Comienzo este articulo con otra pregunta ¿amas a Dios?
Parece una pregunta fácil de responder. Puedes ahora mismo hacer una pequeña encuesta y una gran cantidad de personas te dirán que sí, pero ¿realmente sabemos lo que significa eso? ¿estaremos amando a Dios como él quiere ser amado? Por ejemplo, digamos que para amar a alguien conlleva conocer a esa persona, saber que le gusta, que no le gusta..etc. Algo así sucede con Dios, pero en este punto muchos no cumplen con eso, lo digo porque aquellos que no profesan la fe cristiana han forjado su propia forma de como ellos aman a Dios, ellos prefieren “amar a Dios” pero lejos de someterse a su señorío y hacer su voluntad.
¿Qué nos dice la biblia sobre todo esto?
En el antiguo como en el nuevo testamento encontramos textos que nos dicen: “amaras al Señor tu Dios con toda tu alma, mente y corazón” y otro texto cita con “todas tus fuerzas”. Si realmente queremos amar y adorar a Dios como él merece debemos entender lo que nos dicen estos textos.
Veamos detenidamente lo que significan cada una de las características citadas en los textos de cómo se debe amar a Dios.
1- Mi corazón. Nuestro corazón es el centro de nuestros deseos y nuestra voluntad (Éxodo 35:5; Deuteronomio 8:2; Romanos 2:5). Además, es donde viven nuestros sentimientos (Proverbios 14:30; 23:17).
Esto significa que para amar a Dios con nuestro corazón necesitamos fundamentar nuestros deseos en Su Palabra, rendir nuestra voluntad a la voluntad de Dios y guiar nuestros sentimientos a través de Su verdad. Y ésto no es fácil.
Hacer la voluntad de Dios por encima de lo que a nosotros nos gusta no siempre trae felicidad, pero siempre trae gozo. Cuando entendemos que no vivimos para nosotros, lo que nosotros queremos no es lo importante. Después de todo, cuando amamos, nos olvidamos de lo que queremos para agradar a la otra persona.
2- Mi alma. Nuestra alma es nuestro “yo” inmaterial – el centro de nuestra personalidad y nuestro carácter (Mateo 10:28; Juan 12:25). Quien tú eres es lo que se conoce como “alma.”
Cuando miras a una persona, no estás viendo a la persona – estás viendo en donde está la persona: su cuerpo. No puedes ver lo que hace a una persona ser esa persona – porque esa parte no es material. Su personalidad, su carácter, su forma de ser – todo esto es el alma y no hay características físicas para describirla. Por lo tanto, amamos a Dios con nuestra alma cuando nos dedicamos a Dios de forma que él moldee nuestro carácter al suyo, para que nuestra personalidad lo refleje en todo lo que digamos y hagamos.
3- Mi mente. Nuestra mente es el centro de nuestra razón y nuestros pensamientos (Romanos 14:5; Filipenses 4:8; Colosenses 3:2). Es el portero de nuestro ser – lo que guarda nuestro corazón y vigila las acciones de nuestra alma.
La forma de amar a Dios con nuestra mente es sencilla. Amamos a Dios con nuestra mente cuando la exponemos a la verdad: Su Palabra (Juan 17:17) y la persona de Jesús (Juan 14:6; 18:37).
En resumen, todo esto nos dice que todo lo que somos debe estar enfocado en Dios, es decir, todo nuestro ser debe estar apartado para él y mediante esto es que podremos amar a Dios como él quiere ser amado. Esto implica que toda nuestra atención estará en él y no en lo terrenal. Ya no se trata de lo que yo piense o quiera hacer, esto ahora se trata de Cristo, de su voluntad y de lo que él quiere que se haga.
La voluntad del hombre no puede estar por encima de la voluntad de Dios.
Paz a ti.
2 Novembre 2020 18:24 0 Rapport Incorporer 0Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.
Commentaires de
0 Commentaires