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Crónica de una cuarentena anunciada

No te voy a mentir: ha sido difícil, sobre todo los primeros días. La verdad es que no me sienta mal estar en casa, suelo pasar mucho tiempo aquí, pero acostumbrada a mi rutina diaria el bloqueo fue inminente y en todos los sentidos. Durante las dos primeras semanas solo asistí a las clases online que tuve y, aunque tuve ganas de escribir (muchas, además), no fui capaz siquiera de escribir Sucumbir a lo prohibido (SALP), que era la novela a la que más tiempo dedicaba en esos momentos. Inspiración no me faltaba, pero había algo ahí que no me dejaba ponerme a ello. Además, llevaba tiempo que no tocaba el documento de Él no soy yo (ENSY), por lo que ni siquiera esa novela me sacó del pozo.

Cuando ya me acostumbré a esta situación, y quizá tras saber que definitivamente las clases presenciales se habían cancelado en pos de las online, parece que la cosa mejoró. Volví a emocionarme con la historia de Valeria y Manuel (SALP) y fui capaz de mantener mi ritmo habitual de dos capítulos semanales. Son cortos, pero intensos, y por ese motivo también son dos a la semana (aunque a veces hay alguno más largo que otro).

Ya semana pasada, que fue Semana Santa, decidí publicar un especial relacionado con Raquel y Julián ambientado en esos días. Mi motivación en cuanto a escritura aumentó y, tras publicar el capítulo 29 (en dos partes), decidí que era buena idea dejar un poco de lado SALP para dedicar una semana a unos capítulos relajados y bonitos de los protagonistas de ENSY. No me equivoqué. Fueron tantas las emociones contenidas y transmitidas que el domingo no tuve suficiente y me dije que necesitaba continuar con el capítulo 30. Por eso esta semana ha habido nueva actualización y por eso habrá otra antes de que termine la semana. ¿Qué significa esto? Pues que se acerca el final de ENSY... Y tal vez el retorno de Davina y la puerta hacia Aventuria *guiño, guiño*.

¿Cómo has pasado tú la cuarentena? Cuéntame y así hablamos en los comentarios.