Cuento corto
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El vecino de enfrente

Siempre me quedaba mirando por la ventana al vecino de enfrente, ya que este encontraba la manera de lucir excepcional ante mis ojos.
Me sentaba en la silla, agarraba una hoja y comenzaba a dibujarlo; quizás no lo hacía bien, puesto que nunca pude verlo detrás de la cortina, solo me podía imaginar su aspecto. Ojos azules agrandados; cabello rubio alocado y músculos marcados. Esa era manera en la que podía imaginar a ese hombre, cuyo nombre no tenía idea.
Hacía un par de días, él aparecía mucho más temprano. Eso me mantenía alejada de mis problemas, pero me traía nuevos, ya que no podía dibujarlo. Tenía que acabar esos bocetos, no podía dejarlos a medio hacer.
Una noche, escuché murmullos del otro lado de la calle, y supe que se trataba del vecino de enfrente, no tuve más remedio que agarrar mi cámara profesional y enfocar la escena.
Al principio, no podía visualizar mucho, mejor dicho, casi nada. Traté de encontrar un enfoque mejor, cuando lo logré, pude ver lo que nunca me podría haber imaginado en la vida; una mujer sostenía entre sus manos lo que parecía ser una gran y filosa cuchilla, con movimientos rápidos y constantes, le clavaba al joven aquella cuchilla en el abdomen.
El vecino no emitía sonido alguno, y yo no entendía lo que estaba ocurriendo.
Decidí guardarme ese secreto, nadie lo sabría, me lo llevaría a la tumba.
No me di cuenta que, al dejar la cámara sobre el escritorio, uno de mis lápices cayó, creando así un fuerte estruendo. La vecina oyó todo y abrió la cortina, mientras me dio la posibilidad de esconderme bajo la cama.
Respiré profundo, no dije nada, me estaba muriendo por dentro. El miedo me estaba carcomiendo, no entendía la razón de la situación, pero todo lo que estaba pasando me pareció muy extraño.
Pasaron las semanas, todo parecía seguir a la normalidad. El vecino seguía vivo, ya que siempre se quedaba cerca de la ventana, aunque la mujer aparecía a la misma hora siempre, pero yo me iba.
Una tarde, mientras tomaba el té con mi tía, nos pusimos a platicar de tejido y me contó que la vecina de enfrente era costurera, y fue ahí cuando comprendí. La mujer no lo había apuñalado y el vecino no era un ser humano, solo un simple maniquí.
Yo me había creado una historia muy interesante y bonita, pero no era real. Ese hombre era un invento de mi imaginación, nunca había existido.
Luego de unas horas, cuando terminamos de hablar y demás, decidimos ir a la casa de la vecina para platicar.
Estiré mi mano y toqué el timbre, no tardaron demasiado en abrir la puerta y la persona que la abrió, era él, el chico que yo había imaginado.

FIN

4 de Abril de 2020 a las 19:31 2 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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BytherQueen Sarrafoglu Escritora, correctora y redactora. Todas mis obras han sido publicadas en plataformas literarias y "La estrategia" se encuentra en Amazón.

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Andrés Oscura Andrés Oscura
Saludos! Es una historia muy interesante. Hace recordar a la mítica "Ventana indiscreta" de Hitchcock con ese inicio. Me gustó bastante el doble giro en el desenlace porque te hace desechar una primera teoría para elaborar otra e inmediatamente desecharla también. Te hago pequeñas observaciones en afán de mejorar y como crítica constructiva: hay algunos pequeños errores de redacción, en especial con los conectores (palabras como a, de, con, etc.), así como inconsistencias (ejemplo: cuando cae el lápiz... uno pensaría que causaría un sonido apenas perceptible al oído humano dentro de una habitación y no un gran estruendo). Son detalles que se corrigen con revisiones y leyendo detenidamente. Mucho éxito con tus escritos.
April 06, 2020, 23:13

  • BytherQueen Sarrafoglu BytherQueen Sarrafoglu
    Hola, personita. Entiendo perfectamente, salvo que mi historia ha pasado ya por una correctora profesional de mi oficio. Comprendo perfecto lo que me dices con lo del lápiz pero, en este caso, no es una incoherencia, ya que nunca se sabe si el personaje tiene una habilidad sobrenatural o no. 😁 Igual, entiendo tu punto de vista. Saludos cordiales. April 18, 2021, 02:53
~