Entornó sus ojos, inspiró para dejar que mi aroma entrará en su ser, no necesitaba respirar, solo a mí, yo era su oxígeno. Cada beso era precedido de un roce, cuya presión aumentaba, y hacía que cada labio se alisara y esponjara como una almohada, apretándose y alejándose en una cadencia perfecta. Tan húmedos y tan templados, que era imposible parar. Ya no eran sus labios, ya no era mis labios, eran ya nuestros labios, unidos y perfectos.
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.