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El espejo

El espejo.

(Bulimia)

Siento tanto frio, puedo sentir a mi madre caminando de un lado a otro de la habitación, creo que llora desconsoladamente, sé que es ella, reconozco su llanto el mismo que ignore tantas veces cuando me pedía que no continuara. Pero no me puedo mover, no puedo hablarle, algo me impide que habrá los ojos. Lo que sí puedo hacer es recordar el por qué estoy aquí. Quiero salir, quiero irme a casa, seguir con mi vida y abrazar a mi madre.

Hace tres años entre a la secundaria, tenía muchas amigas y mi físico no importaba tanto, era una niña de complexión regular acorde con mi edad. Al pasar a segundo grado comencé a desarrollarme, pero me daba pena, mi busto era más grande que el de mis amigas. Buscaba en internet como reducirlo o como ocultarlo, pero nada funcionaba y todo comenzó a ser tan molesto. Los niños me ponían apodos y las niñas decían que no era normal, que tenía el busto grande porque era gorda. Entonces decidí buscar métodos para bajar de peso, si bajaba de peso el busto se iría.

Una prima me dijo que, si vomitaba lo que comía, podría comer todo lo que quisiera sin engordar y además bajaría de peso, nunca me dijo si ella lo hacía, pero tenía un cuerpo espectacular, su fiesta de quince años seria en unos meses y yo quería ponerme un vestido bonito, sin tener que taparme.

Cada mañana eran peleas interminables con el espejo, nada de lo que hacía servía, el espejo se empeñaba en seguir mostrándome mis enormes senos y mi gordura. Para un evento de la escuela mis amigas y yo decidimos vestirnos iguales, fue un rotundo fracaso, decidí no ir, la ropa no me quedaba bien, el espejo seguía necio de mostrarme lo peor de mí. Creo que es mi enemigo. Llevo ocho meses con el método que mi prima me dijo y no veo resultado, hay días en que me duele la garganta por vomitar. Creo que comenzare con algunos laxantes.

Mi madre dice que estoy adelgazando mucho, dice que es porque estoy creciendo, no le creo, el espejo muestra lo contrario. Ayer salí del baño y mi mamá estaba sentada en el pasillo, tenía una caja de pastillas en la mano y me pregunto de donde las saque, mi respuesta fue, - Esos laxantes no son míos. - ¿cómo sabes que son laxantes? Jamás te mostré la caja. Es lo que ella respondió. En ese momento ella les ponía más atención a mis comidas, me seguía al baño y me reprendía por vomitar. Ahora el espejo no era mi único enemigo, mi madre se volvió un estorbo para mis planes.

El día de la fiesta de mi prima no asistí, el vestido que elegí meses atrás se me veía horrible, no es para una gorda. El espejo como siempre se burla de mi desgracia. Ahora tengo otro objetivo, bajar de peso para mi graduación de secundaria, no puedo creer que llevo año y medio con este método y no funcione, pero esta vez estoy más comprometida. Comencé a hacer el doble de ejercicio, pero no tarde ni una semana con mi rutina nueva cuando perdí el conocimiento. Mi madre se asustó tanto que no dejaba de darme sermones de mis métodos para bajar de peso, decía que me veía desmejorada, que el color de mi piel era pálido y que estaba en los huesos, ella lloraba y maldecía. No le creo, lo dice porque no quiere que yo sea delgada, el espejo cada día me echa en cara lo gorda y descuidada que estoy.

Preparábamos todo para la graduación, haríamos una gran fiesta. Todo estaba de maravilla. Pero algo salió mal, me probé el vestido que usaría y fue una gran pelea con el grosero y egoísta, si el espejo lo hizo otra vez, pero ahora fue más cruel. Baje a la cocina y me comí la mitad del pastel de la graduación, subí al baño y justo cuando termine de vomitar, caí al suelo, todo oscureció.

Desperté después de una semana de estar dormida, me perdí mi fiesta de graduación y mi madre no ha dejado de llorar. Quiero hablarle, pero estos tubos en mi garganta no me lo permiten, hay una maquina a mi lado que hace un sonido tan chillante cada vez que respiro y me está volviendo loca el entrar y salir de doctores y enfermeras que dicen que no volveré a ser la misma…

Llevo tres meses en recuperación, dos veces a la semana voy con un especialista en trastornos de alimentación y estoy en la lista de espera para el trasplante de un riñón, por el momento me están haciendo diálisis. El espejo se mudó a la habitación de mi madre por un tiempo. Mi madre tenía razón, esto acabo con mi vida. LA BULIMIA es opcional, el que me donen un riñón antes de que los dos dejen de funcionar y me muera, no lo es. Soy Mariza, Tengo 16 años y me estoy muriendo por mi imprudencia de no informarme y querer tener una figura que agrade a los demás.