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¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas la sensación de estar entre sus brazos, escuchando los latidos de su corazón y cómo se acelera poco a poco? Aquellos dulces labios que besaban tu frente, esas palabras que al pronunciarlas te hacían llegar hasta las nubes, los cientos de momentos en que rieron juntos, incluso a la más mínima ocurrencia, las veces que te dijo al oído cuanto te quería, cuando bromeaba con cierto tono de seriedad acerca de casarse contigo?

Aquella historia que jamás se escribió.

¿Y ahora? Ahora tienen que soportar cruzar miradas pero nunca palabras, ver a sus amigos pero nunca al mismo tiempo, llenarse de pensamientos que nunca deben dejar sus cabezas o las consecuencias podrían ser aún peores, amarse y no corresponderse.

¿Por qué? Porque cedieron a la tentación, escucharon a su corazón antes que a su cerebro, no dieron paso a la razón, tomaron esa decisión que, sin saberlo, cambiaría sus vidas para siempre.

¿Quién diría que un beso, compartido con el amor más sincero podría destruir en un segundo años de historia y sentimientos? ¿No fue sincero en realidad? No, sin duda lo fue.

¿Notas como su mirada se entristece y se obliga a desviarse cuando cruza con la tuya? Sus ojos siempre fueron su mayor debilidad cuando quería mostrarse al mundo frío, aunque solo tú lo sabías, solo tú eras capaz de leer entre líneas, de escucharlo cuando estaba en silencio, de tocarlo cuando estaba distante, de consolarlo cuando no sabía que estaba triste.

¿Por qué permitirle ser feliz significa sacrificar parte de ti? ¿Es la vida tan injusta? ¿Es el dolor de tu pecho el precio a pagar por no ser más paciente?

10 Décembre 2019 03:04 0 Rapport Incorporer 0
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