hubieses quedado con ellos en lugar de venir a este patético lugar.

—Podría decirte lo mismo.

—Mi caso es diferente al tuyo —farfulló con desinterés—. Viajé a visitar a mis padres para despedirme y llevé a Yeontan con ellos. Me reuní con mis amigos y eso es todo. No tengo a nadie que espere por mí en casa.

Jungkook dejó escapar una risa mientras negaba—. Mierda.

Los demás presentes brindaban enfocados en sí mismos y su sentir esa noche, ignorándolos. Varias copas y vasos se derramaron en un descuido y poco a poco todo se volvía un lío del que ambos preferirían salir. Estas personas creían tener el derecho a hacer desastres sólo por sus cargos y todo ese tipo de mierda.

—No lo entenderías. Yo tampoco lo hago del todo —regresó su atención hacia su bebida antes de acabar lo que quedaba.

—Precisamente es por eso que eres estúpido —bufó y bebió como si eso fuese a calmarlo. Siempre que hacían mención del tema terminaban discutiendo ridículamente—. Ni siquiera deberías estar aquí. Sigo sin entender por qué carajos estás aquí, Jungkook.

—No me hagas repetirme, Kim. El ánimo no es bueno y siento mi cabeza querer volar todo este maldito lugar.

Mordió su labio inferior, queriendo controlar los dolorosos latidos del corazón, pero aquello no era manejable y menos con la situación a la que se enfrentaba un año después. Haber creído que el tiempo solucionaría todo, dio el mismo resultado de lo que sería construir sobre arena movediza.

No funcionó, evidentemente; él siguió estancado mientras que Jungkook avanzó e hizo su vida, volviéndose cada vez más inalcanzable para Taehyung.

Se había dicho que mientras él fuese feliz, lo demás no importaría, de algún modo u otro él resolvería su propia mierda. Y viéndolo ahí a su lado, con una triste sonrisa colgando de los bordes de sus labios y con un vaso de licor balanceándose en su mano, sabía que su amigo no era feliz.

Y no sabía si la culpa era suya o del propio Jungkook, porque nunca tenía idea de qué demonios pasaba por la cabeza de este. Siempre tan cerrado e ilegible.

—Eres… la persona más idiota que he conocido, Jeon Jungkook.

Las ganas que tenía de tomar sus hombros y zarandearlo eran inmensas. Decirle- no, gritarle que se fuera de allí y no regresara nunca más. Que se olvidara de la maldita guerra y regresara a su casa, su hogar. Su familia. Él no podía estar haciéndole sentir culpable por algo que él no pidió. Creía que estaba arrebatándolo de aquellas personas y por un demonio que no era así.

Quería que se detuviera, más a esas alturas era imposible.

El pelinegro ni se inmutó ante sus palabras y eso sólo lo enfureció más, su cuerpo temblando por la rabia que lo carcomía. Decidió guardar silencio y beber un poco más hasta que se puso de pie y se alejó de la barra hasta llegar al baño, empapando su rostro con agua. Se miró al espejo unos segundos y lo siguiente fue ir y encerrarse en un cubículo, ocultando su cara con ambas manos necesitando controlar las lágrimas que querían salir.

Secos pasos se escucharon, y luego la voz.

— ¿Ya tuviste suficiente de los insultos? —Vio las pulidas botas negras de Jungkook por debajo de la puerta—, o todavía quieres decir algo más.

— ¿Por qué te en-listaste? ¿Por qué lo hiciste si no te necesitaban? No te llamaron, ¿así que por qué-

—Porque no te dejaría solo en esto. No te dejaría solo. Te lo dije.

El castaño abrió la puerta y miró a Jungkook fijamente mientras empuñaba el cuello de su traje sin recibir la más mínima reacción de este—. Noticias de último momento; no soy un puto mocoso. Sé cuidarme porque fui entrenado para esto. No tienes porqué abandonar a tu familia para ir a la guerra con una excusa como esa. ¿Crees que no he notado lo conflictivo que te has estado sintiendo? El arrepentimiento está en toda tu jodida cara, Jungkook. ¿Cómo crees que eso me hace sentir?

