Érase una vez una chica que tenía el corazón roto. Ella siempre se había sentido sola a pesar de estar siempre rodeada de personas. Su familia no era cariñosa por lo que ella siempre soñó con encontrar quien la amara, un príncipe azul en un corcel blanco. Esperó y esperó por años, alejando a todos los sapos que se acercaban pero él no aparecía así que ella se dedicó a estudiar y trabajar y un día descubrió su pasión, escribir.
Desde ese momento comenzó a amarse y respetarse ella misma y dedicó su tiempo a aprender cada día más sobre su pasión. Ya no era una princesa en apuros esperando por un príncipe azul, ahora era una reina libre y feliz dedicada a lo que amaba.
Ella celebraba sus cumpleaños de manera diferente, le gustaba viajar, ir a eventos de música y literatura y hacer actividades que usualmente no hacia el resto del año. Ese cumpleaños asistió a un evento llamado Hacking Design donde concursaría con sus historias para ganar un sitio web.
Ella conoció a mucha gente ese día. El lugar estaba lleno de reyes, reinas, príncipes y princesas, pero también había sapos, bufones, brujas y buitres. Fue una experiencia divertida y única para la joven reina, pero en un momento de confusión donde parecía perder el concurso, apareció la asistente del rey, un hombrecito gordo que parecía saberlo todo, un pequeño genio a quién todo pedían su ayuda.
Él la salvó ese día y se hicieron grandes amigos. Tuvieron muchas aventuras juntos, viajaron y lucharon con dragones, descubrieron cosas nuevas y se hicieron más sabios. Entonces descubrió que él era el príncipe azul tan esperado: un regalo de cumpleaños de la vida.
Y así termina la historia con un vivieron felices para siempre.
A. R. GRIMÁN
Noviembre -2019
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