Un favor, por un favor... Eso dijo la mujer de la barca donde Israel me protegió. Al principio creí que el "favor" al que se refería, era la protección que le brindaron a él, cuidándolo de no sufrir más percances que pusieran en peligro su vida. Sin embargo anoche, comprendí que el "favor" no era el que yo creí hicieron, Israel hizo posible algo que creí perdido; trajo de nuevo a esa "Luz Dorada" hacia mi. O tal vez, esa Dorada Luz,es quien puso a Israel en mi camino para encontrarlo otra vez

Tras la gran guerra, con las ciudades y los bosques siendo reducidos a ceniza, la gente comenzó a temer al propio río. Cada noche las almas de los difuntos que yacían en el fondo del enorme río salían a la superficie como bolas de luz que ascendían a los cielos para su descanso eterno. Los sacerdotes del lugar se reunían allí para guiar a esas almas y que ninguna se quedase entre los vivos donde la rabia y la envidia hacia ellos los convertiría en monstruos que volverían a traer el caos

Subo por el imponente cerro de los caracoles, donde un bosque se alza soberbio frente a nosotros. Los árboles guardan en su interior el inconfundible rostro de antiguas ánimas, abandonadas a su suerte tras ser olvidadas en vida por sus familias, amigos y parejas, quienes solo se preocuparon por el dinero y otras pendejadas idiotas, en vez de por tomar en cuenta sus sentimientos y emociones. En el día puedo escuchar sus voces, cantando cerca de un antiguo mirador alemán, símbolo de impotencia.