—Jieun está embarazada.

Su boca cayó abierta y su agarre perdió fuerza. ¿Había… escuchado correctamente?—. ¿Qué?

—Me dio la noticia hoy —Este apartó sus manos, sosteniéndolas—, tiene un mes.

Su cabeza martillaba y daba vueltas, sin poder asimilar aquella confesión que le había hecho su amigo—. Yo… Ah…

Un bebé. Ellos van a tener un bebé. Jungkook tendría un hijo con Jieun, su prometida.

Oh dios, oh dios.

—No ha sido sencillo, y eso debes saberlo. No es algo que se pueda ignorar. Es normal que inquiete —Le escuchó decir con suavidad—, Pero absolutamente no me arrepiento de la decisión que tomé. Conociéndolo antes o después, mi elección habría sido la misma.

—No… No puedes estar hablando en serio —Miraba hacia el suelo porque no encontraba nada más seguro para enfocarse — , pudiste… Pudiste tan sólo pasar de esto y vivir tu vida. Tuviste la oportunidad. Mierda, por qué…

— ¿Crees que yo podría “sólo pasar de ti”? —Taehyung se quedó quieto, casi sin respirar escuchando aquellas palabras—. Es porque te quiero. Aunque no parezcas notarlo, eres importante para mí y lo digo en serio. No lo hago porque piense que seas débil y necesites protección, conozco lo que puedes hacer, lo he visto y hasta podría decir que tienes la mayor destreza que todo los demás. Y aún con todo eso, el miedo es totalmente normal. No te hace menos temer. Yo sólo… —Tomando una gran valentía, levantó su rostro y lo miró. Detalló cada facción de cara en ese momento como si fuese lo último que tendría en vida. Su sonrisa, lo mucho que brillaban sus ojos, el movimiento de sus labios cuando volvió a repetir esas palabras—. Te quiero, grandísimo idiota.

Y eso, precisamente eso era lo que siempre había deseado ganar.

[⍭]

Alguien gritando su nombre en la lejanía hacía eco en sus sentidos. La luz volvió cuando abrió sus ojos estrepitosamente y recobró la consciencia, viendo que el mundo seguía igual de inestable a su alrededor. Su cabeza palpitaba dolorosamente y se le hacía trabajoso el respirar.

Un fuerte pitido torturaba su audición y mientras se recomponía tosió repetidas veces. Alcanzó su arma y llevó su otra mano hacia una de sus orejas, palpando algo resbaladizo y caliente.

—Vas a estar bien.

Recién notó a un paramédico cerca de él.

— ¿Qué mierda pasó? —Miró toda la sangre en su mano. Quiso ponerse de pie porque no tenía tiempo para estar desparramado en el suelo si no era para estar completamente muerto, pero el hombre lo detuvo e hizo presión en su herida.

—Un disparo te rozó y te desmayaste por el fuerte impacto —explicó—. Será mejor que te mantengas en este lugar y esperes a los demás.

Empujó al tipo y se tambaleó al ponerse de pie—. ¿Já? ¿Esperar? No fui entrenado para eso. No lo necesito. Hay otros soldados que están peor y necesitan tu ayuda, así que será mejor que te pongas en marcha —Mierda, su cabeza iba a explotar. Necesitaba abrirse paso hacia el perímetro defensivo y continuar con el asalto.

Los refuerzos no parecían haber llegado todavía y las líneas enemigas no daban tregua.

Había sido una fortuna o más bien un milagro que un disparo de esos sólo lo rozó, teniendo en cuenta que eran de una MG 42 y la zona por donde pasó. Santa mierda. Se acomodó su casco y corrió con dificultad en busca de un buen punto para disparar, su corazón bombeando con rapidez porque sus movimientos se volvían cada vez más torpes por el dolor y pérdida de sangre, pero se mantendría sobre el campo hasta su último aliento.

