las cronicas de rochdale Seguir historia

Un día común en la vida de un chico común, hablamos de Adrián un chico de dieseis años, el cual vive en una gran ciudad, llena de trafico y personas por doquier, además de otros problemas mas serios que conlleva vivir en una gran ciudad, pero le encanta su forma de vida, vive en un apartamento pequeño pero cómodo junto a su madre, son una familia pequeña pero feliz, cuenta con muy buenos amigos y su bonita novia Jess, así que llevaba relativamente una vida normal, pero de pronto de la nada en un fin de semana muy temprano su madre le da la terrible noticia, -nos mudamos decía su madre, adrián sorprendido derrama su vaso de leche y enseguida salta de su silla, -adonde madre y porque, la madre de adrián era maestra de escuela, pero había recibido una jugosa oferta para ser directora pero la única condición era que seria fuera de la gran ciudad, un condado demasiado retirado, adrián claramente estaba furioso, pues aquí lo tenia todo, amigos, Internet y una bonita novia, seria un cambio grande pero no había marcha atrás las decisión estaba tomada partirían en una semana, ese fue otro golpe duro para Adrián pues era muy poco tiempo para despedirse de sus amigos y peor aun que haría con Jess.

La semana paso rápido, Adrián la aprovecho lo máximo que pudo salió todo un día solo con sus dos grandes amigos Alex y Mariam, fueron al cine y a pasear al gran centro comercial después por unos ricos helados algunas fotos juntos y se desvelaron toda la noche, los días finales se los dedico por completo a su novia Jess y el ultimo viernes se despedía por completo de ella, el pensaba seguir con la relación a distancia pero Jess sabia que no funcionaria, así que termino con el sin rodeos y directo, Adrián ya se lo esperaba pero no creyó que fuera tan dura con el, solo un ultimo beso y le dijo adiós. Adrián quedo aun mas adolorido y enojado, aunque el enojo era mas hacia su madre.

Por la mañana muy temprano llegaba el camión de mudanza el cual se llevaría la mayor parte de las cosas, como las reliquias familiares y algunos objetos de valor, el camión de la mudanza partiría primero, Adrián y su madre se irían un poco mas tarde en su auto, era un auto viejo pero funcionaba perfecto era un modelo ochenta de la marca Ford, tenia ese olor particular a la época, al subirte parecía que te regresabas en el tiempo a esos maravillosos ochentas.

Una ultima mirada a la gran ciudad que dejaban atrás, con ello sueños, amistades y grandes amores. después de varios kilómetros el silencio en el auto era sepulcral, por varias horas no se dirigen ni una palabra, cada vez se alejaban mas de la ciudad, poco a poco las grandes ciudades quedaban atrás y ahora se empezaba a observar el inmenso bosque a su alrededor, parecía que cada vez se internaban mas y mas en el bosque frio y espeso, unos minutos después llegaron a un condado pequeño en el cual estaba una gasolinera así que pararían para recargar combustible y compra algo de comida, la madre de Adrián compro un pequeño mapa de la zona ya que la señal era muy mala para el móvil.

Empezaba anochecer, el cielo estaba totalmente despejado y se veía las estrellas mas hermosas que jamás habían mirado, Adrián se concentra observando el majestuoso cielo, cuando se fija en una estrella en particular pues pareciera que brilla mas que las otras además parece como si poco a poco se iluminara mas y mas, se empieza a expandir y parece como si estallara, la luz ilumina el cielo por completo ese fenómeno jamás lo había observado, Adrián se queda desencajado por un momento, algunos minutos después la carretera termina abruptamente pues donde se supone que debería seguir no hay nada mas que un enorme barranco al frente de ellos, solo les quedaba regresar por donde vinieron, la madre de Adrián se baja del auto y pone el mapa sobre el cofre mientras Adrián da un poco de luz con su celular, el mapa estaba correcto se supone que debería haber una carretera por donde estaba el barranco, Adrián se pone algo tenso pues no había camino a donde ir además era de noche y hacia mucho frio, pero en ese momento se observa un auto a lo lejos poco apoco se acerca mas a ellos, hasta que se detiene por completo, era un auto viejo muy viejo como de los setenta, de el baja un señor muy alto parecía medir los dos metros, tendría algunos cincuenta años mas o menos y una abundante barba rubia, su vestimenta también era antigua para la época, se acerca a ellos y les dice -hola tienen algún problema, adonde se dirigen, la madre responde -a Rochdale señor, -ah muy bien, tiene suerte pues voy para ya, si gustan seguirme mi nombre es Peter Thomson,

- mucho justo el mío es Cler y mi hijo Adrián, claro lo seguimos.

Ya llevan varios minutos por una carretera de tierra en medio de ese espeso bosque y al frente solo se puede ver el auto de Peter no hay señal de algún pueblo cerca, no les daba confianza pero ya era tarde y solo querían llegar así que no retroceden y siguen adelante. El auto de peter da una vuelta a la izquierda adentrándose al bosque por completo, Cler de tiene el auto y piensa seriamente en re4gresar por donde vinieron pero antes de poder dar reversa al auto la voz de Peter se escucha a lo lejos decir-aquí esta la entrada señora-, Cler avanza da vuelta a la izquierda y adelanté se encontraba peter, Cler baja el vidrio del auto y Peter se acerca, -hasta aquí llego yo, sigan ese pequeño camino, la entrada esta a la vuelta de esos arboles grandes que se observan ahí-, eran unos arboles enormes que se divisaban a la distancia, -gracias peter,- decía Cler, -de nada señora-. peter sube a su auto y se retorna.

siguen otros veinte minutos mas y llegan frente a esos arboles enormes, grandes en verdad, parecían muy viejos y daban miedo bueno al menos Adrián así los veía, en dos de ellos colgaba un letrero enorme en lo alto que decía bienvenidos a Rochdale, era la entrada por fin habían llegado. Pasando el gran letrero había una pendiente inclinada y ahí se observaba las luces del pueblo, dieron un suspiro de alivio los dos y siguieron adelante, pero el camino había sido algo inusual y extraño, Cler y Adrián lo sabían pero lo que querían era dormir ya donde fuera pues el cansancio los vencía .