Pasaron casi doce años después de que hui de casa y de tu maldita mirada. Hoy finalmente volví porque me asaltaron unos bastardos. Creí, absurda e ingenuamente, que al menos me preguntarías dónde había estado todo este tiempo. Pero, apenas me viste en la cocina, casi desnudo y temblando de frío, me miraste con odio. A mí, ¡tu único hijo!
Luchamos como salvajes, mientras tratabas de sacarme de tu vivienda, pero tus viejos y débiles huesos no resistieron. Ya no era ese «marica debilucho» al que solías insultar con saña durante mi adolescencia. Tantos años en la calle, sufriendo para no tolerar tu presencia otro instante más. Oh, Dios…
Me despreciaste desde el día que nací. Me maltrataste desde mucho antes de que mamá muriera. Ella no era como tú. Siempre creíste que yo la tiré por las escaleras para vengarme de tus abusos. Y, ¿sabes qué? Tenías razón.
Adaptación de mi historia “Eres un imbécil” (antología “Cuentos de horror y locura”) de 2019. Escrito el 9 de mayo de 2020.
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