Corrió y corrió, sintiéndose abrazado por el ensordecedor ruido de los disparos sin embargo no tanto como el nombre que se mantenía en bucle en su mente. Un fuerte mareo lo golpeo y el descuidado balanceo de su cuerpo le hizo ser blanco de un disparo que atravesó su brazo izquierdo. Gruñó del dolor y cuando estuvo a punto de caer sobre sus rodillas un fuerte agarre lo obligó a mantenerse de pie.

—Mierda. Mierda —Sus ojos enfocaron el sucio rostro de Jungkook mientras hablaba, respirando con dificultad al rodear el cuerpo del castaño con sus brazos para sostenerlo y sacarlo lo más rápido posible de allí. El alivio casi recorriéndolo porque finalmente lo había encontrado—. ¿Qué demonios estás haciendo Taehyung?

—Estoy bien, estoy bien —gimió del dolor y llevando su mano hacia su herida y apretar—. Esto no es nada, hazme un torniquete y podré seguir peleando.

— ¡No estás bien, santa mierda! ¡Te estás desangrando, maldito seas! —Alcanzaron un montículo de arena y se refugiaron allí. Rápidamente Jungkook sacó un grueso y largo pedazo de tela y lo ató con fuerza por encima de la zona donde impactó la bala para detener la hemorragia.

—Maldición —siseó, aguantando la respiración por unos cuantos segundos antes de exhalar pesadamente—, los refuerzos se han tardado más de lo planeado en aparecer, a este paso sólo habremos venido en vano.

Jungkook lo sostuvo por los hombros, sus rostros muy cerca—. Deben de estar por llegar, no pierdas la calma. La tropa que llegó un poco después de nosotros está atacando bien, la mayoría de los caídos han sido de la nuestra —Taehyung relamió sus labios, asintiendo repetidas veces a todo lo que el pelinegro decía con sus palabras y sus ojos—. El enemigo se ha mantenido recio, pero eso no durará mucho así que debemos ayudar a los heridos mientras esperamos a los demás para poner fin a esto.

Un alarido de agonía los hizo girarse alarmados. Vieron a uno de los suyo arrastrarse por la arena trabajosamente con una posible herida de bala en la pierna. Inmediatamente Jungkook hizo ademán de levantarse pero entonces Taehyung lo detuvo, alcanzando su arma. Se miraron por un segundo y luego asintieron.

—Yo te cubro.

Mentalmente hicieron la cuenta hasta tres y se pusieron de pie con armas en mano. Ambos se dispusieron a disparar, Taehyung haciendo la mayor parte en defender a su amigo mientras rescataba al aliado herido. Fue una cuestión de segundos que se sintió como espesos minutos cuando estuvieron de regreso detrás del montículo. Dos compañeros más llegaron a unírseles y le trajo un poco de alivio porque él continuaba sintiéndose angustiosamente agotado y adolorido, casi al borde de volver a perder el conocimiento y no podía darse el lujo de desvanecerse. Su cuerpo se volvía cada vez más pesado y caliente, terriblemente inestable.

—Necesitamos un paramédico —escuchó la voz de Jungkook a lo lejos entre las detonaciones y el aterrador sonido de la tierra al temblar. Sus ojos se abrían y cerraban con cansancio, buscando el rostro de este y apenas encontrándolo con su semblante teñido en preocupación.

Vio sangre correr por la mejilla del pelinegro y su mano viajó para retirarla—. Estás herido...

—No eres quien para hablar —Sostuvo su mano, y allí el castaño pudo sentir el temblor de esta—. ¡Maldita sea! ¡¿En dónde está uno cuando se le necesita?!

Taehyung quería decirle que estaba bien, que no iba a morirse por algo como eso, pero no conseguía su propia voz en ese momento.

— ¡Por allá!

