No son sus ojos húmedos, los tristes, sino la lluvia incesante de su corazón.

El hombre que interviene en la naturaleza; no es hombre, tarde o temprano, se convierte en presa.

Luego de ti, para mí, lo más grande es: el amor que te tengo.

No espero nada de nadie, ni siquiera de mí mismo; sólo puedo asegurarte el presente, y no por mucho tiempo.

Ella conoce mi obra, pero duda de sus actos.

Del ayer habla mucho, quien no podrá mañana.

No eres la primera gota de sangre, que cae, de este corazón maldito.

Tal vez, al final; terminaremos solos, en alguna estrella vacía.

Si cambias de parecer, dejé mis besos bajo tu almohada.

Él sujeto, una soga abraza su cuello. Colgado del árbol, ya pálido. Tomé la carta que se posaba intencionalmente en su bolsillo, que en simples letras, decía: "Esta podría haber sido una linda sonrisa".

A vista de nadie; en medio de todo. Las olas chocando con la barca, el agua que salta con la intención de no extinguirse... Los suspiros de todos los tripulantes formando una sola idea: Morir en la incertidumbre.

Me inquieté tanto, cuando me derretí en tus manos; hasta que vi que estabas forjándome.

La diferencia entre revólver y revolver; hizo que me vuele la cabeza una tarde de té.

Te esperé tanto que olvidé quien eras.

Ahora eres sólo una foto en mí memoria.

Más creo cuánto menos me intentan convencer.