Uno de sus aliados señaló a un paramédico que parecía estar en aprietos y Jungkook no dudó en salir a buscarle, alejándose de Taehyung y esté lamentó la pérdida cuando lo último que quedó en su tacto fue la sangre de Jungkook. Lo vio correr con velocidad, esquivando las balas y lanzándose al suelo en una zona segura para disparar desde allí. Cuando llegó a él, aguardó segundos hasta sentir que era lo suficientemente seguro para escoltar al solado hacia donde se encontraban.

— ¡Los refuerzos se aproximan!

No contó con aquel disparo que perforaría su rodilla cuando faltaba poco para llegar, seguido de otro que atravesó su pecho, siendo derribado a la misma velocidad en que Taehyung soltó un suspiro tembloroso y cada célula de su cuerpo le gritó que corriera.

La sangre, el cuerpo agonizante de su mejor amigo siendo tratado en vano por aquel a quien había intentado salvar. Los jadeos desesperados que no alcanzaba a escuchar porque el mundo empezaba a llegar a su fin en ese cruel instante.

— ¡No! ¡No!

Fue sostenido por los otros dos solados que estaban con él al momento de querer levantarse de allí e ir hacia Jungkook. Luchó contra ellos lo más que pudo para liberarse a la vez que se desgarró la garganta gritando una y otra vez su nombre, diciéndole que ya iba, que ya iría a su lado con las lágrimas empapando sus párpados. Sacudía su cuerpo violentamente sin importarle el daño que ocasionara con ello a sus propias heridas, estiraba sus manos intentando alcanzarlo a pesar de lo lejos que todavía estaba. Y mierda… Nunca lo había sentido tan malditamente lejos. Los sollozos y lamentos quebraron su propia alma con cada uno de los fragmentos de su memoria plagados del amor de su vida sonriéndole, hablándole, mirándole como sólo él podía. Ni siquiera podía detenerse a pedir que lo soltaran porque sólo existía el nombre de Jungkook en su mente. Sólo existía esa única palabra junto a otras dos que sabía ahora jamás tendría la oportunidad de pronunciarle.

— ¡No me dejes! ¡Jungkook por favor!

La vida abandonó el cuerpo de Jungkook en un último suspiro colmado de desespero, y Taehyung lo presenció. Lo vio desaparecer frente a sus ojos tan cerca como lejos de él, su existencia quedando graba en la memoria de todas aquellas personas que lo vieron nacer y crecer, aquellos que tuvieron la dicha de tropezarse con él en algún punto de sus vidas, hasta finalmente apagarse.

Quedó estático mirando aquellos ojos carentes de vida, sin poder creer que el fin del mundo se resumiera en eso y se sintiera tan desolado. Profundamente vacío, tanto que la existencia de quienes todavía continuaban jamás lo abastecerían.

Los soldados lo soltaron, pero continuó sintiendo el peso de todos ellos en su cuerpo.

Todo había acabado.

Las lágrimas recorrían sus mejillas a medida que se arrastraba con dificultad hacia él. Una vez llegó, con sus dedos temblorosos y llenos de arena cerró sus ojos, abrazándolo después. Tiró la vista hacia el mar y a la distancia vio las demás lanchas de asalto con los refuerzos ardiendo en llamas.

Y efectivamente, todo había acabado.

—Nuestra guerra terminó, amigo —dejó escapar un jadeo, cerrando sus ojos. Casi podía escuchar su voz al responder, su cara sonriente ante tal noticia. Su burbujeante risa—. Perdimos, Jungkook —Dejó que una pequeña sonrisa estirara de sus labios—, perdimos, pero lo hicimos increíble.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

[⍭]

— ¿Escribiste tu carta? —Jungkook le preguntó una vez volvió del baño y tomó asiento a su lado, sorbiendo su nariz y carraspeando. Quería escapar de la mirada de su amigo, más la iluminación no le ayudó a ocultar su estado—. ¿Te sientes bien? Tus ojos están muy brillosos. Ah, por favor deme un vaso de agua.

—Vomité —Fue su mentira. No tenía que saber que después de su conversación, mientras que Jungkook regresó con los demás a la barra él permaneció unos minutos más derramando silenciosas lágrimas. Jungkook parecía más animado que antes, pero sabía que eso se debía al alcohol.

El pelinegro envolvió su brazo en su cuello y lo acercó, riéndose—. Aww, tu baja tolerancia hizo de las suyas.

—Tú sólo cállate —Alcanzó el vaso de agua que trajeron y bebió—. Y respondiendo a tu pregunta, no; no hice tal cosa. Lo que necesité decirles a mis padres antes de irme, se los dije de frente.

Jungkook lo liberó lentamente—. Es algo que tú harías. Por mi parte, sí escribí varias. Aun así, espero que sean innecesarias y volver con todos ellos. Me encantaría conocer a ese pequeño o pequeña.

Por la mente de Taehyung pasó una versión en miniatura del pelinegro.

—Tu optimismo no deja de sorprenderme. Me hace querer llorar de frustración.

—Suerte que ya me acostumbré a tu negatividad —Meneó su vaso, haciendo sonar los pocos cubos de hielo mientras que una leve sonrisa tiraba de sus labios—. Nos complementamos muy bien, ¿no? Te aseguras de recordarme que la guerra a la que vamos no es un juego, y yo te digo que la muerte quizá no sea tan mala si mueres por algo que crees valer la pena.

—Tu lógica también es un poco retorcida, amigo. Nunca tendrás una muerte “feliz” o digna en el mayor de los casos, sea cual sea el motivo. La muerte es sólo muerte, ausencia. No hay nada más. No sentirás nada más, no verás nada más —Tomó aire antes de enfrentar la mirada del pelinegro—. ¿Lo entiendes? ¿Realmente lo haces, Jungkook? Sé que situaciones como estas las personas la sobrellevan a su manera, pero no te hagas más daño a ti mismo. No alimentes tus propias esperanzas.

—Lo entiendo perfectamente, Kim —dijo contundente, depositando su vaso en la mesa e inclinándose sólo un poco hacia Taehyung—. Probablemente mañana, o los siguientes días, o en unos años antes de que la guerra consiga terminar, muchos de nosotros moriremos o todos. Tú podrías morir. Yo podría morir. Quedar discapacitados o quién sabe cómo. Lo sé —Todo su cuerpo se tensó cuando la mano de Jungkook se posó en su muñeca, deslizándose hacia su mano y sostenerla—, pero yo voy a luchar con toda mi fuerza porque yo necesito vivir. Anhelo ganar por mis propias razones egoístas y tú también deberías pelear con un objetivo en mente más que vencer a los enemigos —Pudo sentir los propios latidos de su corazón cuando Jungkook dirigió la mano de ambos a su pecho—. La guerra no se trata de matar y vencer, se trata de vencer y ganar.

En ese instante pudo adivinar lo que su amigo intentaba decirle con su mirada y aquellas palabras. Una pregunta que no sabía si podría contestar en voz alta.

“¿Qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que más anhelas en esta vida?”

Movió su otra mano y la colocó encima de la de su amigo. La apretó y después apartó con cuidado. ¿Por qué siempre se sentía tan transparente con él? ¿Por qué siempre se sentía afectado por cada palabra o cada gesto suyo? ¿Era porque lo amaba? Tenía tantas preguntas y tantas dudas que sabía no conseguiría aclarar en ese momento, ni después. No lo consiguió antes, cuando no fue capaz de experimentar con alguien más para remotamente llegar a comprender la profundidad de sus sentimientos.

Ya no había tiempo, y no tenía palabras tampoco para confrontar su punto.

Así que sólo se alejó de la mirada de Jungkook.

—Bien, si tanto insistes en que simplemente vamos a morir, al menos respóndeme esto porque no soportaría morir sin saber la verdad —Jungkook se acomodó en su silla frotando sus muslos y mirando detrás de la barra—. ¿Por qué te enoja tanto que me haya en-listado? ¿Odias tenerme cerca o algo por el estilo? Sé sincero, no voy a enojarme ni nada parecido.

Taehyung frotó la yema de su dedo sobre el borde de vaso vacío de Jeon con suavidad, temeroso, de la misma forma en la que sus palabras abandonaron sus labios. Su ser.

—No quiero que mueras.

Y antes de que sus palabras fuesen opacadas por el bullicio de los demás, y las lágrimas quisieran salir a dar un recorrido por su melancólico rostro, Jungkook envolvió su brazo alrededor de su hombro y los acercó en una especie de abrazo. Quien quiera que los viera pensaría que se trataban de dos muy buenos amigos consolándose mutuamente.

Y quizá así era.

—Tan sencillo como eso, Jungkook —Llevó ambas manos hacia sus ojos y los cubrió—. No quiero que pelees, no quiero que te lastimes, no quiero que vivas un escenario catastrófico —Cada cosa que mencionaba dolía, quemaba y desgarraba todo su interior. Su voz empezaba a temblar—, no quiero que tu familia tenga que llorar cuando la guerra termine y que tú no estés regresando junto a ellos.

—Me siento igual sobre ti —Fue simplemente lo que dijo, ocasionando que el agudo dolor en el corazón de Taehyung aumentara. Sus palabras fueron suaves, pero también seguras—, Y es por eso que aunque muera allá afuera y no consiga regresar a casa, no me arrepiento. Tan pronto como supe que habías sido reclutado, supe que no iba a quedarme sentado en el sillón de mi casa mordiéndome las uñas esperando qué sucedería.

El castaño liberó una risa incrédula, descubriendo su rostro para observarlo—. En serio… No puedo contra ti —dijo con cruda honestidad.

Jungkook rió y lo sacudió un poco, queriendo sacarle alguna sonrisa—. ¿Y sabes qué significa eso, no? —La sonrisa del pelinegro se agrandó cuando Tae negó, relamiendo sus labios y bajando la mirada—. Que sí, decidí ir a la guerra sólo por ti. Pienso que no será tan malo morir si al menos mis últimos momentos serán cerca de ti, Taehyung, luchando juntos. Prefiero morir que abandonarte.

Los ojos del castaño se abrieron desmesuradamente, congelándose por un instante hasta que los acelerados latidos en su pecho lo impulsaron a sacar su voz—. Re…pite eso.

Levantó la vista, temeroso, viendo al pelinegro ladear la cabeza con una expresión de extrañeza en su rostro—. Dije que no sería malo morir si-

—No. No esa mierda ridícula, Jungkook —Su voz salió un poco rota, como un ruego.

El contrario guardó silencio un instante, donde se mantuvo sólo escaneando el semblante del castaño—. ¿Taehyung?

—Jungkook.

El mencionado abrió la boca para decir algo, pero se detuvo y luego de segundos sólo mirándose pareció entender a qué se refería su abatido amigo. Tae le miró tomar una profunda respiración, desviando su mirada y murmurando algo que no alcanzó a escuchar. Sentía que su corazón saldría de su pecho cuando ojos brillantes le miraron de vuelta.

—Taehyung —dijo con una sonrisa que desarmó, y armó al castaño—. Taehyung... —repitió más suave esta vez, como una caricia.

Y dios… En ningún momento, en absolutamente ninguno, Taehyung había deseado que las cosas fuesen totalmente distintas como en ese entonces. Fugaces imágenes de lo que le hubiese encantado vivir junto a ese hombre si todo fuese diferente, azotaron su mente y lo volvieron un desastre contenido sólo por aquellos hermosos ojos que le observaban. Nada de angustia que no fuese por ya estar entre sus brazos. Nada de miradas si no iban a ser seguidas de un dulce beso. Nada de guerras si no iban a desatarse únicamente entre las sábanas. Nada de palabras si no iban a ser de amor.

Fue dulcemente doloroso, el precipitarse por él.

Lentamente introdujo su mano en su bolsillo y rozó con sus dedos una parte de su corazón puesta en tinta y papel.

Y casi. Él casi lo hace.

—Voy a luchar con mi vida por ti, así que espero que hagas lo mismo —Sonrió apenas, sacando su mano—. Ya tengo algo que deseo hacer luego de que la guerra termine, y no valdrá de nada si no estás al menos en una pieza.

Jungkook se mantuvo abrazándolo mientras reía escandalosamente. Tan él…

Ah… Él corazón de Taehyung quería reír de esa forma también, tanto como deseaba llorar.

— ¿Sí? Eso es bueno —El pelinegro alcanzó su vaso vacío y lo chocó con el de agua de Taehyung, brindando por algo que sólo él sabía—, al parecer tengo otro motivo por el cual mantenerme con vida, y otro deseo. Asegúrate de mantenerte ileso también o no podrá cumplirse —Lo sacudió suavemente—. No caigas, ¿bien?

—No caeré —aseguró en un murmullo—. Me aferraré hasta el último segundo.

Y esa noche se desintegró de esa manera, con ellos dos abrazados en aquel bar entre los cristales de palabras pronunciadas y enterradas. Ambos corazones en sincronía, abiertos de par en par hacia el otro aunque no parecieran saberlo en ese momento.

Porque siempre había sido de esa manera para ellos, a pesar de que no parecieron saberlo nunca.

.

.

.

FIN.

No podía acabar el 2020 de mrda sin re-publicar Tourniquet uwu, espero les haya gustadooo.

29 Décembre 2020 05:29 12 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
80
La fin

A propos de l’auteur

Vodka ♡ ❛✿25. 🎇 Tomate un shot de Vodka ♡ ||Pseudo escritora|| ||Kookv & Atsuhina L0VER|| Acá yace el diminuto porcentaje de mis ganas por continuar escribiendo fics. Bienvenido/a ♡. Twitter: @forelsketxbts (。•̀ᴗ-)✧ Procrastinando en el nombre de la luna🌙.

Commentez quelque chose

Publier!
MM Min Min
Fuck, realmente este día ha Sido una mierda, rematar con esto definitivamente no fue la mejor idea, no puedo dejar de llorar:(
May 11, 2023, 01:09
Bangtan World Bangtan World
Vodka, me quiero morir
March 28, 2023, 07:00
taetastrofe taetastrofe
Mi cuarto paso de estar lleno con muebles a estar lleno con lágrimas, joder. Esto es hermoso ✨💜
July 27, 2021, 19:08
Valen Valen
Hermosa historia 💗
July 04, 2021, 16:24

Soy un mar de lágrimas 😭😭
February 05, 2021, 06:54
🎀Anaís 🎀 🎀Anaís 🎀
Siempre que leo esta historia se me desgarra el alma 🤧 Es muy hermosa 💖
January 01, 2021, 12:57
jjkthx jjkthx
Recuerdo que cuando leí esta historia por primera vez llore kdkd pero ahora que estoy releyendola volví a llorar, diosss. Muchas gracias por volver a traer esta historia tan triste 🥺🖤
December 31, 2020, 21:39
Alejandra Alejandra
yo-😭😭😭😭😭😭😭😭😭💗💗😭💗😭😭😭😭😭😭😭💗😭😭💗😭😭
December 29, 2020, 15:59
Txlpmt Sgthnjb Txlpmt Sgthnjb
No me duele… me quema, me lastima🥺💔 Está hermoso💜
December 29, 2020, 08:37
Alejandra Calderón Alejandra Calderón
Ha sido tan bonito, triste, pero realmente bonito. Gracias por la increíble historia!!! Felíz año nuevo!!! Que el siguiente año traiga todo lo bueno y bonito del mundo para ti y a los que quieres. Un abrazote!!! 💜💜💜
December 29, 2020, 06:19
Kia Say Kia Say
Me gusto muchooooo💖pero igual me siento triste 🧐🥺
December 29, 2020, 06:08
ji hwang ji hwang
Estoy llorando feo ;;;, lo amé pero me duele, me quema, me lastima
December 29, 2020, 06:05
~